Capítulo 14: La solución al otro lado del espejo
Narra April:
Me desperté muy temprano aquella mañana, justo cuando comenzaba a amanecer. Bajé a la cocina a prepararme un té y regresé a mi habitación, donde observé como el sol salía desde mi ventana.
Durante aquel momento de calma traté de ordenar todos mis pensamientos, el día anterior había aprendido muchas cosas de golpe, necesitaba aclararme.
Pasado un rato, cuando los colores anaranjados y rosados ya no teñían el cielo, me senté en mi cama a releer los pergaminos que, según Neville, yo había escrito tiempo atrás.
Neville... Aquel chico hacía que un sinfín de emociones se aglomerasen en mi interior, me sentía muy cercana a él y ni siquiera era capaz de explicar por qué.
Sacudí mi cabeza y me centré en los pergaminos, quería recuperar mi memoria. Tras unos minutos de lectura, el relato de una pesadilla en concreto llamó mi atención. En el sueño, tras encontrarme a oscuras escuchando una voz siseante que decía las palabras enterrar, cementerio y traidora, aparecía rodeada de tumbas. Según había escrito, era el lugar en el que Voldemort había vuelto a la vida.
Fruncí el ceño mientras leía aquello, tendría que preguntarle a Neville si sabía de qué se trataba. Proseguí con mi lectura, lo siguiente que decía era que una serie de visiones se sucedían en mi mente: Una caja de madera, un sauce entre las tumbas, un hoyo en cuyo fondo enterraban la caja... Todo era muy confuso.
Salí a darme una ducha y, mientras el agua fría corría por mi piel, lo que había leído seguía dando vueltas en mi cabeza. Mi mente había estado conectada a la de Voldemort, por lo tanto aquella pesadilla debía ser un reflejo de sus planes.
En aquel instante todo cuadró de manera pasmosa para mí, me envolví en una toalla y salí a toda prisa hacia la habitación de Neville. Entré corriendo y avancé hasta su cama, donde dormía bocabajo. Sacudí su brazo con impaciencia y el joven no tardó en girarse para ver quién le había despertado.
—A-April... ¿Qué haces así? —preguntó rojo hasta la punta de las orejas.
—Ya sé dónde está el talismán con mis poderes —dije haciendo caso omiso a su pregunta.
Tiré de él hasta el baño, le hice situarse al otro lado de la puerta mientras yo me cambiaba, pero dejé la puerta entreabierta para explicarle la pesadilla que había leído en aquellos pergaminos.
—Piénsalo, si mis pesadillas eran una muestra de sus planes, y él quería devolverme mis poderes para tenerme a su servicio, ¿no podría ser aquel cementerio el lugar en el que se ocultan? Tienen que estar en la caja de madera, el talismán debe estar ahí dentro.
Neville había permanecido en silencio durante toda la explicación. Me abotoné mi blusa y salí del baño.
—¿Y bien? —pregunté—. ¿Qué opinas?
—Que tenemos que intentarlo —respondió.
Me sentí muy feliz de que no pensara que mi idea era una estupidez, y una gran sonrisa curvó mis labios.
—¡Genial! ¿Sabes dónde está el cementerio?
—Dumbledore me contó que estaba junto a la casa en la que vivió el padre de Voldemort —contestó—, creo que sé a quien preguntar.
Neville se marchó a su habitación y yo entré en la mía. Me detuve frente a un espejo de pie y observé cómo me quedaba el conjunto que había elegido. Mi vista se detuvo un instante en el guardapelo que pendía de mi cuello. Según Neville y las anotaciones en mis pergaminos, era lo único que conservaba de mi padre.
Lo abrí por primera vez para observar su contenido, un trozo de pergamino cayó de su interior al suelo frente al espejo y me apresuré a recogerlo; sin embargo, algo me hizo detenerme en seco.
Si las ilegibles palabras se miraban reflejadas en el espejo la frase adquiría de pronto significado: "Recupera tu valioso legado". Mi corazón se aceleró considerablemente, ¿podría aquel hechizo devolverme mis poderes?
Tomé asiento en mi cama, estaba pasando todo muy rápido. ¿Y si me estaba equivocando y mis poderes no estaban allí? ¿Y si no lograba recuperarlos? ¿Qué pasaría si tuviera que resignarme y no volver a tener mis recuerdos?
Neville llamó a la puerta e interrumpió todos aquellos pensamientos negativos, le indiqué que podía pasar y avanzó hasta donde me encontraba para sentarse junto a mí en la cama.
—Ya sé a donde tenemos que ir —dijo.
—¿Cuándo nos marchamos?
—Si estás lista, ya.
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Hoy no hay pregunta, lo siento, no estoy muy de humor :/
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