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24. Empieza lo bueno (Layla)

24. Empieza lo bueno (Layla)

¡Lo logramos! ¡Lo logramos! Después de estar toda la santa mañana buscando, ¡por fin conseguimos concretar un nombre!

Y, no es por echarme flores, pero fue gracias a mí. YO hice el truco con el mapa. YO le mostré a Aura esa especie de holograma con la playa de mis sueños. YO confirmé sus sospechas. En definitiva, no hubiéramos llegado a aquel punto sin MI ayuda.

Bueno, mejor cambiamos de tema; estoy intentando mejorar como persona y aumentar mi ego no es la manera de hacerlo.

Lo más rápido que nuestras piernas nos permitieron (que no fue tanto como de costumbre; estaban un tanto dormidas después de todo ese tiempo sentadas) nos dirigimos a la cocina. Allí, todos salvo Shauna (sí que duerme esta chica) estaban comiendo algo parecido a los macarrones humanos (¿de verdad? ¿Comiendo? ¿Es qué no han hecho nada más en todo el día? Panda de vagos... aunque, para que negarlo, yo también estaba hambrienta).

Nuestras respiraciones eran agitadas, de una forma tan exagerada que dejaba a los seísmos en pañales, y nuestros corazones iban a mil pulsaciones por segundo; se notaba la emoción que las dos sentíamos por aquel pequeño pero importante descubrimiento (es que era lo más importante que habíamos hecho en nuestra corta vida, al menos por mi parte).

Sin embargo, según dedujimos por los caretos de los comensales, ellos no entendían el porqué de aquel alboroto.

Sentí el impulso de rodar los ojos (gesto que, al final, decidí no hacer; no encajaba con la atmósfera del momento). ¿De verdad había que explicarlo todo? Ahora entendía como se había sentido Aura el viernes (sí, el viernes; el tiempo pasa muy despacio).

Levanté el mapa y conté todo lo sucedido con pelos y señales. Bueno, todo todo, no; Aura ayudó bastante a la hora de describir (nunca se me dio bien Lengua, a menos que viniera precedida por "un beso con"; en eso último me defendía muy bien) y de narrar durante los momentos esos en los que estaba en trance, sobre los que no recordaba nada de nada.

Vista desde fuera, la escena parecía estar bajo los efectos del botón de cámara rápida; hablábamos a toda máquina y, según los demás, había que prestar mucha atención si no querían perderse.

Yo, como podéis suponer, no me di cuenta de ese detalle de lo enfrascada en la explicación sobre lo ocurrido en la biblioteca.

Cuando llegamos al punto en el que la historia finalizaba, inspiré y pregunté, ya a velocidad normal.

— ¿Y bien? ¿Todo claro?

La respuesta, de parte de Seth, vino pronto.

— ¿Cómo íbamos a entenderos? ¡Parecíais dos ardillas hiperactivas en un lago de café!

Aura miró mal a su hermano, hasta el punto en el que la chica aparentaba estar a punto de lanzarle un rayo láser; visto así, su relación fraternal era obvia no, lo siguiente. Y yo, como tonta, lo había interpretado todo mal.

¿Consecuencia? Ésta. El insulto no era parte de un pique entre hermanos, como Aura creía; iba dirigido a mí. Ni una buena noche de descanso había calmado las aguas; una marejada nos mantenía separados y era culpa mía.

No sabía qué hacer, así que busqué a mi propio hermano con la mirada, rogando que me apoyara.

Pero las cosas no salieron así. Cuando nuestros ojos hicieron contacto, él se limitó a afirmar:

— Seth tiene razón.

Eso fue una puñalada trapera, porque estaba claro que no hablaba sólo de lo que nos ocupaba en aquel instante. "Seth tiene razón", había dicho; sin embargo, mi cerebro fue capaz de detectar el "en todo" mudo que formulaban sus ojos. Y no creáis que desconocía aquella información (por supuesto que sabía que él tenía razón); lo que dolía de aquello era que mi gemelo estuviera de su parte. Los hermanos se apoyan pase lo que pase, aunque sea por la causa errónea; lo contrario significa traición.

Wes me había traicionado; ni siquiera se había dignado a escuchar mi versión.

Viendo que yo no quería abrir la boca (por pura tristeza, aunque ese era un detalle que ella desconocía), Aura intervino.

— Bueno, en resumidas cuentas, hemos encontrado el templo del Leviatán gracias a sus poderes legendarios. ¿Alguna pregunta más?

Silencio. Ese maldito silencio incómodo que parecía perseguirnos. ¿Es qué no tenía a otros a quienes molestar? Anhelaba el día en el que no hubiera tensión cada vez que nos quedamos callados.

— Lo suponía— sentenció Aura, la experta asesina de silencios incómodos—. Ahora despierto a Shauna y nos ponemos en marcha.

— No.

Fue Gabriel, que hace nada estaba comiendo sus macarrones en silencio, quien mencionó esa palabra.

— ¿No?— Aura estaba perpleja, o eso parecía al menos (mis capacidades de lectura de gestos, y lectura en general, son limitadas) —. ¿Qué quieres decir?

— Hablo de que no debemos despertar a Shauna. Mira, sé que es tu mejor amiga y todo eso, pero tienes que afrontar la realidad; Shauna es inestable y un peligro para una misión tan importante.

— ¿Qué narices me estás contando?— Aura no daba crédito a lo que oía. Siendo sincera, yo tampoco—. ¡Vale que esté un poco loca, pero no es ninguna bomba de relojería!

— ¿No te acuerdas de lo de Washington?— ella se puso más pálida de lo que ya era por naturaleza— ¡Tuvimos que convencer a los medios de que fue un atentado! ¡Y todo por unos fuegos artificiales que explotaron en mal momento! ¿Qué me dices de lo de Tokio? ¡Ese tsunami mató al miles de gizakis! Y no me hagas hablar de lo de Buenos Aires...— Aura ya parecía un fantasma de tiza; mientras, yo sólo podía pensar en que Shauna tenía peor expediente que yo (¿Qué son un par de borracheras comparadas con un atentado en la capital de los Estados Unidos?). Gabe calmó su tono de voz—. Sé que la aprecias como a una hermana, pero hay una razón por la que la degradaron a entrenadora y no puedes ignorarla; Shauna Collins no puede abandonar el pueblo.

— Yo... yo confío en ella— la voz de Aura se encontraba rota en pedacitos, mas supo recomponerla—. Eso pasó hace mucho; ya no es así.

— ¿No lo es, Aura? ¿No lo es? ¡Quítate la venda de los ojos! Si no fuera así, no me habría retenido en contra de mi voluntad, ni nos habría gritado en plena calle por ir a mi casa. Si no fuera así...— hizo una pausa— ella estaría aquí y no tendrías que ir a despertarla, pues no se habría desvelado buscando pistas que prueben sus hipótesis locas. Aura, ella no ha cambiado y no lo hará si seguimos así. Necesita estar sola para enfrentarse a sí misma.

Y yo pensando que lo único que rompía a Aura eran los recuerdos... Me equivocaba; Gabriel Stone también tenía ese poder. Me pregunto si a ella le gusta él... explicaría su comportamiento.

— Yo... yo no sabía que te había secuestrado...— balbuceó Aura.

— Lo hace a menudo cuando no estás por trabajo; es casi una costumbre y un punto más a mi favor.

— Está bien— cedió, con la voz ya recompuesta; en serio, esta chica parece un puzle—. Total, necesitábamos a alguien que cuide de Jazz.

Ante esa afirmación, la aludida se levantó de forma brusca. Un sonoro "¿Qué?", un rompe tímpanos en toda regla, salió de su boca.

— Jazmín, no puedes venir; eres muy pequeña y de magia sabes tanto como yo de física de partículas— la niña se echó a llorar al escuchar aquello. Esta vez, no pude evitar rodar los ojos; llorica. La reacción de Aura no fue, ni por asomo, como la mía; tras un momento de indecisión, añadió—. Además, alguien tiene que proteger el fuerte. Sígueme.

La niña había dejado a un lado aquellos lagrimones de cocodrilo para cuando Aura terminó de hablar. La siguió, pegando saltitos, hasta el pasillo.

Cuando volvió, llevaba un reloj y una pulsera nuevas. ¿Aura había comprado su felicidad? Eso parecía en aquel momento, pues no era posible ensanchar más la sonrisa de su rostro.

Fue corriendo hacia mi hermano (típico), pero lo que mostró iba para todos.

— ¡Wesy! ¡Mira!— hizo un movimiento de karate con la mano derecha, y el reloj se transformó en escudo; al recrear el movimiento con la mano izquierda, la pulsera mutó a una lanza a medida—. ¿A qué es chulo? ¡Ahora yo también puedo luchar!

Si las miradas matasen... Aura habría sido enterrada ya por cuarta vez.

— ¿Qué?— se defendió—. Es un blanco fácil; ve, pero no puede usar. Necesita poder defenderse para continuar con vida.

— ¿Y si se mata precisamente por esto?— he de admitirlo, me preocupa el monstruito; somos familia, al fin y al cabo.

— No es la primera vez que trato con niños de su edad— las miradas reprobatorias de Gabe y Seth la forzaron a corregirse—. Vale, suelen tener uno o dos años más, pero no es el caso. Esas armas están diseñadas para niños; si sujeta la lanza al revés, el extremo afilado se mudará al otro lado, evitando que se ensarte. Creedme, estuve tentada de daros de esas el día que os conocí, pero me pareció que eráis mayorcitos.

Los aztis puros no se cortaron a la hora de reírse, palabra espacial (frasecita que me acabo de inventar). Y así terminó aquella comida.

Preparamos nuestro equipaje. Aura nos tuvo que enseñar a reducir las armas a accesorios y a convertir mi bolso en otro bolsillo de Doraemon (ahora me cabría mi antigua casa allá dentro). Sin embargo, no fue tan tedioso como esperaba y aprendimos sin problemas (Aura dijo que era por ser legendarios, ya que la mayoría no aprendía tan rápido; yo doy gracias a Alberto por elegirme, no soporto las clases largas en las que no logro avanzar).

Abandoné Katea con una convicción, una corazonada:

— Ahora empieza lo bueno— susurré, con la vista fija en mi nuevo anillo, mientras cruzaba la frontera.

¡Hola caracola! Ya sé que estaréis pensando "¿a ésta que bicho le a picado? ¿Publica un lunes y el sábado no hace acto de presencia?" y tenéis razón; debí racionar mejor mi GB de datos móviles. En mi defensa, ¡viví engañada! ¡Pensaba que tenía otro! ¡Los escasos momentos de wifi (cortesia de los bares de los que el pueblecito donde veraneo) los utilizaba para ponerme al día!

Ya aclarado (más o menos) todo este embrollo, solo me queda pedir perdón. ¡Lo siento, caracolas!

Bueno, terminó agosto, por lo que (mente positiva) vengo cargada de un nuevo GB y el wifi de mi casa se acaba de conectar de nuevo. También está el colegio a la vuelta de la esquina, pero ya me las apañaré.

Un saludo,

Mireia

P.D.: Por la misma razón contestaba tardísimo a los comentarios. ¡Perdón por eso también!

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