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Capitulo 12: Mío

-¿Estas segura de que no vendrán por aquí? -Niaj hablo en voz baja mirando a su alrededor.


-Están acampados a la salida del bosque, formando una línea lo largo de todos los arboles, cubriendo cualquier salida -Siena hablo dejando su bolsa junto a un árbol -Nos quedaremos aquí.


-Tu nunca te equivocas ¿no? -el dejo su espada junto a la bolsa y la miro fijamente.


-Esta claro, que aun no sabes con quien estas hablando -se acerco a él, mirándole de forma provocativa -Yo lo sé todo Niaj Bukchaman, desde el instante en que tomaste una espada en tus manos para entrenar con tu primo, pasando por los días que estuviste encerrado en la mazmorra de El Diablo, hasta tu desdichado encuentro que termino atado con un limón en la boca.


El se quedo mirándola con la boca abierta.


-¿Viste eso? -frunció el ceño -¿Y por qué puñetas no me avisaste?


-¿Que esperaba que hiciera? ¿Que apareciera ante ti y te avisara que tuvieras cuidado con los limones? -rio divertida.


-No tiene gracia -El entrecerró los ojos -Si sabias perfectamente que nos encontraríamos, si sabias que... estaríamos juntos ¿por qué no me buscaste?


-Nunca vi tu rostro o si, pero no podía recordarlo -ella se quedo pensativa -Me negaba a recordarlo.


-¿Por qué? -Niaj alargo la mano y toco su brazo.


-Tu no conoces nada de mi mundo Niaj, saber que estas conectado a una persona, sintiendo y sabiendo su futuro. -dio un paso atrás y se giro dándole la espalda -Cuenta una leyenda que todos nacemos con un hilo rojo, invisible, atado a la persona que amaremos por siempre, sin importar el tiempo, lugar o circunstancias, el hilo se podrá estirar, contraer o enredar, pero jamás romperse. -miro al frente -Solo hay una forma de que ese hilo desaparezca.


-¿Con magia? -dio un paso hacia ella.


-Con la muerte. -ella cerró los ojos con fuerza -Ese es el destino de una Meiga cuando su compañero la daña.-abrio los ojos y dio otro paso adelante -Quédate aquí, voy a buscar una cosa.


-¿Qué? ¡¿Eh?! -Pero ella ya se había marchado, dejando solo el eco de aquella confesión que acababa de darle.


Ese es el destino de una Meiga cuando su compañero la daña.



No sabría decir cuánto tiempo exactamente permaneció alli sentado en contra el árbol, mirando al frente, esperando su regreso. Pero fue demasiado, porque ansiaba correr tras ella y asegurarse de que estaba a salvo. Era absurdo pues ella podía defenderse mejor de cualquier peligro. Pero necesitaba estar a su lado.


-Quítate la camisa -Sienna apareció frente a él, con unas hojas en su mano.


-¿Que es eso? -el se levanto frunciendo el ceño.


-Algo que te ayudara a curar tus heridas -se acerco a él y le miro a la espera -Quítate la camisa.


-Se que estas ansiosa cariño, voy -el sonrió miradora divertido.


Ella le miro y finalmente sonrió negando con la cabeza. Cuando él se quito la camisa, ella se acerco, introdujo las hojas en su boca y las mastico, después las escupió en sus manos y las coloco sobre los cortes, con cuidado.


-Esta anocheciendo -el hablo, cerrando los ojos ante la sensación de sus mano en su pecho.


-En unos minutos la oscuridad tomara el bosque -ella hablo, concentrada en sus heridas -Pasaremos la noche aquí, estaremos a salvo.


-Sienna -susurro su nombre y ella alzo el rostro para mírale -Yo jamás te dañare -y paso las manos por su cintura, tirando de ella, hasta tenerla muy cerca.


Se miraron unos minutos, hasta que acercaron sus rostros, sus ojos se cerraron, sintiendo el aliento del otro rozando sus labios.

Y finalmente sus bocas se unieron en un desesperado intento por poseer al otro. Se besaron con ansiedad, con voracidad, mientras las manos de ambos se movían por el cuerpo del otro, recorriendo cada rincón de su piel.


Entre besos y caricias, no fueron conscientes de como la noche se cernía sobre ellos y la oscuridad les rodeaba, convirtiéndoles en dos siluetas en mitad del bosque.


Niaj bajo las manos hasta su trasero, apretándola contra él, mientras besaba su cuello.


Se aparto, mirándola a los ojos.


-Quiero hacerte mía -respiraba agitado


-Siempre he sido tuya -ella le respondió alzando la mano, acariciando su rostro -Eres tu quien será mío esta noche.


Entonces él se aparto, tomo una manta y la extendió en la tierra se giro hacia ella y le tendió la mano. Despacio, Sienna camino hacia el, aceptando su mano para tumbarse sobre la manta. Niaj se arrodillo ante ella y se inclino sobre su cuerpo, apoderándose de nuevo de sus labios y situándose entre sus piernas. Su mano subió por su muslo acariciándolo suavemente, deleitándose con su piel. Beso sus labios, bajado por su barbilla, mordisqueando su cuello y su hombro, al tiempo que bajaba el tirante del vestido. Siguió su recorrido hasta llegar a la curva de sus pechos, besándolos, mientras oía los gemidos de ella y sentía sus dedos hundiéndose en sus hombros.

Sienna fue consciente de como las manos de el acariciaban el interior de sus muslo mientras Niaj volvía apoderarse de sus labios. Se removió bajo el jadeando contra su boca, sintiendo como la acariciaba.


Pronto estuvieron desnudos, uno en brazos del otro, sintiendo como su piel reconocía cada centímetro de la otra.


Con delicadeza, Niaj beso su rostro, sus mejillas, su barbilla, sus labios, para después deslizarse poco a poco en su interior. Apretó la mandíbula con fuerza, sintiendo la resistencia de la virginidad de ella. Sus manos tomaron las de Sienna, apretándola entre las suyas, enlazándolas. Y cuando estuvo en su interior, la sensación de estar en casa le inundo. Sabía que había llegado al lugar que le pertenecía, aquello que por años había negado.


Sienna clavo las uñas en su piel, mientras una lagrima se deslizo por su mejilla, hasta caer en la tierra, sintiendo el corazón acelerado de Niaj, contra el de ella y sabiendo que ahora sí, ambos, habían aceptado su destino.


Y alli bajo la luz de la luna, en mitad del bosque, que sería testigo de su amor, se unieron el uno al otro, prometiéndose todo, aceptando que ahora eran uno solo.




Y el protector aceptara su destino, guiando tu camino y protegiéndote de la oscuridad que se alberga en ti misma. 

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