26. ¡Malditas/benditas zarzas! (Layla)
26. ¡Malditas/benditas zarzas! (Layla)
A ver si me entero... no, lo siento, no me he enterado de nada; de hecho, mi mente sigue en ese limbo entre el mundo real y el país de los sueños, incapaz de articular nada coherente. Aún así, estaba lo suficientemente despierta como para captar que tenían miedo.
No soy tan tonta, sé que, para que estos se asusten, debe estar pasando algo muy gordo. ¿Qué? Esa era la pregunta del millón.
Como aún estaba medio lela, levanté la mano (sí, justo como en el colegio) en un intento de llamar la atención; funcionó, claro está (después de hacer un gesto tan ridículo, dignarse a dirigirme la mirada era lo menos que podían hacer). Aclaré mi garganta con una fuerte tos y pronuncié las siguientes tres palabras:
— Explicaciones, por favor.
Era una petición sencilla, sin complicaciones, pero tardaron lo suyo en captarla. La primera en reaccionar fue Aura.
— Ya claro, es verdad; a vosotros hay que explicaros todo— no sé si era una manera sutil de llamarnos tontos a la cara, pero no me importó; respecto al tema "abracadabra" sí que éramos unos completos ignorantes, después de todo—. Hemos entrado en el Valle de Galdu, uno de los lugares más peligrosos de las tierras encadenadas; quien entra, no puede volver atrás y tiene que atravesarlo por narices. Hay tres cosas que debéis saber sin falta y, que remedio, tendré que ser yo la que os las explique, ya que los "señoritos" no tienen iniciativa al respecto— esto último iba dirigido a Seth/Sergio y Gabe, dato que Aura confirmó con una mirada que, palabra espacial, podría haberles prendido fuego si a la azti le hubiera dado la real gana (suerte que no lo hizo).
— Son tus reclutas— esa fue la respuesta de Seth, que indicaba que se lavaba las manos en lo que a nosotros dos se refiere. Gabriel se limitó a encogerse de hombros.
— Ugh, está bien— el gesto de molestia que Aura poseía contradecía sus palabras; no lo voy a sacar a relucir porque seguro que todos se han dado cuenta y, además, me interesaba esta parte (¿todo lo que hay que saber para no morir en un lugar peligroso? ¿Quién en su sano juicio pondría un detalle por encima de la supervivencia?)—:
》Primero: ni se os ocurra comer, beber, dormir o, en definitiva, llevar a cabo cualquier actividad que os permita recuperar energía; es la más importante, pues esa energía quedaría ligada al valle y nunca jamás podríais salir.
》Segundo: no uséis magia bajo ningún concepto, no porque no podáis pronunciar las palabras arcaicas, que ya habéis visto que no es el caso, sino porque no servirá de nada; gastaríais energía al tonto y, en estos momentos, es lo último que necesitáis.
》Tercero y, por tanto, último: no os acerquéis a los galduas, o los perdidos; son personas que quedaron ligadas al valle que solo quieren compañía sin importarles nada más y, aunque den pena y todo eso, el tiempo es oro cuando se trata de salir de aquí.
》 ¿Lo veis? Tres puntos sencillos y esenciales en la misma medida. ¿Todo claro?— asentimos; no había nada más que añadir, en mi opinión—. Genial; entonces, andando.
Y así, reanudamos el viaje.
El lugar en sí no daba miedo: montañas de suaves laderas cubiertas de verde, arbustos repletos de bayas tan apetitosas como extrañas, un riachuelo de aguas cristalinas... ¡Hasta grandes flores algodonosas, semejantes a camas! Estaba claro el juego de aquel valle; quería tentarnos, que bajáramos la guardia (ya fuera probando un fruto, tomando un sorbito o cerrando los ojos un segundo). Sin embargo, no éramos tan idiotas como para caer; lo más peligroso que sucedió en el primer tramo fue un bostezo contagioso que traspasó el grupo (hay que tener en cuenta que los aztis llevan días sin pegar ojo y que esto de no tener magia merma su resistencia; visto así, es comprensible y todo), que cesó tan pronto como comenzó.
Eso, claro, en el PRIMER trozo del camino. A partir del segundo, el valle cambió de táctica.
Una zarzamora (o algo similar) nos atacó a Seth y a mí (¿y por qué a nosotros? Ni la menor idea, preguntádselo a las plantas). El resto ni se inmutó; claro, como no podíamos pedir ayuda sin exponernos al peligro y los "camareros" habían sido muy sigilosos a la hora de atraparnos e intentar alimentarnos, ellos no tenían manera de saber que estábamos en apuros.
Solos, sin magia... en aquella situación, lo único que se me ocurrió fue patalear y sacudirme. En vano, como es obvio; no era capaz de aflojar el agarre y, además, las espinas rasguñaban mi piel cada vez que mi cuerpo se movía. Sentí el impulso de gritar; sin embargo, frené mi lengua antes de cometer la estupidez del siglo, evitando así el desastre que me podría haber costado la eternidad.
¿En serio? ¿Ese era mi fin? Después de todo lo ocurrido, ¿un par de ramitas podían conmigo? Eso parecía, muy a mi pesar. Cerré los ojos, esperando lo peor.
Ese "lo peor" nunca llegó. Sentí a la zarza aflojar su agarre y, unos segundos después, caía de trasero delante de Seth (esto pasa más de lo que me gustaría). Él también estaba lleno de arañazos, su camiseta se encontraba hecha jirones y su mano sostenía una pequeña pero afilada daga, cuya forma recordaba levemente a una media luna.
— Ya lo he dicho y lo vuelvo a repetir: aunque seas una niñata malcriada, no pienso dejar que mueras— no voy a mentir, lo de "niñata malcriada" me ofendió; sin embargo, me lo merecía por llamarlo bastardo la otra vez. Aún así, mi corazón dio un brinco al escuchar que le preocupaba mi seguridad—. No sé porque mi HERMANA odia estas cosas; a mí me resultan la mar de prácticas— añadió, girando la daga y recalcando la palabra "hermana" un poco de más; supuse que era para que me entrara en la cabeza, en referencia a la discusión de hace dos días más o menos (creo; no sé calcular el tiempo con exactitud como alguien que yo me sé). Me contuve para revelar el porqué de la fobia de Aura; solo empeoraría la situación (además de que el tema le concierne solo a ella).
— Emmm... gracias, supongo— solo pude decir eso. De todas las formas de agradecerle que me salvara la vida, esa fue sin lugar a dudas la más cutre. ¿Por qué narices tenía que mostrarme tan superficial? Se ve que llevo la máscara bien pegada.
Seth me miró incrédulo.
— ¿Gracias? ¿Acabas de aprender esa palabra? Pensaba que los vocablos de amabilidad como "gracias" o "disculpa" no estaban en tu diccionario— me estaba recriminando el hecho de no haberme disculpado por mi comportamiento aún; más claro, agua. ¿Qué culpa tengo yo de no encontrar las palabras adecuadas para reparar lo irreparable? ¡Es misión imposible! Ya habéis visto lo que ha salido cuando he articulado un agradecimiento sin pensar.
Aún así, prolongarlo más solo lo empeoraría; cada segundo era una gota de veneno más.
Me levanté, con mis ojos topándose con los suyos; estábamos muy cerca el uno del otro. Cogí aire, dispuesta a soltarlo todo de una maldita vez.
— ¡Lo siento, vale! ¿Es eso lo que querías oír? ¡Pues que sepas que lo llevo intentando decir mucho tiempo, pero no encontraba palabras para expresarlo! Y, la verdad, sigo sin saber cómo hacerte saber lo mucho que deseo pedirte perdón. Las palabras nunca se me han dado bien— lágrimas mojaban mis mejillas mientras mi tono de voz iba descendiendo.
"Las palabras nunca se me han dado bien", había dicho. Pues bien, no hablaría; se me había ocurrido otra manera de expresar todo lo que ardía en mi interior, pugnando por salir.
Di un paso adelante, borrando del mapa los centímetros que nos separaban antes. Sin que él pudiera decir nada, le planté un beso en los labios.
No era como los que acostumbraba a dar; este era más inocente, más tierno... era un beso que poseía todo lo que sentía por él, y por eso era tan especial. "Ojalá éste hubiese sido mi primer beso, en vez de aquél con ese chico de aliento a alcohol del que no me sé ni el nombre", pensé más adelante, ya que en aquel instante no podía pensar en nada más que en el presente, sus labios contra los míos.
Me separé de la misma manera repentina, esperando de todo corazón que lo hubiera captado.
Seth parpadeó; confuso, desorientado, sorprendido. Rezar no es lo mío, pero en aquella ocasión les pedí a todos los dioses que conocía que, por favor, lo entendiera.
— ¿A qué ha venido eso?— inquirió, probando que mis ruegos desesperados no surtieron efecto.
— Yo... yo pensé que lo comprenderías mejor si lo explicaba de esa manera— murmuré, roja como un tomate.
Él, por fin, pareció atar cabos.
— Espera... ¿todo esto fue por celos?— asentí; no había que ser un genio para darse cuenta de que estaba celosa hasta la médula de Aura—. ¿Tanto lío solo por un maldito malentendido? Mira que somos idiotas...
Reí con amargura.
— Eso no te lo discuto.
Reímos los dos.
— Mejor nos volvemos a poner en marcha; si no, nos quedaremos atrapados por toda la eternidad.
Y así continuamos el viaje. Por supuesto, la zarza no fue el único peligro real al que nos enfrentamos: flores somníferas, fantasmas que nos imploraban para que nos quedásemos a charlar un rato, un prado de plantas carnívoras... pero fuimos más cautos y nos las apañamos para no caer en más trampas. Incluso hubo algunas risas y todo; como, por ejemplo, cuando Seth hizo el chiste malo de dejar "plantada" a una planta carnívora antes de rebanarla con la daga.
Sí, pesar del peligro me lo pasé muy bien; Seth, creo, estaba en las mismas. Con sinceridad, creo de corazón que cualquier lugar o actividad junto a él sería la bomba. Sólo tiene que estar Seth para que eso suceda.
En ese momento no pude evitar pensar que quizá, solo quizá, haya un segundo beso después de aquel primero (entre los dos, se entiende).
Salimos del valle ilesos. Bueno, con rasguños y una ropa que no servía ni para trapos, pero sin nada grave.
Fuera, curando sus heridas, se encontraban nuestros respectivos hermanos (Aura y Wes). Sin embargo, faltaba alguien...
— ¿Dónde está Gabe?— la pregunta de Aura pareció estar sincronizada con mis pensamientos.
— ¿No iba con vosotros?— inquirí, y una negación por parte de la rubia confirmó aquello.
Eso solo podía significar una cosa... ¡Gabriel seguía allá adentro!
¡Hola! ¡Soy yo otra vez! Como veis, aquí está la segunda parte del maratón. izenipe, ya no tienes razones para matarme; estos dos se reconciliaron.
¡Gracias (otra vez) por vuestro apoyo! Sin vosotros, este libro (y el perfil que los escribe) estaría perdido en las profundidades de wattpad.
Hasta la próxima (intentaré no tardar tanto),
Mireia
2/2
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