Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

38.- COMO SANAR MIS EMOCIONES ADICTIVAS

"Nada es bueno o malo, sólo pensar en ello hace que sea bueno" (William Shakespeare).

Vamos a ahondar más en las emociones, se que ya escribí de esto, pero es importante recordar ciertas cosas, ahora que sabemos cómo juega nuestra mente cuando no somos conscientes de nuestros actos cotidianos.

Entonces, las emociones, basta de cerebritos, de calentarnos el coco y de "reflexiona un rato". Salimos de la lección del cerebro y nos metemos en... bueno, la diversión! ¡Emociones! Alegría, tristeza, esperanza, desesperación, pasión, anhelo, ganar, perder y más y más, la música continúa.

¿Existirá el rock and roll sin emociones? ¿Existirías tú? Pensemos en todo lo que no existiría si no hubiese emociones. Concursos de belleza, Casinos, Guerras, Poesía, Lencería íntima provocativa, Partidos de fútbol, esto es solo por nombrar algunos, en realidad, nadamos en un mar de emociones.

En definitiva, podemos seguir hasta el infinito pensando en todos los aspectos de la vida humana, buenos malos y feos, maravillosos, sorprendentes y enriquecedores. ¿te reirías o sonreirías alguna vez si no existiesen las emociones? Probablemente no. ¡Y ni siquiera te importaría!

Lo mejor de hablar de este tema es que puedo verme a mí mismo y a mis emociones reflejadas otra vez en mí. Siempre que me molestaba con alguna personal por alguna actitud o comportamiento, me quedaba pasmada, porque me daba cuenta de que eran un reflejo de mi estado emocional. Cuando me di cuenta sobre el momento de la creación de situaciones en las que podía experimentar el "ya te lo dije", caí en la cuenta de que a mí me pasaba lo mismo. He descubierto que si no puedo poner el dedo en la llaga de mi estado emocional, entonces miro a mi alrededor y veo que se refleja directamente en mí.

¿Porque siento? ¿ De dónde viene todo? ¿Qué es exactamente una emoción? ¿Una propiedad mística e indefinible de la experiencia, o algo más concreto y tangible? Siempre se había dicho, en teoría, que las células tenían "receptores" alrededor de la pared exterior de la célula, donde se "descargaban" las sustancias químicas. La teoría sostenía que la estructura química de la droga era lo que le permitía acoplarse a dichos receptores, pero nadie hasta entonces había sido capaz de encontrar los receptores propiamente dichos. Candace Pert encontró los receptores opiáceos alienados en la pared de la célula. Este descubrimiento cambió el aspecto de la biología.

"Una vez que realmente encontramos esos receptores, comenzamos a pensar: ¿Por qué los pondría Dios en el cerebro si no fuera para que desempeñaran alguna otra función? Después de meditar durante unos segundos, mucha gente en todo el mundo empezó a pensar que tendría que haber una sustancia natural que se fabricase en el cerebro. Bueno, pues unos tres años después del descubrimiento de los receptores opiáceos, un equipo escocés descubrió que el cerebro fabrica neuropéptidos llamados endorfinas"

¿Has oído hablar de las endorfinas? Se conocen también como el subidón de los corredores. Son nuestros propios opiáceos generados internamente. Siguieron más investigadores y los péptidos comenzaron a aparecer por todas partes. La doctora Pert apunta: "En mi laboratorio en el NIH, empecé a elaborar esquemas de receptores de cualquier péptido que alguien hubiera descubierto en cualquier sistema biológico. Y en efecto, siempre que buscaba unos receptores, encontrábamos otros... Hicimos un montón de esquemas detallados de receptores y conseguimos descubrir no sólo receptores opiáceos, sino también otros péptidos, y se encontraban en aquellas partes del cerebro donde se pensaba que se transmitían las emociones".

Tras los descubrimientos, los científicos comenzaron a mirar los receptores y los péptidos con ojos completamente nuevos. Como dice la doctora Pert, "empezamos a considerar los neuropéptidos y sus receptores como moléculas de la emoción". Estaba claro que todo lo que sentimos, cada emoción, produce una sustancia química o un compuesto químico específicos que se corresponde con la emoción. Esas sustancias químicas, o neuropéptidos, o moléculas de la emoción (MOE), constituyen una cadena de aminoácidos formada por proteínas y se elaboran en el hipotálamo. "El hipotálamo –explica el doctor Joe Dispenza- es como una pequeña fábrica donde se producen ciertas sustancias químicas que se corresponden con ciertas emociones que experimentamos". Esto significa que cada emoción lleva asociada una sustancia química (MOE), y la absorción corporal de dicha sustancia por parte de las células es lo que suscita el sentimiento de emoción.

Ahondando más a fondo los investigadores no sólo descubrieron que las moléculas de la emoción se corresponden con las emociones, sino que las encontraron incluso en criaturas unicelulares. La doctora Candace Pert descubrió "las mismas moléculas idénticas en la criatura unicelular más simple, lo que muestra que el placer es muy básico.

Fuimos diseñados para funcionar con placer. Creo que somos adictos al placer y que nuestro cerebro está programado para grabar el placer y buscar el placer. Ese es el objetivo final: encontrar placer y evitar el dolor. Es claro que eso es lo que dirige la evolución humana".

La conexión de las moléculas de la emoción con lo que percibimos y experimentamos es muy directa. Por ejemplo: la parte del cerebro que controla el movimiento rápido de los ojos y decide qué enfocar está recubierta de receptores opiáceos. Esto tiene sentido desde una perspectiva evolutiva. Prestamos atención a lo que es importante, y lo que es importante o muy significativo para nosotros, las moléculas de emoción lo transmiten al cuerpo por vía química y con mucha rapidez.

Con el tiempo, una multitud de ideas, actitudes y recuerdos han recubierto ese botón tan simple del placer/dolor. Y aunque hay un largo trecho en la evolución desde la ameba que busca alimento hasta los encajes franceses, las emociones tuvieron que ser instaladas en el cuerpo de manera apremiante para resolver la escena proverbial del "tigre en la jungla". Y resolverla rápidamente. Como ejemplo de lo que sucede dentro de nosotros, y para seguir con el tono divertido del capítulo, veamos el siguiente "experimento teórico" que explora el funcionamiento del punto de contacto entre el recuerdo, la emoción y la respuesta.

Las emociones son sustancias químicas que refuerzan una experiencia neurológicamente. Recordamos las cosas más destacadas y más emocionales. Así es como debe ser. (Joe Dispenza).

En realidad no podemos decir verdaderamente que estamos viendo el mundo de manera objetiva, tal cual es. No existe una valoración objetiva de nada, porque la valoración que hacemos de cualquier cosa tiene que ver con nuestras experiencias previas y nuestras emociones. Todo lleva consigo una carga emocional.(Daniel Monti, médico).

Imagínate por un momento que eres un pequeño que vive en Robotomus, un "robot biogénico". Vives en la cabeza de Robotomus en un cuartito de control y ves a través de sus ojos. Le proporcionamos información vital utilizando palancas y botones complejos y un ordenador.

Tu trabajo consiste en reconocer lo que ve Robotomus e interpretarlo para que él sepa qué hacer. Bueno, interpretar lo que SIGNIFICA esa cosa de "ahí fuera" no tiene nada que ver con mover piezas; es una abstracción, algo que pertenece al reino de la mente, algo que los robots son incapaces de calcular. Para eso estás tú.

Bien, por suerte, detrás de tu sillita de control, hay una pared llena de archivadores. Se abren y se cierran en función de lo que Robotomus ve "ahí fuera". Así que miras a través de las ventanas de sus ojos y ¡ves algo! De repente, se abren varios archivadores y dentro de ellos brilla un montón de carpetas. ¡Vamos! Parece un humanoide bípedo. Luego vuelves a comprobar a través de los ojos y ves que tiene una forma un tanto curva. ¡Ajá, es una mujer! Te vuelves a los archivos, y las carpetas que perteneces a los hombres se cierran. Muy bien, has limitado la elección. Miras entonces con más detenimiento para ver qué clase de mujeres... La mujer tiene una expresión extraña en la cara. Tras de ti se cierran de golpe todos los archivadores menos uno. Sólo brilla una carpeta. La alcanzas y la sacas. Pone "Tía Rosie". La abres y miras el historial del personaje, dice algo de que es una persona abusona, cruel y violenta.

Te vuelves hacia al ordenador y la palabra ¿SIGNIFICADO? Aparece en la pantalla. EL cursor se enciende y apaga. Robotomus esta horrorizado. Tú aporreas el teclado... ¡AUXILIO, ENEMIGO A LA VISTA! Inmediatamente Robotomus empieza a temblar, miras a través de la ventana y te das cuenta de que la persona de "ahí fuera" no es tía Rosie, pero muestra una expresión que se parece vagamente a la de la foto de la tía Rosie que hay en el archivador. Te vuelcas frenéticamente sobre el ordenador y escribes: ¡SIGNIFICADO ERRÓNEO... SIGNIFICADO DESCONOCIDO! Pero es demasiado tarde; por todas partes se derraman sustancias químicas y empieza a hacer muchísimo calor en el cuarto de control. A las piernas de Robotomus llegan bombeadas sangre y adrenalina; sin embargo, ahora esta temblando porque ha reicibido significados contradictorios y toneladas de sustancias químicas. Suspiras, te abrochas el cinturón de seguridad y decides que luego tendrás que llevar de paseo a Robotomus... ¿Te suena familiar? Primero está el reconocimiento del estímulo; luego, la aplicación de un significado o interpretación del mismo; después, la orden al hipotálamo de lanzar neuropéptidos al torrente sanguíneo y ¡bombear! Es el sentimiento. ¡Qué sistema tan bonito! Así pues, las emociones son buena ¿verdad? Absolutamente. Seguro. Son vitales.

Estupendo, entonces, ¿cuál es el problema? Tal y como explica el doctor Joe Dispenza, "hacemos un análisis de cada situación para ver si nos resulta conocida; la sensación conocida se convertirá después en el medio por el que podremos predecir un acontecimiento futuro. Todo lo que no nos cause alguna sensación, lo descartamos o rechazamos automáticamente, pues no podremos relacionarlo con las sensaciones".

La misma belleza de la fórmula estímulo/respuesta es la cosa misma que parece que nos atrapa. En lugar de evaluar una experiencia realmente nueva desde una perspectiva nueva, tendemos a suponer que es una experiencia que ya tuvimos anteriormente. Cuando los mismos acontecimientos químicos se repiten una y otra vez, el resultado es una historia emocional acumulativa. Esa historia va acompañada de pautas identificables y de respuestas predecibles que se nos insertan o "anquilosan" en el cerebro.

Eso significa que nuestras pautas y respuestas se repiten sin que tengamos que pensar en ellas: estímulorespuesta-estímulo-respuesta-estímulo-respuesta. El mecanismo del camino más corto para sobrevivir se convierte en una trampa siempre en el mismo punto, una y otra vez. Otra "engañifa" son las emociones ocultas, soterradas y reprimidas. Puede que la tía Rosie no fuese siempre cicatera, lo que pasó es que el día que te dio una bofetada tenía un terrible dolor de muelas. Sin embargo, ese circuito neuronal aún está ahí y aun se activa, aunque tú ya note acuerdes.

O el jefe, olvidando que estamos en el siglo XXI, entre y te tira el informe sobre la mesa y comenta: "No es un buen informe". Te mueres de miedo y se disparan las emociones: jefe disgustado pérdida del sustento familia desprotegida los bárbaros invaden el poblado muerte al jefe. Y si bien es dudoso que vayas tras tu jefe con el ratón, tu cuerpo ya ha respondido a situaciones pasadas y las sustancias químicas se han abierto camino.

Cuando volvemos a experimentar continuamente las mismas emociones y nunca edificamos sobre ellas, estamos atrapados en el mismo patrón de respuesta a estímulos. (Joe Dispenza)

Una de las cosas que practico desde hace un tiempo es entrar y salir de una emoción. En otras palabras, si puedo controlarme antes de reaccionar ante algo y de encaminarme hacia una cascada química interminable, lo hago de manera predeterminada. Entro en el sentimiento emocional de una forma poco entusiasta y luego doy marcha atrás, casi como si estuviese fuera de mí mismo, mirando. Lo hago a menudo para practicar si soy capaz o no de moverme entre esos dos estados. Me ayuda a entrenarme a comprender que realmente puedo elegir. Dar un paso atrás es como ser un observador inmóvil. Entrar en la emoción es como cae dormido en un sueño sobre el que no tienes control.

Entonces ¿qué me está ocurriendo? Supervivencia para comenzar. Tus emociones te ayudan a sobrevivir proporcionándote una referencia, como un rayo que hace que encajen todas las piezas del rompecabezas, antes incluso que las conozcas todas.

Si tienes un cuerpo, todavía mejor. Ir por la vida con emociones te hace sentir la genuina experiencia de estar vivo, de sentir, de amar, de odiar, de vivir. Sin ellas, la vida sería aburrida. Son las especias de la sopa (cuántica), el color de la puesta de sol.

Nos proporcionan mucho más que la mera supervivencia. Contribuyen a la evolución en constante desarrollo. Esto es la evolución, no en el sentido corporal, sino en el sentido espiritual, no-físico. Dice Joe Dispenza; Bueno, no sabría definir el alma desde un punto de vista científico, pero diré que se trata del registro de todas las experiencias que poseemos emocionalmente. Y lo que no poseemos emocionalmente, lo volvemos a experimentar continuamente en esta realidad, todas las otras realidades, en esta vida, todas las otras vidas.

De esa manera no llegamos a evolucionar. Si experimentamos una y otra vez la misma emoción y nunca la jubilamos convirtiéndola en sabiduría, nunca evolucionaríamos como personas dotadas de alma. No estamos inspirados. No tenemos la ambición o el deseo de ser algo más que el producto de las sustancias químicas de nuestro cuerpo físico que nos mantienen en la rueda del vivir nuestro destino genético.

Una persona con alma supera su destino genético, la reacción de su cuerpo, el entorno, su propensión emocional, Piénsalo. Si quieres evolucionar como persona, escoge una limitación tuya que conozcas y actúa conscientemente para cambiar tus propensiones. Ganarás algo... sabiduría.

En otras palabras, las emociones pueden apuntar a algo más que al tigre. Puede que señalen la perla. O aún mejor: pueden ser el grano de arena del interior de la ostra del que surge la perla; la pequeña irritación que la ostra cubre, cubre y cubre hasta que se forma la perla de la sabiduría.

Tiene sentido que la irritación, el dolor, nos haga cambiar. Las emociones placenteras o agradables no irritan. Son las otras, las que reprimimos, o sobrellevamos, o convertimos en sabiduría, las que nos llenan de conocimiento vital y nos hacen saber quiénes somos. (¿Quién soy yo?).

Y aún más. Ramtha pregunta a menudo a sus alumnos cuándo fue la última vez que estuvieron en éxtasis, o que tuvieron un orgasmo, en el séptimo sello. Todos estamos familiarizados con lo del éxtasis en relación con el sexo (primer sello), la supervivencia (segundo sello) y el poder (tercer sello), pero ¿qué hay de las experiencias en centros superiores? Una comprensión nueva y profunda, un ¡ajá! revelador, corresponde al éxtasis del sexto sello y también libera endorfinas.

La experiencia de la consciencia cósmica, la conexión última e íntima con Dios, es un orgasmo del séptimo sello. El amor pleno e incondicional es una de las características del cuarto sello. Según esta enseñanza, nunca llegamos a esas dimensiones, pues la mayor parte del tiempo la humanidad está atascada en los tres primeros sellos: sexo, supervivencia y poder. Y la forma de salir del "sótano de la humanidad" es tomar las emociones de los sellos inferiores y poseerlas para transformarlas en sabiduría. O como Joe Dispenza señala, "jubilarlas convirtiéndolas en sabiduría". O como hace la ostra: tratar directamente con lo irritante hasta convertirlo en perla.

Una vida sin emociones es como tomar yogur natural con copos de harina de avena banca en el desayuno, comida y cena (y sin miel). Repetir la misma emoción una y otra vez es como tomar yogur de moras y azúcar moreno con cereales en el desayuno, comida y cena. Nuestra evolución completa conecta firmemente toda nuestra vida con las emociones, son inevitables. De modo que la verdadera pregunta es: ¿cómo las utilizamos? ¿Cómo las hacemos evolucionar? ¿En qué nos estamos convirtiendo?

La pasión, el amor divino, el sentirse uno con todo, la felicidad absoluta, las experiencias místicas, todo son emociones. Generan los neuropéptidos que inundan el cuerpo y alteran hasta la consciencia misma. Una profunda toma de consciencia, que no tiene nada que ver con el cuerpo –o en otras palabras, con el poder, el sexo o la supervivencia-, puede reestructurar el cerebro de un modo tan significativo que, cuando la persona vuelve tras haberla experimentado, es una persona diferente y este mundo ya nunca será igual para ella.

Andrew Newberg dice: Una de las cosas que nuestra investigación trata de demostrar es que cuando una persona tiene una experiencia mística, algo ocurre en su cerebro realmente.

No se trata necesariamente de una experiencia engañosa o de una alucinación; es algo muy real, en el sentido de que algo está sucediendo en términos neurológicos. Nos afecta. Afecta a nuestros cuerpos y a nuestra mente. La forma en que respondemos a ello en última instancia, la forma en que incorporamos esa información a nuestras vidas influye en nuestro comportamiento y nos cambia como personas. Sin lugar a dudas, tiene consecuencias muy reales para nosotros, como seres humanos.

Emociones novísimas. Todas nuestras emociones fueron así en su día. La razón por la que seguimos volviendo ellas es porque eran deliciosas. Lo atractivo de la evolución es que existe la posibilidad de tener otras emociones novísimas, aún más cautivadoras y más estimulantes. Hay que apartar capas de la memoria y la costumbre para interactuar con un mundo que ahora es una revelación espectacular. Merece la pena ir a esa fiesta.

Me acuerdo cuando era niño y la gente siempre opinaba sobre lo que yo debía o no debía hacer. Desde que estaba en el colegio, siempre, siempre me había pasado lo mismo. Empecé a echar la vista a atrás y a recordar las veces que me repetían "no puedes, no puedes" una y otra vez. De repente, paré. ¿Quién dijo "emoción repetida"? ¡Me di cuenta de que yo mismo había estado creando esa situación durante décadas! ¿Por qué? Pues para poder tener la emoción de "te lo dije, soy más listo que tú, chúpate esa". Lo utilizaba como motivación para así ser mejor que los demás. ¡Y tras eso sólo había inseguridad! Estaba proyectando (creando inconscientemente) mi propia duda. Fue en ese momento cuando por fin comprendí lo que quería decir "poseer una emoción". Han pasado tres años y nadie me ha vuelto a decir lo que no puedo hacer.

Te has preguntado en este mismo instante ¿Cuándo fue la última vez que tuviste un orgasmo de un nivel superior?. Te pregunto esto porque aun, para muchos este un tema tabú, para que decir la pregunta, podría resultar hasta insolente e intolerable. Solo quiero que te mires y seas testigo de tu propio pensamiento. ¿Acaso no es tu propia mente la que pone etiquetas a este tema del sexo?.

El orgasmo es una de las expresiones más impresionantes que podamos sentir con todo nuestro ser, ya que en el clímax mismo de este, no existe espacio para la mente, es la esencia misma de la conexión de nuestro interior con la divinidad misma, es por eso que a partir de ese momento tan maravilloso creamos nuestra existencia, la tangible como lo es un ser humano nuevo, como lo intangible que es el AMOR mismo, nuestra esencia elemental, esa llama energía divina elemental, en donde lo tangible con lo intangible se funden en un puro SER.

La adicción es una inhibición. ¿Sabes lo que significa? Significa que te inhibe y te impide salir del atolladero.(Ramtha)

Tomemos una de las drogas más adictivas, la heroína, para ver qué efecto produce la adicción en las células del cuerpo. Tras ser inyectada, la heroína se acopla a los receptores opiáceos de las células. Son los mismos receptores diseñados biológicamente para recibir la endorfina, un neuropéptido producido por el hipotálamo. En vez de recibir endorfinas, la célula recibe heroína y se hace adicta a la heroína.

Veamos ahora lo que pasa con las emociones. Las emociones producen péptidos o moléculas de la emoción (Moléculas Emocionales), que se acoplan a los receptores de las células. Con el uso repetido de la misma emoción ocurre lo mismo que con el uso repetido de la heroína: los receptores opiáceos del cuerpo empiezan a esperar, e incluso a anhelar, ese péptido en particular y el cuerpo se hace adicto a esa emoción, un ejemplo de esto son las personas que se hacen siempre las víctimas o bien las personas que creen ser superiores que los demás.

Impresionante, ¿eh? Y "a ti te gusta pensar que eres inmune a todo ese rollo". Mira a los alcohólicos, o a los yanquis en cola frente a las clínicas de metadona, o al fumador compulsivo con los dedos amarillos y los pulmones negros y pensarás: "¿Yo?, ¡no, ni hablar!". Piénsalo otra vez. Tú, ¡sí! Impresionante. ¡Pero explica tantas cosas! ¿Te resulta familiar algo de esto?

- Estados emocionales destructivos

- Las mismas situaciones una y otra vez

- Incapacidad para cambiar

- Sentirse impotente para crear algo nuevo

- Ansia profunda de ciertas respuestas emocionales

- Voces en la cabeza que dicen: "Quiero. Dame, dame".

- Decir que nunca harás algo otra vez y hacerlo luego, tres horas después.

Este capítulo te servirá de terapia de choque por todas las veces que has experimentado alguna de las situaciones anteriores, nos sirve a todos nosotros (y eso nos incluye a todos nosotros), que tenemos neuropéptidos corriendo por las venas. Esta es una verdad ineludible, ya así estamos creados, entonces ¿Puedo controlar este ejercito de neuropeptidos para que pelean a mi favor?

Los que utilizan heroína tienen receptores para la heroína, y cuanta más toman, más se debilita su capacidad para producir sus propias endorfinas internas, su propia heroína interna. Entonces, los receptores empiezan a volverse infrasensibles allí donde hay menos realmente, de modo que sí se producen cambios reales. Por otra parte, existe información nueva que confirma que se producen menos células cerebrales, con lo cual, en cualquier adicción, la gente se queda, digamos, estancada en los viejos patrones. Se limitan a tener los mismos pensamientos una y otra vez y no son capaces de pensar en nada nuevo. (Candace Pert, psicóloga)

La doctora Pert descubrió que tenemos receptores específicos para la marihuana. ¿Por qué los tenemos? Porque nuestro cuerpo produce sustancias químicas que provocan el mismo tipo de subidón que la marihuana.

Esto puede aplicarse a cualquier droga que causa adicción física en los seres humanos; dentro del cuerpo hay una sustancia química parecida a las drogas y un receptor para recibirla. Como explica la doctora Pert: "Tenemos receptores de marihuana y producimos marihuana natural: endocannabinoides. Cada vez que la gente fuma droga, la marihuana exógena (Las sustancias químicas exógenas son externas al cuerpo. Las sustancias químicas endógenas son "internas" y las produce el propio cuerpo) se une a receptores destinados a la regulación interna. Las drogas exógenas, por tanto, se acoplan a la red destinada a la autorregulación fisiológica endógena, formada por las moléculas de la emoción.

Hoy hay bastantes datos que sugieren que ninguna droga psicoactiva produce efecto a menos que se conecte con un receptor utilizado normalmente por fluidos internos". Es decir, cada droga externa que produce efecto en nuestro cuerpo tiene una contrapartida interna; por eso el cuerpo reconoce, responde y se hace adicto a esa droga. Las drogas externas usan los receptores internos destinados a sustancias internas.

En el capítulo anterior, explicamos que las emociones y los recuerdos de experiencias emocionales se encuentran codificados en circuitos neuronales que están conectados con el hipotálamo. Así es como te conviertes en un organismo que se droga con su propio cuerpo. Todo lo que hay que hacer es activar el circuito neuronal exacto y las sustancias químicas empezarán a fluir internamente.

Como dice Ramtha, La adicción es la sensación de un torrente químico que cae en cascada por el cuerpo, a través de toda una colección de glándulas endocrinas. Una sensación que algunos llamarían fantasía sexual. Para que un hombre tenga una erección, sólo necesita una fantasía sexual. En otras palabras, sólo le hace falta tener un pensamiento, aquí [en el cerebro] para tener una erección.

Para muchos, éste es el ejemplo más directo de cómo el concentrarse en un pensamiento produce los neuropéptidos adecuados. Hay muchos otros ejemplos: recordar aquel momento glorioso en la universidad cuando marcaste el gol de la victoria; la primera vez que te diste cuenta de que estabas enamorado; o el éxito; o soñar con el momento en que los medios de comunicación digan que eres un artista inspirado o de éxito alucinante.

En todos esos casos, el pensamiento en concreto está en el lóbulo frontal activando la red en concreto que manda la señal a nuestra farmacia interna. ¿Significa eso que cada vez que alguien hace funcionar ese mecanismo es un adicto? ¿Eres un alcohólico cada vez que tomas una copa? Por supuesto que no. Si una vez al año recuerdas ese momento glorioso del otoño de 1992 cuando marcaste el gol, no es una adicción. Si todos los días anhelas esos días gloriosos, ¿adivinas qué es? Estás desarrollando un hábito.

¿Adicciones? No tengo ninguna. Bueno, está bien, soy adicto a unas cuantas cosas. ¿Cómo a qué? Inseguridad, estrés, preocupación, insistencia en tener razón, sentimiento de superioridad moral, control, enfado, inflexibilidad, autoritarismo, miedo... ¿he dicho estrés?

Todo el mundo sabe que la adicción produce serios efectos en el cuerpo a largo plazo. Con el descubrimiento del mecanismo receptor de péptidos, se ha hecho evidente la base biológica de las consecuencias de la adicción. Como explica la doctora Pert, Si un receptor dado de una droga dada o de un fluido interno dado es bombardeado con gran intensidad durante mucho tiempo, se reducirá literalmente; disminuirán en número, o perderán sensibilidad, o estarán infrarregulados, de manera que la misma cantidad de droga o de fluido interno suscitará una respuesta mucho menor.

El mejor ejemplo con el que la gente está familiarizada es la tolerancia. Todos sabemos que un adicto al opio tiene que tomar una dosis cada vez mayor para lograr el mismo efecto. En las emociones se ve el mismo efecto tolerancia. El que busca sensaciones fuertes y se arriesga más y más lanzándose al vacío desde aviones para que le suba la adrenalina; o el adicto al sexo que persigue experiencias sexuales cada vez más pervertidas; o el político que trepa a puestas cada vez más altos, no por deseo de servir, sino en una búsqueda de más poder.

Si empiezas a buscar panoramas semejantes entre la gente que conoces, o especialmente en tu propia vida, encontrarás ejemplos por todas partes. Mientras, nuestras pobres celulitas se mueren de hambre. La constante sobre-utilización de las sustancias químicas requeridas para producir una emoción, como al ira, tiene como resultado la creación en el cuerpo de puntos receptores insensibilizados para que se adapten a los neuropéptidos de la ira. Las células, al recibir más la emoción a la que son adictas que otras emociones, dejan de obtener un alimento "bien equilibrado" y se quedan con tener que conseguir una ración nutritiva más reducida. Cuanta más ira crea la personalidad, más satisfecha se sentirá la célula. Ésta es la historia que hay detrás del chico que sale a "buscar pelea" el viernes por la noche. No está enfadado por ningún motivo en especial; sólo está alimentando a sus amigas las pequeñas células. Esas pequeñas chicas pueden armar un gran jaleo cuando necesitan algo. ¿Has oído alguna vez una vocecita en la cabeza que te diga, "tengo hambre" o "tengo sed"? ¿Te has preguntado alguna vez de dónde viene esa voz?

Bien, de acuerdo con Ramtha, las voces de la cabeza son la voz colectiva de las células. Te dicen: "Aliméntame". La adicción emocional explica muchas cosas, como por qué alguien destroza constantemente a otras personas o se mete en las mismas relaciones abusivas, o vive la misma situación una y otra vez. En otras palabras: la adicción emocional explica por qué la gente sigue creando una realidad particular en su vida, aun cuando dicen: "bueno, yo nunca crearía eso". La única forma de eliminar de cuajo dependencias y conductas repetitivas es afirmar: Está bien.

Verdaderamente soy yo el que crea esto una y otra vez, así que debo de ser adicto a ello". Para muchísima gente, las creaciones de su vida tienen una base emocional o adictiva. Para ver un ejemplo de creación de algo "malo" en tu vida, observemos una "mentalidad de víctima". Inicialmente te pasó algo malo, se lo dijiste a algunas personas que se sintieron mal por ti (ahora también están sufriendo) y así fijaron el problema. Alivio. A lo mejor piensas: "Bueno, no está mal; veamos si puedo hacer que funcione otra vez".

De repente, hay personas que cuidan de ti. Te dan dinero, te apoyan emocionalmente, y están disponibles cada vez que las necesitas. Desde luego, el inconveniente es que la relación víctima/salvador tiene una duración intrínseca. Todo salvador necesita sentirse tan especial como la víctima, de modo que tienden a seguir adelante cuando ya se ha pasado el "ataque" inicial. Si ninguno de los dos cambia, los dos siguen intentando redescubrir su adicción con otra persona y con otra y con otras más.

El doctor Joe Dispenza lo explica de manera elocuente: "Mi definición de una adicción es muy simple: es algo que no puedes parar. Si no puedes controlar tu estado emocional, es que eres adicto a él".

Todo el mundo es adicto a algo. No me importa quiénes son. Son adictos porque nunca han tenido nada mejor con qué reemplazar aquello a lo que son adictos y tener así una razón para despertarse por la mañana, por la que vivir. El hombre adicto al poder se levanta todas las mañanas y hace cosas que muestran su poder. Para sentirse valioso tiene que tener un montón de gente alrededor a la que alimentar, hacer callar y mandar. Porque no se siente valioso. Necesita las emociones para sentirse valioso.(Ramtha)

Cuando estamos faltos de emociones, esas voces que surgen son las células que envían literalmente impulsos nerviosos al cerebro para que sepa que se mueren de hambre, que el cuerpo se muere por recibir aquello de lo que depende químicamente. Esas sustancias químicas son portadoras de información muy valiosa. (Joe Dispenza)

Es un panorama desalentador en varios sentidos. Soy un adicto, eres un adicto, juntémonos y vivamos felizmente nuestras adicciones juntos. En realidad, no suena tan mal, es lo que hace todo el mundo todo el tiempo. Estamos en una frecuencia específica de esas emociones y por tanto traeremos a nuestra esfera a personas de mentalidad parecida.

Según Ramtha, "las personas que realmente queremos son las que están dispuestas a compartir nuestros sentimientos y nuestras necesidades emocionales". Joe Dispenza lo describe así: "Rompemos la adicción a todos esos pactos químicamente. Eso supone una situación incómoda para el ser humano... porque buscamos alguna prueba en la vida de que estamos haciendo lo correcto, y donde buscamos la prueba es en las personas con las que tuvimos esos pactos".

Además es un panorama desolador porque es difícil romper con las adicciones. Por eso son adicciones. Las emociones llegan a ser adicciones porque intentamos continuamente recrear la experiencia inicial. La primera experiencia sexual, o de compasión, o de poder no constituye una adicción. Lo que se convierte en adicción es perseguir ese estado una y otra vez.

Como dice Ramtha, Ahora bien, ¿qué pasa con los adictos al sexo, a la heroína o a la marihuana? Bueno, todos fabrican sustancias químicas diferentes en el cerebro. Intentan por todos los medios tocar el centro de placer del cerebro. Pero eso no es lo que se supone que tiene que hacer el cerebro, de modo que la gente reinventa experiencias en el cerebro distribuyendo las mismas sustancias químicas, la misma sensación.

¿Qué se supone que tiene que hacer el cerebro? Soñar sueños nuevos y realidades nuevas para luego presentarlos en manifestaciones y experimentar ese primer momento emocional increíble... un momento con una emoción nueva.

Suena maravilloso: nuevas emociones, nuevos placeres... entonces, ¿por qué es tan difícil romper el hábito?

La ciencia sabe hoy que el hipotálamo fabrica neuro-péptidos y que esos neuro-péptidos son sustancias químicas fuertes. Por ejemplo: se ha trabajado con animales de laboratorio colocándoles electrodos en la parte del cerebro que produce los neuropéptidos. Luego se les entrenó para que accionaran una palanca para obtener una descarga de esa sustancia, los neuropéptidos. El animal prefería la descarga de neuropéptidos antes que saciar el hambre, el sexo, la sed o el sueño. De hecho, llegó al punto de agotarse físicamente y sufrir un colapso, antes que cuidar de sí mismo físicamente.

Eso es lo que hace el estrés a nuestro cuerpo en realidad. Llegamos a ser tan adictos al estrés en nuestra vida que no podemos dejar el trabajo, aun cuando no nos sirva. No podemos dejar una relación porque no nos sirva. No podemos hacer elecciones, porque el estímulo y la respuesta producen la sustancia química que nos ofusca. No nos diferenciamos de los perros que carecen de la capacidad de hacer elecciones debido al pequeño tamaño del lóbulo frontal de sus cerebros. (Joe Dispenza)

¡Y aún seguimos preguntando cómo romper con esas adicciones!

Posiblemente el programa más exitoso que ha habido nunca para el tratamiento de las adicciones sea Alcohólicos Anónimos. Millones de personas han dejado su adicción al alcohol "un día cada vez", poniendo en práctica el programa de los 12 pasos. Les perjudicaríamos si intentáramos repasarlo aquí, y cualquier que esté interesado debería informarse.

Pero tómate un momento para examinar esta parte del programa. Al alcohólico se le dice que reafirme repetidamente "Soy un alcohólico". Aunque al principio sea necesario hacerlo para afrontar la realidad de la situación, dicha afirmación encierra a la persona para siempre en esa personalidad, así que nunca la supera.

La persona se identifica continuamente con lo que está intentando abandonar. En definitiva, niega a la persona la posibilidad de una transformación total y absoluta, que es para lo que estamos aquí.

No se puede curar a un adicto hasta que le das todo lo que quiere y ya no pide más. Entonces es cuando poseemos una experiencia y cuando nos hacemos sabios. Asocia eso con beneficios verdaderamente nuevos para la mente. El beneficio para la mente es el conocimiento. El conocimiento es como los pilares constructivos: nos sirve para construir nuevos hologramas y para crear realidades.(Ramtha)

Si dejamos de dar a la célula emociones de las que hemos dependido durante mucho tiempo, la célula empieza a decaer. Si persistimos sin hacerlo, como persistimos ante cualquier adicción, rompemos la respuesta, porque no respondemos a la voz del interior de la cabeza. Al mismo tiempo estamos rompiendo la respuesta químicamente porque ahora la célula ya no obtiene las sustancias químicas que necesita y, al final, se liberará de su adicción química y cuando se reproduzca, se regulará. Suelta todos los receptores responsables de aquellos estados emocionales y entra en un estado de más armonía, y el cuerpo experimenta alegría.(Joe Dispenza)

¡Ah! Entonces volvemos a las Grandes Preguntas. ¿Por qué estas preguntas nos parecen tan grandes? ¿Por qué no son obvias o fáciles de contestar? ¿O porque parecen muy significativas? ¿O porque suenan muy bien en una fiesta y consigues impresionar a la gente cuando las planteas?

Porque son la respuesta que nos saca de una confusión enorme. Estamos aquí para ser creadores. Estamos aquí para infiltrar el espacio con ideas y mansiones de pensamiento. Estamos aquí para hacer algo con esta vida.(Ramtha)

Nuestro propósito aquí es desarrollar nuestros dones de intencionalidad. Y aprender a ser creadores efectivos.(William Tiller, físico)

La cuestión es que estamos aquí para hacer algo con nosotros mismos. Estamos aquí para explorar los límites absolutos de la creación; estamos aquí para hacer que se conozca lo desconocido. (Miceal Ledwith)

El propósito del juego consiste en preparar nuestro cuerpo químicamente, a través de un pensamiento, para tener una experiencia. Sin embargo, si seguimos siempre los mismos pensamientos y las mismas experiencias, nunca evolucionaremos como seres humanos. (Joe Dispenza)

Crear, evolucionar, huir de viejas pautas, ser magos; el hecho de que seamos creadores, de que creemos nuestra propia experiencia vital y nuestra realidad, el hecho de que tengamos esa capacidad, apunta a por qué estamos aquí. En resumen, para utilizarla o para perderla.

Si estuviéramos aquí, como dice el doctor Ledwith, "para hacer que se conozca lo desconocido", significaría que tenemos que experimentar por nosotros mismos lo que nunca hemos probado antes. Lo mismo de siempre y siempre lo mismo viejo se convertiría entonces en algo nuevo cada vez, siempre nuevo. La adicción se rompe cambiando, evolucionando.

Si estamos aquí para eso, las emociones nuevas serán tan asombrosas, satisfactorias y atractivas, que las antiguas se nos antojarán como un viejo manual universitario: una montaña al principio y luego algo abandonado en una estantería olvidada. La doctora Pert anuncia la transformación, que la biología sustenta, a través de descubrimientos muy recientes. Hoy se ha demostrado que los adictos a alguna droga (nicotina, alcohol, cocaína, heroína), sean individuos o animales de laboratorio como las ratas, muestran todos en las pruebas que tienen algo en común: el bloqueo del crecimiento de nuevas células cerebrales. Pero si no siguen tomando la droga, las nuevas células siguen creciendo. Como dice Candace Pert, "uno puede recuperarse completamente y tomar decisiones y crearse una visión nueva y un cerebro nuevo".

Hay esperanza en un nuevo comienzo para mucha gente, desde las adicciones más pequeñas a las más serias. Ramtha resume así la salida: "Debemos perseguir el conocimiento sin dejar que interfieran nuestras adicciones. Y si podemos hacerlo, lo manifestaremos en la realidad y nuestros cuerpos tendrán nuevas experiencias, experimentarán sustancias nuevas y nuevos hologramas, nuevos lugares de pensamiento, más allá de nuestros sueños más descabellados".

Entre un 60 y un 80 por ciento del crimen está relacionado con las drogas y la adicción. Piensa en las posibilidades que ofrece el cambio, no simplemente a nivel personal, sino también a nivel social.

Ese es el objetivo final: encontrar placer y evitar el dolor. Eso es lo que dirige la evolución humana.(Candace Pert, psicóloga).

Hola mis queridos lectores, gracias por sus votos y lecturas, un abrazo

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro