Capítulo V - Parte I
Mateo se veía y olía peligrosamente bien. Llevaba puesto un cárdigan gris de tono oscuro y debajo una camisa color azul marino, unos pantalones de mezclilla y sus respectivas botas.
Maldito cuervo.
— ¿Lista? —me preguntó con una sonrisita coqueta como si supiera lo que pensaba.
—Yo nací lista—aseguré con una sonrisa embelesada.
—Quita esa cara, Verónica—se quejó René desde el bolso—, pareces un tonto querubín.
Con mi brazo aplasté un poco la bolsa hacia mi costado para darle un estate quieto a René.
Invisible sí, pero no mudo.
—Te veo muy contenta, Vero—señaló Mateo—, eso es bueno. Para ser sincero, me habías dejado un poco preocupado en el desayuno en que tuvimos en Il volo, pero veo que me hiciste caso, chica inteligente, ¿lista para derrumbar ese castillo?
Con un gesto ladeando un poco la cabeza nos dirigimos al ascensor.
— Por cierto—comenzó a decir mientras caminábamos—, ¿René? ¿Se quedó molesto?
René, soltó una risita maliciosa en respuesta.
—No le tomó importancia—mentí.
Como si eso fuera posible, antes de que René me dejara salir sola, me encarcela o se come al individuo que pretenda alejarme de su lado.
Llegamos al elevador y la puerta se abrió, entremos y Mateo apretó el botón para descender.
—Voy a extrañar verlo hoy—aseguró echándole una ojeada a mi bolso ante sus ojos vació.
Por un segundo lo vio con tal detenimiento que tuve que verificar que René siguiera invisible.
Luego cruzamos miradas y me sonrió.
¿Lo decía enserio o era para quedar bien conmigo?
—Soy irresistible, humano, supéralo—concluyó con humildad desde el bolso, la pantera.
———————☾✩☽——————
Mateo, se encargó de averiguar qué cine era el más cercano de nuestro edificio de apartamentos, así como los horarios de las funciones, por eso, para llegar a la función que quería, nos vimos en la necesidad de recurrir a un servicio de uber.
El conductor no tardó en llegar, un señor mayor muy amable, nos ofreció hasta botellitas de agua y agradecí que no pusiera música ni nos hiciera preguntas en el camino..
—Baja la ventana, Verónica—demandó René—, quiero tomar aire fresco.
Rodé los ojos.
De mala gana, bajé la ventanilla y René, rápido sacó su cabeza, sus bigotes se removían en el viento.
— ¿Te dio calor? —se sorprendió Mateo.
¿Cuál calor? ¡Si estaba helando! Además, el cabello se me iba a enmarañar.
—Me siento algo...—murmuré pensando en una mentira convincente—, sofocada—terminé por decir—, un poco de aire fresco hará que se me pase rápido—argumenté tratando de no castañear los dientes.
Mateo, frunció el entrecejo en signo de confusión acompañado con una risita divertida.
—En fin—dije para cambiar de tema—, ¿Qué película vamos a ver?
Tenía bastante curiosidad, solo me dijo la hora y que ya estaba todo planeado, pero de ahí a darme detalles, nada.
—Confía un poco en mí, Verónica, te va a gustar—señaló con total certeza.
—Cuando tienes esa actitud de chico valiente eres bastante persuasivo, Vitale.
Se encogió de hombros satisfecho.
No iba a decirme nada. ¿Dónde quedó el chico que se atragantaba con las palabras y se ponía nervioso?
¿Tramaba algo?
———————☾✩☽——————
Cuando nos bajamos del auto, solo me me quedé ahí, parada frente a la entrada contemplando el lugar deslumbrada.
Mateo, eligió uno de los cines más antiguos en el pleno corazón de la ciudad, el edificio conservaba la fachada original en un excelente estado a pesar del paso de los años. Yo, claro que ya había escuchado acerca de este cine, era casi un monumento histórico, pero volvemos al tema de la magia, salir al cine no era para nada una de mis prioridades, en aquel entonces, ahora, las cosas eran diferente.
— ¿Entramos? —me preguntó, Mateo, colocándome una mano en el hombro.
— ¡Por supuesto! —afirmé con demasiado entusiasmo como para hacerlo soltar una risita.
Cruzamos una puerta de cristal giratoria y el aroma de las palomitas recién hechas me golpeó en el rostro y al instante se me hizo agua la boca.
—Es tan brillante y se ve tal cual las películas y series que hemos visto, Vero—mencionó René emocionado removiéndose dentro del bolso—. Tal vez veamos a alguien famoso.
Era un gato invisible, pero aun así, un bolso brincoteando para todos lados, podía levantar sospechas de ojos curiosos.
Jaloneé un poco la bolsa para que se calmara.
—Pide, pide, pide—repetía, René, eufórico. Suponía que su mirada se topó con la tienda de dulces.
El bullicio y la cantidad de gente en un lugar cerrado como ese me hizo sentir inquieta y con una repentina opresión en el pecho.
—Iré a pagar las entradas—me indicó Mateo ladeando la cabeza en dirección de la taquilla—, espérame aquí, no tardo.
Pero, justo cuando se dio la vuelta alcancé a tomarlo del cárdigan por el antebrazo. La idea de quedarme sola, tan expuesta y sin mis poderes en medio del lugar rodeada de extraños me pareció súbitamente terrorífica.
Los miedos, tan humanos y reales.
Mateo, se giró en el acto y primero miró mi mano, luego mi rostro que seguro a simple vista se mostraba desencajado, de nuevo sus ojos se posaron en mi mano y, por último, pestañeó desconcertado.
—¿Qué sucede, Vero?—preguntó acercándose un paso más a mí.
Yo aún me aferraba a su abrigo.
—Te acompaño—solté con suma rapidez.
Mateo, solo ladeó la cabeza sin comprender tanto mi reacción como mi respuesta.
—Dividimos la cuenta—usé como excusa.
Entonces, solo sonrió, sonrió hasta que se le marcaron los hoyuelos, retrocedió y extendió su mano mostrando el camino.
—Es mejor si vamos juntos—terminó por decir—y antes de que vuelvas a poner esa carita de susto—me dijo mientras caminábamos el uno al lado del otro—, también haremos fila juntos en la dulcería, pediremos sodas y unas palomitas grandes, mitad cubiertas con caramelo y la otra mitad con mantequilla. ¿De acuerdo?
—De acuerdo—respondió René alegre.
Así de fácil, el humano me hizo sentir confiada de nuevo.
———————☾✩☽——————
La película iba de seres mágicos que vivían en un antiguo bosque, los cuales, estaban en guerra con un pueblo, hasta que un día, una chica se pierde en el bosque y al conocer a los temidos seres, que de tenebrosos no tienen nada, se da cuenta que en realidad el líder de la comunidad los ha hecho creer que son enemigos por meros conflictos vanos y personales, y ella para salvar a los aldeanos, decide ponerse del lado de los seres del bosque para derrocar al líder...no me gusto.
Por otro lado, las palomitas y la soda estuvieron deliciosas, exceso de sal y azúcar ultra procesada, un manjar. René también las disfrutó bastante, fue un poco complicado meter de a puños palitas al bolso, No quiero ni imaginar lo grasiento y lleno de migajas que quería, pero, Mateo estuvo lo suficiente concentrado en la proyección como para darse cuenta de mis maniobras secretas.
— ¿Qué te pareció? —me preguntó mientras caminamos rumbo a la salida de la sala.
—Se inventaron todo—reprochó René—. La realidad es que los antiguos espíritus del bosque hubieran destripado a los humanos debiluchos para sacarlos de su bosque antes de cualquier otra cosa.
—Estuvo más o menos—me encogí de hombros—, no sé quien escribió el guion, pero, inventaron bastantes cosas, los seres del bosque no son así en realidad y mucho menos arrojan fuego por la boca.
Me reí de solo imaginarlo.
Nada que ver, en general los seres del bosque son bastante juguetones y amigables.
—Aja, pero, ¿tú cómo estas tan segura de eso?
Cruzamos la puerta de salida y volvimos a la luz y el mar de gente que iba rumbo a sus salas o a comprar palomitas.
—Bueno, pues porque yo...
—Verónica—me interrumpió de golpe.
Con un movimiento rápido y determinado, Mateo, me tomó de la mano y de un tirón me atrajo hacia su cuerpo para envolverme con sus brazos.
El gesto me tomó completamente por sorpresa.
—No te muevas—me pidió en un tono seco al oído.
Sentir su respiración tan cerca de mi rostro. Su calor...
Tragué saliva.
—¿Qué sucede?—apenas y pude articular.
Sentía el rostro, las mejillas en específico, calientes por un evidente sonrojo.
— ¡Me aplastas humano!, ¡Suéltanos! ¡Verónica, haz algo!
René se quejaba y se removía hacia todos lados atrapado entre medio de nuestros cuerpos, tiraba manotazos y patadas a como le era posible.
— Vero, ¿Me vas a decir cómo y cuándo apareció René en tu bolso?—inquirió en ese tono peligroso y únicamente audible paralos dos.
Oh, oh.
Con movimientos torpes, aun entre los brazos del apuesto joven, bajé mi mirada y fue cuando noté la cabeza de René reluciendo su pelaje negro ante las luces de la sala.
Imposible, se supone que el amuleto tendría al menos unas doce horas de efectividad, no había transcurrido ni la mitad del tiempo.
El cuerpo se me tensó, quede rígida.
No había donde esconderme, mentira para elaborar, ni magia para conjuro del olvido.
—Yo...
— ¡Por un demonio! —gruñó René cuando se dio cuenta de lo que sucedía y con tremenda urgencia volvió a ocultarse dentro del bolso.
Hubo silencio por unos segundos que se sintieron como una eternidad, ¿qué se supone que debía de hacer o decir?
Mateo, me miró y solo suspiró.
Cuando me libero de aquel abrazo se pasó una mano por el cabello rebelde.
—Mateo—bajé la mirada avergonzada por la situación—, yo...
Juro que quería desaparecer.
—No te preocupes, Vero—empezó a decir—, sé que René es muy importante para ti, debes de sentirte mal cada vez que lo dejas, solo que—volvió acercarse a mí para no ser oído—, salir de la sala y ver tu bolso con una cabecita de pelaje negro con bigotes de fuera, me tomó por sorpresa. Ese René, es otra cosa—sonrió.
Solo pude asentir, el alma me volvió al cuerpo.
—Gracias—dije por fin—, por cubrirnos y por entender.
—Para eso estoy, ¿lo recuerdas? Te apoyaré en lo que necesites, eso incluye tácticas de ninja para hacer escapar a René—señaló el bolso con la mano.
—Houdini hombre, ¿cuál ninja?
—Ahora vamos—Mateo, me dio un toquecito con su hombro en el mío—, si nos quedamos mucho tiempo parados aquí podemos llamar la atención—miró alrededor.
—Y ¿a dónde vamos? —le pregunté mientras lo seguía.
—Ya lo veras, o bueno—volvió a echarle una mirada al bolso—, ya lo verán—aclaró y me guiñó el ojo.
———————☾✩☽——————
Al salir de las instalaciones del cine, todas las luces de los edificios, autos y restaurantes estaban en su máximo esplendor, el viento helando me removió el cabello e instintivamente me abracé a mí misma.
Mi acompañante seguía caminando hacia el frente muy decidido.
—Mateo—lo llamé siguiendo sus pasos—, ¿cuál es el plan?
— ¿Alguna vez has ido a una sala de juegos? Arcade, creo que también le llaman.
¿Qué demonios era eso?
—No—negué aun abrazándome.
Mateo volvió a colocarse a mi altura.
—Yo tampoco—se encogió de hombros y soltó una risita divertido—, pero, siempre he querido ir a una, jugar y ganar boletitos para cambiarlos por un premio...
—Suena divertido—agregó René asomando su cabeza fuera del bolso.
Mateo miró a René y no pudo evitar reír.
—Estamos intentando cosas nuevas, pues, ¿por qué no intentarlo? Leí en internet que hay una cerca, apenas a dos cuadras, ahí nos dirigimos.
—Está bien—afirmé sin chistar.
—Vamos—me dijo extendiendo su mano hacia mí.
— ¿Qué? —miré su mano confundida.
—Si tienes tanto frio una carrera contra el tiempo ayudara.
Me tomó de la mano y comenzamos a correr.
— ¡Zafarrancho! —gritó René mientras corríamos sin sentido por la avenida.
Esquivamos a la gente que nos miraba con curiosidad, algunos con molestia por nuestro acto de rebeldía y otros ni siquiera despegaban la vista del celular, pero nosotros, simplemente no podíamos parar de reír.
_______________________________
¡Hola, extraño! Que gusto verte de nuevo.
Este cap ha sido mi favorito en escribir por mucho, ya esta terminado, pero, es demasiado largo, veinticinco páginas aprox, por eso tuve que dividirlo en dos partes. Estoy demasiado emocionada por como se han ido dando las cosas entre Mateo y Vero.
Necesitamos una cita en Nabi Café, para platicar los detalles. ¿Teorías conspirativas sobre estos personajes? De verdad no SABEN lo que se avecina.
Si les gustó la historia, por favor compártanla con amig@s me encantaría ver a gente nueva por aquí, enserio, le pongo mi corazón y mi empeño a cada cap y relato que escribo.
Recuerden mis redes sociales, intagram, twitter, tik tok me encuentran como: chris_hevia
Los leo en los comentarios, ¡Amo saber lo que opinan!
Los quiero con mi alma, gracias por leerme.
Todo mi cariño, Chris.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro