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Oscuridad

Me senté en la mesa en el lado opuesto de Jungkook. Él se mantenía igual que siempre, serio y mirando a todos como animales indeseados. No entiendo, acababa de recibir la noticia de que quería ser padre de la mujer que pienso que sinceramente ama, por cómo la perdonó, pero no demostraba interés. ¿A qué se debe eso? Con Jungkook siento que nunca sé nada, es que constantemente cambia.

—Jimin, ¿ya dejaste de analizarme o aún no?

¿Analizarte?

—Sí, no has dejado de verme y de comerte las uñas si algo te incomoda o si quieres saber algo, simplemente pregunta.

¿Estás feliz?

—No, no tengo razones para ser feliz y si preguntas por lo de Victoria, ¡NO! Ya un engendro es suficiente como para tener a un bastardo.

No es un bastardo porque es tu hijo.

—Jimin, no quiero hablar del tema, es mi asunto, no el tuyo.

Perdón, dije bajando el rostro.

Mi señor, aquí están los alimentos —habló la cocinera, sirviéndo solo a Jungkook.

—¿Dónde está la comida de Jimin?

Pero mi...

¡Cállate! ¡Maldita sea! Si te pregunto, tienes que correr y traerle comida, no decirme excusas estúpidas.

Sí, señor.

Jungkook, no la trates así. Tú habías dado la orden de que nadie me atendiera.

—No abogues por esa incompetente. Todos aquí son incompetentes. Debería cortarles la cabeza a todos.

Vi a la cocinera temblar mientras me servía la comida y le dije: —Tranquila, todo está bien.

—¡Jimin! ¿Por qué le dices que todo estará bien? Que ella sepa que nada estará bien si no veo todos los días comida para los dos sobre esta mesa. ¡Retírate!

Vi a la mujer con su rostro pálido reflejando el pánico correr rápidamente y luego todos abandonaron el comedor, dejándonos solos.

—¡Jimin!

¿Sí?

—Debes ser más duro, o si no, nadie te respetará en este lugar.

No quiero decir que estás equivocado, pero a veces el hecho de ser siempre oprimido puede llevarlos a querer rebelarse. A nadie le gusta ser maltratado constantemente.

—Dime un solo caso en el que creas que eso sea así.

Pensé mucho antes de decir lo que rondaba mi cabeza, pero hablé resignado, aceptando las consecuencias. ¿Qué mejor ejemplo que tu caso? Has sido oprimido y te has visto obligado a ceder ante los caprichos de alguien más, refiriéndome al emperador. Ahora ya no hay nada que te dé miedo o que te haga pensar en retroceder a lo que creías.

—Buena observación, Jimin. Solo esta vez te daré la razón, pero no es que yo esté equivocado, es que ambas conjeturas son acertadas.

Me reí por cómo Jungkook nunca acepta que pierde. "Tienes razón", dije mientras tomaba los guisantes con mi tenedor.

Dejé de comer y puse el plato a un lado para hablar seriamente con él —Jimin, a partir de ahora se vienen tiempos difíciles para mí, por eso te necesito fuerte. Sé que tú siempre piensas en la paz, el amor, la luz y el arcoíris, pero este no es tu reino. Aquí nadie dudará en deshacerse de ti y solo debes confiar en lo que yo diga si quieres vivir.

Me parecía ilógico lo que él decía, cuando él fue quien me dejó encarcelado en aquel lugar y dudó de mí.

—No me mires así, sé que debes estar desconfiando de mí, pero Jimin, necesito que estés de mi lado si quiero vencer. Ya tengo un enemigo, no quiero dos.

¿Acaso hablaba de su padre? Sea como sea, Jungkook es mi esposo y si debo ser su escudo, entonces así será. —Está bien, Jungkook, confiaré en ti y permaneceré a tu lado como escudo y lanza, pero por favor, confía en mí.

—También te pido que no juzgues mis decisiones, todo lo que hago es necesario.

Está bien, Jungkook.

—Vete a tus aposentos y quédate con tu pollo. Yo tal vez regresaré tarde.

Está bien, me iré ahora. Me levanté y empecé a andar, pero luego me regresé y le di un beso en la mejilla para decirle: "Jungkook, gracias por todo".

—No es necesario que me beses.

Lo sé, pero quise hacerlo. Ahora sí, hasta luego.

Vi a Jimin irse y sentí que el mal y la oscuridad se apoderaban de mí. Estaba ansioso por hacer sufrir a Victoria, ella pagaría por lo que había hecho. Tomé mi espada y fui a sus aposentos. Abrí la puerta de golpe y la vi con los ojos rojos de tanto llorar, sentada al borde de la cama como si me estuviera esperando.

"Tardaste", dije con la voz quebrada.

—¿Ya sabes lo que te pasará?

"Por favor, perdóname en nombre del amor que tuvimos".

Me reí a carcajadas. ¿Amor? No seas patética. Nunca entendiste que yo no siento amor por nadie que no sea yo. Tenía mis sospechas sobre ti, pero esperaba confirmarlas. Le decías a mi padre todo lo que yo te decía. Lo que no sabes es que todo lo que te decía era falso, solo te probaba.

Tú y tu padre han hecho conmigo todo lo que han querido, Jungkook. Yo no tenía otra opción.

—Sí, tenías la opción de decirme lo que te estaba pasando, pero decidiste ser su espía y ser una lanza en mi contra.

Sí, lo hice así porque tú trajiste a ese patético y...

¡Slap! Le di una bofetada después de acercarme agresivamente hacia ella. —Ese patético tiene más agallas que tú, a pesar de que ese maldito viejo decrépito le ha ofrecido todo, él se mantiene firme y me es leal.

¿Lo amas, Jungkook, no es así?

—No, no lo amo, pero me encanta tener a una persona que me da beneficios y que es verdaderamente útil. No lamento decirte que no te dejaré vivir, y mucho menos a tu bastardo. ¿O qué creías? ¿Que haría pasar a mi hermano como si fuera mi hijo?

Jungkook, yo no soy la culpable de que tu padre me usara.

—No me importa, eres una cualquiera, me da asco tu simple presencia.

Jungkook, te imploro tu perdón. Prometo que desapareceré y no te afectará todo esto.

—Está bien, te dejaré ir. Yo mismo te llevaré a un lugar, pero nunca debes volver a aparecer. ¿Entendido?

—Sí, sí, prometo que no me verán nunca más.

—Bien, vamos. Yo te llevaré. Salimos del palacio y di una vista hacia el balcón de los aposentos que compartía con Jimin. Él me vio con tristeza mientras acariciaba su pollo. Yo subí a un caballo con Victoria y empecé a andar.

Vi a Jungkook irse con Victoria y sentí tristeza otra vez. Estaría con ella, pero es su concubina. Debo aceptarlo.

Crucé el bosque y me acercaba a la zona donde yo me había encargado de mi abuela.

No, no, Jungkook. Yo sé lo que planeas. Me tiré del caballo.

—No corras. Si corres, será peor. Me bajé de mi caballo y corrí detrás de ella, agarrándola por sus largos cabellos. No te preocupes, será un corte rápido y limpio.

Por favor, Jungkook, no lo hagas.

—Claro que lo haré. Da gracias que no te tocará sufrir como sufrió mi abuela por mi inexperiencia.

Con terror y con la voz quebrada, me puse de rodillas mientras le imploraba piedad. Por favor, Jungkook, te lo suplico, no me mates.

—Di tus últimas palabras. No sé, tal vez si pides perdón, la diosa te permita ir a un buen lugar.

Me levanté viendo que él no cambiaría de opinión. —Jungkook, tu maldición será que amarás con locura a Jimin y él, al ver que tú eres una bestia, te odiará y rechazará, dañando tu orgullo. Estarás solo y morirás solo, siendo odiado por todos.

Me reí ante sus palabras. —Eres tan inútil que desperdiciaste tus últimas palabras. ¡Adiós! Levanté mi espada y corté su cabeza. Había sido un corte limpio y rápido. Solté mi espada y con una mano tomé su pie y con la otra su cabeza. Arrastré su cuerpo hasta la orilla del acantilado y lo arrojé, y luego su cabeza. ¡Listo, un problema menos!

Yo estaba en el balcón, disfrutando de la brisa fresca, cuando vi llegar a Jungkook montado en su caballo, pero estaba sin Victoria. El cielo estaba teñido de negro, pero aún así se veían las sombras alargadas sobre el paisaje. ¿Por qué Jungkook venía solo, sin Victoria? Su rostro era sobrio y su mirada, tan oscura como la noche, se veía a la distancia. Me miró fijamente y se detuvo un momento, antes de volver a caminar lentamente.

Luego de ver a Jimin, me fui a bañar. Una vez me sentí limpio, fui con él entre a los aposentos y mis ojos se encontraron con los suyos. ¿Por qué no estás durmiendo?

—No tenía sueño.

¿Es eso o la angustia de verme con Victoria no te daba paz?

—¿Dejaste a Victoria en el otro palacio?

No, yo la maté, dije sin querer ocultar lo que había hecho.

Sentí pena y tristeza por la ligereza con la que él había dicho aquellas palabras. Él ni siquiera cambió la expresión en su rostro al decir que le había arrancado la vida a otra persona. —¡No son las maneras, Jungkook! Ella tenía una vida en su vientre. ¡Un bastardo!

—Aún así, eso es algo cruel.

¡Ya basta, Jimin! Deberías estar feliz de que ahora serás el único.

—Eso no me trae para nada felicidad, por favor, déjame dormir solo.

Las palabras de Victoria parecían hacer eco en mi cabeza, así que extendí mi mano tomando el delicado cuello de Jimin y elevándolo un poco.

Veía cómo Jungkook cambió su rostro totalmente, siendo consumido por la oscuridad en él. El aire ya no fluía y mi corazón empezaba a palpitar. Mis golpes en su cuerpo duro como la roca no eran nada, pero de un momento a otro, él me soltó, dejándome caer. Yo daba desesperado bocanadas de aire.

—Cometes un solo error, Jimin, y tu muerte será peor que la de Victoria. Ahora acuéstate a mi lado y no hables más del tema.

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