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Capitulo 4: Perseguidos


Camino esquivando las ramas que había en el suelo, se paro, suspiro. Saco su daga y se giro rápidamente, lanzándola.


-¡Joder! -Niaj salió de detrás del árbol, mirando la daga clavada en el tronco de esta. -¡¿Te has vuelto loca?!


-Deja de seguirme -camino hacia él y tomo su daga, guardándola de nuevo, se giro y siguió su camino.


-¡Eh! ¡Sienna! -corrió tras ella, alcanzándola -Te dije que te acompañaría.


-¿Por qué? -no le miro, siguió caminando.


-¿Por qué? -el frunció el ceño. ¿Por qué? -Porque..... no lo se vale. Simplemente voy a acompañarte en tu viaje. -la adelanto parándose ante ella -Mira sé que no me conoces ...- se movió hacia los lados impidiendo que le esquivara y continuara -Pero soy un buen hombre, soy...


-Se perfectamente quien eres Niaj Bukchaman -ella le observo y vio como él la miraba desconcertado, sonrió levemente y camino, pasando por su lado -Continua tu camino y regresa a tus tierras con tu gente, antes de que no puedas escapar de esto.


-¿Que diablos...? -el se giro, viéndola alejarse.


-¡Me llamo protector! -Niaj corrió tras ella -¡Una de esas mujeres me llamo protector!


-¡Olvídalo! -Sienna siguió caminando.


-¡¿Que lo olvide?! -el la seguía molesto -¡Oye! ¡Dime al menos porque me llamo así!


Sienna paro de repente, todo se volvió oscuro a su alrededor.


El trote de los caballos paso ante ella, dejando un rastro de polvo.

-¡¡Rodead el bosque!! ¡¡Ella sigue vive!! ¡¡Registrad cada parte de este maldito bosque y encontradla!!



-...y me dijo que luchara con vosotras si quería tenerla a mi lado. ¿tener a quien? ¿Quien sois? ¿y porque todas ibais vestidas de blanco? ¿Que hacéis en pleno bosque? -Niaj movió una mano ante ella -¡Eh! ¿Me oyes? ¡Sienna!


-Tenemos que irnos de aquí -y ella camino deprisa en dirección contraria.


-¿Qué? -el la miro y camino tras ella -¡Espera! ¡¿Por qué?!


-Vienen -y ella el empujo, haciéndole caer tras unos arbustos.


-¡¿Pero qué....?! -Niaj trato de incorporarse.


-¡Cállate! -grito en voz baja, lanzándose sobre él y colocando la mano en su boca, impidiendo que hablara.


Niaj se quedo tumbado sobre la tierra, sintiendo el cuerpo de ella sobre él, oliendo su aroma. La miro a la cara y como si la hubiera llamado, en ese instante, Sienna le miro, sus ojos se encontraron y los de ella parecieron volverse un tono más oscuros.


Sentía las hojas secas adherirse a su piel, la brisa acariciar sus muslos, ahora desnudos, con el vestido subido, mostrándolos. La mano de el dejo un retro de calor en su piel, una marca que recorría cada rincón de ella. Gimió, arqueándose hacia su cuerpo, alzo las manos recorriendo su duro torso, hasta llegar a su cuello, tiro de él, consiguiendo que sus labios se encontraran.


El sonido de los cascos de caballos llego hasta ellos.


Tragando saliva, Sienna aparto la vista de él y miro tras los arbustos, mientras su mano se india en la tierra, haciendo presión. Vio los caballos, pasando ante ellos.


-Mierda -escucho la vos de Niaj y bajo la vista. El había apartado su mano y la sostenía con la suya. La aparto rápidamente y se aparto, dejándose caer al lado, sobre la tierra. El se giro rápidamente, quedando tumbado bocabajo, mirando tras el seto -¿Cuantos son?


-Demasiados -no necesito contarlos -Y vendrán mas.


-¿Como lo sabes? -giro el rostro mirándola con los ojos entrecerrados -¿Como sabias que venían?


-Los escuche -ella respondió sin mirarle.


-Y una mierda -el volvió a mirar tras el seto, cerciorándose que ya no había ningún jinete.


-Tenemos que escondernos, en las cuevas de las montañas -Sienna se incorporo y salió de su escondite.


-Eh, si -el se removió en la tierra y suspiro -Yo... yo voy en un minuto.





Caminaron en silencio, como fantasmas por el bosque. Algo que Niaj observo que a Sienna se le daba bastante bien. En tres ocasiones le hizo esconderse, justo unos segundos antes de que pasaran jinetes. Cada vez sentía mas curiosidad sobre esa mujer y esta parecía atarlo más a ella. Pero cada ocasión que se acercaba, ella se apartaba.



-Supongo que encender un fuego es mala idea -Niaj observo los restos de la hoguera que el mismo había encendido, cuando la había atendido. Ella observo los restos, después se giro y camino hacia afuera -¿Donde vas? -camino tras ella.


-Necesito intimidad -Sienna se paro y giro el rostro para mirarle -¿También vas a seguirme?


-Eh, no -dio un paso atrás -Pero no intentes perderme.


-Si quisiera perderte, lo habría logrado hace mucho tiempo -ella suspiro caminando hacia el bosque.


-¿Eso significa que no quieres que me marche? -Divertido el alzo una ceja y se encogió de hombros cuando vio como ella se iba sin responder -Mujeres.


Sienna escucho su pregunta repetirse en su cabeza, una y otra vez. Lo quería apartar de su lado, porque no quería que sus visiones ataran el destino de ellos, pero en el fondo sabia que eso no podía impedirlo. Su cuerpo, su mente, todo en ella, parecía querer acercarla a ese hombre.


Se paro en un saliente de la cueva, quedando al filo de precipicio y miro ante ella. Su amado bosque, extendiéndose inmenso. Al fondo pudo vislumbrar aun las columnas de humo.



Y Sherwen dejara de existir y se convertirá en ruinas.

El fuego extinguirá la vida, dejando un halo de muerte.

Las almas desamparadas alli dormirán, sin nada que las espante.

La ceniza formara parte de la tierra y todo lo que una vez existió, será solo un mito


Sintió el dolor atravesarla, la agonía de las almas dormidas en su hogar, fundidas con la tierra. Nunca aquel bosque volvería a ser el mismo. Un águila paso por encima de su cabeza y su sonido lastimero, como un grito de dolor, le llego al alma.


-Sienna -escucho su voz y se giro rápidamente. Estaba a su lado, mirándola, con la ternura reflejada en sus ojos.


-¿Que haces aquí? -Dio un paso atrás apartándose.


-No impidas que salgan las lagrimas -su mano toco su cara, alzo la suya, agarrándole de la muñeca, intentando apartarla. Pero por algún motivo, no podía, necesitaba su toque. Bajó los ojos, conteniendo el llanto. -Sienna -su nombre en sus labios, fue como una suave caricia -No voy a dejarte sola.



El es tu protector, tu camino a una nueva vida, tu futuro. El te encontrara y te seguirá, allá donde vayas. Es su designio.


-Basta -su voz apenas fue un susurro, se aparto de él, mirándole con dolor -No me toques.


-Lo siento -el frunció el ceño, mirando su mano. -Comienza a hacer frio, volvamos a la cueva. -señalo con la mano, la dirección. Ella le miro unos segundos, finalmente camino en dirección a la cueva -He pensado que lo mejor sería escondernos unos días. -caminaba tras ella, sin apartar la vista de su espalda -Mi tío vive aquí cerca, en las afueras de una de las aldeas al pie de la montaña. Sera fácil escondernos con ellos, hasta que veamos que podemos atravesar el bosque.


-De acuerdo -Sienna entro en la cueva, consciente de la aldea a la que el se refería y también de lo que llegar allí implicaba. Se sentó en el suelo, apoyando la espalda en la piedra, y observo como él la imitaba, enfrente. Lo miro unos segundos. Quizás cuando Niaj Bukchaman fuera consciente de lo que le rodeaba, se apartaría y huiría. Cerró los ojos y apoyo la cabeza contra la piedra. -Quédate donde estas -hablo con los ojos aun cerrados.


-¿Como sabias...? -Niaj frunció el ceño, mirándola. Apenas se había movido, inclinándose para levantarse, para ir junto a ella. -Pensé que tendrías frio.


-Estoy perfectamente, gracias -respondió sin alterar su rostro, como si estuviera dormida.


-Muy bien -se cruzo de brazos, molesto -¿Sabes que muchas mujeres darían lo que fueran por pasar una noche abrazadas por mi?


No respondió y sonrió levemente cuando escucho como el bufaba.


Pasaron varias horas, hasta que Sienna abrió los ojos y se incorporo en silencio. Salió de la cueva, sumergida en la oscuridad y su rostro se ilumino con la luna llena que se alzaba hermosa en la oscuridad de la noche. Se paro, sintiendo el viento rozar su rostro y escucho el susurro en su oído.


En la tierra que te vio nacer te daremos el encuentro, para guiar a tu ejercito y luchar a tu lado. Buen viaje, hermana.


Miro a la luna y cerró los ojos con fuerza. 

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