Capítulo 16: Halloween
Narra April:
Era viernes 31 de octubre, nos encontrábamos en la Sala de los Menesteres y en una hora comenzaría el banquete. Mis amigas, Neville y yo llevábamos toda la tarde trabajando en una pequeña sorpresa para los Carrow.
Alison, Hannah y yo nos estábamos encargando de terminar la bomba fétida, que pondríamos en la habitación de Amycus antes de bajar a cenar; mientras, Neville y Bonnie se encargarían de dejar las ratas en la de Alecto.
Me puse en pie, me estiré y me acerqué hasta donde Neville y mi amiga trabajaban. Las pequeñas ratas que habíamos sacado de las mazmorras, eran ahora alimañas grandes, de ojos rojos y dientes afilados. Solo nos habían hecho falta algunos libros de hechizos.
—¿Cómo vais a evitar que se os escapen? —pregunté sentándome junto a ellos.
—A Bonnie se le ha ocurrido usar una variante del hechizo Alohomora —me explicó Neville.
—Vamos a dejarlas en esta caja —añadió ella sacándola de debajo de la mesa—, tiene un candado que cerraremos, pero usando el hechizo, se abrirá tras el tiempo que indiquemos.
—Como se nota que eres de Ravenclaw —dije poniéndome de nuevo en pie con una sonrisa—. Deberíamos marcharnos ya, ¿no creéis? Si llegamos tarde a la cena sospecharán de nosotros.
—Tienes razón —corroboró Alison levantándose de su silla.
—Yo iré a devolver estos libros a la biblioteca —dijo Hannah guardando en su mochila los ejemplares que habíamos utilizado—. Nos vemos en el Gran Comedor —añadió antes de salir por la puerta.
Una vez se hubo marchado, guardamos como pudimos las cosas en nuestras mochilas y nos pusimos en marcha. Avanzamos con cautela por los pasillos hasta llegar a las habitaciones de los Carrow, estaban situadas la una en frente de la otra.
—Seguramente tenga un encantamiento Anti-Alohomora —dije—. Neville podrías realizar el hechizo que empleamos en la Sección Prohibida, yo crearé un pequeño escudo que silencie la explosión, luego repararemos la cerradura.
Neville asintió y ejecutamos lo planeado. Bonnie y él entraron en la habitación de Alecto, y Alison y yo en la de Amycus, cuya puerta habíamos encontrado entreabierta.
—Podemos ponerla bajo el colchón —propuso ella—, así cuando se tumbe se romperá y la habitación se llenará de ese olor tan asqueroso.
Yo asentí y extraje la bomba fétida de mi mochila. Era una esfera no demasiado grande de cristal al que le habíamos aumentado la fragilidad con un hechizo para que se rompiera fácilmente. Alison levantó el colchón y yo la dejé en su sitio, el trabajo estaba hecho.
Una voz grave y unos pasos que avanzaban por el pasillo nos advirtieron de la presencia de alguien. Ambas intercambiamos una mirada de preocupación y corrimos a escondernos. Alison se metió debajo de la cama y yo me escondí en un armario.
—Alecto, eso es una estupidez —dijo Amycus entrando en su habitación—. Deberías...
El mortífago no terminó la frase.
—¿Qué pasa? —preguntó su hermana extrañada.
—Me ha parecido ver el edredón moverse a la altura del suelo.
Abrí una rendija en la puerta y vi a Amycus agachándose junto a la cama, si no hacía algo descubrirían a Alison.
—Imperio —murmuré apuntándole con mi varita.
El mortífago volvió a ponerse en pie, su mirada era ausente.
—¿Qué haces? —Alecto parecía confundida.
—Vámonos, pronto empezará la cena —respondió su hermano en un tono tranquilo.
—¿Para qué me has traído entonces?
—Ya no tiene importancia, hablaremos de eso después de cenar.
—Pero... —Ella iba a seguir replicando.
—Tengo hambre, ¿vale? —le espetó alzando la voz.
Tras una mirada de reproche como respuesta, ambos salieron de la habitación.
Ahora que Amycus no estaba a mi alcance, la maldición no duraría mucho más, debíamos huir antes de que regresaran. Salimos al pasillo, donde Neville reparaba el pomo de la puerta. Me aseguré de realizar bien el encantamiento Anti-Alohomora, dejando todo como lo habíamos encontrado.
Echamos a correr por los pasillos y no nos detuvimos hasta ver a lo lejos el Gran Comedor.
—Por las barbas de Merlín, ¿qué acaba de pasar? —preguntó Neville.
—Amycus y Alecto volvieron a la habitación estando nosotras dentro —respondió Alison.
—Yo me escondí en el armario y ella bajo la cama, pero tuve que lanzarle la maldición Imperius al mortífago para que no nos descubriera —añadí bajando la voz.
—¿Qué has hecho qué? —Bonnie no se lo creía.
—No me quedó otra opción, nos habrían torturado de habernos encontrado —me defendí.
—Será mejor que entremos —dijo Neville tratando de calmarnos.
—Sí, tienes razón.
ϟ
Narra Neville:
Semanas después aún seguían buscando a los culpables de lo sucedido. Las ratas habían mordido las piernas y los brazos de Alecto, causándole heridas que la señora Pomfrey tuvo que ocuparse de curar. Amycus por su parte, tuvo que abandonar su habitación una semana, pues no había forma de eliminar el terrible olor de la bomba fétida.
Todos estuvimos de acuerdo en que aquella había sido la última gamberrada del trimestre, habíamos tenido mucha suerte de salir impunes.
El mes de noviembre pasó con tranquilidad, se acercaba el final de trimestre y teníamos más deberes que nunca. Solo el partido de quidditch en el que se enfrentaron Hufflepuff y Gryffindor, resultando este último ganador, supuso un cambio en nuestra monótona rutina.
El primer fin de semana de diciembre, me encontraba desayunando en el Gran Comedor cuando un búho dejó una carta junto a mi plato.
Leí el contenido con atención, mi abuela me escribía para que me encargara de invitar a April a pasar las navidades con nosotros. No pude evitar sonreír al leer aquello.
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¡¡Preeeegunta!!
¿Qué comida os gustaría probar del mundo mágico?
Yo quiero beber zumo de calabaza, cerveza de mantequilla y comer muchas ranas de chocolate :P
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