La Bestia
En lo alto de esta grandiosa muralla de la naturaleza, oteo el horizonte infinito.
En cada uno de los lugares del mundo visible desde esta alta montaña, estoy.
Merodeo en las afueras de las ciudades, pueblos, aldeas y tribus.
Acecho en las oscuras noches. Espero. Retrocedo y aguardo mi momento.
Asalto los sueños de los hombres y los convierto en pesadilla.
Ellos, los hombres, me acunan en las noches y me difunden en sus cuentos.
Tras siglos de matanzas, de asesinatos cometidos por cada uno de ellos, me culpan a mi, a La bestia.
Soy su escape, la ilusión de que ellos mismos son humanos. Pero anido en sus propios corazones, y cuando puedo afloro, exploto, y abro en canal su piel de cordero y me convierto en el monstruo que cada uno de ellos es.
Tengo pezuñas, cabeza de carnero, cuernos, boca de dientes afilados cual mandril... gruño, y mi hálito es ponzoñoso... Soy "el hombre que no es humano".
Pero sé, porque sé lo que digo, que mis pezuñas no son las que pisan, que mis garras no son las que descuartizan, que mi antro bucal no mastica las entrañas... Lo sé, porque soy tú mismo, un humano cualquiera.
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