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Capitulo 20: El Dolor


-Bueno, entonces ¿cuando nos casamos? -Niaj hablo tumbado sobre las hojas secas, mirandola divertido. -Tu lo sabes todo ¿no? -sonrió, acercando su rostro al de ella -¿Me vas a decir que no has visto como, cuando y donde nos casamos? -al ver que Sienna fruncía el ceño, llevo la mano a su mejilla -¿Que ocurre?


-No es nada -ella trato de sonreírle.


-Hace días que te noto extraña -acaricio su rostro despacio -Puedes decírmelo.


-Es que... no... no se -suspiro -No tengo visiones. Quiero decir, no como antes. Puedo ver si vas a pelear con Duncan, o si Niara tendrá que acudir a separar a Ayleen y Kurgan. Pero no puedo ver... no puedo ver mas allá de esto -señalo su alrededor con las manos -Es como si algo me lo impidiera.


-¿Eso quiere decir que tampoco puedes ver lo que voy a hacer? -y el sonrió -¿Como esto? -y se abalanzo sobre ella besándola -se aparto -Interesante -volvió a besarla y se aparto de nuevo -Muy interesante.


Entonces ella tiro de él, volviendo a besarle, después deslizo su mano por su brazo, hasta su mano al tiempo que se levantaba.



-¡¡Están aquí!! -Marga grito apareciendo de la nada.


-¡¿Ya estáis otra vez haciendo manitas?!! -Moira hizo una mueca -Eres un pesado tío Niaj.


-¡La brujas os están buscando! -Lucien Bukchaman se paro tras las gemelas con los ojos entrecerrados.


-No las llames así -Kristal miro a su primo molesta -Son las hermanas de la luz.


-Oh Dios -Niaj suspiro, miro de reojo a su prometida -¿No viste esto verdad?


Sienna sonrió, incorporándose y camino hacia la salida del jardín, mientras las gemelas y Kristal la seguían.


-Mi padre tiene razón -Lucien Bukchaman hizo una mueca -Te han cazado tío Niaj.


-¡Como te pille, veras...!! -Y Niaj salió corriendo tras el niño.





-¿Me buscabais madre? -Sienna se acerco a la madre.


-Estamos entrenando -movió la mano señalando a las demás. -Deberías unirte.


-Si -ella asintió y camino hacia el circulo en el que ellas peleaban unas con otras.


-¡¡Al tío Niaj le han cazado!!- Lucien cruzo el patio corriendo.


-¡¡Ven aquí enano!! -Niaj corría tras el bajo la vista de todos.


-¡Estaban escondidos besándose! -Marga reía corriendo hacia su madre.


-¡Intercambiaban babas! -Moira imito a su hermana haciendo una mueca.


-¡Niñas! -Thalia las regaño, conteniendo una sonrisa -Comportaos como señoritas.


-¡Somos guerreras! -las dos gritaron al mismo tiempo.


-Compadezco a los hombres que se casen con ellas -Ewan las miraba con el ceño fruncido.


-Y mira Kristal -Mail sonrió observando como ella caminaba tranquilamente hacia ellos, mirando como Niaj corría en círculos por el patio, persiguiendo a Lucien.


-Algún día será quien tranquilice a un fiero guerrero -Alexander hablo asintiendo con la cabeza. -Su esposo encontrara en ella la paz que necesite.


-¿Podéis dejar de hablar de que mis hijas se casen? -Duncan se cruzo de brazos molesto.


-Ah, ese día llegara -Ayla rio divertida -Y tienes muchas hijas Duncan, ve haciéndote a la idea.


-Y acostumbrándote a ver como los guerreros las rondan -Eara asintió.


-¿Tu de verdad piensas que alguien rondara a las hijas del Diablo? -Ewan señalo a su hermano -Mira su cara.


-Ellas solitas serán capaces de asustar a quien no les interese -Helen hablo sonriendo.


-Y los asustaran -Jannet rio.


-¿Te encuentra bien? -Aclair frunció el ceño, agarrando a su mujer, quien se tambaleo


-¿Estas mareada? -Niara se acerco a ella.


-No se... me siento... extraña...-Freya frunció el ceño.


La brisa soplo suavemente, acariciando el lugar, como si arrastrara la felicidad a su paso.


Y todo cambio en un instante.


Las dagas y espadas cayeron al suelo, los gemidos recorrieron el lugar y los aullidos de lobos en la lejanía llegaron a ellos.


Mirad Brujas.

Mirad vuestro destino.

Las espadas se alzaron al cielo, bajando sobre las condenadas, manchando las túnicas blancas de sangre, salpicando la tierra, consumiendo la vida.



Los gritos de las hermanas se sucedieron, gimiendo, arrodillándose en el suelo, mientras las lagrimas recorrían sus rostros.


-¡¿Que pasa?! -Eder miro al cielo, viendo como este se oscurecía, como si la noche estuviera sobre ellos.


-Dolor, hay mucho dolor -Freya se encogió entre los brazos de su esposo, sus ojos reflejaron la comprensión, mientras las lagrimas brotaban de ellos -Las están matando. Son solo niñas...



Sienna.

Esto es lo que me has obligado a hacer.

-¡¡Sienna!! -Iria apareció ante ella, llorando, alargando las manos hacia ella.



-¡¡¡¡Noooo!!!! -El grito de ella recorrió el lugar, mientras los relámpagos inundaban el cielo y las lagrimas desbordaban sus ojos.


-¡¡Sienna!! -Niaj corrió hacia ella.



Esta sangre, la derramas tu.

Y la espada atravesó su pequeño cuerpo, haciendo que se derrumbara sobre la tierra de la montaña, vacio de vida, mientras su sangre empapaba el lugar.



-¡¡¡¡Ahhhggg!!!! -grito sintiendo el dolor en su penco, sintiendo el metal atravesarla.



Todo se volvió oscuro, todo desapareció consumido por oscuridad. Los truenos retumbaron en el lugar.


Se desvaneció en el suelo.



Y la tormenta desapareció, no dejando rastro alguno de haber existido.


-¡Sienna! -Niaj se arrodillo a su lado, tomándola -Mírame, cariño.


-Dios mío -Ayla miro las hermanas, todas con el dolor reflejado en sus rostros, arrodilladas en la tierra.


-¡Déjame ver! -Niara corrió hacia Sienna y le tomo el pulso -Se ha desmayado.


-Llevadla dentro -Madre se acerco a ella, con rostro repleto de cansancio, de dolor.


-¿Que le pasa? -Niaj la miro al ver que no respondía, se levanto y la miro a la cara -Que le pasa a mi mujer.


-Cada una de nosotras tenemos discípulas, estamos unidas a nuestras hijas meigas, se podrían llamar así. Somos sus maestras -Madre cerró los ojos con fuerza -Iria era la de Sienna y acaba de ver su muerte, ha sentido cada instante de su agonía.


Niaj al cargo en sus brazos pegándola a su pecho y se dirigió hacia la casa.


-¿Que podemos hacer para ayudaros? -Niara miro a la mujer y luego a su alrededor viendo el rostro de las demás.


-Nada -ella se giro dándole la espalda -Nadie puede hacer nada para librarnos de lo que sentimos. 

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