CAPÍTULO 4
SECUENCIA DE ESCENA ANTERIOR.
BÚSQUEDA.
Escena 12 y 13
Ext. / Isla. / Día
La gente de la isla me conoce como el charlatán, apodo que heredé por un amigo de mi padre que era capitán de barco y quién me enseñaba a veces a tener contacto con las mujeres. Él fue el hombre que hizo que la isla fuera un lugar turístico, fue quién le dio vida y construyó la primera muralla. En un tiempo trató de enfrentarse con los españoles, pero prefirió irse y dejar todo lo que ya tenía. Muchas veces me dejaba entrar a su barco y me contaba tantas anécdotas que había tenido cuando recién llegó. Aunque nunca lo vi lamentarse por su pasado ni decir que sintió culpa porque lo vivió viendo morir a la mitad de la isla, y en cambio, hablaba muy bien de quienes eran sus ancestros. Cuando construyó la muralla fue cuando conoció a mi papá y le hizo saber siempre que cuidaría de mí si él se marchaba primero. Aunque nunca supo si mi padre definitivamente murió tratando de defender la isla o simplemente huyó sin mí para protegerme. Muy pocos saben mi nombre de pila y por eso es que cuando me quiero saltar coquetería y presunciones les digo, Frenskerly Vizcaíno, pero te puedo evitar que lo olvides y por eso me puedes llamar - Fren. - Recuerdo que me decía que una de cada diez jovencitas que llegan a la isla viene con deseos de aventurar con alguien, ya que en el interior del país muy poco se veía bailar salsa como sí se hace en la costa caribe. Bailar era algo que muy poco me salía bien al principio pero que ahora lo domino más por mi atractivo físico. Soy algo barbón y la barriga se me sale un poco, pero de que cae alguien cada día, cae.
Esa nena linda que recibí esta mañana sí que está como quiere, voy camino al hotel donde los he dejado para acompañarlos a que conozcan estas tierras y de paso a que vayan al mirador para que se diviertan un poco. Bueno, la idea es que del hotel pasen al mirador de una vez porque no puedo esperar hasta la noche. Seguramente saldrá con sus padres y tendré que ejecutar algún plan para sacarla sin que se den cuenta. Entonces recordé que cerca del evento hay un almacén de disfraces porque se acerca la temporada de las brujitas y supe que una máscara y un tipo de ropa playera podría ser una distracción. El problema es que todavía no sé si la chica sabe bailar o si ella querría divertirse con un extraño. - ¿Qué tal que le esté prohibido establecer alguna relación con alguien y yo de entrometido meta la pata? - De momento, solo me iba sin nada para que no sospecharan de mí sí me vieran con ella en la pista de baile. En el camino me encontré con el señor Uriel que iba acompañado por dos miembros de bomberos y cuatro policías que lo llevaban esposado hacia el caí. Antes que lo metieran a la patrulla me le acerqué para saber de qué le estaban acusando.
- ¿Señor Uriel? -
- Fren, oh! Gracias a Dios que te veo. No te preocupes por mí, solo busca a Abigail. -
- Pero señor no sé dónde está... -
- Precisamente por eso, creo que la han secuestrado. Cuando la encuentres ve con ella a la estación y allá les explicaré todo. -
- Pero...
- No pongas peros y ve rápido, no hay tiempo. - Todos abordaron la patrulla.
- ¿Secuestrada? - exclamé. Olvidé la guía, olvidé a la chica y el baile, olvidé el plan y me fui a la casa de Tite. Corrí pensando qué buscaría o con qué me encontraría en su casa. De hecho; ahora que sí lo analizo, cuando ingresé a su casa noté que estaba algo fuera de lugar, pero no creí que fuera porque la habían secuestrado. Con qué razón podrían llevarse a Tite si nadie la conocía muy bien en la isla y mucho menos nadie en absoluto; podía decir que ella le habría hecho daño. Sin importar entonces lo que me llevaría a buscarla, tendría que haber algo que me ayudara a sospechar de alguien o algo en especial, sé que su madre viene dos o tres veces al mes, pero nunca viene acompañada de alguien... sin embargo, la última vez que la vi fue en una cabaña cerca de las parcelas junto al rio y a la zona infringida. Estaba con un hombre totalmente raro que portaba una capucha y no alcancé a verle bien el rostro. Esa vez fui a comprar carne fresca y me di cuenta que la cabaña estaba un poco abandonada. Sería que los que vivieron o quizás aún la habitaban, la tenían muy descuidada. No presté mucha atención a los detalles porque no gusto preguntar por cosas que no me incumben. Al contrario, me fijé que alguien desde un árbol miraba hacia nosotros, pero intentaba que no le vieran. En fin... me limité solo a quedarme en silencio y a no divulgar algún tipo de chisme.
Int. / Casa de Abigail. / Día
Entré a casa de Tite, pero aún seguía las cosas a como las encontré esta mañana. - ¿Los muchachos que me indagaron tendrían algo que ver? - un sin números de preguntas extrañas comencé a resaltar al tiempo que revisaba con cuidado su cuarto. Tomé el celular sobre la mesa, la soga y la cinta. Levanté la alfombra y el piso estaba manchado de sangre y salió un olor fuerte a dulce, como un tipo de ácido penetrante y del qué inhalé un poco sin querer. Salí del cuarto para tomar un poco de aire fresco en el patio y me sorprendí al ver colillas de cigarro como si muchas personas fumaran al tiempo. Tite no era de fumar o quizás lo hacía a escondidas porque sé qué clase de mujer puede dejar tanto desorden junto, pero al mismo tiempo, sería muy raro que al entrar su madre dejase ver las colillas. O a menos que su misma madre lo hiciera y que ella por ser tan desatenta en sus cosas no limpiara su patio. Fue cuando deduje que pudo haber sido el tipo que la raptó desde su propia casa, y ese alguien debió saber sus quehaceres y hasta la clave de la alarma. Tal vez conocía a Tite tanto tiempo y literalmente, es poco lo que yo llevo conociéndola y pues nunca había podido preguntarle de dónde venía o cómo es que alguien con una madre tan culta y de dinero puede vivir en una isla pretendiendo sobrevivir con tan poco. Supe que no me había tomado el tiempo de conocerle ni de coquetearle que era lo que mejor sabía hacer.
Fui a la cocina para ver qué encontraba y revisé cada cajón de la alacena, la nevera, entre los cubiertos... cuando vi la caneca de basura, me dio curiosidad saber por qué había votado la argolla preciosa y aquella ropa interior que personalmente me parecían muy pero muy interesante. De hecho, Tite tenía o tiene buenos gustos, la verdad no sé cómo puedo referirme a ella para descartar en su defecto estar muerta o en efecto viva en alguna parte de esta isla. Rebusqué hasta el fondo y encontré un par de llaves en una cartera muy lujosa con tarjetas de crédito a nombre de la madre seguramente. Algunos papeles con números de teléfonos, nombre y direcciones. Tomé todo sin saber qué haría con todo aquello puesto que ahora todo podía servir de algo y podía resultar una pieza clave. En la sala el algodón regado por doquier pudo ser que alguien estuvo buscando algo, pero en el peor de los casos no tenía ni la más absoluta idea de qué podía encontrar para hallar a Tite.
Salí de la casa y me fui hasta el puerto para encargarle a alguien de la guía turística por hoy hasta que yo pudiera saber en qué royo me estaba metiendo. Nuevamente el muchacho que me preguntó por la rubia vi que venía atrás mío...
- Charlatán, char, qué bueno encontrarte hermano. Ya sé dónde está mi hermana y no son buenas noticias. -
- ¿por qué, qué le pasó? ¿dónde está? -
- En la morgue de la ciudad, anoche en la explosión de la que te hablé fue en el hotel donde tu amiga la llevó, mi hermana, ella...-
- ¡MIERDA! Lo siento hombre, ¿y tus amigos?
- Por eso necesito que vengas conmigo a la estación, ellos están allá con el dueño del hotel. Según la información de una agente, me dijo que el señor es cómplice de la explosión. -
- ¿don Uriel? ¡imposible! Nunca le haría daño a nadie. -
- Por favor, te lo pido hermano. Necesito que esto lo pague quien lo hizo y solo tú me puedes ayudar. -
- No sé hermano, esto ya es extraño. Don Uriel me dijo que mi amiga había sido secuestrada. ¿será que? - Ambos se miraron.
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