Capítulo 1
Entre las intensas mareas y el infinito mar, aquel pirata de cabello negro como el carbón se preparaba para ir hacia el lugar que tanto tiempo había buscado, cualquiera pensaría que por sus facciones y su curiosa y elegante forma de vestir sería alguien de la realeza, ¿pero quién dijo que un pirata no podía estar presentable ante sus enemigos? El Pirata Pesadilla como muchos le decían, alguien de temer y con quien tener riñas era literalmente como su nombre lo decía: Una pesadilla. Los pocos que habían tenido el valor de enfrentarse a él, habían acabado como comida para los peces o cosas mucho peores... Era capaz de todo.
Sin embargo, no era un idiota, como siempre decía los buenos contactos o "amigos" debían guardarse como el tesoro más grande, después de todo nunca se podría saber cuándo podrían darle su información ansiada como ahora. Su barco zarpó ante la noticia con audacia y rapidez, no dejaría que alguien se llevara SU tesoro, aquel que lo había llevado a la vida de alta mar y el cual le pertenecía de forma silenciosa desde sus cortos 9 años; sonrió ante su inminente victoria y con un solo gesto y orden las velas se alzaron para aprovechar el viento marino y apurar su navegaje.
Una vez que el barco llegó a puerto y el capitán bajara con sus más valientes hombres en busca del tesoro, tuvo que pasar por las pruebas que alguna vez alguien había dejado para aquellos con agallas de tomarlo, había escuchado que el lugar tenía múltiples entradas, pero dependiendo de cómo se resolviera los puzzles podría llegar al final; había tomado el camino más escondido de la isla. Cada puzzle era un reto desde agilidad mental hasta física y como buen capitán sanguinario que era no lo importo perder hombres en el transcurso, mientras no perdiera a los valiosos todo estaba en orden, más bien para muchos de sus hombres aquel ser humano estaba loco...un desquiciado de primera que no temía a nada.
Cada puzzle era más complicado a medida que avanzaba, pero no iba a parar, no lo haría, primero muerto antes de parar, pronto llegó a un gran pasillo donde al parecer todos los caminos de entrada se unían, podía sentirlo... Estaba cerca, sentía su piel erizarse ante la emoción y su sonrisa agrandarse hasta ser algo macabra y avariciosa, pero pronto un sonido se escuchó de los otros caminos.
— Capitán —Habló en voz baja uno de sus hombres, pronto levantó la mano para que callaran y así poder escuchar nuevamente el ruido, si se repetía es que algo los esperaba o un intruso estaba ahí. Pronto el sonido se escuchó nuevamente y más cercano.
— Avancen, escondanse y preparense por si hay que hacer una emboscada —Todos asintieron y avanzaron para esconderse en cada pilar, roca o lugar que pudieran ocupar.
Nightmare se preparó para tener un fácil acceso y vista de aquella joya que sería su llave a todo lo que había querido por años, posó su mano sobre el mango de su espada, si debía lanzarse sobre algo o alguien iba a hacerlo, pero debía esperar y observar...
Pasaron pocos minutos para que el ruido se volviera claro, eran pisadas de humanos al igual que ellos, entre medio había un pirata con prendas que demostraban que tenía el mando de capitán, pese no se viera como tal con su cabello albino cubriendo parte de su lado derecho del rostro donde portaba un parche que tapaba su ojo. Caminaba en silencio junto a otros hombres, se veían al parecer extrañados del silencio del lugar, y era obvio, Nightmare había hecho la parte difícil y no dejaría que alguien más tomara lo que le pertenecía.
Debido a la falta de luz, le costó poder identificar al pirata que lideraba aquel grupo, pero una vez que pudo hacerlo debido a ese distintivo color de pelo sonrió con molestia, sabía que estaría detrás de un tesoro valioso, pero no se imaginó que llegaría al lugar al mismo tiempo que él, con cuidado hizo un señal a sus hombres de que estuvieran atentos y de que atacaran cuando lo ordenara, miró como se extrañaba de la tranquilidad del lugar, si se atrevía a tocar aquella joya atacaría sin dudar.
Y en ese mismo instante, todos sus temores se hicieron realidad, provocando la ira completa del de cabello carbón, estaba viendo como aquel pirata estaba por tocar con sus sucias manos el pequeño cofre, y sin esperar más, hizo la señal para que sus hombres atacaran en un instante. Era la emboscada del que no dejaría que ninguno se escapase, tenía algunos planes con ciertos individuos.
El de cabellos albinos tuvo que detener sus acciones al verse atrapado, fue sorpresivo pero no debió creer que todo sería fácil, debía proteger a los suyos y aprovechar cualquier momento para escapar.
— Vaya, vaya, vaya~ — hablo con sorna el pelinegro — al parecer he atrapado a un pequeño ratón, te haz metido en el lugar incorrecto, Capitán Veren.
El de cabellos claros desenvainó su espada, reconocería desde lejos a aquel hombre temido por los siete mares, y sabía que sería un adversario muy difícil de vencer, pero su orgullo también era fuerte y no bajaría el brazo contra él, debía encontrar una táctica, observando a sus hombres además de su segundo al mando que estaba a unos pasos de él. Apretó con firmeza su arma.
— Capitán Pesadilla, yo creo que es incorrecto hablar ahora que estaba en medio de tomar lo que me pertenece, estoy a solo unos pasos del tesoro y no servirá pelear. —Dijo esperando que sus agallas pudieran convencer al adverso, aún sabiendo que era imposible, debía intentarlo y sacar tiempo para lograr escapar.
— ¿Pertenecerte? Lo lamento...pero ese tesoro me pertenece por derecho y si debo matarte para conseguirlo que así sea —Habló con frialdad para lanzarse contra el albino desenvainar su espada y atacar, sus hombres no se quedaron atrás, atacaron al enemigo sin dudar.
Sin lugar a titubeos, el pirata Veren no tuvo otra que enfrentarse contra Night para lograr proteger la joya que pensaba que la merecía como todo cazatesoros, era una batalla difícil del que el mayor tenía un dominio y control mayor, las espadas chocaban con adrenalina y los gritos de guerra hacían eco en el gran pasillo.
Era un campo de guerra, muchos caían lastimados y el de parche sabía que no debía arriesgar más a sus hombres, era complejo, más cuando el adverso con una sonrisa perversa bloqueaba sus golpes y acertaba cerca de cuerpo el filo de su arma, hubieron patadas entremedio, pero el más afectado era el albino, logró darle un puñetazo al pelinegro, pero ese pequeño triunfo no significó nada, Nightmare en medio de su cólera logró hacerle perder el equilibrio y apuntar su espada a su cuello con un gesto de victoria.
— Te dije que no te la llevarías...ese tesoro es MÍO —Habló con frialdad, con brusquedad puso su pie en el pecho ajeno para evitar que se moviera— Saluda a la parca cuando llegues —Sonrió, movió su brazo hacia atrás para poder dar fuerza a su golpe, le enterraria sin piedad aquella arma en el cuello ajeno.
El albino cerró su ojo esperando un milagro y éste llegó a tiempo con el disparo de un arma que lo sorprendió, cuando volvió a abrir su orbe, vio cómo aquel hombre de cabellos negros tomaba su mano mientras maldecía, había perdido el equilibrio y había sido dañado. Bastó un segundo para escuchar la voz de su segundo al mando "¡Geno, toma el maldito cofre!", no tuvo que esperar mucho para que la adrenalina hiciera efecto y se levantara para tomar aquel cofre y correr hacia la salida mientras su mano derecha gritaba retirada; sus hombres que aún en pie estaban los siguieran.
— Maldito...¡MALDITO! —Bramó con furia— ¡PERSIGANLOS, NO LOS DEJEN ESCAPAR! —Gritó mientras veía su mano había sido cortada sangrando cuando aquella bala impactó en su espada, maldijo a aquellos dos...se había confiado demasiado.
— Capitán —Habló su mano derecha; Dust— Tenemos que llevarlo al barco y darle--
— Al carajo los primeros auxilios... Salgamos y más vale que los demás los atraparan o serán comida para tiburones...— y con ello camino a la salida con calma, elegancia y orgullo, era un tropiezo, ya el idiota de Veren se las vería de nuevo con él y se vengaria.
Entretanto, pese a las dificultades habían podido llegar al barco y zarpar de inmediato con el tesoro entre sus manos, habían logrado escapar por suerte y el gran desempeño de su segundo al mando, el pirata Morte, o como ya estaba acostumbrado a decirle, Reaper. Estaban intentando recuperar el aliento perdido por la carrera, mientras veían como la isla donde habían avanzado se alejaba al paso de los segundos, debían ponerse a salvo y poder celebrar por tal aventura cumplida.
— ¿Tienes lo necesario para abrirlo? —Preguntó el albino, sacando el cofre de su bolsillo una vez estuvieron en una buena distancia.
— No por nada soy un maestro en forzar cerraduras, Geno. —Canturreó el pelinegro tomando el objeto y empezar a obrar, el aludido rodó su único ojo visible.
— Soy tu capitán, tarado. —Bufó.
Reaper sonrió divertido, pero no pudo continuar sus palabras cuando logró abrirlo a los minutos, le dio el privilegio a su superior de abrir el cofre, Geno estaba nervioso, no sabía por qué, pero al alzar la tapa, quedó sumamente hipnotizado con tal joya. Se trataba de una calavera roja como el rubí, una forma extraña pero pesada, podía valer mucho.
No sabía qué poder tenía tal calavera, pero sentía que debía protegerla como podía...
En aquel bar de mala muerte donde piratas se reunían en busca de información o solo por mera celebración y/o desahogo, se encontraba aquel capitán quien ya llevaba su cuarto vaso de cerveza el cual azotó con fuerza en la barra mientras su tripulación ahogaba su derrota en alcohol, no podía creer que había fracasado en algo tan importante y que tantos años le llevó encontrar, ¿acaso la desdicha estaba de su lado? ¿O el mar y el destino tenían algo contra él?. Gruñó sin dudar aunque pronto vio por el rabillo del ojo como una figura se sentaba a su lado, no tardó mucho en ver quien era, sentado uno junto al otro mantuvieron silencio hasta que el visitante decidió hablar primero.
— Veo que no estás disfrutando de la velada.
— La verdad no, un ratón vino a mis garras y lo deje escapar —Gruño al recordar su derrota.
— ¿Dejando escapar a alguien, capitán? —Mofó el desconocido tras reír— ¿Quién ha sido?
— Je... — se volteo para mirarlo con una sonrisa maliciosa, pero triunfante — te encantará saberlo mi querido amigo...es alguien a quien has estado buscando por mucho tiempo.
El desconocido pareció estremecerse ante esa oración, no habló del tema solo para pedir algo para tomar echando a la basura todo el voto que hizo en un pasado, apretó con fuerza el vaso, pronunciando con sentimientos contrariados.
— ¿Dónde lo viste partir?
— Pues...—pidió otro trago y bebió para luego hacer movimientos circulares viendo como el líquido se movía — en una isla, no te dire donde, pero puedo mostrarte con un mapa — volvió a dar un sorbo — pero no te lo dare gratis y lo sabes.
— ¿Quieres de vuelta el tesoro que te ganó, no? —Dijo de sentada— No será nada difícil... Cuenta conmigo, pero no perdamos tiempo.
— Acertaste y sobre perder tiempo...deberia decirtelo a ti, al parecer su segundo al mando conocía bien a su Capitán, demasiado bien si sabes a lo que me refiero...lo llamó por su nombre, su nombre real — siseo con malicia mientras veía la expresión ajena, un deleite, como intentaba mantener la calma mientras sus ojos reflejaban la furia ante aquella indirecta.
Dejó las monedas de su bebida en la barra con fuerza, era extraño verlo tan exaltado, pero tal noticia causaba estragos en él. El pelinegro dio un sorbo final a la bebida y se levantó sonriendo ante su próximo triunfo, ahora tenia alguien que podria hacer el trabajo sucio por él; silvo llamando la atención de muchos en el lugar y ganando algo de silencio, una seña basto para que sus hombres se levantaran y comenzaran a caminar al barco.
— Te dire una cosa...yo no le tendré piedad, si se interpone en mi camino o se resiste a darme lo que quiero no dudare en herir o matarlo, que te quede claro así que tu contenlo o no me hago responsable — amenazó sin dudar — nos veremos en su barco, Capitán Brand.
Y con ello se marchó dejando al de hebras castañas con un malestar en su boca, chasqueó su lengua guardando sus comentarios para seguir el mismo camino adverso.
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