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Capítulo 7: Viernes (1ª parte)

Narra April:

Me desperté temprano aquel día y bajé emocionada las escaleras hasta la cocina, allí se encontraba Augusta preparando café. Inspiré la dulce fragancia a galletas recién horneadas y comencé a ayudarla. Neville seguía durmiendo en el piso de arriba, pero no quisimos despertarle aún, pues él no tardaría mucho en arreglarse.

Media hora más tarde, subía de nuevo al piso de arriba para ducharme y lavarme el pelo. Dejé que el agua fría recorriese mi piel mientras pensaba en la diversión que nos esperaba aquel día, tenía tantas ganas de volver a Hermione y a los chicos.

Poco después, salía del baño envuelta en una toalla con el pelo ya desenredado, en dirección a mi habitación para cambiarme. En el pasillo, me crucé con Neville que se dirigía a las escaleras para desayunar. Aún andaba algo adormilado, pero puedo asegurar que verme empapada, cubierta solo por una toalla que no me llegaba siquiera a las rodillas, hizo que se espabilara y abriera mucho los ojos sorprendido y muy sonrojado. Yo le guiñé un ojo y, antes de cerrar la puerta de mi habitación, le saqué la lengua.

Me sequé el pelo con un sencillo hechizo y me puse mi precioso vestido, me encantaba como se ajustaba a mi cuerpo, resaltando mi figura y mostrando mi espalda.

Volví a bajar a la primera planta y me dirigí a la habitación de Augusta, que también se había vestido ya para la boda. Me senté en el tocador y ella se acercó a mí sonriente.

—Bueno, ¿qué peinado te apetece? —preguntó pasándome una revista.

—Este me gusta mucho —respondí tras haber hojeado las páginas, señalando uno en concreto.

—Sí, a mí también, creo que te quedará genial —dijo sacando su varita.

Murmuró un hechizo que no alcancé a comprender y mi pelo comenzó a moverse solo, guiado por los movimientos precisos de su varita, hasta tomar la forma del moño de la fotografía.

—El toque final —dijo añadiendo unas flores a mi moño.

Aplicó un poco de rubor sobre mis mejillas, puso rímel en mis largas pestañas, añadió una sombra de ojos en mis párpados y extendió algo de brillo sobre mis labios.

—Estás muy guapa —me dijo cuando hubo acabado.

—Gracias —respondí sonriendo.

—Venga, sal que te vea Nev.

Neville nos esperaba en el salón, llevaba un traje que le quedaba como un guante, estaba realmente guapo y creo que yo le dejé sin palabras. Se acercó a mí, tomó mi mano y me hizo girar como si estuviéramos bailando. Los dos sonreíamos como bobos.

—Estás preciosa —dijo acariciando mi mejilla, y yo sentí mi corazón acelerarse en aquellos momentos.

Augusta nos contemplaba en silencio, sin poder evitar que una sonrisa asomase en su rostro.

Llegamos a la boda mediante un traslador, allí nos esperaba el Trío de Oro. Corrí a abrazar a Hermione nada más verla, la había echado mucho de menos.

—Oh April, estás guapísima —dijo con una gran sonrisa.

—Igual que tú —respondí.

Me acerqué a saludar a Ron y a Harry, que hablaban con Neville. Charlamos un rato juntos, riendo y contando anécdotas del verano. Cuando la boda iba a dar comienzo, nos dirigimos al jardín trasero, que estaba lleno de sillas. Nos indicaron nuestro sitio y nos sentamos a esperar.

La ceremonia fue muy bonita y emotiva, y no pude evitar que una lágrima resbalase por mi mejilla. Neville, que se encontraba junto a mí, pareció darse cuenta y entrelazó sus dedos con los míos. Me giré para mirarle y le dediqué una gran sonrisa.

Tras el banquete, se retiraron algunas mesas para formar una pista de baile en el centro. Fleur y Bill comenzaron a bailar una canción lenta, pero solo un par de parejas se les unieron. Yo me levanté y cogí a Neville de la mano.

—Será muy divertido —le aseguré para que se tranquilizase.

Bailamos dos canciones seguidas y me gustó ver que Ron sacaba a bailar a Hermione, sabía que ambos se gustaban y me alegraba verlos disfrutando. La segunda canción iba a finalizar, cuando vi a Harry sentado solo en una silla cerca de la pista.

—Neville, saca a bailar a Ginny y llévala al centro de la pista, espérame allí —le dije cuando la canción terminó y Always de Bon Jovi comenzó a sonar.

—Harry, ¿bailas conmigo un rato? —le pregunté con mi mejor sonrisa.

Él se levantó y me acompañó a la pista. Sonreía, pero yo sabía que preferiría estar con otra persona, por eso guié nuestros pasos hacia el centro de la pista.

—Ginny —la llamé acercándome con Harry—, ¿hacemos un cambio? Es que esta es nuestra canción —dije refiriéndome a Neville y a mí—, y queríamos bailarla juntos.

—Claro —respondió enseguida sonriente.

Neville y yo los dejamos solos a ambos, en cuanto les dimos la espalda nos sonreímos con complicidad y chocamos nuestros puños.

—¿Desde cuando es esta nuestra canción? —preguntó tomándome de la cintura.

—Desde ahora —contesté y besé sus labios pillándole por sorpresa.

—Me parece bien —dijo al separarnos, totalmente rojo.

Bailamos esa última canción y yo fui a sentarme un rato, Neville y su abuela se quedaron bailando en la pista. Me disponía a acercarme a Hermione, que también se había sentado, cuando unas sombras oscuras bajaron del cielo rompiendo la carpa donde se celebraba la fiesta. <<Mortífagos, como en mi pesadilla>> pensé.

El pánico cundió en el lugar, todos corrían en distintas direcciones en busca de sus familias para desaparecerse. Me quité los tacones y saqué mi varita del bolso, por suerte siempre la llevaba conmigo.

Corrí hacia la pista de baile, donde aún se encontraban Neville y su abuela. Me giré justo a tiempo para ver como un mortífago se preparaba para lanzar una maldición.

—¡Protego! —exclamé interponiéndome entre él y Augusta—. Desaparézcase —la insté—. Neville y yo iremos en cuanto todo esto acabe, debemos ayudar.

Tras un momento de duda, asintió y se desapareció.

Neville cogió mi mano para no perderme entre la multitud. Espalda contra espalda, luchamos para hacer retroceder a los mortífagos.

—¡Everte Statum! —oí que decía.

—¡Incarcerous! —exclamé yo apresando a Lucius Malfoy.

En ese momento, una niña que lloraba desconsoladamente, pasó corriendo junto a nosotros. Tiré de su brazo y la puse bajo mi protección.

—No te preocupes, encontraremos a tus padres —le dije sin apartar la vista de nuestros enemigos.

—¡Desmaius! ¡Expelliarmus! ¡Oppugno! —gritaban unos.

—¡Avada Kedavra! ¡Crucio! ¡Sectumsempra! —exclamaba el bando contrario.

Me sentía realmente agotada, así que retrocedí y me dispuse a atender a los heridos. Un hombre se desangraba en el suelo.

Vulnera Sanentum, Episkey —murmuré sanando sus heridas y tratando de obviar mi dolor de cabeza. La visión de tanta sangre había hecho que me entrasen nauseas, pero proseguí.

Realicé un encantamiento protector alrededor del herido y busqué a más personas que pudieran necesitar mi ayuda. Un mortífago que aún iba encapuchado torturaba a una chica que debía de tener mi edad, estaba tan concentrado que no se percató de mi presencia.

—¡Impedimenta! —exclamé.

Neville también estaba agotado y había venido a ayudarme. Entre los dos conseguimos que la chica recuperase la consciencia. La lucha se prolongó media hora más, nos alcanzaron muchos hechizos ya que nuestros reflejos se volvían más lentos con el transcurso de la batalla. Varias veces nos desarmaron, pero nunca a ambos a la vez, así que uno cubría al otro mientras éste se recuperaba, era lo bueno de luchar juntos. Me sentí muy aliviada de tenerle junto a mí.

Dumbledore, que no había tardado en aparecerse en el jardín para ayudarnos, se encontraba ahora acorralado por Snape y Draco. Corrí en su ayuda ahora que nadie nos atacaba, Neville no tardó en seguirme. Juntos hicimos que retrocedieran. Draco corrió en busca de ayuda.

—April —dijo el director apoyando su mano en mi hombro, yo no dejé de lanzar hechizos—, guarda esto —prosiguió tendiéndome unos botes de cristal que contenían un líquido azul y brillante—, esclarecerán todas tus dudas —Yo me detuve para cogerlos y guardarlos.

—¿Qué son? —pregunté.

—Recuerdos —respondió simplemente—. Id a ayudar a Remus, yo puedo defenderme solo —añadió.

Nosotros, algo dubitativos, hicimos lo que decía. Seguí luchando y pronto olvidé lo que me había dado. Ya apenas quedaban mortífagos.

—¿Te sientes con fuerzas para desaparecerte? —me preguntó Neville.

Yo respiré tratando de calmarme, antes de asentir. Nos desaparecimos; sin embargo, segundos antes de realizar el conjuro, un rayo verde me cegó, cuando la luz se disipó, pude ver a Dumbledore cayendo al suelo, le había alcanzado una maldición asesina, había sido Snape.

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¡¡¡Preguntaaa!!!

Si pudierais ser un personaje de la saga por un día, ¿cuál seríais y por qué?

Yo creo que sería Dumbledore, me gustaría saber qué se siente al ser uno de los magos más poderosos y tener todos los objetos mágicos que él tenía en su despacho. Aunque también sería interesante ser Voldemort o Bellatrix.

¡Nuevo capítulo el martes!

Por cierto :3 mis queridos lectores, quedan solo 12 días para mi cumple, es el jueves dentro de dos semanas >.< no puedo esperaaaaaar!!

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