• Capítulo 30 •
Luego de calmarme y limpiarme la nariz, pude sentir a Jack hablar, pero no estaba solo. Su supuesto amigo llegaba mañana, no podía estar aquí, justo ahora.
Decidí que capaz, para relajarme debería tomar una ducha, aunque esta mañana ya lo había hecho, necesitaba otra.
Me despojé de mi ropa en solo unos segundos y entré a la tibia ducha. Luego de diez minutos, salí y me vestí con lo mismo que llevaba antes pues, sólo lo había usado durante unas horas.
Tomé valor para salir del baño y fingir que todo estaba bien. No iba a hablarle a Jack por más que le había prometido fingir ser su novia. Él no había sido nada bueno conmigo y de eso me vengaría.
—Elsa —dijo Jack cuando me vio salir del baño. Un castaño a su lado volteó a verme y no tardó en sonreír.
—No, mi gemela —dije molesta. Jack arrugó la nariz en señal de enojo—. ¿Necesitas algo?, ¿qué tanto me miras? —pregunté. El amigo de Jack rió con ternura.
—Sí, necesito que tú y yo hablemos ahora mismo —se levantó del sillón y me jaló hasta el baño—. ¡Ya voy para allá Hiccup! —le gritó desde allí—. ¿Qué es lo que te ocurre? —preguntó enojado.
—¿A mí? —hice un gesto con la mano—. Disculpa Jack pero si mal no recuerdo hace menos de media hora estábamos peleando —contesté casi en un grito.
—Habíamos quedado en algo —me dijo casi suplicando—. Yo te llevaba al cine y a comprar ropa y tú te comportarías cuando Hiccup estuviera aquí —hablaba despacio y con tranquilidad—. Vamos, Elsa, no me falles —suplicó.
—Jack, nosotros habíamos quedado en que iba a comportarme como tu novia mañana —aclaré—. ¿Y sabes qué? Hoy no es mañana —dije con enojo.
—Lo sé, Elsa —dijo rápidamente—. Pero él llegó hoy porque quería darme una sorpresa, que no fue nada más y nada menos que una gran molestia —dijo y tragó sonoramente—. Por favor.
—No, Jack, yo voy a ser mala como tú lo eres conmigo.
—Te compensaré, lo prometo —dijo tomando mi mano—. De verdad, no vamos a pelear nunca más y seré como el novio perfecto que tú tanto buscas, pero por favor —apretó mi mano esperando una respuesta.
Y es que no voy a mentirles, me gusta verlo sufrir como él me hace sufrir a mí. No se merece que lo ayude, estoy en lo correcto, pero si él promete lo que está diciendo, pues claro que aceptaré.
—¿Cómo sé que no me mientes?
—Porque de verdad quiero ver a mi hermana y si no finjo que estoy de novio contigo, nunca la veré. De verdad, soy capaz de hacer mucho por ella y si tú me permites también podré ser bueno contigo, Elsa, no me arruines la vida.
—Tú me arruinas la vida —dije y me zafé de su mano.
—Ayúdame —mordió su labio inferior.
—Bien, pero no quiero que me... —fuí interrumpida por un beso—, beses —concluí cuando él había acabado.
—Perdón —se disculpó tomando mi mano de nuevo—. Entonces... ¿sí? —preguntó ilusionado.
—Sí, dije que sí, pero luego vamos a almorzar porque muero de hambre.
—Sí, sí, sí, sí, gracias —dijo abrazándome, a lo que respondí con una leve palmada en su espalda.
—Ya, Jack, salte —dije amargamente alejándolo de mí.
—Okey, gracias —me sonrió con notoria felicidad y prácticamente me llevó a rastras a donde se encontraba su amigo—. Hiccup, ella es Elsa, Elsa él es Hiccup —sonrió. El castaño se levantó del sillón y me analizó tres segundos para luego darme un beso en la mejilla.
—Es un placer Elsa —dijo sonriendo. Le devolví la sonrisa—. Jack no se equivocaba al decir que eres hermosa —comentó. Jack soltó mi mano y se aclaró la garganta—. Sólo he escuchado maravillas de mi futura cuñada —volvió a sonreír.
—Ay gracias —dije tiernamente—. ¿Acaso son tan amigos?
—Como hermanos —dijo Jack.
—Oh, qué bien —sonreí.
—Bueno, sentémonos y así podemos hablar cuánto quieran —dijo Jack tirándose en el sillón. Hiccup se sentó en el sillón más pequeño y a mí no me quedó otra opción que sentarme al lado de "mi novio"—. Entonces, estabas contando sobre Astrid y Moana —sonrió y pasó su brazo sobre mis hombros.
—¿Quiénes son? —pregunté intrigada.
—Las "novias" de Hiccup —hizo comillas con sus dedos—. Según él, antes del casamiento se prueba con muchas mujeres —rió. Jack lo pateó levemente.
—No son mis novias —alzó las cejas—. Son mis acompañantes de cama —añadió causando la risa de Jack.
—Oh —dije sintiéndome incomoda—. ¿Y ellas dónde están?
—Es curiosa —le informó Jack entre pequeñas risas. Hiccup asintió.
—Están descansando —me informó—. Tuvimos un viaje agotador —sonrió con picardía. Jack rió. Yo simplemente me quedé callada—. No lo tomes en doble sentido como Jack —rió—. De verdad, Frost —dijo entre carcajadas.
—Yo no he dicho nada.
—Pero te has echado a reír dando a entender eso —contuvo su risa—. Cállate —dijo arrojándole un almohadón.
—Está bien, está bien —dijo Jack agarrando el almohadón en el aire.
—No te contaré nada más porque todo lo mal piensas —dijo haciéndose el molesto.
—Bueno, no te enfades Haddock —le dijo graciosamente. Reí y ambos me miraron extrañados.
—¿Qué hice? —pregunté alzando los hombros.
—Te ríes raro —dijo Hiccup.
—Tú no te ríes así —me acusó Jack.
—Siempre me he reído así —dije excusándome—. En serio, no me miren de esa manera.
—Me gusta —opinó Jack. Sonreí por compromiso—. Eres tierna —añadió.
—A mí también me gusta su risa —dijo sonriente. Jack le tiró el almohadón de vuelta—. Qué celoso eres —frunció el seño.
—No soy celoso pero cuando estoy cerca de ti debo esconder a mi novia —arqueó una ceja. Hiccup entrecerró los ojos y sonrió.
—Celoso.
—Que no lo soy —le dijo Jack.
—Que sí —dije yo. Ambos me miraron—. ¿Van a mirarme así todo el día? —pregunté inocentemente. Jack me atrajo más a él—. Es verdad que eres celoso.
—No lo soy —se negó.
—Que sí —dijo su amigo.
—Que no —arrugó la nariz.
—Jack, si no eres celoso cómo dices... —dije casi en un cantito—. ¿Por qué me hiciste semejante problema con Hans?
—JA, tu propia novia te acusó —dijo riendo.
—No hase negó nuevamente—. No te hice semejante problema, pero es que siempre anda coqueteando contigo —dijo molesto.
—Eso son celos, Frost.
—Que no lo son —dijo por enésima vez.
—Ay, es que sí lo son, Jack —dije yo. Volvieron a mirarme de manera conjunta—. Bueno, ya no hablaré más porque me están dando miedo —dije encogiéndome de hombros.
—Cómo pretendes que no esté celoso si siempre llega cuando... ya sabes —dijo haciendo que mis mejillas se tornaran más rojizas que un tomate.
—¡Jack! —lo regañé. Hiccup rió—. Eres un imbécil.
—Perdón pero tú estabas acusándome —se defendió.
—De todas maneras... —quise arreglar lo que Jack había dicho—. Eso fue sólo una vez, lo demás te causó celos sólo porque me habló cuando tú me dejaste sola en recepción.
—Oh, eso debió doler —dijo Hiccup entre risas.
—Bueno, ya no peleemos —me dijo con ternura.
—Sí ya no peleen, es feo pelearse —se burló Hiccup.
—¿Tú qué te metes?
—Uy Jack, hoy estás con ganas de pelear —dijo negando con la cabeza. Coincidí con él así que reí por lo bajo. Se levantó del sillón—. Tengo que ir a ver como están mis nenas —dijo pícaramente—. Nos vemos esta noche señor y señora Frost —sonrió.
—Aún no es señora Frost —le corrigió Justin.
—Pero pronto lo será, ¿Qué más da? Es lo mismo —hizo una mueca con gracia.
Luego de despedirnos de él, que no fue mucho porque sólo estaba alojado en el piso de arriba, Jack cerró la puerta y suspiró.
—Eres mala —me acusó.
—¿Yo? —pregunté con gracia.
—Sí, tú —me señaló con el dedo y luego besó mi mejilla.
—¿Y eso a qué se debe?
—A mi promesa —respondió mientras me esquivaba y se sentaba en la cama—. ¿Salimos a almorzar o pedimos aquí? —preguntó. Lo consideré durante unos segundos.
—Salgamos.
—Bien, ve por tu bolso y vamos que me muero de hambre.
Busqué mi bolso y en menos de cinco minutos ya estábamos en la recepción del hotel. Jack pidió las llaves de su auto a Hans y sin despedirse de él tomó mi mano para caminar hasta el estacionamiento.
—Eso fue feo —lo regañé.
—Él es feo —respondió desactivando la alarma del vehículo.
—¿Y tú eres lindo?
—Claro que sí, cariño —dijo con egocentrismo.
—No te hagas el importante —dije riendo.
—Soy importante —sonrió.
—Ay Jack, ya basta.
—Además, no sólo soy lindo e importante, mira con quién ando de la mano —dijo dejándome sin respuesta alguna. Respondía e iba a enterrarme yo misma.
El camino fue silencioso y parecía que nunca llegaríamos a donde sea que vayamos a almorzar. Jack sólo tarareaba una canción desconocida para mí y yo me limitaba a observar por la ventana. Cuando finalmente llegamos a Mc.Donalds, Jack se bajó de inmediato y al verme a mí, bajó del auto, me tomó la mano.
Extraño, lo sé.
—¿Qué quieres comer? —preguntó observando las distintas promociones.
—No lo sé —admití haciendo lo mismo que Jack.
—Yo tampoco sé —suspiró—. ¿Qué te parece unos nuggets de pollo? —preguntó. Negué con la cabeza.
—Un pan carne —me decidí.
—¿Sólo eso? —preguntó arqueando una ceja.
—Eso; más papas y gaseosa —dije. Me miró raramente.
—Si tú dices —elevó los hombros y luego los bajó de golpe.
Llegamos al principio de la fila y Jack hizo nuestro pedido. Luego de cinco minutos ya estábamos buscando mesa donde sentarnos.
—Aquí Jack —dije cuando vi que una familia se iba de esa mesa—. Sólo hay que pedir que la limpien —hice una mueca—. Ya vuelvo.
—No, tú quédate aquí, yo busco a alguien que la limpie —dijo mientras me entregaba la bandeja.
Me quedé ahí parada como un poste hasta que Jack volvió con una chica que traía un trapo junto con un producto de limpieza. Jack me recibió la bandeja y luego nos sentamos a comer.
—Sé que le escapas al tema... —dijo antes de comenzar—, pero de verdad creo que es necesario que hablemos sobre la boda —concluyó. Metí una papa a mi boca y lo miré con desgano—. Me dirás que no te importa, lo sé, pero si hago algo que a ti no te gusta, me regañarás —se quejó.
—Bueno, entonces no hagas nada.
—¿Qué? —preguntó sin entender.
—No hay por que casarnos.
—Nunca entiendes nada, Elsa —dijo fatigado.
—Bueno, ya, hablemos. ¿Qué es lo que quieres? —pregunté tomando un sorbo de mi gaseosa.
—¿En el jardín de la casa o en un salón? —comenzó a dar opciones.
—En casa —dije sin siquiera mirarlo.
—Ey, por lo menos finge que te emociona —me dijo risueño. Lo fulminé con la mirada—. De acuerdo. ¿Prefieres que contratemos una organizadora de fiestas o lo hacemos todo nosotros?
—Contrata a alguien.
—¡Qué bien finges tu emoción! —dijo divertido. Reí.
—Es mejor, además, según tú, estás muy ocupado —dije. Asintió mientras almorzaba.
—¿El vestido?
_Blanco Jack, blanco —le dije. Rió.
—Lo sé tontita —dijo burlón—. Pero, ¿irás a comprarlo sola?
—Supuestamente que el novio vea el vestido es mala suerte, pero más mala suerte de la que tengo no creo poder tener, así que si quieres venir conmigo, bienvenido seas.
—Irás con mi mamá —me informó.
—Como tú digas —respondí sin tomarle importancia.
—¿La noche de bodas? —preguntó con picardía.
—Ya sabes donde puedes meterte esa noche.
—Ey —me reprochó—. Yo no seré al que le meterán en la noche.
—No te pases Frost —dije mirándolo desafiante. Sonrió.
—¿Dónde la pasaremos?
—Simple, si vamos a un hotel, tú en el sillón y yo en la cama. Si nos quedamos en casa, tú en tu cama, yo en la mía. Si quieres pasarla en carpa, tú en una yo en otra. Pero ni se te ocurra imaginarte que dormiremos juntos.
—¿Por qué no? —preguntó.
—Porque no —respondí.
—Esa no es una razón.
—Pero es lo que yo siento.
—¿Sientes un por qué, no? —preguntó con gracia. Negué con la cabeza dándole a entender que estaba mal mentalmente. Rió.
—Es que simplemente no quiero que durmamos juntos.
—Okay, eso lo vemos dentro de tres semanas.
—¿Por qué tres? —pregunté.
—Porque dentro de tres semanas nos casaremos —me informó.
—Oh, gracias por avisarme con tanta anticipación.
_Si tú sabias.
—Que tú pienses que yo sé no significa que yo lo sepa en realidad —dije confusamente, largó una carcajada y terminó con su hamburguesa.
—¿Dónde quieres que vayamos de luna de miel?
—A donde más te guste —respondí.
—¿Qué lugar del mundo te gustaría visitar? —preguntó—. No seas tan dura, de todas maneras te llevaré a algún lugar. Así que, es mejor que tú elijas a que yo lo haga por ti.
—Bien, entonces vamos a París.
—dije con emoción. Me sonrió—. De seguro tú ya has estado allí, pero desde pequeña tengo una obsesión con ese lugar —concluí. Me miró una vez más y sonrió.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro