Narra Neville:

Su mirada me tenía hipnotizado, y no encontraba palabras para responderle. Finalmente negué con la cabeza.

—¿Quieres hablar de ello?

—No te conozco de nada —murmuré.

La joven soltó una pequeña carcajada.

—Te ayudé a buscar a Trevor una vez en primero, solíamos sentarnos juntos en las clases de Herbología —dijo sentándose a mi lado—. Solo que durante el segundo curso me marché de intercambio y cuando regresé... No sé, supongo que había pasado mucho tiempo.

Escruté su rostro unos instantes, sus ojos ambarinos me resultaban ligeramente familiares al igual que las muchas pecas en sus mejillas adornadas con dos hoyuelos. Por fin logré reconocerla.

—¿Hazel? —pregunté incrédulo.

Ella asintió y esbozó una sonrisa, mi vista entonces se centró un instante en su uniforme, había olvidado que pertenecía a Hufflepuff.

—He visto que has discutido con una chica, quise acercarme antes pero me daba vergüenza —admitió jugueteando con su pelo castaño claro.

Yo desvié la mirada, no quería hablar de lo sucedido.

—Ahora preferiría estar solo —dije poniéndome en pie—, tal vez podamos hablar en otra ocasión.

Hazel se levantó también y masculló una despedida. La contemplé durante unos segundos mientras se alejaba en dirección al castillo, había olvidado su existencia por completo durante aquellos años y lo cierto era, que ya no se parecía en nada a aquella chica de mejillas regordetas que se había sentado a mi lado en Herbología durante un año entero.

Decidí apartarla de mi mente y caminé por los jardines, en realidad merodeaba sin rumbo fijo, solo necesitaba estar solo para poder pensar.

Me veía incapaz de asimilar la situación que estaba viviendo, April lo había sido todo para mí durante los últimos dos años y ahora todo se había acabado. Ya no habría más paseos por los jardines del castillo de la mano, ya no contemplaríamos el atardecer juntos, no hablaríamos sin cesar de música o Herbología, ya no bailaríamos "Always" ni brindaríamos con chocolate caliente, ya no habría más ataques de koala ni abrazos de oso... No habría nada más.

Sentí de nuevo las lágrimas resbalar por mis mejillas. ¿Cómo habíamos llegado a aquel punto? me preguntaba una y otra vez. ¿Qué había hecho yo mal?

No podía quedarme sin una explicación, al menos me merecía eso; sin embargo solo quería enterrarme bajo las sábanas de mi cama y despertar pensando que todo aquello era una mera pesadilla. Pero no lo era, todo era real.

Caminé de vuelta al castillo, habían pasado por lo menos dos horas y yo me había perdido en mis divagaciones.

Mi corazón se aceleró al ver a April con los ojos hinchados saliendo del baño, había estado llorando. Corrí hacia ella reteniéndola por el brazo, necesitaba una explicación.

—Suéltame —me espetó, pero su voz tembló al igual que su labio inferior.

—Necesito una explicación, ¿qué he hecho mal?

—¿Por qué sigues insistiendo? ¿Por qué lo haces todo tan difícil?

—Porque te amo y eres la persona que más me importa en este mundo —conseguí contestar apesar de que un nudo oprimía mi garganta.

Sus ojos se humedecieron pero hizo un esfuerzo por retener las lágrimas, todo lo contrario que yo.

—No has hecho nada mal, mis sentimientos han cambiado —respondió zafándose de mi agarre.

April echó a andar a paso rápido por el pasillo y yo corrí para seguirla.

—¿En dos días? —insistí, pero ella no contestó, así que añadí—: Sé que algo te sucede, ayer no te encontrabas bien, incluso estabas pálida. Me gritaste que no querías hacerme daño y me amenazaste con tu varita, pero luego la tiraste al suelo y saliste corriendo —le recordé—. April, eso no es normal. Cuéntame lo que te sucede, podemos solucionarlo. Estamos juntos en las buenas y en las malas, ¿recuerdas?

—No eres capaz de asumir que lo nuestro ha terminado y tratas de buscarle alguna explicación o solución, pero no la hay —su voz pretendía ser firme, pero pequeños titubeos le hacían flaquear—. Solo quiero que me dejes en paz y te alejes de mí.

Me detuve y dejé que ella siguiera avanzando, tal vez tuviera razón y tuviera que asumir que había terminado todo.

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Narra April:

"Estamos juntos en las buenas y en las malas, ¿recuerdas?" aquellas palabras retumbaban en mi mente. Había estado a punto de contarle lo que me sucedía, pero la intensidad de esa maldita voz en mi cabeza había aumentado de un momento a otro al igual que su control sobre mí.

Si no lograba averiguar su origen y una forma de eliminar el poder que tenía sobre mi mente, no podría volver a acercarme a él.

Neville se había detenido a mitad del pasillo y me había dejado marchar, en cuanto torcí la esquina eché a correr para alejarme todo lo posible. Subí las escaleras hasta la torre de Astronomía y me senté a contemplar las vistas que la altura me proporcionaba. En aquellos dos días había aprendido a valorar el silencio y la tranquilidad.

Pensé en volver a mi habitación, pero no estaba lista para un interrogatorio por parte de mis amigas, aún no. Suspiré con pesadez y me puse en pie para apoyarme en la barandilla. El sol comenzaba a ocultarse a la vista, y el cielo se teñía de colores rosados y anaranjados. Ahora que había llegado la primavera, los alrededores de Hogwarts se encontraban en su momento de mayor esplendor; sin embargo yo no podía evitar verlo todo teñido de un tono lúgubre. Esbocé una pequeña y triste sonrisa, casi parecía una broma cruel.

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¡¡Preeeguntaa!!

Si pudierais tener un superpoder, ¿cuál sería? 7u7

Yo elegiría leer las mentes de los demás :))