Capítulo 17
Han pasado dos días desde la fiesta del pueblo, y de la noche en la que todos supieron de mi relación con Arthur. Dos días en los que hemos podido disfrutar de nosotros, sin tener que escondernos de nadie.
Glash Village ha vuelto a la normalidad, y es todo un alivio caminar por sus calles sin tropezarnos los unos con los otros. La decoración ha sido retirada y la plaza barrida de cualquier suciedad, pero aún así, en nuestra mente queda el recuerdo de la fiesta mayor, y lo que trajo consigo.
Los preparativos de la boda no se han detenido, y he estado toda la mañana en Bar Bells llamando a los invitados para confirmar su asistencia a la celebración. No he visto a April desde aquella noche, y Arthur me cuenta de que sigue siendo la misma con él, solo que una vez que saca a relucir el tema de nuestra relación, ella prefiere quedarse callada.
Aprovechando que el bar no está tan concurrido y que tengo unos minutos libres, llamo a mis padres y a mi hermano para comunicarle las buenas nuevas.
Creía que se sorprenderían cómo hicieron mis amigas, pero no. Mamá se alegra de saber que Arthur aún mantiene sus sentimientos por mí. Dice que lo vio la noche antes de marcharnos caminando alrededor de la casa y mirando en dirección a mi ventana.
—Estuvo allí por más de una hora, pero al final se marchó sin más. Yo sabía que te gustaba, escribías su nombre en todas partes, y te ponías roja como un tomate cuando iba a visitar a nuestro gato.— Al parecer en casa no era tan discreta como creía. Pienso en la última carta que le escribí, y que no guarda un recuerdo tan bonito de un chico enamorado como describe mi madre, pero trato de eliminar esa imagen de mi mente.
—Es muy buen muchacho, estoy feliz por ustedes. ¿Vendrán juntos a New York? —pregunta mi padre y yo me tenso al instante. Nunca me había planteado esa variante. Aunque después de las confesiones de Arthur referentes a la ciudad, no creo que le haga mucha ilusión mudarse al epicentro del caos.
—No lo sé, papá. Aún no hemos hablando de esas cosas. —«Si ni siquiera le he dicho que me marcho después de la boda».
—Podríamos hacer una cena todos juntos una vez que lleguemos a Glash Village. —Propone Joan acercándose a la laptop cargando a la pequeña Alessia en sus brazos.
—Es una gran idea. ¿Ya tienen fecha para venir? —Pregunto mientras le hago monerías a mi sobrina y esta me observa con atención y curiosidad antes de regalarme la más sinceras de las sonrisas desde New York.
—Primero de Octubre, estaremos poco más de un mes en el pueblo. —Responde mi padre inclinándose más a la pantalla y arreglándose sus lentes.
—Mamá, papá ¿Puedo hablar a solas con Joan? —Me muerdo el labio inferior cargada de dudas. Necesito de los consejos de mi hermano.
—¿Pasa algo, Jess? ¿Qué le dirás a Joan que a nosotros no nos puedes decir? —Mamá comienza a inquietarse y a preocuparse, pero para mi suerte Joan sabe como calmar sus nervios.
—Son cosas de hermanos, mamá. Además no te preocupes que si es para cometer alguna locura desde ya le digo que no. —Me señala con el dedo mientras le entrega la bebé a mis padres y estos se alejan prestándole toda la atención posible a su única nieta. —¿Qué te pasa? No me digas que metiste a alguien a mi habitación.
—No, tonto. —rio con su ocurrencia. —Por cierto ¿por qué no quieres que nadie esté allí? —Me apoyo sobre la mesa de café para acercarme más a la pantalla.
—Me da vergüenza que alguien vea que de adolescente guardaba debajo de la cama póster de chicas y algunas revistas de esas que...
—Ya ya ya... mejor no me digas nada. —Lo último que quiero es saber eso.
—Tú preguntaste. —Se ríe de mi reacción, y me contagia de su alegría y buen humor. —¿Para qué querías hablar conmigo?
—Necesito de tus consejos.
—¿Sobre qué? —se cruza de brazos algo dudoso y no deja de mirarme con el ceño fruncido, como si le fuera a pedir dinero.
—Las cosas con April no están bien. —No puedo evitar que mi voz suene algo nostálgica. —Al parecer que Arthur y yo estemos juntos no le hace mucha ilusión.
—¿Pero se han peleado o algo? —Me pregunta mucho más relajado al ver de que se trata todo.
—No, no, ni siquiera hemos podido hablar del tema. Es como si quisiera ignorar por completo lo que su hermano y yo sentimos el uno por el otro.
—Suele pasar mucho, Jess. —Me explica con tranquilidad. —Quizá que estén juntos se le hace algo extraño porque no está adaptada a verlos de esa forma. Incluso puede que dude de si tu amistad es verdadera o solo te acercaste a ella por su hermano, a muchos les pasa por la cabeza. En realidad solo April sabe la verdadera razón. Es egoísta, de eso no tenemos dudas, pero no la juzgaremos por eso, muchos nos pondríamos de la misma manera.
—¿Qué dices? Yo nunca me pondría así. —Le respondo con rapidez ante semejante acusación.
—¿No? ¿Qué tal si descubres un día que Rose y yo nos queremos?
—¿Pero si tú estás casado?—chillo alarmada, ¿cómo podía ser eso? Oh Dios, no.
—No, Jess. Es una situación hipotética. —Niega con la cabeza, se aprieta el puente de la nariz con frustración, y suspira con fuerza antes de decir. —Tienes que ponerte en el lugar de April.
—Vale. —Le contesto avergonzada, Joan no pierde la paciencia muy rápidamente pero conmigo le cuesta mantener la cordura. «Cosa de hermanos.»
—¿Cómo te sentirías si eso fuera verdad?
—Si lo fuera... —me quedo en silencio.
—¿Jess? —Joan me llama desde la pantalla al ver que no digo nada más. —¿Ya te diste cuenta?
—Sí. —susurro con el corazón a mil. —Si lo fuera me gustaría que ella me confesara que tiene sentimientos por ti, que no me lo oculte o me excluya de la manera en que yo lo hice con April.
—Imagínate cuando yo me di cuenta que te gustaba Arthur, estuve a punto de salir en plena madrugada y meterle un puñetazo cuando leí la carta que escribiste...
—¡¿Leíste mis cartas?! —Lo interrumpo y casi quiero meterme dentro de la pantalla y golpearlo.
—¿Son más de una?
—Sí. —grito y los demás clientes se giran para verme. —¿Por qué hiciste eso, Joan?
—Te había escuchado llorar minutos antes en tu habitación, cuando llegué a ver que te pasaba estabas dormida con un sobre en las manos. Fue por curiosidad, Jess. —Se encoge de hombros, y me mira apenado.
—Ya, no tenías derecho. —respondo molesta.
—Lo sé, lo siento.
—Tengo que ir a hablar con April. Chao. —Me despido de mi hermano aún algo enojada. Son mis cartas y mis sentimientos, solo yo podía decidir quien podía leerlas o no. Son demasiado profundas como para que alguien que no sea el destinatario las leyera y a él no tenía pensado enseñárselas.
Recojo mis pertenencias de la mesa y antes de marcharme paso por la oficina de Arthur en el segundo piso. Al final el ramo de flores que me había regalado por Sant Rosette terminó adornando su escritorio apoyado en un búcaro de cristal. Entro y el frescor de su perfume me recibe. Lo encuentro tecleando rápidamente sin apartar la vista del monitor pero una vez que nota mi presencia se detiene y se acerca a recibirme.
—Hola, ¿Estás bien? —Me pregunta una vez que estudia mi rostro, justo antes de dejar un dulce beso en mis labios.
Asiento evitando sus ojos, pero él insiste en saber que me ocurre. Me rehuso a contarle, no quiero que se burle de mí al leer esas cartas. Ahora estamos bien. El enojo con Joan probablemente mañana no lo recuerde.
—No es nada, solo venía a decirte que iré a ver a April, creo que ambas tenemos cosas de que hablar y no son de la boda. —Le comunico y no le parece mal, insiste en acompañarme, pero yo le pido que no lo haga. Es mejor que estemos solas.
Salgo del bar con determinación, y camino por el sendero repasando en mi cabeza cada una de las interrogantes que tengo. Ambas necesitamos aclararnos, por nosotras y por nuestra amistad.
Llego a casa de los Wheeler's más nerviosa de lo que hubiera querido, y toco al timbre dos veces antes de que April abriera la puerta.
—Hola. —Trato de no perder la calma, y no tartamudear.
—Hola. —susurra y me mira sorprendida.
—¿Podemos hablar? —Le pregunto sin apartar mi mirada de la suya.
—Sí, claro. Pasa. —La sigo hasta el salón de la estancia, y nos sentamos juntas en el sofá.
—¿Quieres un poco de té? —Me pregunta y al igual que yo ella parece nerviosa.
—No, gracias. —respiro profundo, y me lleno de valor para aclarar todo de una vez. —Debí habértelo contado. Quizá si lo hubiera hecho no estaríamos así ahora.
—Sí. —susurra agachando la cabeza. — Arthur lo hizo. Me dijo que le gustabas mucho cuando teníamos 13 años, pero tú nunca hiciste referencia a que él te gustara, por lo menos no en esa época.
—¿Le dijiste que se alejara por eso?—Le pregunto y ella niega con la cabeza.
—En parte sí, pero también era como una posesividad propia de hermanos, y de pensar que las cosas entre tú y yo no serían iguales. Fui egoísta. —No deja de jugar con su anillo de compromiso. —A los 16 años me quedó claro de que tú estabas enamorada de él, y lo intenté, le pedí que se disculpara por la manera en que te trataba y que dejara de herirte de esa forma. —Hace una pausa antes de mirarme a los ojos nuevamente. —Después de tantos años no creí que ustedes sentían lo mismo, pero es algo que no puedo explicar, Jess. Si algo sale mal entre ustedes yo también saldré perjudicada. No quiero perderte como amiga, pero nunca me posicionaré en contra de mi hermano.
—Pero April, no puedes pensar que algo saldrá mal.
—Tú te fuiste a New York, Jess. Si hubieran estado juntos lo hubieras dejado hecho polvo. —En esta parte tiene razón. Seis años atrás lo nuestro no hubiera funcionado.
—Pero ahora estoy aquí. —Le aseguro.
—¿Hasta cuándo? Porque semanas atrás me dijiste que te marchabas después de la boda. —Sin dudas April me conoce lo suficiente para saber que aún no tengo decidido ese punto de mi vida. Toma mi silencio como una respuesta. —Jess, tienes que estar segura realmente de lo que quieres hacer. Te lo digo como amiga, no como hermana de Arthur.
—Lo sé, April.
—Yo si quiero que sean felices, puede que no me adapte fácilmente a verlos en modo cariñoso, pero me alegra que se amen después de tanto tiempo. —Me acerco para abrazarla y ella hace lo mismo. —Lo siento. —susurra y yo la abrazo con más fuerza.
La vida puede confundirnos, jugarnos malas pasadas, y unas simples decisiones pueden influir mucho en nuestro futuro. Aún tenemos una boda que celebrar y una despedida de solteras viene en camino.
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