Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 6

SECUENCIA DE ESCENA ANTERIOR.

ESCENA 16 Y 17

MIRADOR

Natalie y Esteban respectivamente, notaron un aviso fuera de la estación sobre el evento en el mirador.

- Espera, por Dios. Amor no sabemos con quién nos estamos metiendo. Sergio podrá resolver esto solo. -

- Dime que no estás hablando enserio Esteban? -

- ¿Qué? Solo estoy diciendo que esto es de la Policía y no de nosotros. -

- ¿Entonces, tengo que recordarte quién acaba de morir? -

- Mira amor, lo siento por Emily, pero no estaré aquí para ver cómo te asesinan... -

- Lo dice alguien que no tiene pantalones para aceptar que alguien que conozco le salvó la vida, haber... ¿cuántas, 3, 4 a no, fueron 5 verdad? - Haciendo gestos irónicos. Como muecas en su boca y alzando sus manos.

- Del robo pude haberme defendido, sólo que Sergio iba conmigo ese día y pues... ¡a la mierda Natalie! eso no viene al caso. Aquí lo que importa es que tú y yo podemos irnos y olvidar todo. - toma su cara pretendiendo acariciarla.

- Pensé que había sido un hombre de quién me enamoré, ahora entiendo que solo los putos huevos los tengo yo. - Lo esquiva

- Entonces, adivinaré. Saldrás de aquí, irás al evento que sea que es y buscarás qué, a quién, ¿serás la heroína? -

- Quizás sí encuentre una maldita razón para terminar con esto de una vez. Al menos no saldré huyendo como tú. Sabes qué, ya das lástima. Vete, lárgate ya pa tu puta mierda Esteban. -

Ambos tomarían distintos caminos. Esteban sacó su teléfono y marcó a su última llamada.

- Queda sola, estoy fuera. - Colgó.

Natalie por su parte; con lágrimas bajando por sus mejillas, emprendió su camino al mirador para encontrar alguna pista que tuviera cierta relación. Se esperaba que pudiese tomar algo de tiempo extra para poder regresar junto a Sergio. Podría ser buena idea si se encontrara con alguien parecido a charlatán, pero definitivamente estaba yendo a un sitio donde solo hippies o jipi abundan como la marihuana misma. Secó sus lágrimas y entró. La entrada estaba decorada con condones inflados, lazos de colores alrededor de ellos y y dos piñatas justo en el centro del bar.

- ¿Te sirvo algo preciosa? -

- ¡Sorpréndeme! - Corrió la silla y se sentó. Al lado de ella una vanidosa anciana que lucía un maravilloso vestido de boda. Sobre la mesa había un sobre y un teléfono de alta gama.

El cantinero toma un coñac y sirve. Sin mezclar más que solo el whisky escoces para degustar mejor sus aromas, contemplando el primer sorbo de la querida y atractiva turista que atendía. El gesto perturbador de Natalie fue anteponerse con autoridad, tomó su copa como si le arrancase la billetera a alguien, la llevó a su boca y al fondo.

- Si bebes el próximo, yo lo invito. - sugirió la anciana con un gesto de cortesía.

- ¡Me sirves otro, galán! - se sintió segura.

Tomó a dos sorbos y asintió con la cabeza como agradecimiento a la anciana. Un trago con sabores de madera, a trigo y a la cebada fermentada que le daba un punzón de acidez, pero también con una suavidad exquisita y armoniosa. Se incorporó de una sacudida y extendió su mano al cantinero.

- Soy Estela. - no hay nada mejor que otro buen nombre.

- Me puedes decir Caín. -

- ¡Oh! Eres un hombrecito malo, guapo. -

- Solo si me provocas. -

- Ya que estás tan querido conmigo, ¿conoces la isla? Ando un poco perdida. -
- Una reina como tú no debe estar sola por el mundo. Yo puedo llevarte por toda la isla hasta tu castillo si quieres... -

- Entonces qué esperas Príncipe. - Se muerde los labios.

- Ves por atrás... -

- ¿Cómo es que me llamo? Estina, Estule, Estela... Sí, Estela. oh! ¡Maldita sea! - salía del bar mientras lo pensaba

Atrás, una camioneta negra la esperaba. El cantinero le abre la puerta, y cierra. Camina por detrás del carro con una sonrisa entre ceja. Abre y entra mientras sigue mirándole las piernas, el escote.

- Conozco unas cabañas por aquí cerca. Tal vez podamos empezar por ahí... ¿te parece? -

- Ok, perfecto. ¿Y ese tatuaje? - veía a su brazo derecho.

- ah! Es el escudo del ejército. Ya sabes, fui militar. -

- Militar ah! ¡Qué conveniente! -

- ¿Por qué lo dices? -

- No es nada. Llegamos juntos -

- Entiendo, ¿salen juntos, cierto? -

- No, no, no, es solo un amigo. Venimos de España. -

- ¡Claro! Mira, estás son las cabañas más antiguas de la isla. Dicen muchos que años atrás pertenecieron a grandes familias. Tenían barcos, mucho dinero, escolta, todo un paraíso. -

- ¿Y qué hay del otro lado del muro? -

- Es una tribu, les tienen prohibido pasar a la isla sin una autorización. Se supone que de allí crecieron algunos jíbaros como te has dado cuenta en el bar. -

- Entonces, ¿es buena razón para ir no? -

- Oye me preciosa, ¿te gusta meterte en líos cierto? -

- Pues solo un poco... - Sonríe. Llevaba la adrenalina en el cuello. Detuvieron el carro cerca de la cabaña y siguieron a pie para poder volar la cerca.

- Y dime, ¿cómo se llama? -

- ¿Cómo se llama quién, de qué me hablas? -

- Tu amigo...-

- ¿Mi amigo? ¡Ah! Sí, perdón. Él se llama, él se llama Esteban. Solo que está en el hotel. Casi no le gusta el sol. La ciudad, ¿comprendes? -

- Si, conozco muy bien de esa clase. ¡Son unos inútiles, Perdóname! -

- Está bien... creo que sí se lo merece. - Vuelve y sonríe.

El cantinero le da la pata de gallina y la empuja un poco para que ella pudiese sujetarse del muro. Del otro lado, ven niños que juegan y mujeres cortando leña. La mitad de la población casi que por inercia divina tomaron a sus niños y se ocultaron en sus casas.

- Aparte de que no puedan pasar a la isla, también les tienen prohibido hablar y acercarse a nosotros. Quién lo haga deberá ser castigado. - aportó el cantinero que hasta el momento conocía mucho sobre la etnia. -

- ¿Y si yo me acercó a ellos? -

- Primero debes hablar con el jefe, si no lo haces, ellos asumirán que eres enemiga. -

- Ok, entonces, me quedo contigo galán. -

INT. / CASA DE ABIGAIL / DÍA.

HABITACIÓN

Del otro lado, Frens y Sergio están revisando uno por uno los nombres con sus respectivos teléfonos y direcciones en la casa de Abigail. Algunos nombres lejos de ser reconocidos y direcciones que no tenían el número de lote ni el barrio correspondiente. Solo tenían algunos dibujos gráficos que señalaban tres puntos en forma de triángulo y cada punto estaba marcado con una tinta roja.

- ¿Es alguna ruta? - preguntó fren.

- Es posible, pero parecen puntos de encuentros. -

- ¿Puntos de encuentros? ¿a qué te refieres? -

- Que quizás alguien se tomó el trabajo de organizar un plan de ataque militar. -

- ¿Militar? Carajo! ¿Acaso me estás diciendo que vendrá un ejército a la isla? -

- No es solo el ejército, ponte a pensar las entradas de la isla. -

- Pues solo por el mar... ¡rayos! ¿barcos de guerra? -

- Créeme, cuando trabajaba para la fiscalía, un día fuimos invitado a la casa Nariño por parte del comandante de las fuerzas militares y un general nos habló de una posible invasión marina que dependía de una sola llamada. Creo que esperaban que un informante que hacía parte de una agencia que daba protección a testigos les confirmara el día y la hora. -

- ¿Y eso qué tiene que ver con la isla? Hay muchas islas en la costa. -

- Mi padre pertenecía a esa agencia. -

- ¿Qué? Pero... ¿qué rayos le pasa a tu familia? -

- Él ha estado en la isla desde hace unos años. Pero pensé que el gobierno lo había enviado para protegerlo. -

- ¿Quieres contarme lo que pasa aquí? -

- No te gustará para nada... -

- Pues qué carajo hermano. Ya estoy en esto. -

- Mi tío, el padre de Abigail. Fue un respetado abogado fiscal en ese tiempo. Una noche mi padre recibió una llamada a la cual contestó en su oficina mientras mi madre y yo preparábamos comida para unos invitados de mi padre. No sabía de quienes se trataban, pero si entendía que era algo de suma importancia. Días antes de eso, papá presenció un asesinato en una hacienda que había sido embargada por el estado, según porque le pertenecía a un narcotraficante. Fueron allá para celebrar un tipo de contrato inmobiliario, pero nunca se esperaban que la hacienda era lugar donde se llevaría una emboscada. Papá dejó por un momento la reunión en la sala porque se había sentido mal del estómago y fue al baño más cercano. Fue entonces cuando entró un grupo de hombres bien armados y mataron a las quince personas allí reunidas de dieciséis. El error de ellos fue no haber contado el número de muertos por lo que posteriormente de la masacre salieron por detrás de la hacienda y abordaron un helicóptero de la fuerza aérea. Papá ese día tuvo que esperar toda la noche hasta el día siguiente para poder salir. Pensé de hecho que de eso se trataría la reunión aquella noche en nuestra casa. Cuando él regresa de su oficina y cuelga su teléfono, lo vi palidecer y comenzó a sudar. De inmediato llamó a alguien y canceló la reunión supuestamente para el día siguiente. Mamá le preguntó muchas veces qué estaba pasando, pero él no quiso dar ningún tipo de detalles, ni del porqué había cancelado la reunión ni tampoco sobre la llamada. Calmé a mi madre y me la llevé a su habitación porque ya estaba angustiada. Intenté bajar en el menor tiempo posible, pero papá se había ido en su carro.

Esa noche regresó bastante sucio y más tenso. Fue cuando decidí trabajar en la fiscalía para poder entender ese tipo de situaciones. Un mes después de eso, llegaron a la casa agentes del estado a detener a mi padre por supuesta información que le habían dado al cartel de Cali, y a quienes culpaban de la masacre en la hacienda. Ese día me dijo que visitara a mi tío y hablara con su esposa que ella me ponía al tanto de todo. Me fui sin decirle nada a mamá y allá la esposa de mi tío ya tenía maletas hechas de Abigail porque la enviarían a estudiar a España. Me contó lo que había pasado en la hacienda y entendí que lo estaban culpando por algo que no había hecho. Fuimos al aeropuerto para dejar a Abigail en el avión y me aseguré de que así tenía que ser. La esposa de mi tío no diré su nombre ahora, no sé cómo se las arregló para distraerme y al fin no supe qué avión había tomado mi prima. Me despidió y me dijo que hiciera lo correcto ahora que yo era la única persona en la que mi papá confiaría. En ningún momento se me pasó preguntarle por mi tío y así sin conocer más razones me vine hasta la casa para cuando ya mi madre me tenía preparado la cena. En la mesa le conté lo que había ocurrido y decidimos luchar para que mi padre no fuera encarcelado injustamente. Logramos darle la libertad por medio de un amigo abogado de mi madre porque no conseguimos contactar al abogado de la familia, y fue entonces cuando aceptamos la realidad de las cosas y lo dimos por desaparecido.

El estado proclamó a papá testigo importante, así que lo enviaron a la isla según para darle protección mientras se calmaban las cosas en la ciudad. Procedimos a buscar por cielo y tierra junto con la fiscalía, el ejército y con entidades privadas que trabajaban en secuestro, a mi tío, a su esposa y a Abigail. El hijo aparte de la esposa de mi tío supe que estaba en España, pero él no tenía conocimiento de nada. Un día después de hablar tanto con mi papá, estábamos mirando cómo podría visitarlo. La primera vez que llegué a esta isla, me contó que la llamada de esa noche era sobre mi tío. Nunca supo quién lo había llamado, pero desde ese instante nos pusimos de acuerdo en buscar al culpable. Volví a la ciudad a la semana y él me llama diciéndome que había visto a la madre de Abigail en esta isla. Es cuando comienzo a hacer inteligencia, la encuentro a ella varias veces conversando contigo en la muralla y de paso, ya sabes... -

- Me investigabas a mí -
- Si. -

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro