Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo ocho

—Tenme un vaso con agua y una aspirina en mi oficina ¿vale? Estoy segura de que viene a darme dolores de cabeza —avisé a Lily antes de ir escaleras abajo para ver a Liam. 

Ya tenía claro que no se iría de aquí hasta hablar conmigo y después de haber rechazado sus llamadas, probablemente estaría más que dispuesto a esperarme hasta que saliera de la agencia. No podía tener un jodido día de tranquilidad porque entonces aparecía él para arruinarlo todo. 

Terminé de bajar los escalones, yendo directo hacia la recepción con los nervios de punta. 

Lucio abrió las puertas de vidrio para mí, y crucé el umbral encontrándome con Liam de pie junto a la recepcionista. De manera inmediata sentí ese subidón de adrenalina, lista y dispuesta para ponerme a la defensiva en caso de que intentara propasarse otra vez. 

Mis tacones resonaron contra el mármol llamando su atención y fue entonces en que giró lentamente hacia mi dirección. 

—Lena —dijo mi nombre y lo odié por llamarme así.

—Elena —corregí. 

—Venga, no empecemos. No vine a discutir —dijo al instante, actuando como si viniese en son de paz. 

Me crucé de brazos, estableciendo distancia entre los dos. Mientras más lejitos, mejor.  

—¿Qué quieres? —pregunté, yendo directo al grano. 

Estaba muy ocupada como para tener que perder el tiempo en banalidades. Él podía ser mi cliente, pero si no se comportaba como tal, entonces no le prestaría ni la más mínima atención. 

—Vine a disculparme por como me comporté el otro día. Te ofendí y realmente lo siento —contestó, viéndome con esos ojos de cachorro a medio morir. —. No quiero que nada interfiera en nuestra relación...

Relación laboral. Que quede claro. 

—Debiste pensarlo antes de tratarme como lo hiciste —declaré. 

—Fue el impulso del momento. Estábamos los dos solos y pensé que... debía decirte lo que sentía. 

—¿Lo que sentías? —alcé una de mis cejas. —. Lo que yo realmente creo, es que intentas burlarte de mí. 

—No es así. Yo jamás... lo haría. 

Claro, sí, por supuesto. 

Apuesto a que tampoco quiso burlarse de mí cuando me dejó.

Ni cuando decidió contratarme como su asesora.

Ni mucho menos cuando comenzó a atormentarme con mis heridas pasadas.

Todas sus palabras no eran más que mentiras. 

—Mira, Liam, solo quiero que nos mantengamos al margen. Todo lo que hablaremos será sobre la boda, nada más. Y desde ahora debe estar Ellie presente en todas nuestras reuniones... 

—Bien... —asintió sin mucho animo—. Si eso es lo que quieres, entonces así será. 

—Es como debe ser —dictaminé. 

—Pero antes... —dio un paso más cerca de mí—. Quiero que... me dejes hablar con la verdad. 

—¿Y cuando has hablado con la verdad? —solté con sorna. 

—Siempre lo he hecho, Lena. Es solo que... es complicado. No lo entiendes ahora porque pones esa barrera impenetrable, impidiendo que pueda explicarte cómo fueron las cosas. 

—No necesito saberlas, Liam. Con tus acciones me basta para saber cómo eres en realidad. Así que no necesito tu palabrería barata, porque eso ya no va conmigo. 

Resopló con molestia, mientras negaba con la cabeza. 

Límites. Eso era lo que estaba estableciendo entre él y yo. 

—Dame solo una oportunidad... —susurró en súplica. —. Solo una...

Negué con la cabeza. 

—Por favor —rogó. 

—¿De qué serviría? Nada va a cambiar —declaré con firmeza. 

—Sé que puedo hacerte cambiar de parecer. Ambos nos debemos esto, esa conversación pendiente que aclarará cualquier duda, cualquier sentimiento... —murmuró. 

Era un muy buen actor al mostrarse como si estuviese desesperado. Su mirada y sus palabras se complementaban para hacerle ver como si fuese un ser frágil e indefenso, incapaz de hacerle daño a nadie. 

—Lo siento, pero... —volví a negar con la cabeza—. No tengo tiempo para eso. 

Dejó caer sus brazos como si estuviese dándose por vencido, dirigiéndome esa mirada dolida que tiempo atrás me hacia sentir culpable. 

—Llamaré a Ellie para que podamos agendar la próxima visita al jardín —dije, retrocediendo para alejarme—. Nos vemos. 

Dicho eso, volví a cruzar las puertas de cristal, esta vez tomando rumbo hacia el ascensor. Durante todo el trayecto, sentí la mirada fija e intensa de Liam sobre mi cuerpo la cual desapareció en el momento en que las puertas del ascensor se cerraron de par en par. 

Había tomado la mejor decisión al no escucharlo, porque ya suficiente tenía con mis problemas como para incluirlo a él en el paquete. Además, si estaba tan arrepentido por lo que me hizo ¿por qué decidió cometer tantos errores una y otra vez? 

No tenía sentido seguir dándole vueltas, porque todo estaba claro ante mí. Liam quería seguir siendo el centro de mi atención, quería continuar sintiéndose importante en la vida de las personas, para así llenar su maldito ego. No estaba dolido por recibir mi rechazo, sino más bien, por no obtener lo que quería de mí. 

Tres días después de ese encuentro, volvimos a vernos, pero esta vez había un intermediario entre nosotros: Ellie. 

Ella era la única que podía hacer que Liam se mantuviera al margen y eso me restaba un gran peso de encima, ya que lidiar con su insistencia no era cosa fácil. 

El día estaba perfectamente soleado, teniendo el clima perfecto para movernos alrededor del jardín y planificar la decoración para la boda. Rouse tomaba fotografías, mientras que Ellie revisaba los catálogos para escoger algunos de los muebles y accesorios que agregaríamos. 

Liam se mantenía apartado de nosotras sin prestar mucha atención a lo que Rouse decía. Pero a pesar de estar lejos y de actuar como si fuese un árbol más en el jardín, lo había pillado varias veces viendo en mi dirección. 

—No quiero que la cena sea en un lugar cerrado. Podríamos usar el otro lado del jardín para colocar los toldos y las mesas —indicó Ellie. 

—Tendríamos que esperar que el clima nos acompañe esa noche —murmuró Rouse—. Pero supongo que es una buena idea. 

—También quiero que haya una cascada de luces. Se vería tan bonito para las fotos —canturreó. 

Rouse anotó cada cosa que ella decía para poder incluirlo en la decoración. No importaba cuán extravagante fuese, ya que eso era lo que Ellie deseaba y nosotras lo cumpliríamos. 

—Por cierto, no necesitaremos a su fotógrafo —avisó, mientras avanzábamos por uno de los senderos. 

—¿Ah no? —la miré confundida. 

—No, ya tenemos uno. Es un fotógrafo muy reconocido —sonrió con emoción.

—¿Quién? —pregunté con interés.

—Mi hermano —contestó.

Me quedé pasmada ante su respuesta, aunque en realidad, no tendría por qué sorprenderme. Según tenía entendido, Calum viajaba de un lado a otro, así que su profesión daba para ello. 

—No sé cómo lo hiciste, pero quiero agradecerte el que hayas conseguido que Calum aceptara venir. No entiendo por qué estaba tan reacio a ser el padrino. 

Miré hacia Liam. Ahí estaba la razón. 

—Lo importante ahora es que la gran mayoría de los invitados ya han confirmado su asistencia. 

—Sé que tendrás que venir a supervisar el servicio de catering y todo eso, pero quiero decirte que también estás invitada a quedarte a la celebración —dijo, pasando sus manos por debajo de mi brazo, caminando a mi lado como si fuésemos amigas de toda la vida—¿Tienes novio, Lena?

Su pregunta me tomó desprevenida. 

Noté que Liam avanzaba cada vez más cerca de nosotras, prestando atención a la conversación. 

—No, no tengo... —contesté. 

Liam solo había sido el único en mi vida. Después de él no volví a salir con nadie. 

—Oh, bueno, pensaba decirte que invitaras a tu pareja, pero si no tienes, no es problema. Ese día vendrán amigos míos y de Liam y muchos de ellos están solteros —me guiñó un ojo, sonriendo con picardía. 

—Ella vendrá a trabajar, no a coquetear —la voz profunda y seria de Liam se hizo presente de la nada, interrumpiendo nuestra conversación. 

—Ay, no seas estricto. La idea es que todos se diviertan esa noche —dijo ella, haciendo un ademán con sus manos—. Mi primo Alec es de Escocia y es un muy buen prospecto —continuó. 

Compartí miradas con Liam, quien se mantenía neutral, tensando su mandíbula. 

—La verdad, no estoy interesada por el momento. El único amorío sensato que tengo es con mi trabajo —bromeé, intentando quitar el ambiente tenso que se formó con la mirada ensombrecida del hombre junto a nosotras. 

No sé ni por qué me miraba como si quisiera comenzar a demandarme cosas. 

—Bueno, ya hice un diseño digitalizado de cómo podría llegar a quedar la decoración —Rouse llegó hasta nosotras—. Mañana hablaré con algunos proveedores para que consigamos todos los accesorios y muebles. 

—Estupendo —sonrió Ellie—. Así no tendremos que preocuparnos por eso y podremos centrarnos en planificar nuestra luna de miel ¿verdad, amor? —se giró hacia su prometido, quien asintió con la cabeza. 

—¿Y a dónde piensan ir? —preguntó Rouse. 

Respiré hondo, sospechando que tipo de respuesta daría. 

—A Sicilia —contestó.

Sí, efectivamente era el mismo lugar que él me había prometido. 

Lo miré de reojo y él giró su rostro por inercia. 

"¿Qué te parece viajar a una isla para nuestra noche de bodas? Una que esté lejos de aquí, en donde solo seamos tú y yo". 

"¿Y a dónde me llevarías? 

"Sicilia".

"¿Hasta allá quieres ir?" 

"Claro. Es un lugar muy romántico, podremos pasear y... hacer el amor todas las noches". 

Esa fue su promesa en ese entonces. No me sorprendería que le haya hecho el mismo discurso a Ellie...

En fin.

—¿Y ya tienen fecha para el viaje? —pregunté.

Ellie asintió, viéndome con ese brillo lleno de emoción en sus ojos. 

—El 13 de junio. 

—¡¿Antes de la boda?! —preguntamos Rouse y yo al mismo tiempo. 

—Será un Early Moon. Es lo que está de moda hoy en día. Serán vacaciones anticipadas y así podremos venir más inspirados y enamorados —dijo, entrelazando su mano con la de Liam. 

—La verdad es que es una muy buena idea. Evitarán el estrés antes del evento —dijo Rouse. 

—¿Entonces estarán fuera por tres semanas? —pregunté. 

—Sí, así que lo dejaremos todo en manos de ustedes y de mi hermano. Él prometió venir pronto para ayudar con la organización —avisó. 

Aquella noticia fue como recibir al fin un respiro de alivio al saber que Liam se iría por un tiempo, dándome el pase libre de moverme y hacer mi trabajo sin tener que estar incómoda con su presencia. 

—¿Te gusta cómo va quedando todo, amor? —le preguntó Ellie a Liam. 

—Si a ti te gusta, entonces a mí también —contestó él sin parecer muy interesado. 

Rodé los ojos sin que ellos me vieran. 

—¿Cuándo haremos la prueba de menú para la boda? 

—Acordé una reunión con el chef para poder concretar lo que se servirá en el coctel y la cena —dije. 

—No olvides lo de mi alergia ¿vale? Tampoco queremos nada que tenga demasiadas calorías.

—No te preocupes, lo tenemos muy en cuenta. 

Obviamente, no queríamos a una novia que tuviese un colapso por un ataque alérgico. Así que no habría nada de frutos secos en el menú. 

—Bueno, ya debemos irnos —avisó Rouse. 

—Nos vemos —me despedí de ambos, besando la mejilla de Ellie y para no levantar sospechas, tuve que hacer lo mismo con Liam. 

Antes de apartarme de él, sus labios se acercaron a mi oído, susurrando:

—Veámonos esta noche. 

Me aparté de él, mientras fingía no haber oído nada. 

Porque no haría nada de lo que me pidiera. 

Porque no seguiría alimentando su maldito narcisismo. 

Y porque tenía dignidad. 

****

¿Creen que Liam siga enamorado de Lena?

Yo creo que solo le gusta joder xD





Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro