20.- PRIMERO VEMOS Y DESPUÉS PERCIBIMOS
Si todo lo que percibo se basa en lo que ya sé de antemano, ¿cómo voy a percibir algo nuevo? Y si nunca percibo nada nuevo, ¿cómo voy a cambiar?, ¿cómo voy a crecer?
Para entender y digerir en la forma de este tema les quiero contar lo siguiente, que para leer estas letras que forman palabras se da un procesamiento cerebral en cinco niveles agrupados. Eso es lo que acabas de hacer para "ver" cada una de estas letras. No es que tus ojos se hayan limitado a mandarte a "ti" una imagen de cada letra. Tu cerebro procesó la información visual que le mandaban los ojos para elaborar esas letras.
Lo hace de la siguiente forma: primero descompone los impulsos entrantes en formas, colores y modelos básicos. Después comienza a casarlos con recuerdos almacenados de cosas similares y los asocia con emociones y significados asignados a acontecimientos. Finalmente lo une todo en una "imagen" integrada y la transmite de manera intermitente al lóbulo frontal, cuarenta veces por segundo. Es como una película muy rápida e intermitente.
Es decir, el cerebro procesa a través de la mente, toda la información que está al frente de nosotros, pinta todo lo que ves. Digamos, por ejemplo, que estás mirando un bosque. Tu cerebro pinta realmente cada hoja de cada árbol que ves y lo hace asociando recuerdos,, o redes neuronales, y poniéndolo todo junto de un modo u otro. Todo esto suena tan estrambótico que nos lleva a preguntarnos: ¿cómo dieron los neurofisiólogos con ese sistema?
Pongámonos a pensar en los nadadores de primera fila, buceadores, saltadores de altura, velocistas, levantadores de peso y otros atletas se han entrenado para visualizar sus proezas con detalle, utilizando todos sus sentidos para simular la acción total que quieren perfeccionar. Al principio, les parecía un ejercicio muy por encima de sus posibilidades, especialmente a los atletas competitivos con grandes dosis de testosterona, que apenas entendían para qué les servía estar sentados, quietos y con los ojos cerrados, Ahora, sin embargo, está absolutamente probado que funciona y es una práctica habitual. Así funciona el campo de las certezas, en este campo, somos co-creadoes de lo que queremos. Siempre y cuando tengamos la disposición a querer lograr un objetivo. Lo focalizamos, lo vemos en nuestra mente con lujo y detalle, en esa fracción de segundos, estamos decidiendo que probabilidad en mi vida voy a elegir, si sigo enfocado en esa intención, haremos que esa probabilidad se vuelva REAL.
Un ejemplo es una persona que ha sufrido un derrame que ha destruido una pequeña parte del proceso visual del cerebro, la parte que (aparentemente) procesa las narices. Así pues, esa persona puede ver cualquier cosa de un individuo, pero no puede ver la nariz. Si alguien se pusiese las narizotas rojas de payaso, ante la pregunta de qué tiene de especial ese individuo, jamás mencionaría la nariz.
Todo el resto lo percibe perfectamente y por tanto es evidente que los ojos le están mandando todas las señales. Sin embargo, en lugar de ver cómo es realmente la nariz, ve lo que piensa que "debe de ser" una nariz. La prueba de que el cerebro es realmente el que percibe y no los ojos, se ve también en un nivel menos espectacular: no hay receptores visuales en el lugar donde el nervio óptico llega hasta la parte trasera del cerebro, a través del globo ocular. Por tanto podríamos esperar que si cerramos un ojo veríamos un punto negro en el centro. Pero no es así, porque el que pinta la imagen es el mente y no el ojo.
Nuestra mente jamás esta quieta, a no ser que nosotros, de alguna forma lo podamos hacer que se detenga, para así tratar que este reposo (de ahí la importancia de la meditación). A nuestra mente la bombardean con una cantidad enorme de información que entra dentro de nuestro cuerpo y la procesamos. Entra a través de los órganos sensoriales, en cada paso se elimina información y lo que llega finalmente a la conciencia es la información que nos es más útil.
¿Qué hace que no pueda ver lo que quiero ver? ¿Cómo afectan mis emociones a mi percepción de la realidad? Y ¿cómo la provocan? ¿Qué estoy dispuesta a cambiar para percibir la realidad de manera diferente? ¿Cómo puede cambiar mi realidad, un cambio de mi percepción? ¿Será mejor?¿Diferente? ¿O ambas cosas?
La percepción es un proceso complejo y polifacético que comienza cuando las neuronas sensoriales recogen información del entorno y la envían al cerebro, en forma de impulsos eléctricos. La información que nos proporcionan los sentidos es limitada, como les ocurre a todas las criaturas vivientes. No podemos ver las luces infrarrojas, ni sentir los campos electromagnéticos como hacen los pájaros. Sin embargo, la cantidad de información que nos llega abundantemente por los cinco sentidos es impresionante, del orden de los 400.000 millones de bits por segundo. Pero ojo, solo somos capaces de procesar una decima parte. es decir solo 40.000.
Naturalmente, ni recibimos ni procesamos conscientemente tal cantidad de información, ni mucho menos. Los investigadores dicen que sólo llegan a nuestra conciencia unos 2.000 bits. El cerebro, por tanto, cuando se afana "tratando de crearnos una historia del mundo", como dice el doctor Andrew Newberg, "tiene que desechar un montón de información sobrante". Por ejemplo, mientras lees estas palabras, aunque tus sentidos perciben la temperatura del cuarto, el contacto de tu cuerpo con la silla, la textura de la ropa en tu piel, el zumbido de la nevera y el olor a shamphoo, tú no te estás dando cuenta de nada de eso, puesto que estás concentrado en las palabras del libro.
El cerebro tiene que eliminar una cantidad enorme de información verdaderamente superflua para nosotros. Lo hace inhibiendo cosas, impidiendo que ciertas respuestas y cierta información neuronal nos llegue finalmente a la conciencia; por eso no nos damos cuenta de la silla en la que estamos sentados. Es decir, el cerebro oculta lo conocido. Y luego está lo de ocultar lo desconocido...
Si vemos algo que el cerebro no puede identificar exactamente, nos agarramos a algo similar ("no es una ardilla... pero se parece muchísimo"). Si no hay nada parecido, o se trata de algo que sabemos que no es real, lo descartamos con un "debo de haber estado imaginando cosas". Así que realmente no percibimos la realidad; vemos la imagen de la realidad que nuestro cerebro ha construido a partir de la información que le proporcionan nuestros sentidos, junto con infinitas asociaciones sacadas de la red neuronal del cerebro. "Depende de cuáles hayan sido tus experiencias y de cómo procesas la información; eso es lo que crea realmente tu mundo visual... El cerebro es el que en última instancia percibe la realidad y crea nuestra interpretación del mundo".
El Sr Fred Alan Wolf, físico teórico, se refiere a esta situación a que ahí fuera no hay un "ahí fuera" independientemente de lo que ocurre "aquí dentro".
La doctora Pert, del National Institute of Health (Instituto Nacional de Salud), sugiere que no se trata sólo de que sea real lo que creemos. Además, el cómo nos sentimos en relación con lo que nuestros sentidos escogen, determina cómo vamos a percibir las cosas y si vamos a percibirlas: "Son nuestras emociones las que deciden a qué vale la pena prestar atención y a qué no. Los receptores participan como intermediarios en la decisión de qué se va a convertir en un pensamiento que llegue a la conciencia y qué se va a quedar como un proyecto de pensamiento no digerido, sepultado en un nivel más hondo".
Tal y como dice Joe Dispensa, en el plano cuántico "las emociones están diseñadas para reforzar químicamente algo y transformarlo en memoria a largo plazo. Para eso las tenemos". Las emociones están conectadas en un nivel bajo del proceso visual, en algún sitio cercano al primer escalón, lo cual es lógico desde el punto de vista de la evolución. Si estás paseando tranquilamente y salta un tigre delante de ti, procesarás esa imagen y empezarás a correr antes de darte cuenta de por qué lo haces.
Unos investigadores pusieron gatitos recién nacidos en un entorno en el que no había líneas verticales; cuando, semanas más tarde, los llevaron a un entorno "normal", los gatitos no podían ver ningún objeto con dimensiones verticales (por ejemplo una silla con patas) y chocaban contra ellos.
Nuestros ojos se mueven todo el rato. Se mueven por todo este campo de energía, entonces ¿por qué enfocan y comienzan a admitir una zona y no admiten otra? Es muy fácil: vemos lo que queremos creer. Y rechazamos aquello que nos resulta demasiado desconocido o desagradable. (Candace Pert, psicóloga y otros investigadores).
Entonces, si construimos la realidad a partir de nuestro almacén preexistente de memoria, emociones y asociaciones, ¿cómo vamos a percibir algo nuevo?
La clave está en el conocimiento nuevo. Al expandir nuestro paradigma, nuestro modelo de lo que es real y de lo que es posible, añadimos nuevas opciones a la lista que llevamos en el cerebro. Recuerda que esa lista no es la realidad en sí misma, sino solamente una descripción operativa de la realidad basada en nuestra propia experiencia personal. El conocimiento nuevo puede hacer que abramos la mente a nuevos tipos y niveles de percepción y experiencia.
Por ejemplo: ¿cuándo fue la última vez que te dejaste pasmado a ti mismo?, ¿cuándo fue la última vez que hiciste algo tan exageradamente "raro en ti" que te quedaste con la boca abierta diciendo "no puedo creer que yo haya podido hacerlo"?
En Viaje a Ixtlan, Carlos Castaneda (escritor y pensador) resume una de las lecciones de su maestro Don Juan: "Acecharse a sí mismo". En otras palabras: aprender tus propios hábitos como si estuvieses estudiando a la presa, con el fin de poder cazarte a ti mismo haciendo lo habitual y poder así hacer algo totalmente nuevo. (Ser testigo de tu vida)
Volvemos a la antigua pregunta: si sólo percibimos lo que conocemos, ¿cómo vamos a percibir algo nuevo alguna vez? Si tú te creas a ti mismo, ¿cómo puedes crear un nuevo tú?
Una vez que nos damos cuenta de que sólo somos capaces de experimentar la vida dentro de los límites que conocemos de antemano, es evidente que si queremos tener una vida más amplia y rica, si queremos tener más oportunidades para crecer y para conseguir éxito y felicidad, necesitamos impulsarnos a nosotros mismos, haciéndonos grandes preguntas, experimentando nuevas emociones y almacenando más información en nuestras redes neuronales.
¿Entonces creamos nuestro propio mundo? La premisa primordial, al menos hasta donde la ciencia ha llegado, es que nosotros creamos el mundo que percibimos. Cuando abro los ojos y miro a mi alrededor, NO es "el mundo" lo que veo, sino el mundo que mi equipo sensorial humano es capaz de ver, el mundo que mi sistema de creencias me permite ver y el mundo que a mis emociones les importa ver.
Aunque esta idea se nos resista y queramos creer que existe "un mundo real" que todos podemos percibir y con el que todos podemos estar de acuerdo, el hecho es que, a menudo y quizá siempre, al gente percibe las mismas cosas de una manera completamente distinta. Por ejemplo: cuando distintos testigos del mismo crimen cuentan lo que pasó, creen que la suya es la historia correcta, pero lo que realmente cuentan es su propia percepción de lo que vio y pasó.
Creamos constantemente nuestro mundo de un sinfín de maneras; la manera más obvia en que lo hacemos, una manera verificable científicamente, es a través de la vista y de la percepción. Pero la pregunta fundamental es: ¿acaba aquí? ¿Es éste el límite de nuestra influencia en el mundo que vemos?
Karl Pribram revolucionó la idea que se tenía del cerebro al decir que era esencialmente holográfico. Afirmó que el procesamiento cerebral se extendía por todo el cerebro y que, al igual que un hológrafo, cada parte contenía la totalidad. Luego aplicó ese modelo, bastante extraño de por sí, a la forma en que percibimos. Dijo que el universo es esencialmente holográfico y que la única razón por la que sentimos que estamos "en" la realidad, en vez de limitarnos a "percibirla", es porque el cerebro está conectado con el mundo del "ahí fuera" (en cuyo caso el tiempo y el espacio desaparecen). Así pues, nuestra percepción no se procesa únicamente en el cerebro, sino también al salir del cerebro para interactuar con el "ahí fuera". (Solo con el aquí y el ahora)
Y por eso, por muy buenas que sean las gafas de ver la realidad virtual, nunca te convencerán del todo de que tú estás "en" la realidad. Pero si la realidad es holográfica, ¿es posible percibirla directamente? Nuestros sentidos son limitados, son como pequeños moldes que cortan pequeñas porciones de la realidad. Los exploradores de la conciencia, por el contrario, anuncian que es posible experimentar directamente todo el mundo completo, el universo entero y un grano de arena, todo a la vez. Desde ese punto de vista, absolutamente todo lo que percibimos con nuestros sentidos es ilusión. Luego todo es un punto de vista solamente.
La mente proporciona el marco, el conocimiento específico y los supuestos específicos para que el ojo vea. La mente constituye el universo que el ojo ve después. En otras palabras, la mente está construida dentro de nuestros ojos.
Hola mis queridos lectores, gracias por sus lecturas y votos, un abrazo.
Pronto subiré otro capitulo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro