Capitulo 25: El Fuego y La Oscuridad
-Todo parece tranquilo -Duncan hablo, mirando la colina.
-Demasiado tranquilo -El Invencible entrecerró los ojos.
-¿Estas segura? -Ewan miro a Sienna.
-Ella nunca se equivoca -Niaj respondió, sin apartar la vista del frente.
-Dejemos de hablar y estemos atentos -Mail apretó la espada en su mano.
-Los hombres van a pensar que estamos locos -Alexander miro de reojo hacia atrás, a los guerreros y a los caballeros, caballeros de su condado y del ducado de Ewan. ¿Quien podría haber dicho que esos jinetes algún día lucharían junto a los supuestos salvajes de las Highlands?
-Callaos -Eder hablo dando un paso al frente -Creo que escuche algo.
Y Sienna lanzó una daga, interceptando la flecha que iba directa a su pecho.
Eder abrió los ojos dando un paso atrás.
-¿Eso es lo que escuchaste? -Ewan sonrió levemente, mientras desenvainaba su espada. -Llego la hora señores.
-Señores...-Mail negó con la cabeza -Te has vuelto muy Duque.
Y el inmenso ejercito de armaduras rojas, se alzo en lo alto de la colina, avanzando hacia ellos. Dirigidos por ellas, vestidas de rojo, corriendo, con su rostro cubierto del velo.
-¡¡A la batalla!! -Duncan grito alzando su espada.
Fue seguido por el grito de guerra del Invencible, y los gritos se sucedieron, alzándose sobre el silencio de la naturaleza, marcando el inicio de la destrucción que se avecinaba.
-¡Esa, es la forma de iniciar una batalla! -Eder grito a Ewan, avanzando con su espada.
-¡¡Ellas son nuestras!! -Sienna grito, avanzando, seguidas por sus hermanas.
En cuestión de minutos, los dos grupos se fundieron a media colina, escuchándose los gritos de fuerza, de dolor, el sonido del metal.
Las hermanas de las luz luchaban con las de la oscuridad, vigilando también que ninguna se acercara a los guerreros.
-¡Joder! -Duncan clavó su espada en uno y tiró de ella para defenderse de otro -¡Parecen animales sedientos de sangre!
-¡Porque lo están! -Sienna grito, lanzando su daga hacia el que iba a atacar a Duncan por la espalda.
-¡Vigila tu espalda Diablo! -Mail gritó luchando contra dos.
-¡Y tú la tuya! -Eder se acercó por detrás, interponiendo su espada, ante la que se lanzaba contra Mail.
El Invencible giro sobre sí mismo con su machete, haciendo que un rio de sangre fluyera y entonces la vio. Estaba parada ante él y a pesar de que el velo cubría su rostro, juraría que sus ojos lo miraban fijamente.
-¡¡No te centres en ellas!! -Una de las hermanas se paró ante Aclair y alzo su mano. Como si algo hubiera golpeado a la bruja, esta salió despedida por la colina, con el velo enredándose alrededor de su cuello.
-¡Malditas brujas! -Ewan se coloco espalda con espalda con Niaj -¡No me refiero a la tuya!
-¡Lo sé! -el respondió, moviendo las espadas que llevaba en cada mano, consiguiendo desarmar a uno de ellos -¡Ahg! -se quejo al sentir el corte su brazo.
-¡¿Estas bien?! -Ewan pregunto apartando la espada del cuello del que yacía en el suelo y alzándola para defenderse.
-¡¿Es que nunca se acaban?! -Alexander gritó defendiéndose de un ataque, cuando su espada salió disparada de su mano y vio la del contrincante ir hacia él. Se aparto, lo justo para sentir el corte en el hombro. Busco su espada y la vio a unos metros, entonces vio a una de ellas.
-¡Cógela! -Una hermana de la luz grito y el no entendió hasta que vio la espada arrastrarse por el suelo hasta el. Se agacho rápidamente y tras cogerla al clavo en el estomago de su contrincante.
-La amas. ¿De verdad estas dispuesta a perderla? ¿a ella? ¿a tu hijo? -La voz resonó en la cabeza de Niaj, se giro buscando de donde venia y la localizo, en lo alto de la colina. A pesar de estar demasiado lejos, podía ver sus ojos, incluso a través de velo. -Podemos convivir, cuidaremos de tu hijo, de ella.
-¡¡Sal de mi cabeza!! -Niaj gritó cerrando los ojos con fuerza.
-¡Mierda! -Alexander había llegado a lo justo, colocando su espada ante su espalda, consiguiendo pararla. Aun así, algo de sangre broto en la camisa de Niaj. -¡¡Niaj despierta!!
-¿Niaj? -Sienna le miró, siguió su mirada y la vio -¡¡Abridme paso!!
El Invencible lanzó su machete, clavándolo en la cabeza del que aun sujetaba la espada sobre Niaj, contenida a duras penas por Alexander.
Las hermanas se movieron, todas rápidamente, pasando junto a los enemigos y haciendo que estos se desvanecieran rápidamente. Se situaron alrededor de Sienna, como un abanico y juntas avanzaron.
-¿Estas bien? -Mail agarró a Niaj del brazo.
-Si..-El respiraba agitado, miro a su alrededor y las vio -¡¡Sienna!!
-Estará bien -Duncan le agarro del hombro, evitando que corriera tras ella -Puede hacerlo, ella puede.
Los vestidos blancos y rojos se movían con velocidad. Luchando, unas contra otras.
Aquellas que habían sido hermanas una vez y ahora eran enemigas.
Únete a nosotras.
-¡¡Jamás!! -Sienna apretó ambas dagas en sus manos, señalando a las dos brujas que se disponían a atacarla. De un salto atrás se aparto, esquivándolas, girando sobre sí misma y moviendo las dagas, de manera que rajo el cuello de ambas.
Una se lanzó contra ella, haciéndola caer al suelo, sintió la daga perforando su hombro y alzo la mano para sujetarla del cuello, la miro a los ojos y la aparto, dejándola retorciéndose en el suelo.
-¡¡Eres nuestra!! -La escuchó y la vio, en mitad de la batalla, observándola con una sonrisa -¡¡No puedes esconderlo Sienna!! ¡¡Hay oscuridad en ti!! ¡Debes aceptarla!
-¡Nunca seré una de las vuestras! -Dio varios pasos al frente -¡Nunca tendréis a mi hijo!
-¡¿Esto es lo que quieres?! -ella alzo una ceja.
El vestido rojo se movió con rapidez sobre la hierba, se paró ante él y su mano se alzo. El grito de Mail heló la sangre de todos los presentes, el dolor que se reflejo en su rostro, eran tanto. La espada se alzo y se clavo en su hombro. Se derrumbo en el suelo, con la sangre brotando. La hoja de acero se alzo de nuevo.
Sienna se giro rápidamente, alzo el brazo y lanzo la daga, que atravesó el campamento, hasta clavarse en el hombre que sostenía su espada sobre un Mail herido. La hermana de la oscuridad que le estaba provocando dolor, se giro y la miró.
Duncan MacClain apareció tras ella y clavo su espada en su espalda, para después girarse hacia Mail.
-¡Vamos! -Le ayudo a incorporarse -Tenemos que sacarte de aquí.
-¿Que haces? -el gimió de dolor -Sigue luchando.
-¿Para tener que luchar también con mi esposa y la tuya cuando no te regrese entero? -Duncan le sujeto con fuerza -Sabes que Niara me haría la vida imposible.
Sienna observó a su alrededor, las hermanas de la oscuridad estaban rodeándolos, los acorralarían y al final alguno acabaría muerto.
-No hay elección -Ella volvió a hablar con una sonrisa de superioridad.
-Te equivocas, la hay -inspiro aire -La oscuridad -y vio como la otra fruncía el ceño -Pero ella no me consume, yo la controlo. -y cerró los ojos.
Sintió la fuerza recorrerla, sintió la luz, apagándose lentamente, mientras las sombras avanzaban. Todo se volvió oscuro, frío, lleno de odio, rencor, ira. Y lo tomo, tomo la ira, el odio.
El viento azoto con fuerza, las nubes aparecieron de la nada, proyectando una noche en el día. Era una autentica tormenta. Sienna alzo el rostro al cielo, con los ojos cerrados.
Las hermanas de la oscuridad dejaron de luchar, comenzaron a retorcerse, tapando su cabeza, gritando.
-¿Que ...? -Niaj miro a la colina, viendo a su mujer.
Apartaos del fuego.
La voz de ella llegó a todos.
-¿Que fuego? -Ewan frunció el ceño.
Y entonces apareció.
Las llamas surgieron de la nada, recorriendo el suelo, formando un circulo, rodeándolas. Las hermanas de la luz se situaron alrededor del circulo de luz y empezaron a recitar palabras, que ellos eran incapaces de entender.
Las llamas se alzaron, imperiosas, imparables.
Los gritos inundaron el lugar.
Y una gigantesca columna de fuego se alzo hacia el cielo.
-¡¡Sienna!! -Niaj corrió hacia alli.
-¡¡Niaj!! -Ewan le agarro, tirándole al suelo -¡No puedes ir!
-¡Esta alli! ¡¡Ella está allí! -grito intentando arrastrarse por el suelo.
-¡Ella estará bien! -Eder le agarro, mirando de reojo a Ewan, no muy convencido de lo que estaba diciendo.
La tormenta estalló.
En segundos, los truenos resonaron, uno tras otro, haciendo temblar la tierra y llovió con fuerza. Hasta que el fuego se consumió. Las nubes desaparecieron, el solo volvió a brillar y todo quedo en silencio.
Las hermanas de la luz seguían alrededor del circulo marcado en la tierra, como ceniza. Sin nada alli. Salvo en la colina, donde se veía un cuerpo.
-¡Sienna! -Niaj empujo a los demás y salió corriendo.
-Oh mierda -Alexander apretó los puños.
Niaj corrió todo lo que pudo, en su desesperación tropezó y se incorporo, volviendo a correr. Llego a ella, lanzándose a su lado. La tomo en sus brazos, viendo so rostro manchado de ceniza y la sangre saliendo de su boca.
-¡¡Noooooo!! -su grito de desolación recorrió cada lugar.
-¿Esta...? -Mail miraba a su primo, sujetándose en Duncan -No, no puede...-y se desvaneció.
-¡Mierda! -Duncan gritó, sujetándolo, tumbándolo en el suelo.
-Esta muy malherido -Eder se arrodillo a su lado, apartando la camisa para ver la herida.
-Ha perdido mucha sangre -El Invencible hablo, con la vista aun fija en la imagen de Niaj Bukchaman, estrechando el cuerpo de su mujer entre sus brazos y gritando. Apretó el machete manchado de sangre.
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