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Capítulo trece

—No puedo continuar con la boda Rouse —fue lo primero que dije al llegar a la oficina. 

Rouse detuvo el movimiento de su lápiz, girándose hacia mí rápidamente. Algunas veces podía bromear, pero jamás lo había hecho con respecto a nuestro trabajo. 

—¿De qué estás hablando, Lena? —preguntó, soltando todo y cerrando la puerta. —¿Qué pasó? 

La miré afligida, mientras ella reparaba mi rostro. No lucia bien porque no había podido dormir en toda la noche pensando en cómo resolver este gran problema. Finalmente, llegué a la conclusión de que no podía seguir... Ni Ellie ni yo nos merecíamos esto.

—¡Vamos, dime! —insistió exasperada.

—Liam es mi exnovio —contesté, soltando la bomba que la dejó perpleja, sin dar señales de vida por unos segundos.

—¡¿Que qué?! —exclamó cuando volvió en sí misma—. ¿Por qué no me dijiste nada de esto antes? —reprochó con justa razón. 

Sus manos se aferraron a mis hombros, pidiendo una explicación.

—Lo siento, Rouse. Todo es mi culpa —suspiré—. No quise decir nada porque no quería darle importancia. 

—Ay, Lena ¿por qué lo aceptaste? 

—Porque creí que podría tomarlo como una boda cualquiera, pero no pensé que él comenzaría a asediarme —dije, dejándome caer sobre la silla. 

—Si rechazas este servicio ¿sabes todas las pérdidas que tendremos? Además, ¿cómo se lo explicarás a Ellie Oswald y a toda su familia, eh? —dijo todo rápidamente, abrumándome más. —. En vez de planear una boda, esteramos preparando tu funeral.  

—Créeme, lo pensé durante toda la jodida noche y llegué a una sola conclusión; debo hablar con ella sobre Liam. 

—Eso será muy arriesgado, Lena ¿crees que ella va a creerte?

Lo mismo me preguntaba yo. Si estuviese en los zapatos de Ellie, definitivamente no confiaría en una mujer cualquiera, porque obviamente su confianza estaba puesta en su prometido. 

—Solo hay una forma de averiguarlo... —me encogí de hombros—. Ya no puedo seguir actuando como si nada. Liam seguirá persiguiéndome y continuará creyendo que tiene el derecho de tratarme como se le dé la gana. 

—Esto sí que es un lío —suspiró, colocando ambas manos en su cintura. —. Tendrás que usar las palabras adecuadas para explicarle todo eso, porque sin pruebas, corremos el riesgo de que ella nos arruine. 

—Lo sé —asentí, sintiéndome arrinconada. 

Pero a pesar de todas las amenazas que teníamos encima, el cargo de conciencia lo era aún más. Intentaría hablar con ella... haría lo estuviese en mis manos, pero tampoco podía salvarla del engaño de Liam porque esa era la historia de ambos. 

Decidida a afrontar esta situación, conduje hacia la casa de la familia Oswald, ya que Ellie se encontraba allí. Me sentía muy nerviosa, ni siquiera sabía cómo comenzaría a explicarle lo que estaba pasando porque esto era como una bomba a punto de explotar. 

Llegué a la zona privada en donde ellos vivían, encontrándome con la enorme residencia de los Oswald Leblanc. Me estacioné frente a la casa y caminé directo hacia la entrada, sintiendo que mi corazón estaba a punto de salir de mi pecho. 

Un, dos, tres... respira profundo...

Toqué el timbre dos veces antes de que la puerta fuese abierta por una de las empleadas quien me hizo pasar a la sala en donde se encontraba Ellie. Al cruzar el umbral, divisé que no estaba sola en el lugar, sino que su hermano la acompañaba. 

Estaba sentado frente a la chimenea, vistiendo ropa casual y el cabello lo llevaba atado en su nuca, con algunas mechas colgando sobre su rostro. Su mirada fue la primera en alzarse cuando escuchó el sonido de mis tacones acercándose en su dirección, y entonces levantó la comisura de sus labios, sonriéndome cálidamente. 

—Hola, perdón si interrumpo con mi visita —dije, despegando mis ojos de él para posarlos en Ellie. 

—¡Bienvenida, Lena! —canturreó ella, levantándose para recibirme y besar mis mejillas. 

Calum hizo lo mismo, besando mi mejilla izquierda y la barba rozó mi piel, erizándome por completo. 

—Ven, toma asiento y cuéntame qué es eso tan importante que debes decirme —dijo Ellie. 

Me arrastró hacia el asiento conjunto al suyo, bajo la mirada de su hermano que permanecía junto a nosotras en la habitación. Sabía que si él estaba presente, se me haría más difícil contárselo. 

—Eh... espero que no le moleste, señor Oswald, pero quisiera hablar algo en privado con su hermana —comuniqué, intentando ser amable. 

Por suerte él no se opuso al momento de levantarse del sofá y desaparecer el lugar por las puertas de vidrio que daban hacia el jardín trasero. 

Cuando nos quedamos a solas, el nivel de ansiedad dentro de mí aumentó haciendo que el pulso se me disparara y sudara frío. Tenía miedo de la reacción y las consecuencias que mi confesión ocasionara. Pero ya estaba aquí y no podía dar marcha atrás. 

—Verá... Ellie —contuve la respiración—. Lo que tengo que decirle es algo que me tiene muy preocupada...

—¿Qué pasa? —preguntó, manteniendo esa sonrisa reluciente en sus labios. 

Vamos, Lena... no puedes parar ahora. 

—Es acerca de su matrimonio con Liam...

Ese era el primer paso. Hablar de él y aproximarme a sus mentiras. 

—Lo sé, Lena —entrecerró los ojos y sus manos alcanzaron las mías, tomándolas con delicadeza. 

—¿Lo sabe? —pregunté confundida. 

—Sí, Liam ya me lo dijo —reveló. 

—¿Ah... qué? —contuve la respiración. 

—Lo que hablaron ayer cuando fue a tu oficina, lo que pasó entre ustedes... todo eso ya me lo contó. 

Temí que se lo tomara de mala manera, pero su reacción había sido todo lo contrario. Estaba serena y sus labios seguían sonriéndome. 

—No sé qué es lo que hiciste otra vez para solucionarlo —dijo emocionada. 

—¿Solucionarlo? —arrugué las cejas. 

—¡Lo de la luna de miel! —exclamó, brincando sobre el sofá. 

¿Qué? 

—Tienes un poder de convencimiento increíble. No pensé que Liam se retractaría de la tonta idea de cambiar los boletos de avión, pero resultó que después de esa reunión contigo, decidió seguir con el plan de irnos esas tres semanas a Sicilia. 

Me quedé de piedra con la confesión que definitivamente no me esperaba en lo absoluto. Fue como un golpe de batalla que me hizo bajar las defensas, dándome cuenta de que tendría que rendirme. 

—Eso no... —intenté interrumpirla, pero ella no me dejó continuar, puesto que siguió diciéndome cómo Liam había llegado por la noche para decirle que seguía en pie lo de ir a su "Early Moon" con el propósito de arder en el amor, juntos los dos en una isla. 

Si de algo estaba segura en este momento era que si decía la verdad, ellos me tratarían como una mentirosa, quedaría como una loca obsesionada con el novio, cuando en realidad era todo lo contrario. Arruinaría mi imagen y no solo eso... perderíamos mucho dinero en la agencia. 

Intenté mostrarme feliz por ella, pero estaba sintiendo que me ahogaba en mi interior, asfixiándome entre esas cuatro paredes. Liam se había adelantado a reparar el desastre, había actuado antes que yo para quedar como el "bueno" de la historia y ahora me encontraba en una encrucijada sin saber qué hacer. 

—Me alegro de que hayan podido solucionarlo —mentí, sintiendo que algo me picaba en la garganta. 

En estos momentos Liam tenía muchas más cosas a su favor que yo...

—Estoy tan agradecida por todo lo que has hecho —dijo antes de abrazarme y hacerme sentir la peor persona en el mundo por no poder decirle la verdad. Necesitaba pruebas... necesitaba abrirle los ojos. 

Insatisfecha y muy frustrada, salí de la casa de Ellie, sintiendo aquel peso enorme sobre mis hombros y dentro de mi pecho. Ya no servía de nada recriminarme ni pensar en lo que pude haber hecho para evitar esa cadena de desastres, porque ya era demasiado tarde. Ellie y Liam se irían de viaje a Sicilia y yo tendría que encargarme durante todo ese mes en continuar planificando su boda. 

Regresé a la oficina siendo recibida de inmediato por Rouse quien me esperaba a las puertas del ascensor.  

—¿Cómo te fue? ¿Estamos despedidas? —preguntó de inmediato, persiguiéndome hasta mi oficina. 

—Se irán de luna de miel —contesté, acariciando mi sien. 

—¿Qué? —se sorprendió—. ¿Entonces... no le importó a Ellie que tú y Liam...?

—Ella no lo sabe. Liam simplemente actuó más rápido que yo y ahora ya no sé qué hacer... —dije afligida, sintiendo la derrota aplastante de él.

Claro, había venido aquí a tirarme la caballería encima y luego se iba feliz a sus vacaciones en la isla. Imbécil. 

—Quizás él lo reconsideró. Quizás se dio cuenta de que estaba cometiendo un error... —intentó buscar una explicación, pero las acciones de Liam no las tenían jamás. 

—Lo único que sé es que esas tres semanas sin él serán como un salvavidas para mí. Tengo la esperanza de que Ellie pensará mejor las cosas antes de la boda y podrá ver la verdadera cara de su prometido. 

—Si no lo ha hecho en todo un año ¿en verdad crees que lo hará en el momento más romántico de su vida? 

—Entonces ¿qué debo hacer? 

—Estás metiéndote en algo que no te corresponde, Lena. Deja que ellos solucionen sus problemas y tú solo haz tu trabajo —dictaminó. 

—Es lo que intento —suspiré. 

—Entonces sigamos la planificación. Aguanta hasta la boda y luego ya no tendrás que volver a verle la cara a ese tipo. 

—Sí, y después necesitaré unas largas vacaciones porque estoy segura de que terminaré con burnout. 

—Te acompañaré en el viaje —sonrió, guiñándome un ojo—. Y si ese imbécil vuelve a acosarte, entonces ambas lo destrozaremos —empuñó su mano derecha. 

Yo solo esperaba que no hubiese una próxima vez. 

****

Perdón si el capítulo es cortito. 

Pero bueno... ahora si viene lo chido jeje, ¡Un mes sin Liam! ¡Siii! 

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