Capítulo 2
Desde que el primer hombre caminó han surgido leyendas de dioses o seres desconocidos que los guiaron, resguardaron o trajeron desgracia a la vida de aquellos llamados mortales, sin embargo el mar no se quedó exento de aquello, los primeros hombres de mar vieron que aquella extensión azulada era caprichosa y actuaba dependiendo de su humor. Para evitar el mal augurio rindieron culto a la hermosa Diosa que era el mar.
Pero así como otros dioses tuvieron su descendencia, la diosa también lo tuvo, creó una gran variedad de seres marinos para habitar su reino, algunos eran enormes, otros pequeños y algunos eran interesantes a su gusto; con cada ser humano que surcaba los mares y veía a sus "hijos" contaba su vivencia, pero pronto tuvo que dotarlos de herramientas para evitar ser cazados por los humanos. La vida humana le producía asco, pero al mismo tiempo curiosidad y más cuando algo llamados piratas empezaron a rondar los mares; impulsada por la curiosidad... La diosa decidió ir donde nunca había ido: a tierra.
Cuenta la leyenda, que la Diosa de los siete mares llegó a la tierra disfrazada como una mortal curiosa de la vida de los mortales y en tierra conoció a un pirata del cual se enamoró perdidamente; en cada regreso del hombre de mar volvían a reunirse en una promesa de amor hasta que esta le confesó su secreto, su verdadera apariencia, su verdadero ser. Pese a todo el pirata la amó tal cual y respetó su decisión guardando así su secreto en un pacto lleno de amor y confianza. El tiempo pasó y aquel pirata pidió la mano de la Diosa en sagrado matrimonio y ante las bestias más monstruosas del mar, hijos que la misma diosa había creado, su matrimonio fue sellado y cada tres meses esperaba a su amado en una isla que solo ellos conocían, pero... el destino es cruel y bajo una emboscada el pirata fue herido de muerte.
Llevado por el Kraken ante su madre el pirata murió en los brazos de aquel ser divino, antes de morir pudo ver a su amada en cinta, su primogénito venía en camino, pero nunca lo conoció y así su amor se acabó en un parpadeo. La ira de la Diosa fue mortal, los mares hundieron a todo aquel que navegara en las costas y los piratas que acabaron con su amado fueron devorados por el Kraken sin piedad, desolada por la pérdida se juró nunca más tener contacto con los mortales para honrar el amor que alguna vez le perteneció y proteger a su pequeño que venía en camino, así a cada barco que pasaba por las aguas que pertenecían al recuerdo de su amado eran devorados por el Kraken, los hijos que la misma diosa creó castigaban a los humanos en honor de su madre.
Pero el pequeño nació, el Príncipe de los mares como muchos lo llamaron, Leviatán, quien se transformaría en el Rey cuando la Diosa dejara este mundo después de todo...ambos no podían coexistir. Codiciado y temido, se decía que cuando los humanos obraban mal contra las criaturas marinas aquel príncipe se cobraba sus vidas como castigo, pocos lo habían visto y su existencia era aún más dudosa que cualquier cosa contada en los mares; una serpiente gigante que devoraba a los incautos piratas o navegantes.
-
El pequeño príncipe del Reino Mirall terminaba por leer por cuarta vez aquel libro lleno de leyendas de su continente, amaba la lectura y a su corta edad de nueve años era un erudito en varios aspectos, pero como futuro gobernante debía seguir aprendiendo, cerró el libro mientras veía el hermoso alta mar que la ventana de su cuarto permitía ver. Amaba acompañar a su padre en los negocios familiares, viajar de reino en reino, por mar o tierra, eso le traía dicha, era solo un niño que soñaba con grandezas y seguir los pasos de su padre.
Pero ante la inesperada suerte una tormenta llegó, el mar era embravecido negándoles el escape o una navegación segura, el capitán del barco intentaba con todas sus fuerzas surcar el mar y el Rey de proteger a su hijo; a la distancia podían ver la tierra, tan cerca y tan lejos de casa, pero ante una ola no pudieron seguir en pie y el mar se tragó el barco rompiendolo y hundiendolo sin piedad. El pequeño príncipe no podía nadar entre las fieras olas y cada vez parecía ahogarse, el agua le impedía ver y solo podía escuchar los gritos de desespero de su padre. El aire se iba y solo sentia como su cuerpo se sintió ligero y todo se volvia negro.
Aquella noche el Rey pensó que había perdido a su primogénito, pero él no murió, llegó a la orilla pese a todos los contratiempos, había sido salvado por un ser tan mágico como el de las mismas leyendas, cuando el pequeño príncipe salió de su letargo y sintió como el aire llegaba a sus pulmones; trató de ver a su salvador. Buscando aire pudo ver a un hermoso ser de piel blanca de un leve tono celeste como el mar transparente en las partes más hermosas de este, un cabello tan blanco como la luz y unos ojos bicolor que lo incitaban a mirarlo y a perderse en ellos y una marca... Una herida en su mejilla que aun sangraba.
La mano ajena tocó con cuidado su mejilla, recordaría ese roce toda su vida y moriría para sentirlo nuevamente, suave y frío como el agua, una sonrisa hermosa como el cielo y una voz suave y aterciopelada. "Estarás bien, estás a salvo", sonrió ante su salvador y después oscuridad.
Para cuando despertó nuevamente se vio en su cuarto, donde pronto fue abrazado por su amada madre y los brazos de su hermano gemelo quienes lloraban de alegría ante su despertar, no pasó mucho para que su padre se uniera a aquel momento.
Pero se sentía vacío al no ver a aquel ser de belleza irreal, imaginario pensó, más la leyenda que leía en el camino vino a su mente, a sus cortos nueve años le hizo pensar que quizás... los desvaríos de los piratas y marineros no eran tan locos como su padre decía. Pero con los años su sueño, su anhelo fue tildado de loco ante su idea de buscar algo inexistente, su padre, madre, hermano y su reino... tanto fue el rechazo que finalmente a sus dieciocho años renunció a su reino, a su corona y se llevó la parte que le correspondía para empezar su búsqueda por su amado, si pirata debía ser para tenerlo lo haría.
Mientras el pequeño ser legendario jamás olvidó a aquel humano que salvó cuando la furia de su madre se desató por su culpa, por eso lo salvó, pero al llegar a la costa y verlo de cerca simplemente quedó fascinado por el rostro ajeno, huyo de él por temor, pero jamás lo olvidó pese a los descontentos y castigos de su madre. Guardó su recuerdo y fantaseó cada día de su vida con tenerlo a su lado, después de todo... nunca volvería a verlo, ¿cierto?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro