Dipper - Los mejores planes
Nota de la autora original:
Este capítulo tiene lugar aproximadamente al mismo tiempo que el último.
—Mabel ha estado actuando raro —dijo Dipper, jugando con una regla de acero.
Bill terminó de cortar la tapa de una lata de refresco. —¿Raro bueno? ¿Raro malo? ¿Raro con una posibilidad de catástrofe?
—No lo sé. Creo que me está evitando —dijo pasándole la regla a Bill, Dipper recogió la parte superior e inferior de la lata. Una aterrizó en la papelera de reciclaje. La otra rebotó en el borde y rodó por el piso del apartamento de Bill. —Mierda.
—¿Por cuánto tiempo ha pasado eso? —Preguntó Bill, aplanando la lámina de aluminio restante. Dipper se levantó para recuperar su disparo fallido.
—Sólo hoy. Creo que, —agregó, frunciendo el ceño—. Tal vez simplemente no lo había notado. Aunque regresé ayer, así que no ha estado ocurriendo por mucho tiempo.
—¡Bueno! Eso hace que sea más fácil volver sobre tus pasos —Bill se quitó los guantes de trabajo y los arrojó sobre la mesa mientras Dipper se sentaba—. Alisa los bordes por mí, ¿podrías? Necesito tomar medidas de este chico sexy —levantó una figurilla de arcilla, el personaje de Calabozos, calabozos y más calabozos de Dipper.
Resoplando, Dipper se puso los guantes y hurgó en la caja de herramientas de Bill para la lana de acero. —A ver... te presenté a ella. Parece que le agradas lo suficiente.
—Claro que le agrade. ¡Soy un chico encantador!
—Sin embargo, se miraban un poco raro el uno al otro, ¿qué fue eso?
—Pensé que la reconocí de alguna parte —Bill se encogió de hombros—. Tal vez nos hemos visto por ahí.
Dipper hizo un sonido de duda. —Oh, hablamos de mi viaje. Sé que extraña al Tío Stan y al Gran Tío Ford, pero estaba feliz de escuchar de ellos, así que eso no puede ser.
Bill gruñó distraídamente, doblando cuidadosamente las arrugas en la maqueta de papel que acababa de cortar.
—Luego te fuiste y vimos la televisión por un rato. Eso es lo que estábamos haciendo hoy, también, antes de que ella fuera a la casa de su amiga.
Bill colocó la maqueta sobre el pecho de la estatuilla. —¿Ah sí?
—Sí —Dipper dejó de frotar los bordes del aluminio aplanado, frunciendo el ceño—. A ella le gusta Shooting Star. Tal vez esté decepcionada porque no me emocioné con la noticia.
—Eso sería una decepción —acordó Bill, alcanzando la lámina de aluminio.
—Pero a Mabel le gustan muchas cosas que a mí no —protestó Dipper—. No la voy a detener. Solo digo que Shooting Star no es tan genial como todo el mundo la pinta. ¿Por qué Mabel lo tomaría tan personalmente?
—Pino, Pino, Pino —Bill puso una mano en el hombro de Dipper—. Hay algo que necesitas entender sobre las mujeres.
—Bill, he salido con más chicas que tú.
Cubriendo la boca de Dipper, Bill continuó, —Aquí está el secreto. ¿Estás listo? —Se inclinó hacia delante—. Las mujeres, como los hombres, están terriblemente locas.
Dipper resopló, golpeando con fuerza la mano de Bill.
—En serio, Pino. La raza humana está jodida.
—Haz tu estúpida armadura —dijo Dipper entre dientes y le acercó el aluminio a Bill.
—Técnicamente, es tu estúpida armadura.
Cuando Bill trazó el diseño sobre el aluminio y lo cortó, el teléfono de Dipper resonó en su bolsillo. El identificador de llamadas lo hizo fruncir el ceño.
—Oh oh.
—¿FBI? —Preguntó Bill.
—¿Qué? No, es Pacífica Northwest, pero ella nunca llama. ¿Ocurrió algo con Mabel? —Dipper pulsó el botón de respuesta y levantó el teléfono hasta su oreja—. ¿Hola?
—Si vuelves a insultar al superhéroe favorito de Mabel, estás muerto para mí.
Dipper negó. Miró la pantalla del teléfono. —¿Pacífica?
—Muerto, Dipper —repitió con la misma cantidad de hielo.
—Uh —Dipper miró a Bill, quien había dejado de trabajar viendo como no sabía que hacer —¿Pasó algo? ¿Dónde está Mabel?
—Ella está bien. Acaba de irse a casa. Será mejor que te disculpes por ser un idiota insensible —resopló Pacífica. Dipper se estremeció.
—¿Está mal? —Preguntó en voz baja.
La estática crujió cuando Pacífica dejó escapar uno de sus suspiros cansados. —Simplemente no hables tanto sobre Shooting Star. Ella es, como, el ídolo de Mabel.
—Está bien, está bien —murmuró Dipper, frotándose el cuello—. Gracias por decirme.
Cuando Dipper colgó, Bill enarcó las cejas, expectante. —¿Así qué?
Dipper se desplomó en su asiento. —Entonces, fue lo de Shooting Star. Misterio resuelto.
—Te dije.
Arrugando la nariz, Dipper se metió el teléfono en el bolsillo. Señaló los materiales esparcidos entre ellos. —¿Esto llevará mucho más tiempo?
—Tal vez quince, veinte minutos —Bill ofreció.
—Genial. Vamos a mi casa cuando hayamos terminado. Quiero ver cómo está Mabel.
—Seguro.
La armadura del pecho encajaba muy bien en la estatuilla de Dipper. Dipper sonrió ante el producto final, pero no pudo admirarlo por mucho tiempo. Tan pronto como guardaron los materiales, Bill y Dipper abandonaron el apartamento del segundo piso para ir a la Cabaña del Misterio.
Los sonidos de Patotective se encontraron con Dipper cuando entró (la serie que animaba a Mabel), pero Dipper se mostró más tranquilo porque no estaba viendo Dream Boy High ni mezclando un lote del Jugo de Mabel (edición para adultos).
—Hola Bill. Hola, Dipper —Mabel sonrió, aunque estaba desanimada—. Ven a fundirte con el sofá.
—Claro, fundámonos en una horrorosa monstruosidad humana. Vamos a asustar a la gente —respondió Bill en todo el esplendor de él.
Su broma alivió los nervios de Dipper. Para cuando había ido a la cocina para hacer palomitas de maíz, la llamada de Pacífica se había retirado de la parte delantera de su mente. Encendió el microondas y se apoyó en el mostrador, golpeando una bolsa de plástico de algo rosa y brillante. Se volcó sobre por el borde.
Las manos de Dipper se dispararon con la oleada de adrenalina conocida sólo por aquellos que han tenido que limpiar diamantina derramada. Sus dedos se cerraron alrededor de la bolsa. Diamantes de imitación, no diamantina, Dipper dejó escapar un suspiro, pero la bolsa no estaba bien sellada. Si Dipper no hubiera conocido a algunos de los compañeros de la escuela de Mabel, habría hecho un comentario sobre las carreras de diseño gráfico.
En su lugar, movió los diamantes de imitación al lugar de Mabel en la mesa, junto con los otros suministros de artesanía que Mabel había dejado en el mostrador. Pasivo agresivo: el recordatorio perfecto para guardar su basura. Asintiendo para sí mismo, Dipper le dio un codazo a las cosas de Mabel para que se acercaran más a la mesa. Su bolso se deslizó del respaldo de la silla. Se derramó sobre el suelo.
—Mierda —murmuró Dipper, mirando la puerta hacia la sala. Mabel y Bill estaban ocupados riéndose de algo. Dipper reunió apresuradamente las pertenencias de Mabel en su bolso y revisó su cuaderno de bocetos, que se había abierto, en busca de arrugas o lágrimas.
La página estaba cubierta con dibujos de Shooting Star.
El estómago de Dipper se curvó. Eso no era un viejo trabajo de clase. Checando la puerta de nuevo, echó un vistazo a la página siguiente. Logos de la estrella fugaz por todas partes.
El microondas sonó. Dipper cerró el cuaderno de bocetos y se pasó una mano por la cara. Bueno. Al parecer, Mabel estaba más interesada en esta superheroína de lo que Dipper había pensado. Mientras vaciaba las palomitas de maíz en un tazón, sacó un recipiente del no tan secreto escondite de chispas de Mabel y lo agitó sobre las palomitas de maíz.
La otra habitación se había vuelto sospechosamente silenciosa. Bill y Mabel levantaron la vista como animales asustados cuando entró Dipper. Levantó una ceja.
—¿Qué está pasando? —Preguntó lentamente.
—¡Nada! —Espetó Mabel, frenéticamente agitando sus manos.
—¡Sólo estoy viendo la televisión! —Acordó Bill en voz alta. Él palmeó el sofá—. ¡Siéntate, Pino!
Dipper entrecerró los ojos. —Bueno...
Se sentó entre ellos y Bill le echó un brazo sobre los hombros. Mabel se acercó más hasta que estuvieron presionados juntos. Dipper entrecerró los ojos y miró a cada uno de ellos mientras Mabel cambiaba el canal hacia Busca fantasmas.
—En serio, ¿qué pasó? —Dijo.
—Nada —insistió Mabel, agarrando un puñado de palomitas de maíz—. ¡Oh! ¡Chispitas!
Dipper agachó la cabeza y se frotó el cuello. —Sí. Parecías algo deprimida.
—Eh... tal vez un poco —Mabel se metió palomitas de maíz en la boca, masticó y le dio a Dipper una pequeña sonrisa. —Gracias, Dip-Dop.
—Aww, qué buen hermano —susurró Bill, acercándolo y acariciando su cuello. Riendo, Dipper se erizó. Atrapó a Mabel mirando a Bill de forma extraña.
Bill y Mabel se mantuvieron presionados contra Dipper durante todo el episodio. Cuando Dipper le quitó las chispas a sus palomitas de maíz, sintió una mano en su muslo. La pierna de Bill le dio un golpe. Con una mirada furtiva a Mabel, Dipper enganchó su pierna sobre la de Bill y se acercó más a él.
—Dejen espacio para Jesús, muchachos.
Dipper le lanzó a Mabel una sonrisa inocente. Bill sonrió, menos inocentemente, y apretó a Dipper más cerca. —Solo me estoy poniendo cómodo, Mabelline.
—No me hagas revocar la Insignia de Aprobación de las Hermanas —advirtió Mabel. Poniendo el brazo alrededor de los hombros de Dipper, Bill sacó un puñado de palomitas de maíz del tazón y se lo metió en la boca. El movimiento acercó a Dipper aún más—¡Oye! ¡Puedo ver lo que estás haciendo!
—No tengo idea de lo que estás hablando. Solo estoy disfrutando de las palomitas de maíz —Bill comió otro puñado, con las mejillas hinchadas.
Mabel apartó su mano cuando buscó más. —¡Dipper, tu novio está acaparando mis palomitas de maíz!
—Uh, son mis palomitas de maíz —dijo Dipper, apartando el cuenco de dos pares de manos. —¡Tienen suerte de que estoy compartiendo con ustedes, amigo!
Un golpe de Bill casi volcó las palomitas de maíz. Dipper se levantó de un salto y se llevó el cuenco con él. Cuando se dio la vuelta, tanto Mabel como Bill parecían niños pequeños que buscaban un juguete confiscado.
—En serio, ¿qué pasa con ustedes? —Exigió Dipper, sosteniendo las palomitas de maíz fuera de su alcance.
—Nada —dijo Mabel.
—La sociedad se está derrumbando —dijo Bill. Mabel le lanzó una mirada de reojo, mientras que Dipper puso los ojos en blanco.
—Regresa y ve la serie. Me gusta este episodio —Dipper se sentó, y los dos alborotadores se presionaron a su lado otra vez. Pasaron unos minutos sin incidentes.
—Saben que su 'fantasma' es probablemente solo un búho, ¿verdad? —Mabel se rió de la televisión.
Bill la hizo callar, cubriendo las orejas de Dipper con sus manos. —¡Spoilers!
—He visto este episodio, muchachos —suspiró Dipper, justo cuando la lechuza estallaba en la cámara.
Los gritos resultantes hicieron saltar a Mabel, y Bill se echó a reír. Ella le lanzó palomitas de maíz. Continuaron lanzándose uno contra otro hasta que Dipper se metió la última munición en la boca.
~
Al día siguiente, encontramos a Dipper en la tienda de regalos, frunciendo el ceño por encima de la caja registradora a su hermana escribiendo mensajes furiosa. Entre recorridos, Mabel apenas le había dicho una palabra, aunque él la había sorprendido mirándolo con el ceño fruncido y el labio entre los dientes. La transición de dos minutos de eso a sonrisas y rebotes y gritos ahogados hizo que Dipper se tambaleara.
—¿A quién le estás enviando mensajes de texto? —Gritó.
Mabel dejó de saltar en su lugar, bajando su teléfono como para esconderlo. —Paz.
—¿Buenas noticias?
—Algo así —admitió Mabel, con su sonrisa arrastrándose. Dipper habría buscado más, pero luego una cara familiar entró en la tienda de regalos.
Bill se inclinó un sombrero invisible. —¿Qué tal el negocio, Pino?
—Hey, Bill. ¿Es tu descanso? —Preguntó Dipper, comprobando la hora en su teléfono.
—Sí, mi próximo turno no comienza hasta las seis —Bill se apoyó en el mostrador. Sus lentes de contacto amarillos combinaban con su corbata de moño, accesorios que no estaban explícitamente prohibidos en el código de vestimenta de la cafetería, pero que el gerente odiaba. Bill debe haber estado en uno de sus estados de ánimo. —¿Cuándo comes?
—Doce, así que... — Dipper tuvo que revisar su teléfono otra vez—... en unos quince minutos.
—Bueno. Tengo algunas mejoras para la armadura de pecho —Bill sacó un grueso bolígrafo dorado del bolsillo trasero y le quitó la tapa, accionando un interruptor en el costado. La punta de la aguja zumbó.
—¿Llevaste tu grabadora a trabajar?
—No, pasé por mi apartamento antes de venir aquí.
—Puedes ir a buscar la armadura si quieres —dijo Dipper, señalando la puerta hacia la cabaña—. Está en mi escritorio arriba.
Bill desapareció en la cabaña, y Dipper volvió a la caja registradora. Mabel estaba mirando a Bill como si acabara de salir por la puerta del infierno. Cuando vio la ceja levantada de Dipper, se movió con su teléfono.
—Uh, tal vez debería ir con él —dijo—. En caso de que se pierda.
—Ha estado aquí muchas veces —respondió Dipper lentamente.
Mabel miró la puerta pero no discutió. ¿Había dejado algo vergonzoso al aire libre?
Bill regresó con la placa del pecho y se sentó en el mostrador, charlando con Dipper y comentando las compras de los clientes. Después de que terminó el turno de Dipper, Bill y Mabel lo siguieron a la cocina para almorzar.
Dipper había comido la mitad de su burrito para microondas cuando Bill y Mabel dejaron de molestarse el uno al otro el tiempo suficiente para calentar su comida. Bill acercó una silla al lado de Dipper, lo suficientemente cerca como para apoyarse contra él.
Dipper levantó una ceja. —Estás mimoso hoy.
—Uh'm Siempre estoy mimoso —respondió Bill con la boca llena. Él no estaba mal. Dipper se encogió de hombros y se apoyó contra él.
El burrito de Mabel desapareció como papel en una trituradora. Lo mismo hizo la manzana que sacó de la nevera. Descartó dos bolsas vacías de cacahuetes y una envoltura de barra de granola en su camino a la despensa, y luego se preparó un sándwich. Se detuvo cuando vio que Bill y Dipper miraban fijamente.
—Um —Ella levantó un cuchillo cubierto con una bola de mantequilla de maní—. ¿Quieren algo?
—¿Te perdiste el desayuno? —Preguntó Dipper.
—No.
Dipper miró el emparedado en progreso, y Mabel se encogió de hombros, riendo incómodamente.
—He estado comiendo más últimamente. He estado más activa, ¿sabes? —Ella se movió con el cuchillo.
—Buen ejercicio, ¿eh? —Bill preguntó.
Mabel le lanzó una mirada como si hubiera dicho algo insultante antes de que ella volviera a su emparedado. Dipper no se molestó en preguntar al respecto.
~
Dipper se quedó en el apartamento de Bill mucho más tiempo de lo que pretendía. Se suponía que debían terminar de actualizar sus estatuillas CC&C pero eso no lo hicieron. Dipper culpó a Bill. Bill alegremente estuvo de acuerdo.
Cuando Dipper llegó a casa, miró el reloj y se quejó. Al menos, Mabel estaría en la tienda de regalos, donde no podía preguntar sobre el cabello húmedo de Dipper o el cuello levantado escondiendo algo. Dipper le envió a Bill un mensaje de texto de camino a su habitación.
D: SON CASI LAS 3. Tenía que comenzar a trabajar en mi tesis hace una hora.
SSS3k: La ducha fue tu idea.
D: ¿Y luego qué pasó en la ducha, supremo señor del sexo 3000?
SSS3k: Oye, cuando la vida te da un palo, vas a pescar.
D: Ya habíamos 'pescado'. De fuimos a la ducha, provocador del sexo.
SSS3k: Fuiste tú quien estuvo bastante insaciable, Pino ;P
D: Sigue siendo tu culpa :P
SSS3k: Definitivamente (*)
SSS3k: *gay
D: Tengo una tesis en la cual trabajar. Luego te mando un mensaje de texto
SSS3k: Bi Pino (**)
Sacudiendo la cabeza, Dipper abrió la laptop sobre su escritorio. Se sumergió a través de artículos de investigación durante dos pacíficas horas. (La tercera fue menos productiva. Se desvió por una teoría que, a pesar de ser totalmente asombrosa, no tenía nada que ver con su tesis) Cuando bajó a tomar un bocadillo, Mabel estaba en la cocina.
Dipper se ajustó el cuello y miró el reloj. —¿Terminó tu turno temprano?
—No, sólo estoy tomando una bebida —respondió Mabel, sacando una botella de agua de la nevera. Ella tragó la mitad de una sola vez. Dipper miró el brillo sudoroso en su cara.
—¿Hace calor allí? —Comenzó a preguntar, pero se detuvo y arrugó la nariz—. ¿Por qué hueles a humo?
Mabel se puso rígida. Cuando abrió la boca, el agua se derramó por su barbilla. Dipper resopló cuando Mabel se tapó la boca con una mano, tragó y se aclaró la garganta.
—Hubo una pelea de superhéroes —dijo Mabel. Ella jugueteaba con la tapa de la botella y no miró a Dipper a los ojos—. Alguien dijo que Enkryptos estaba en el centro, y Soos dijo que debería ir a ver si aparecía Shooting Star, ya que, ya sabes, ella siempre salva el día cuando Enkryptos ataca...
Dipper frunció el ceño. Si Mabel podía confiar en que su jefe respetaría sus intereses más de lo que ella confiaba que lo haría su propio hermano (incluso aunque Soos era mucho más que su jefe), entonces Dipper realmente lo había arruinado.
—Uh, Mabel, escucha —interrumpió Dipper, y Mabel hizo un sonido para que continuara, sonriendo cortésmente. Dipper se estremeció. Esa era su sonrisa de servicio al cliente. —Sé que fui un poco idiota cuando me contaste por primera vez sobre Shooting Star. No quise... quiero decir, no sabía cuánto te gustaba. Lo siento si te molesto. Ella es... —Dipper se encogió—. Ella no es tan mala como la hice sonar.
Mabel parpadeó hacia él. Luego escondió una sonrisa tonta detrás de sus manos y su botella de agua. —Aw, Dip-Dop...
—Para ser claro, todavía no soy un fan —dijo rápidamente—. Ese disfraz es realmente impráctico, y el daño colateral...
Dipper se detuvo cuando vio la mirada plana que Mabel le estaba dando. Se aclaró la garganta.
—¿Un abrazo torpe de hermanos? —Ofreció, extendiendo sus brazos.
—Un abrazo torpe de hermanos —sonrió Mabel—, tú gran tonto.
Cuando se abrazaron, Dipper le dio a Mabel su habitual palmadita en la espalda. Mabel le dio una palmadita en la nuca con su botella de agua helada, se rió del ruido inhumano que hizo, y luego se congeló.
Ella entrecerró los ojos hacia su cuello. —¿Es eso...?
Dipper frunció el ceño, pero luego sus manos volaron para arreglar su cuello. La boca de Mabel cayó abierta.
—Oh, Dios mío —soltó ella, con una mano golpeando su cara—. Dime que no es un chupetón—.
Dipper rió, todavía ajustándose el cuello. —No es un chupetón.
—Mason Dipper Pines...
—¿No estás todavía en turno? —Dipper preguntó. Mabel entrecerró los ojos.
—Será mejor que sea el único chupetón, jovencito —ella dijo, sacudiéndole la botella de agua.
Dipper se apoyó contra la mesa. —Esto, viniendo de la chica que presumió su primer chupetón durante días.
Mabel sopló una frambuesa y se dirigió hacia la tienda de regalos. —Sólo por eso, no te voy a contar sobre el nuevo mensaje que Enkryptos dejó hoy.
Dipper saltó tan rápido que la mesa raspó el piso. —¡¿Qué?! ¿Cuando?
—Uh, hace diez o quince minutos.
—¡¿Por qué no lo dijiste antes?! —Dipper corrió hacia la puerta principal y agarró sus zapatos. —¡Sabes que quiero ver uno justo después de que él lo deje! Ahora puedo averiguar cómo hace el... el... —Dipper hizo un gesto frenético con una mano, tirando de sus zapatos con la otra.
—¿La cosa curiosa del fuego? —dijo Mabel.
—Sí, ¡la cosa curiosa donde hace el mensaje con un solo disparo! —Dipper abrió la puerta, la cerró nuevamente y corrió escaleras arriba para buscar sus llaves. Podía escuchar a Mabel riéndose para sí misma.
—Voy a volver al trabajo —ella lo llamó—. ¡Nos vemos más tarde! ¡Buena suerte!
Nota de la autora original:
Los "mejores Planes" son aquellos que ignoras para que puedas tener sexo.
¡deberían visitarme en doodling-dood.tumblr.com!
...
Nota de nosotras:
(*) Originalmente dice: Damn straight y luego Bill se corrige y pone Damn gay, este es un juego de palabras, la frase damn straight puede ser traducida como seguramente, definitivamente, así es, etcetera; pero straight al mismo tiempo significa hetero, Bill juega con la doble intención de la palabra.
(**) Otro juego de palabras, "bi" es similar a "bye" fóneticamente hablando, es decir, se pronuncian parecido, bi es diminutivo de Bisexual, y bye es adiós, Bill juega con esto.
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