Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XVII


Verónica

Investigar, investigar, investigar.

No había otra palabra en mi vocabulario.

Enea me ayudó, muy a la fuerza, a filtrar la información con un conjuro de búsqueda, era como un google mágico, una bendición, me redujo los libros de la biblioteca a un cerro de aproximadamente cincuenta ejemplares.

Comer. Leer. Dormir. Repetir.

De falta de voluntad y preparación a esta bruja no se le iba a acusar en la hoguera.

Así es, mi rutina se transformó en la de una colegiala. Al pobre de René le faltaba poco para convertirse en un conejo de polvo.

Para resumir, las últimas semanas el ambiente estaba extraño; tenso entre mis hermanas limitándose a cordialidades, sacándole la vuelta a Madame y sus sermones, y, en el poco tiempo libre que tenía Volpe de sus tareas como deidad del bosque, lo evitaba o a toda costa, quedarme a solas con él era tener tentaciones prohibidas; y no es que no estuviera loca por Mateo, la cosa es que, la vista no me falla, y a la larga, con hambre, a cualquiera se le antoja un plato suculento.

¿Y para los ojos de la Academia y la Élite de magia? Todo seguía igual, no dejaba de hacer las cosas mal. La realidad es que a mí me valía un reverendo cacahuate.

Yo estaba en plan One way or another de Blondie por salvar a mi hombre, sonaba pretencioso de solo pensarlo: "Mi hombre" pero de qué otra forma podía nombrarlo, ¿el humano no humano que me robó los poderes?, ¿mi enamorado?, ¿el veneno? Sea como sea, acabando todo esto, viajaría en el tiempo a uno de sus conciertos a cantar a todo pulmón y bailaría hasta al amanecer como una groupie hecha y derecha. O mejor, me amanecería en Studio 54 de la mano de Elizabeth Taylor, vaya icono, era fan de René y nuestro estilo "progresista". Ah, que antojo de esas noches épicas de baile y chismes, rodeada de las estrellas del buen Hollywood.

Mis poderes poco a poco se restablecían, la mejoría era notable; podía chasquear los dedos y hacer levitar cosas o detenerlas en caso de que alguien decidiera lanzármelas. Telequinesis check. Mis risos regresaron y yo ya extrañaba ser lacia, dilemas de una diva. Pero viajar en el tiempo... nada de eso, lo intenté y mis poderes solo me retrocedían y llevaban al futuro por minutos, por lo cual, mi bola de cristal estaba en las mismas condiciones, cascarrabias e intermitente. En un inicio pensé usar mis poderes para alargar los días pero, me arriesgaba a fallar y en lugar de retroceder unos minutos podía quedar atrapada en otra época sin posibilidad de volver. Nada chistoso.

Pero bueno, un día a la vez.

—¿No deberías de descansar?—sugirió René restregando su cabecita en mi mano incitándome a que cerrera el libro—. Me aburré muchísimo pasar la mañana aquí entre el polvo, arañas y los espíritus del bosque, es deprimente—suspiró.

—Sabes que entre más pronto encontremos una solución podremos volver a casa y ayudar a Mateo—lo sermoneé.

Escuchar los quejidos y lamentos del felino era parte de mi calvario.

—Lo sé, lo sé—dijo desganado para después repasar de punta a punta el escritorio. Algo quería y no era dinero—, por lo menos, mañana podremos pasar un buen rato ¿no?

—¿A qué te refieres?—cuestioné sin apartar la mirada de la lectura.

Algo tramaba.

—Mañana es quince de abril—dijo sin más. Tuve que murmurar para que siguiera articulando—. El cumpleaños de Melissa.

¿¡QUÉ!? Los días se me estaban escapando de las manos.

Me limité a encogerme de hombros y fingir que uno; no lo olvide. Y dos; me daba igual.

—Por la cara que pusiste se nota que lo olvidaste y sé que en el fondo, en ese corazón de piedra, no, no te da igual—señaló René acompañado de una risita maliciosa. No por nada era mi espíritu familiar y mejor amigo—. Sería buen momento para que hicieran las paces—sugirió—, la vibra tensa que hay ocasiona que me duela la espalda. Cargar con el peso de tu mal humor está cobrándome factura, Vero. No lo soporto, ni Brielle quiere jugar conmigo—soltó un pequeño puchero—. No es justo.

Tenía razón. Que tuviera la razón me enfadó y me dio directo en el orgullo.

Levanté la mirada para encararlo.

—Lo único que quieres es comer pastel y pasarla bien—lo corregí de mala gana.

—Sí. Comer pastel delicioso y tal vez mover mi esqueleto con algún baile, eso ¿qué tiene de malo?—se defendió—, pero también quiero que salgas de aquí—le soltó un manotazo al libro y solo vi unas partículas de polvo salir desprendidas. Me vendría bien abrir una ventana—, del estrés te saldrán canas, serás una vieja prematura para cuando regresemos con Vitale.

Eso no sonaba bien.

—Mucha burla y risa pero te recuerdo que ya puedo jalarte las orejas a la distancia si sigues con tus bromitas—lo amenacé.

El pelo de la cola de René se crispó.

—No te enojes, Kahú. Solo te digo que si sigues así nos quedaremos solos y la verdad necesitamos la ayuda de los demás. Seamos honestos. No estamos teniendo ningún tipo de avance.

Entrecerré los ojos, sabía que cuando me llamaba así el corazón se me derretía cual mantequilla y también, la pantera tenía razón. Tenía razón una y otra vez.

—Yo te lo advertí—traté de sonar seria.

Con movimientos nerviosos, René, fue alejándose de mí hasta que saltó del escritorio al piso y se perdió a toda velocidad por el pasillo.

—¡Cobarde!—le grité.

Intenté volver a centrarme en la lectura sin conseguirlo, obviamente.

Cerré el libro de golpe y lo empujé con desdén.

Hacer las paces...

Me pasé una mano por el cabello, uno de mis anillos se enredó en un mechón y me di un jalón que me hizo quejarme del dolor. Definitivamente, tardaría en acostumbrarme.

Claro que estaba cansada y también aburrida, pero, ¿qué había descubierto hasta ahora? Poco... Poco es lo que diría un optimista y eso me preocupaba. Faltaban aproximado quince títulos para terminar con mi búsqueda y seguía en el mismo punto de inicio. La información estaba polarizada dependiendo de la cultura, los Contenedores eran considerados demonios, seres condenados o por el contrario, salvadores, héroes dedicados a destruir y "purificar" a brujas, hechiceros y entidades mágicas. Nada de su origen, a mí me daba igual saber si era una bendición o una maldición, lo que yo necesitaba era cómo cancelar o en su caso disminuir la capacidad de Mateo de absorber mis poderes para poder estar felices, darnos besitos y tener nuestro castillo de arena, que solo nosotros sabemos lo mucho que hemos luchado por eso.

Suspiré.

¿Por qué no podía ser así de simple? Besitos y castillo de arena.

Necesitaba ser más fuerte, tener el conocimiento y sí, necesitaba ayuda.

———————☾✩☽——————

Para buenas impresiones y banderas blancas, necesitaba un buen outfit.

No iba a aparecerme en la comida familiar de cumpleaños de mi hermana luciendo como una perdedora.

Iba a intentar algo muy cottagecore de mi parte como mencionaban los jóvenes de la época de Mateo, porque claro, suena mejor llamarlo así a decir que pareces un pastelito coqueto del campo.

Me trencé el cabello y me coloqué un moño de color blanco a juego con el estampado de margaritas del vestido largo que elegí. No era para nada mi estilo pero sin duda me veía fabulosa.

Me di una vuelta frente al espejo y sonreí satisfecha.

¿Sorprendería al cuervo si me viera usando algo como esto?

En eso, René entró cantoneándose a la habitación, se veía sospechosamente contento.

—¿Qué te parece? —le pregunté emocionada.

Amaba los cumplidos.

El felino me miró de arriba abajo y arrugó la nariz.

—Mis ojos—se cubrió con su cola—, se queman, ¡Auxilio!

Me crucé de brazos indignada. Yo sabía que no me veía mal.

—¡René!—me quejé en un chillido.

Soltó una carcajada.

—Es demasiado ñoño para ti—me señaló con una de sus patas delanteras—, pero a Melissa le encantara. Si tuviera pulgares los levantaría en este momento.

Rodé los ojos.

—El punto es hacer las paces ¿no?

La pantera asintió y de sus bigotes cayeron unas migajas. La evidencia de su crimen.

—René, entraste muy alegre a la habitación, ¿qué estabas comiendo?

—¿Comiendo?—se relamió los bigotes.

Señalé el suelo.

—Ah... Sí. Brielle y yo somos amigos de nuevo, hay un revuelo en la cocina entonces estábamos ayudando un poco, ya sabes, dando el visto bueno a los postres y todo eso. A eso vine, a apresurarte, los espíritus del bosque pusieron la mesa en el jardín, Enea esta con los chicos porque como podrás imaginarte, Melissa no deja que nadie haga nada y está poniendo a todos nerviosos, incluida Madame.

Rodé los ojos.

—Hora del show—dije antes de ponerme en marcha.

———————☾✩☽——————

Ni bien puse un pie en el jardín cuando mi mirada se cruzó con la de Volpe.

Cabello despampanante y mirada lista a desarmar a cualquiera.

—Joder—resoplé.

<<No sabía que tú ibas a ser el postre... pastelito>>

Su voz igual a un ronroneo suave invadió mi cabeza. Sentí los colores subirse a mis mejillas, pero decidí ignorarlo.

—¿Tienes calor?—señaló René mientras nos acercábamos a la mesa. Negué con la cabeza pero el felino no lució convencido—; te ves acolarada—volvió a decir.

Actúa Verónica, actúa.

—Te guardé un lugar a mi lado, V—el zorro le dio unas palmaditas a la silla a su costado.

Tenía esa sonrisa pícara en el rostro, esa sonrisa que podía convencer a cualquiera hasta de tirarse de un precipicio.

Para evitar gritarle que dejara de ponerme los nervios de punta, tuve que morderme la lengua.

Recorrí con la mirada los asientos, la decoración estaba de revista; un mantel perla precioso, copas de metal rosa oro, velas largas y... en efecto, era el único maldito lugar disponible.

Tomé el respaldo de la silla, mis intenciones eran moverla a otro lado, lo más alejada posible de las tentaciones.

—No pongas desorden, Verónica—soltó Madame con una seriedad de ultratumba—. Siéntate ya.

Bandera blanca. Bandera blanca. Bandera blanca.

Hice una mueca tratando de sonreír y me senté de mala gana.

René, se siguió de largo para reunirse con Brielle. Por lo menos él la iba a pasar bomba.

Y bueno, ¿qué se hace en una mesa donde los invitados son posible objetivo de homicidio doloso y no hay alcohol para mitigar la sed de sangre? Buscas a quien no sea una amenaza.

—V—me llamó el pelirrojo.

—Ahora no—lo corté de tajo.

Me giré sobre mi asiento y vi al novio de Mel jugueteando con la cuchara del postre. Inofensivo tal mariposa.

—¡Theo!—lo saludé en un tono de euforia que ni yo reconocí—, ¿qué le regalaste a Mel? Ya sabes lo que se emociona en su cumpleaños.

El pobre tuvo que mirar a su alrededor para comprobar que en efecto, le hablaba a él.

—Pues...—carraspeó—. Me pidió que la ayude a hacer un cerco nuevo para su huerto. Ya sabes—se encogió de hombros tímido—, la carpintería es lo mío. Ya tengo las maderas cortadas y solo me falta una capa de barniz. Va a quedar muy bien—me explicó.

Detalles caray, ahí estaba el secreto. Más hombres detallistas y sensibles como Theo y Mateo harían el mundo diferente.

—¡Tú si sabes hacer feliz a una chica!—afirmé dándole un golpe a la mesa.

Sonrió de par en par orgulloso. Me recordó a un pavorreal.

Por el reflejó de la copa vi a Volpe hacer una mueca de disgusto. No le hizo nada de gracia mi comentario.

—¿Tú crees?—respondió incrédulo Theo. ¿Ante mi amabilidad o mi cumplido? Pienso que algo hay de ambas, además, se notaba que no solía ser el centro de atención.

—Definitivamente—afirmé asintiendo.

Por eso mi hermana y él eran el uno para el otro. Dos almas tiernitas y llenas de bondad.

—Bueno, bueno, ya vienen las bebidas—nos interrumpió un irritado pelirrojo.

<<No te pongas pesado>>le recriminé en un susurro.

Se limitó a rodar los ojos.

Los espíritus del bosque llegaron a nuestros lugares portando unos exquisitos trajes sastre color dorado, muy Versace de su parte.

—¿En qué momento orquestó semejante evento, Mel?—retomé mi conversación con Theo.

Se encogió de hombros.

—Es una brujita que se las ingenia, además, sus poderes y energía están a tope, la primavera y su sabbat están a punto de volverme loco, no puedo seguirle el ritmo.

—Es difícil enamorarse de una bruja, así como la marea y los hombres lobo se ven afectados por la luna, nosotros nos enloquecemos con el cambio de estaciones.

—A mí me parece hermoso que estén así de conectados con la naturaleza.

Me encogí de hombros.

—Mientras no corramos desnudos por ahí o nos dé por volar en escoba, supongo que todo bien.

Ambos sonreímos.

<<Difícil para el humano, porque yo sin problema podría recibir los rayos de la luna llena sin una sola prenda>> sugirió Volpe.

Pero qué fastidioso.

Con la pierna le di un empujón para que se callara.

Escuché al zorro tratando de disimular una risita maliciosa y quise golpearlo.

Las entidades se acercaron a la mesa para servir la bebida, venia en jarras de cristal el elixir de tonalidad lila, era la receta especial de Mel, limonada de lavanda. Un arte que implicaba más que solo echar jugo de limón y batir todo, hacer el jarabe de lavanda le tomaba bastante tiempo.

Le di un trago y sonreí.

—Luces preciosa cuando sonríes así—dijo Volpe sin más.

—Ya déjate de cosas—le ordené.

<<Ustedes ¿qué? ¿Cuándo van a hacer algo con esa tensión sexual que genera el uno en el otro? Molesta tanta hormona en el aire>>  soltó Enea

Casi me ahogo con la limonada y juro que Volpe se atragantó.

Tosí repetidas veces.

—Vero, ¿estás bien?—dijo sobresaltado Theo.

Desde a fuera la escena debería de ser bastante graciosa.

—¡Maniobra de Heimlich! —gritó René ya encima de la mesa para agregar más drama del ya existente.

Enea, soltó una carcajada chillona.

Esa desgraciada, ya me iba a escuchar...

—¡Modales jóvenes! Parecen unos críos—dijo Madame ya con el cabello subido de tono.

Maldito circo. Maldita Enea. Maldito Volpe. Maldita yo por reaccionar ante él y sus odiosos atributos.

—¿Todo bien?—volvió a cuestionar el novio de Mel.

El pelirrojo asintió. Yo asentí también. No dijimos nada más. Vaya momento incómodo.

Y para mi suerte (lo único que parecía salir bien) llegó la cumpleañera.

Theo aplaudió emocionado y yo lo seguí.

Imposible no hacerlo. Melissa se veía preciosa, una Ninfa y ella eran lo mismo. Se notaba la influencia de la estación en su aura. Traía un vestido azul cielo que se hondeaba y la hacía parecer flotar sobre el pasto. Irradiaba tanta luz que no necesitabas ser una polilla para sentirte enganchado a ella.

—Me da mucho gusto que me acompañes—me abrazó por los hombros mi hermanastra cuando llegó a mi lugar.

Sí, culpa por usar su cumpleaños para mi beneficio personal.

—No podía perdérmelo. Feliz cumpleaños, Mel.

———————☾✩☽——————

Cuando terminamos el plato principal, los espíritus retiraron y llegó la hora del postre.

El pastel sin duda era fuera de serie, biscocho de zanahoria del cultivo personal de Mel, especias, una crema pastelera de queso crema, frutos secos y flores comestibles.

—Si me disculpan—empezó a decir Madame a la vez que se paraba de su asiento—, tengo temas por discutir con algunos de los miembros de la Élite de magia. Querida Melissa, feliz vuelta al sol, cariño. Todo te quedó espectacular.

Cuando nos quedamos en "confianza" no tardó Enea en disparar uno de sus increíbles comentarios.

—¿Qué tal la investigación, Vero?, ¿tan perdida cómo en un inicio?—cuestionó filosa. Nunca había destacado por sus modales ni paciencia.

Mel, soltó una especie de risita nerviosa, sabía que bastaba una chispa para encender el lugar.

—Espero poder irme antes de Beltane—dije llevándome un buen trozo de pastel a la boca.

Si me moría atragantada no sería por el betún, sería por mis mentiras.

—¿En dos semanas?—señaló René sorprendido. Porque claro, seguirme la corriente no era opción.

—No me hagas reír—se cruzó Enea de brazos—, en verdad, ¿de dónde sacas tanta confianza?—si sus ojos rasgados fueran flechas, ya hubiera dado mi último respiro—. No has recuperado tus poderes al cien por ciento y puedo apostar que tampoco tienes la solución a tu problema, René, lo acaba de dejar más que claro. ¿Cómo esperas irte con éxito?

—Déjenla, va a llegar a Litha y nos estaremos riendo—dijo Volpe mientras me daba unas palmaditas en la espalda cual vil cachorrito indefenso.

Me removí en mi lugar para que me dejara.

—Tómatelo con calma, Verónica—se apresuró a decirme Theo—. Mejor, dejemos que nos cuenta cómo va con la búsqueda, ¿no les parece?—le quedaba bien eso de fungir como intermediario.

Las miradas de los presentes se posaron en mi y yo solo me encogí de hombros.

—No ha encontrado nada que no sepamos nosotros—concluyó Enea—. La élite de magia tiene los ojos puestos en ti—me señaló con uno de sus largos y finos dedos—. Y por si no te habías enterado, mientras tú estás en la biblioteca nosotros hemos tomado tus tareas mágicas. No te lo reprocho, solo te lo digo para que lo tomes en cuenta. Debes de recuperar tus poderes y si yo fuera tú, aunque descubriera la solución, esperaría a mi Sabbat.

¿Hasta que llegara el otoño? No lo creo.

—Ver las hojas caer de este bosque me traería gratos recuerdos—se atrevió a agregar René.

—Esperar a tu sabbat no es mala idea—secundó Mel—. Tus poderes estarán potencializados y la madre naturaleza te brindara de sus conocimientos.

Odiaba cuando se ponían en plan: "Todos para uno y uno para todos"

—Qué fastidió—resoplé—. Si vamos a seguir con esto necesitare un trago.

—Queremos ayudarte Vero, de verdad—continuó diciendo la cumpleañera—, eres tú quien has estado a la defensiva desde que llegaste, te has puesto esa coraza dura alrededor tuyo y en lo personal...—dudo unos segundos—. Ya no sé ni cómo acercarme a hablarte.

—Ay ya—resopló enfurruñada la pelinegra—, ¿vamos a volver a lo mismo?, pensé que esto era una fiesta—Se puso de pie con brusquedad y Brielle emprendió el vuelo.

Melissa me miró casi con ojos acuosos y resignada se encogió de hombros para después pararse de su asiento.

—Lo siento, Vero—dijo Theo antes de seguirla.

No, al carajo, esto no estaba funcionando. Guardé la bandera blanca y me decidí por una estrategia distinta, algo al estilo Verónica Taxídi. Atacar.

—Les proponga algo...—les dije tratando de sonar lo más llamativa posible.

—No—me tomó del antebrazo Volpe—, conozco ese tono de voz, ¿qué imprudente o mortífera idea acabas de tener? Sea lo que sea detente—me pidió.

Mis hermanas se giraron sin mucho interés y volvieron a tomar sus asientos.

—Una verbena—dije sin más—, a la hora de la bruja.

Había dado en el blanco y los eché a andar.

—¿No estamos lo suficiente grandes para eso?—se apresuró a decir Melissa.

Ella detestaba las verbenas. Eran el motivo perfecto para reunir brujas, hechiceros a beber, bailar e intercambiar secretos y chismes del mundo mágico.

—Vamos cariño, es tu cumpleaños—la alentó Theo—. Además, yo nunca he estado en una.

Ante ese comentario, Mel se vio acorralada.

—Nunca le he tenido miedo a un reto y las verbenas, me encantan—sonrío ampliamente Enea—. Mel—se giró para dirigirse a nuestra hermana—, ¿debería de invitar a Kang?

—¿Quién carajos es Kang?—solté.

Ahora resulta que en la trama había nuevos personajes. ¿Qué diablos? Ya suficiente era lidiar con los existentes.

—El pretendiente de Enea—explicó Melissa no muy convencida de lo anterior.

—Mierda, ¿Enea, está saliendo con alguien?—hasta escucharme decir aquello me parecía blasfemia.

<<Tenías que abrir la boca, V>>me reprendió Volpe.

—No es un alguien, es hijo de la familia, Mun, perteneciente de la élite—presumió.

—Eso me da igual—hice un movimiento de manos para restarle importancia—, aquí todos somos de la élite—y en eso los recuerdos de la infancia me abrumaron—. No me digas—me llevé las manos a la boca por la sorpresa—, ¡¿estás saliendo con ese patán?!—ella asintió convencida—, pero, ¿por qué?—miré a Mel tratando de buscar respuestas o más bien, ¿cómo le permitió hacer aquello?—. De niños cuando tomaban entrenamiento juntos sobre las artes prohíbas ¿no te hacia chillar?

—Bueno—se mordió el labio inferior para después soltar una risita—, digamos que ahora me hace chillar de otras maneras.

—¡Enea!—gritó Melissa para reprenderla con el rostro encendido, pero nuestra hermana solo la ignoró.

—Ah, mis oídos—se cubrió con las manos el pelirrojo—, ¡qué horror!

—Es la verdad—dijo quitada de la pena—, ya somos adultos, ¿no? Nada que ninguno no haya hecho. Además, los años pasaron y ahora nos entendemos bastante bien.

Silencio absoluto. Cada uno tendrá sus razones. Cada quien hacía con su sexualidad lo que le daba la gana.

—Si tú lo dices...—me limité a decir.

<<¿No crees que pudiste decirme algo sobre esto?>> le reproché a Volpe.

<<Ya sabes que en sus dramas de mujeres yo nunca me meto>> me respondió.

—Nos vemos a la hora de la bruja—zanjó el tema Enea—, aquí mismo. El albohol, por supuesto, corre por tu cuenta, que sea lo mejor de la cava de tus padres, tengo un chico que impresionar.

—¿Le pondremos temática?—cuestionó una preocupada Melissa por no desencajar con la etiqueta.

—Es tu cumpleaños hermanita, tú escoge.

—Podemos aprovechar la decoración de la mesa, solo cambiare el mantel y las copas—sugirió en plan, Martha Stewart, lástima que no pudiera contarle sobre ese icono—. ¿Qué les parece que el tema sea luna nueva? Celebrar un nuevo ciclo. Código de vestimenta plateado y negro.

—Me pondré lo más sexi que tenga-afirmó Enea comprometida con el plan.

—A la hora de la bruja—confirmé.

—¿A caso hay otra?—replicó Volpe pasándome un brazo por los hombros para atraerme a él. 


____________________________________________________

¡Hola, extraño! Que gusto verte de nuevo.

Alcohol, verbena, brujas y hechiceros... ¿qué podría salir mal?

El próximo cap estará para morirseee, estoy emocionada, espero no demorar tanto en poder escribirlo. ¿Qué les pareció la actualización?, ¿qué piensan que sucederá? Esta preocupante que este corriendo el tiempo y Vero no encuentre nada de nada. 

Volpe me vuelve loca, y bue, Enea y Pam podrían declararse la muerte jaja. 

Recuerden mis redes sociales, intagram, twitter, tik tok me encuentran como: chris_hevia y en la cuenta oficial de mis historias en instagram: @chrishevialetras (Sigamos las conspiraciones y el chisme) tiktok chrishevialetras.

Muchas gracias por todo tu amor, me hace muy feliz.

Todo mi cariño, por siempre, Chris.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro