Capítulo 7
Shane, ¿puedes mostrarme la primera vez que apareció Makal?
No responde pero me guía hasta allí. Un borrón gris, negro y blanco corre a través del mismo paisaje inmaculado que vi previamente. Es Shane en su forma animal corriendo y su destino es una pequeña cabaña de madera.
El olor a sangre afecta sus sentidos haciendo que aumente la velocidad. Un escalofrío me recorre de pies a cabeza, tengo un mal presentimiento.
La última vez que estuve en la mente de Shane no regulé correctamente mi hechizo y terminé viendo los recuerdos desde su punto de vista, por lo cual sentí absolutamente lo mismo que él. En este momento puedo verlo todo como un espectador observando una obra de teatro, pero sigo en la mente de Shane, y sus emociones de afectan considerablemente.
Sus agiles patas se comen rápidamente los escasos metros que quedan hasta la cabaña, la puerta está ligeramente entreabierta. Quiero decirle que no entre, que dé la vuelta y salga corriendo, pero no puedo hacerlo, solo haría las cosas peor para este hombre.
El pesado cuerpo felino avanza sobre la madera del porche y entra en la cabaña. La escena tras la puerta parece sacada de una película de terror.
Salpicaduras de sangre cubren las paredes de madera y encharca el suelo, su olor férreo invade mis fosas nasales mezclado con el olor amargo y agrio de la magia negra. Y eso no es ni de cerca lo más grotesco de la escena.
Tres cuerpos ensangrentados y despellejados yacen en el centro de la habitación en posturas extrañas.
No, no son posturas extrañas. Los cuerpos están en la fase de transición, medio humano medio felino, más grandes de lo normal, las articulaciones y los huesos alargados. A los tres cuerpos le faltan las pieles y lo dientes.
¿Qué clase de monstruo hace esto?
Aunque ya tengo la respuesta, ese ser sin sentimientos ni remordimientos, que hace cualquier cosa por más poder.
El cuerpo felino de Shane se queda en shock mirando la sangrienta y desagradable escena.
Eran mis padres y mi hermana. Una vez al mes íbamos a la cabaña a aprender, mis padres nos enseñaron idiomas, matemáticas, historia, ciencias. No querían que fuéramos solo animales, y por eso nos enseñaron como a seres humanos.
Poco a poco la figura masculina humana sustituye a la felina y sin importarle la sangre ni el estado de los cuerpos, los abraza mientras llora desconsoladamente por su pérdida.
Las escenas cambian y se ve a Shane preparando los cuerpos, y hablándoles en voz baja, despidiéndose de ellos.
Finalmente el cuerpo sucio y ensangrentado de Shane de pie sobre la nieve, observando quemarse la cabaña junto con los cuerpos de sus seres queridos. Su nariz y manos están coloradas, y debe estar a punto de perder un pie por el frío, aunque no parece notarlo.
El ambiente se torna helado de repente y Shane se da la vuelta.
–¿Destruiste mis ingredientes, mocoso?– la voz fría, a la que nunca me voy a acostumbrar, suena ligeramente irritada.
Shane mira a la figura de Makal sin decir nada, solo reacciona.
Sus manos se convierten en garras y corre en dirección al asesino de su familia, como un torpedo mientras se transforma.
No es capaz de ver más allá de su furia y su dolor. Ataca con las garras y los dientes pero nada alcanza a Makal, como si hubiera una pared invisible entre los dos. Pero Shane continua lanzando zarpazos y gruñidos durante un buen rato hasta que se detiene para recuperar el aliento.
Ese pequeño momento de vacilación fue su perdición. El cuerpo felino es lanzado contra un árbol por una fuerza invisible y Shane gruñe de dolor, pero se pone sobre sus cuatro patas de nuevamente. Durante lo que parecen horas Shane es vapuleado por la fuerza invisible, pero sigue sin rendirse.
Y Makal, fiel a su naturaleza monstruosa, hace aparecer un latigo de sombras y golpea con saña a Shane. Las patas del gran felino fallan y se derrumba sobre la nieve respirando fuerte, mientras su sangre mancha el blanco inmaculado.
–Ya el gatito terminó su rabieta. Debo reconocerlo, no pensé que dieras tanta pelea– los ojos del felino se comienzan a cerrar, y mientras pierde la conciencia el recuerdo comienza a desvanecerse.
La escena se difumina, pero vislumbro algo extraño. Al lado de la cabeza de Makal se abre una especie de portal oscuro y sale una mano, una mano grotesca, es prácticamente hueso debajo de una piel negra y curtida, con uñas largas y rotas. La mano sostiene una carta con un sello estampado en labre negro, que veo perfectamente. Conozco ese símbolo, lo he visto en alguna parte.
Los ojos vacíos se dirigen al cuerpo magullado de Shane y compone una sonrisa satisfecha que me da escalofríos.
La negrura me engulle, junto a una irremediable tristeza.
Lamento haberte hecho revivir este momento, Shane.
Él no me responde y salgo de su mente. La erección que presionaba contra mi cadera se ha desinflado.
Obviamente estúpida, ha revivido uno de los peores momentos de su vida.
Me separo del cuerpo caliente que uso de asiento y borro parte del círculo del suelo con el pie para desactivarlo. Me voy caminando hacia el piso de arriba, y no miro atrás.
No quiero ver sus caras mirándome acusadoramente.
Siento compasión y tristeza por esos machos, porque yo también conozco el sentimiento de perder a las personas que amas.
Me siento como una mierda por haber entrado a la fuerza en sus cabezas y hacerles revivir tan dolorosos recuerdos, pero tenía que hacerse.
–Pian, Eagal– llamo a mis pequeños diablillos, que no son para nada pequeños en este instante. Están en sus tamaños reales y podrían pasar por gárgolas hechas a mano por un artista humano.
–Eagal, desata a los invitados del sótano. Llévalos a la sala y vigila que no se muevan de ahí. Pian, sígueme– me dirijo a mi estudio, mientras escucho a Eagal quejarse por el trabajo que le he asignado.
Al llegar a mi estudio me acerco a la estantería de la izquierda y cojo el único libro que hay en la estantería superior. El un simple libro de tamaño medio con cubierta de cuero color pardo, no parece nada especial… pero lo es.
En esta pequeña agenda están escritos algunos de los hechizos más peligrosos que existen.
Busco la receta de un antiguo hechizo disipador y escribo en una hoja los ingredientes que necesito. Además, escribo una nota y la meto en un sobre.
–Pian, llévale esto a Hugo. Dáselo personalmente, escóndete bien y ten mucho cuidado– Pian se hace pequeño y le doy el sobre y beso su duro pico con una sonrisa.
–Así lo haré, ama– extiende sus alas y sale volando por la ventana.
Cojo la lista, una piruleta grande de uno de mis cajones y voy a ver a los machos que están esperando en mi salón. Ambos están sentados en el sofá bastante cerca del otro, porque Eagal está sobre ellos intimidándolos con su gran tamaño.
–Eagal, es suficiente– mientras camino hasta el centro del salón.
–Pero, ama…– le muestro la piruleta y se calla inmediatamente.
Ama todo lo dulce, especialmente los caramelos grandes y coloridos. Arqueo una ceja y toma su tamaño pequeño mientras se sienta en mi sillón de terciopelo verde favorito. Le doy el dulce y se olvida del resto del mundo.
–Primeramente quiero disculparme con ustedes por entrar sin consentimiento en vuestras mentes y haceros revivir los peores momentos que habéis experimentado– suelto un largo suspiro por el alivio de haberme disculpado. –¿Alguna pregunta?– Ambos levantan las manos como niños de primaria.
Son adorables, para que mentir.
–¿Por qué te disculpas?– ese es Shane.
–Porque nunca quise hacerles daño–
–¿Qué tienes en la mano?– Kai pregunta mirando el papel que tengo en la mano.
–Ya llegaremos a eso. Antes quiero hablar con ustedes de algo más, pero tengo que asegurarme que ese monstruo no esté escuchando– asienten, me acerco a ellos y pongo mis manos en sus cuellos, donde las marcas oscuras estaban, aún están ahí, solamente nome ven. Uso mis poderes para asegurarme que no hay nadie fisgoneando.
–Ya está. De momento no hay nadie fisgoneando, el momento perfecto. Voy a ayudarles a deshacerse de la vinculación forzosa…
***
Capítulo más cortito que el anterior, pero ambos bien intensos y dolorosos.
Lloré cuando los escribí.
Este es el segundo de hoy, no olviden pasar por el de arriba primero.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro