Capítulo dieciséis
—¿Entonces el señor innombrable se fue de luna de miel, eh? —dijo mi hermana, viéndome desde el otro lado de la mesa, mientras intentaba llevar la cuchara pequeña hacia los labios de Emma. —. Ojalá le dé herpes genital.
—¡Leyla! —la reté.
—Solo a él, no a su novia —se excusó rápidamente.
—¿Podemos almorzar tranquilos? —preguntó papá, haciendo cara de asco.
—Sí, nada de infecciones mientras estemos en la mesa —asintió mamá—. Pero sigue contándonos, Lena ¿cómo va todo con la preparación de la boda?
—Va todo bien —contesté vagamente—. Ya está casi todo listo, así que en unas semanas más se casarán y seré libre.
—¿Y tendrás que ir a la ceremonia? —preguntó nuevamente Leyla.
—Sí, debo estar ahí para supervisar que todo este bien con los invitados, la decoración, el coctel... —expliqué.
—Que incómodo —dijeron todos a la vez.
No dije nada al respecto.
—Bueno, si le ves el lado positivo, será como cerrar al fin un nuevo ciclo en tu vida. Obviamente, no será grato tener que ver a tu ex-prometido casándose con otra mujer, pero sé que tendrás la fortaleza para enfrentarlo —me animó mamá.
—De eso estoy segura —asentí, sonriendo levemente.
Yo sabía que por Liam ya no sentía nada bonito, mi corazón ya no latía por él como lo hacía antes, y desde hace un tiempo mi cabeza solo volaba en otra parte.
Los últimos días había pasado mucho tiempo junto a Calum en el jardín. Solíamos hablar de sus viajes y él se mostraba realmente interesado en recomendarme los mejores lugares que había visitado por si en algun momento yo decidía viajar.
Esa tarde él había llegado más temprano de lo usual, mientras que Rouse y yo nos encargábamos de trasladar los arreglos florales que habíamos conseguido en Kamloops.
—¿Te gustan? —le pregunté, alzando un conjunto de camelias.
—Muy bonitas —asintió él—. ¿Te ayudo a llevarlas?
—Claro. Debemos dejarlas junto al estanque —apunté.
Avanzamos juntos hasta allí, mientras que las flores ordenadas alrededor hacían lucir el lugar como si fuese una nube enorme. La estructura de luces lentamente iba tomando forma y en unos días más podríamos presenciar la cascada en su máximo esplendor.
—Todo está quedando genial —dijo, mirando alrededor, girando sobre su eje para poder apreciarlo—. Ya veo por qué eres tan conocida...
—¿Yo conocida? —pregunté.
—Ya sabes... tienes muy buenas referencias en internet.
—¿Has estado buscándome? —arqueé una de mis cejas.
Se encogió de hombros, desviando la mirada hacia el estanque.
—Me gusta tu trabajo —dijo vacilante—. Vi algunas fotos en tu página y admito que eran increíbles.
Sonreí inevitablemente, sintiendo ese revoloteo en mi estómago.
—Las fotos en la página son algo antiguas, pronto debemos subir las de este año... —dije sacando mi celular de mi bolsillo.
Me acerqué hasta él para poder enseñárselas.
—Esta boda la hicimos en el Graydon Hall Manor. La novia quería algo con temática hindú, así que encargamos adornos, maquillaje especial, y fue realmente hermoso —apunté hacia una de las fotografías guardadas en mi galería.
—¿En serio hiciste todo eso? —preguntó asombrado al detallar la decoración—¿Eso es un elefante?
—Hecho de flores —asentí—. Nos llevó semanas poder hacerlo... —pasé a la siguiente fotografía—. Y esta otra boda fue con temática de Disney. Fue muy divertido también y logramos conseguir una carroza para la novia para poder llevarla hasta la iglesia. Sus damas de honor estaban vestidas como princesas...
—Asombroso... —susurró, observando con atención cada una de las fotos.
Continué hablándole acerca de las bodas que habíamos organizado. Algunas tenían temáticas muy diversas y también estaban esas que se apegaban a lo tradicional. Pero definitivamente las que más me gustaban eran esas que me permitían hacer volar mi imaginación y se convertían en todo un desafío. Como dije, nuestro deber era hacer realidad el sueño de toda novia y convertir ese momento en una experiencia única.
—¿Y qué tipo de boda tendrías tú? —preguntó, caminando a mi lado mientras nos sumergíamos en uno de los senderos que nos guiaba hacia el laberinto—. ¿Harías algo más tradicional o escogerías algo fuera de lo común?
—Quiero una boda inspirada en la mitología griega —confesé.
Ese siempre había sido mi sueño, en especial porque me encantaba todo lo relacionado con su historia y estilo.
Calum alzó una de sus cejas con diversión.
—¿Y eso?
—Pues... me gustaría verme como una diosa... —confesé.
Su mirada se profundizó en mí.
—A ver... cuéntame más —me invitó, haciendo un gesto con su mano para que continuara hablando.
—Bueno, buscaría un lugar que tuviese columnas y colgaría manteles blancos alrededor. Las sillas serían blancas con fajas celestes y cubriría las paredes con telas vaporosas para que lucieran como cortinas griegas antiguas —expliqué, mientras movía mis brazos como si estuviésemos en medio de un juego de mímica—. Mi vestido de novia estaría inspirado en alguna diosa, me trenzaría el cabello, usaría una diadema y brazaletes... —señalé, ganándome otra de sus sonrisas llenas de admiración—. ¿Estoy hablando demasiado?
—No, sigue... me gusta...
Sentí mis mejillas enrojecer y algo dentro de mí se encendió.
—Bueno... mis damas de honor usarían vestidos en tonos azules, con diseños de tirantes y... mi futuro esposo se vería como todo un dios griego.
—¿Cuál es tu favorito? —preguntó, deteniéndose para que tomáramos asiento en una de las bancas.
—Eros...
—El dios del amor.
—Así es —asentí—. Me gusta mucho su historia con Psique. El significado de su unión, su romance... todo eso me parece muy interesante —murmuré, sentándome a su lado.
—¿Cuál es su historia? —preguntó.
—¿En verdad quieres saber? —pregunté extrañada. Normalmente, nadie me preguntaba tanto acerca de mis intereses.
—Sí, cuéntame.
—Mhmm... bueno —dudé, viéndolo confundida—. Psique era hija de un rey, y cuenta la leyenda que poseía una belleza sobrehumana. Afrodita estaba celosa de ella, así que le pidió a su hijo Eros que le lanzase una de sus flechas para que así Psique se enamorara del hombre más horrible que pudiese existir. Sin embargo... él se enamoró de ella —murmuré, sintiendo su mirada fija en mí, prestando atención a cada palabra que salía de mis labios.
Mentiría si dijera que no estaba nerviosa, pero también sentía esa sensación cálida que me hacia desear quedarme más tiempo a su lado hablando de lo que sea.
—... las hermanas de Psique lograron convencerla para que en mitad de la noche encendiera una lámpara y observara a su amado. Ella accedió y esa noche descubrió que aquel hombre "horrible" con quien había sido destinada a casarse, en realidad era un joven de gran belleza. Emocionada por el descubrimiento, sin querer dejó caer una gota de aceite hirviendo sobre él, provocando que despertara. Eros al descubrirla, cumplió con su amenaza y huyó lejos de ella...
Su cabeza se apoyó sobre su mano, sin apartar la mirada de mí. Respiré hondo antes de continuar, mientras intentaba calmar los latidos acelerados de mi pecho.
—... Eros sufría enormemente porque era incapaz de olvidar a Psique. Cuando supo que ella estaba sumida en un sueño mágico no lo pudo soportar más, así que voló hacia ella y la despertó de un flechazo. Le rogó a Zeus que le permitiese casarse con ella aunque fuese mortal, y fue así como unieron sus vidas.
—¿Y se casaron?
Asentí.
—Para siempre... —agregué.
El que Psique luchara por volver con Eros, y el que él no pudiese olvidarla a pesar de su traición, todo eso lo convertía en mi historia favorita. Plasmaba aquel sentimiento de luchar por quien amas y que ese amor fuese correspondido con la misma intensidad y deseo.
—Supongo que ese es el propósito cuando decides comprometerte con una persona con quien esperas pasar el resto de tus días —murmuró.
—Pero solo algunos lo cumplen —agregué.
—¿Crees que se pueda amar para toda la vida a una persona? —preguntó, tomándome desprevenida con su pregunta.
—No lo sé... —me encogí de hombros—, pero me gustaría pensar que sí. Aunque muchos dicen que... después de tanto tiempo solo pasa a ser costumbre. Sin embargo... confío en que el amor se puede conservar a través del respeto, el cariño... nutriéndose día a día...
Era irónico que dijera eso cuando fui la primera en no poder conservar al que consideré como mi "gran amor". Pero no quería pensar que así sería siempre, quería creer que en ese momento no estaba preparada ni tampoco estaba con la persona indicada.
En algún momento llegaría alguien con quien querría tener un amor incondicional...
—Me gusta cómo suena tu concepto de amor... —dijo, bajando la voz levemente—, y como brilla en tus ojos cuando me hablas de lo que te apasiona.
—¿Ah sí? —alcé ambas cejas, sintiéndome halagada.
—Es muy inspirador.
—¿Yo inspiradora? —reí levemente.
—Sí... tu forma de pensar, de tomarte las cosas con esa visión tan positiva... todo eso es inspirador. Quieres hacer felices a los demás por el simple hecho de que tú no tuviste la oportunidad y eso es algo que jamás vi en nadie.
—Supongo que es una forma de compensar ese vacío que quedó en mí después de lo que pasó —susurré más para mi misma que para él.
—¿Aún sientes ese vacío?
—La verdad... —titubeé—. Supongo que aún me queda mucho por superar.
—Créeme que te entiendo, no es fácil olvidar —dijo con cierta melancolía.
—¿Y qué hay de ti? —pregunté, centrándome en él.
—No te va a gustar mi respuesta... —advirtió.
Aquello solo me causó más curiosidad.
—¿Por qué?
—Digamos que... no tengo una visión tan pasional como la tuya.
—¿Y qué?, vamos, dime...
—Es que... en realidad no sé si pasar mi vida con una única persona sea lo que quiero para mí.
—¿Entonces eres un playboy o algo así?
—No... claro que no —negó rápidamente—. Supongo que lo mío es estar solo... Siempre ha sido así después de todo.
—¿Te has enamorado? —me atreví a preguntar.
—No sé si realmente lo estaba, pero si sé que fue intenso —contestó—. Ambos tomamos diferentes caminos, ella quería algo estable y yo aún deseaba conocer más de lo que había en el mundo. Nuestra relación a distancia no funcionó en lo absoluto y quizás tienes razón, el amor se nutre día a día, pero ¿cómo puedes hacerlo cuando te separan miles y miles de kilómetros?
No tenía una respuesta para ello, puesto que nunca había vivido ese tipo de romance.
¿Cómo puedes seguir queriendo a alguien que no ves?, ¿a quién no tocas?, ¿a quién no le puedes hablar directamente...?
Porque una cosa es extrañarlo y continuar sintiendo que lo que te aferra a esa persona es ese deseo de querer estar juntos, pero cuando te acostumbras a su ausencia ya nada es igual...
¿Podía existir ese amor capaz de soportar la falta de esa persona?
Ninguno de los dos tenía esa respuesta...
Y probablemente tampoco queríamos averiguarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro