Capítulo 2: Rebeldía
Narra April:
El viernes me desperté más cansada de lo habitual, tras tener una pesadilla había permanecido en vela hasta el amanecer; cuando el sol comenzaba a salir había logrado descansar un poco, pero mi despertador no tardó en recordarme que debía bajar a desayunar.
<<El desayuno está sobrevalorado>> pensé mientras me cubría el rostro con las cálidas sábanas.
Instantes después, una violenta sacudida que casi me tira de la cama me destapó. Hannah, ya ataviada con su uniforme, me miraba con reproche desde la puerta y con su varita aferrada en la mano derecha.
—Buenos días a ti también —mascullé saliendo de la cama.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo al tocar el frío suelo descalza.
—Venga, si no te das prisa llegarás tarde a clase —me avisó.
—Ve bajando tú, en seguida te alcanzo —dije mientras me estiraba.
Ella puso los ojos en blanco y negó desaprobatoriamente con la cabeza antes de cerrar la puerta.
Cogí mi uniforme y me dirigí al baño para darme una ducha rápida. El agua caliente que se deslizaba sobre mi piel parecía llevarse los recuerdos de la pesadilla que me había mantenido en vela, dejando que se escurrieran hasta el sumidero. Pronto la voz siseante, las manos pálidas, la caja de madera y el cementerio se alejaron hacia un rincón apartado en mi mente, dando paso a pensamientos prioritarios.
Me esperaba una clase de pociones, transformaciones, herbología y seguramente alguna más, pero aún no me había aprendido mi horario, era algo desastre para esas cosas.
Salí de la ducha y comenzó la tediosa tarea mañanera de tratar de adecentar mis indomables rizos.
Habíamos vuelto hacía dos días a Hogwarts y, aunque sabía que estaba mal, sentía la necesidad de causar algún revuelo. Odiaba ver a los Carrow pasearse por el castillo con sus sonrisas de suficiencia y superioridad, quería que su estancia aquí no fuera sencilla, no merecían tenerlo fácil.
Con este pensamiento en mente terminé de vestirme y bajé con rapidez al Gran Comedor.
—Menudas ojeras —dijo Bonnie nada más verme llegar.
—Yo también te quiero y te deseo una feliz mañana —respondí con una amplia sonrisa, tratando de cargar mis palabras de la mayor ironía posible.
Ella puso los ojos en blanco.
—Hoy estáis todas de mal humor por lo que parece —comentó Alison.
Las tres alzamos la vista de nuestros platos con ceño fruncido.
—Pensad en positivo chicas, es viernes, he encontrado ranas de chocolate al fondo de mi baúl, hay entrenamiento de quidditch y es viernes. ¿Qué más se le puede pedir a la vida?
—Un novio —masculló Bonnie.
—Menos deberes —Hannah acompañó sus palabras de un bostezo.
—Que un rayo parta a los Carrow.
—Le quitáis el positivismo a todo, así no se puede —bufó—. ¿Y a ti que te pasa con los Carrow?
Les conté mi reflexión mañanera y dejé que cavilaran mis palabras.
—¿Qué os parecería hacer otra pintada? Que vean que el Ejército de Dumbledore va a seguir luchando —propuso Hannah.
Miré mi reloj de pulsera, quedaban diez minutos para el comienzo de nuestra primera clase, las cuatro nos pusimos en pie y caminamos hacia la puerta.
—Es una buena idea, el aula de Estudios Muggle sería el lugar perfecto —comenté mientras echábamos a andar hacia las mazmorras.
—Y otra en este pasillo —añadió Alison—, todo el mundo lo vería.
—Por ahí viene Neville, vamos a decírselo a ver qué le parece —dijo Bonnie saludándole para que se acercara.
—Buenos días —nos saludó cuando llegó hasta nosotras.
—Estábamos pensado... —comenzó diciendo ella, pero yo le pellizqué el brazo cortando su frase.
—¿Podrías echarnos una mano con Herbología más tarde? Tenemos muchas dudas —completé yo.
—Claro, podemos quedar en la biblioteca esta tarde.
—Mejor mañana por la mañana. Luego hablamos, llegamos tarde a clase —dije a modo de despedida.
—¿Por qué has hecho eso? —me preguntó Hannah cuando nos encontrábamos ya lejos de él—. Le has mentido.
—No quiero que se involucre, su abuela se enteró de que nos habían castigado en el primer trimestre y me pidió que me asegurara de que se quedaba al margen.
—Cuando se entere de que le has mentido será peor.
—Bueno, déjalo ya, no puedo hacer otra cosa —dije alzando un poco la voz.
Hannah puso los ojos en blanco y entramos en clase de pociones.
ϟ
Narra April:
Horas más tarde, nos encontrábamos en la Sala Común de nuestra casa, pronto darían las doce de la noche y podríamos llevar a cabo nuestro plan. Las cuatro nos encontrábamos sentadas frente a la chimenea, contemplando el fuego crepitar sin mediar una palabra entre nosotras. Todas estábamos nerviosas.
El reloj sobre la repisa de la chimenea nos indicó que había llegado el momento de entrar en acción. Aferramos nuestras varitas y un cubo de pintura cada una y salimos a las escaleras. Nos aseguramos de insonorizar nuestras pisadas con un simple hechizo y nos separamos tal y como ya habíamos planeado.
Bonnie y yo nos encargaríamos de la pintada en el pasillo que desembocaba en el Gran Comedor, todos la verían a la mañana siguiente y los Carrow tardarían en poder eliminarla, pues habíamos vuelto a hechizar la pintura.
Avanzamos con cautela, deteniendo hasta nuestras respiraciones cada vez que escuchábamos un ruido. Tenía la sensación de que nos seguían, de vez en cuando lanzaba miradas furtivas a mis espaldas, pero no parecía haber nadie.
Llegamos a nuestro destino sin ningún incidente, aquello solo me inquietó. Dejé el cubo de pintura en el suelo, junto al de Bonnie. Mi mirada viajó entonces hacia uno de los extremos del pasillo, justo a tiempo para ver una cola felina torcer la esquina. No podía ser otra que la señora Norris. Corrí todo lo rápido que pude en su dirección y, cuando estuve lo suficientemente cerca, murmuré:
—Petrificus totalus.
Bonnie no tardó en alcanzarme con la respiración agitada.
—¿Por qué has...?
Detuvo su frase al ver inmóvil a la gata, de no haberla visto habría avisado a Filch de nuestra posición. Encerramos al animal en el primer aula que encontramos y reanudamos nuestra tarea.
Abrimos los botes de pintura y trazamos con letras grandes la frase: El Ejército de Dumbledore sigue luchando. Contemplamos satisfechas nuestra creación y esbozamos una pequeña sonrisa.
—Podríamos hacer algo más, ya que estamos —dije pensativa.
—¿Qué propones?
Bonnie y yo nos escondimos en un aula vacía e hicimos algunos planes más. Una hora más tarde, tras haber modificado nuestros expedientes en el despacho de Filch y haber dejado una rata muerta frente a la habitación de Alecto, volvíamos a la Sala Común.
Llegamos hasta un largo pasillo apenas iluminado, por alguna razón una vocecita en mi mente me decía, o más bien me imploraba, que saliera de allí lo antes posible. Instantes después comprendí por qué.
Las paredes estaban repletos de cuadros que, al notar nuestra presencia, habían comenzado a armar un gran escándalo. Echamos a correr tan rápido que notaba mis piernas adoloridas. No tardamos en escuchar unos pasos tras nosotras, por suerte no quedaba mucho para llegar a nuestra Sala Común.
Un hechizo casi me alcanza al torcer la esquina, haciendo que mi corazón latiera más deprisa. Resolvimos con premura la adivinanza y corrimos escaleras arriba hasta nuestra habitación.
—Pensábamos que os había pasado algo —dijo Hannah al vernos entrar.
—Apaga la luz —le ordené—, venga, todas a la cama.
—¿Qué pasa?
—Haz lo que dice —añadió Bonnie—. Estamos seguras de que nos han visto entrar en nuestra Sala Común.
Alison y Hannah nos obedecieron y poco después, escuchamos unos pasos subiendo las escaleras. Traté de calmar mi respiración cuando abrieron la puerta de nuestra habitación, al parecer creyeron que todas dormíamos ya que no tardaron en cerrar de nuevo.
Todas permanecimos quietas y en silencio hasta que escuchamos esos mismo pasos descender de nuevo. Solo entonces nos atrevimos a hablar.
—¿Por qué habéis tardado tanto? —Alison se encargó de romper el silencio.
—Decidimos aprovechar para hacer algunas cosas más —contestó Bonnie.
Hannah y Alison intercambiaron una mirada extrañadas y yo me apresuré a aclararles lo que habíamos hecho, además de la persecución hasta la Sala Común.
—No deberíais haberos arriesgado tanto, pero por lo menos no nos han pillado.
Yo asentí, aunque presentía que los Carrow iban a sospechar de mí.
---------
Estas chicas son unas rebeldes xd
Bueno, ¡¡¡preguuuntaaa!!!
¿Cuál preferís: Hogwarts, Durmstrang, Ilvermorny o Beauxbatons?
Yo estudiaría en Hogwarts sin dudarlo, aunque Ilvermorny me produce mucha curiosidad :)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro