Capitulo 14 (Parte 2/2)
Capitulo 14:
Bajé la mirada a nuestras manos entrelazadas, Jorge besó mi frente. Volví a sentarme como estaba antes y dejé caer mi cabeza en su hombro, nuevamente.
Él dejó caer la suya sobre la mía.
-¿Quieres contarme por qué estás triste? -susurró.
Desde allí veíamos perfectamente a los niños jugando los tres juntos. Había dos o tres niños más, pero ellos solo jugaban entre hermanos, por ahora.
-¿No crees que tengo muchas razones para estar triste?
-¿Cómo cuales?
-Muchas, Jorge.
-Habla claro, Tini.
-Yo sé que vuelvo siempre al mismo tema, pero en serio me hace mal. O sea, desde niña que sufro, primero la muerte de mi madre, luego que mi padre me crió como pudo, más tarde la muerte de mi padre y luego... -me quedé callada por un momento- Olvídalo.
-Luego te venden y yo te compro -susurró afligido.
-No, Jorge, no. Olvídalo, dije.
Jorge respiró profundo y soltó el aire de golpe. Me removí un poco, él quitó su cabeza de la posición en la que estaba y luego se sentó derecho. Hice lo mismo, el comenzó a jugar con nuestros dedos entrelazados.
-Te hice mucho daño, yo lo sé, Martina, pero...
-No, Jorge, ya pasó. Dije que lo olvides.
Nos quedamos callados unos minutos. Ashley cada tanto miraba hacia nosotros para asegurarse de que estábamos allí y no nos íbamos. Yo o Jorge le sonreíamos y seguía jugando de lo más bien. Luego dos niños de la edad de Austin se unieron al juego y los cinco comenzaron a correr por una pequeña cancha de fútbol que había allí.
-No te hago feliz, ¿es eso?
Volteé a verlo como si hubiera dicho la cosa más espantosa que en mi vida había escuchado, y casi había sido así. Ese tono de voz, esa pregunta casi afirmando cosas que no eran ciertas.
-Si me haces feliz, Jorge. Eres lo único que tengo, tú y los niños.
-Eso no tiene nada que ver, hasta hace poco querías el divorcio.
-Ya no cuenta, ¿puedes olvidarlo?
-No, me duele pensar eso, pero no voy a olvidarlo.
-Vamos, Jorge. No había pensado lo que decía, no me castigues de ese modo. Te amo y lo sabes, no volvamos a ese tema. No quiero ningún divorcio.
-¿Lo prometes?
-Lo prometo.
Ni siquiera cruzamos miradas, nuevamente nos quedamos callados. Quizá necesitábamos un poco de ayuda para aprender a llevar nuestro matrimonio. Si bien no era el peor de los matrimonios y nos llevábamos de lo mejor mientras que nos hacíamos responsables de los niños, teníamos altibajos que a veces perjudicaban el hecho de cómo nos tratábamos.
-¿Jorge? ¿Crees que tendríamos que ir a terapia de pareja?
-Si tú dices que lo necesitamos, yo creo que así es, ¿qué dices?
-Me gustaría probar.
-Entonces...
-¿Vamos?
El asintió y luego besó mis labios.
-Sabes que haría lo que fuera por estar bien contigo, Tini. Así que si quieres ir a terapia de pareja, vamos a ir.
Le sonreí, me hacía feliz cuando decía esas cosas.
***
-Una princesa camina con la espalda recta, con la vista al frente y siempre
sonriendo.
Megan le prendió el vestido a Ashley y la niña se colocó los tacos de juguete nuevos.
-Libros, Meg -gritó.
Megan corrió con su vestido de princesa y buscó los libros de cuentos que se encontraban en el suelo. Ashley se los colocó en una pila sobre la cabeza y los sujetó.
-Camina hacia aquí.
-Vale, pero luego te toca a ti.
Megan asintió y su hermana comenzó a caminar sujetando los libros sobre su cabeza.
-Pero debes soltarlos, tontita -se rió Megan.
Ashley los soltó y cayeron todos al suelo.
-No sabes ser una princesa.
-Si que sé, solo que tú me estás viendo.
Entonces Megan la ayudó a levantar los libros, Ashley se los colocó sobre la cabeza y Megan se dio la vuelta para no verla. Ashley no soltó los libros, solo caminó hasta Megan y unos centímetros antes de llegar hasta ella, los soltó.
-¡Bien! -Megan alzó los brazos y le sonrió a su hermana- Muy bien, Ash, ahora me toca a mí.
Jorge y yo nos reímos. Las niñas jugaban como si no hubiera nadie a su alrededor, pero Justin y yo si estábamos allí. Mientras él ayudaba a Austin a hacer la tarea de literatura, yo estaba haciendo los dibujos de portada de los cuadernos de mi hijo mayor.
-Tienes que leerlo y luego responder las preguntas, Aust.
-Pero no quiero leer, papá -se quejó.
-Tienes que leer -le dijo y buscó la página del texto literario.
-¿Puedes leerme tú y luego respondo yo? -preguntó haciendo morros.
Jorge no iba a negarse, yo lo sabía de primer momento. Y estaba más que claro que Austin también lo sabía, pues Jorge parecía ser un padre serio e insensible, aunque todos sabíamos que no era así, era más que sensible y tierno.
-Está bien.
Austin sonrió y se acomodó en su silla. El timbre de la casa sonó.
-Yo voy -dije poniéndome de pie.
Todos siguieron en lo suyo y detuve a Mercedes que estaba por abrir la puerta.
-¿No te dije yo que fueras a dormir un rato? Mechi, cuídate, estás enferma.
Ella revoleó los ojos.
-Vamos, es solo abrir la puerta.
-Ve a dormir, vamos -fruncí el ceño-. Sigo pagándote aunque no hagas nada, así que es igual.
Se rió y pegó media vuelta. Yo abrí la puerta. Me encontré con una mujer bajita de ojos claros y cabello oscuro, junto a un hombre de pelo canoso y una linda sonrisa.
Dos niños de poca edad detrás de ellos. Sonreí.
-Hola -dijo la mujer- sabemos que son nuevos en el barrio y veníamos a darles la bienvenida- sonrió.
Vi a Marvin, del personal de seguridad, detrás de ellos.
-Somos la familia O'Connor -dijo el hombre.
Una niña y un niño morenos, sonrieron tiernamente.
-Oh, que lindo gesto de su parte. Bueno, nosotros somos la familia Blanco. Pasen, por favor.
Ahí me di cuenta que la mujer llevaba un pastel entre sus manos. Cuando
entraron vieron todo con impresión, tal cual yo había hecho al ver la casa.
-Voy a llamar a mis hijos y esposo. Permiso.
Cerré la puerta principal y corrí hasta la sala de juegos.
-Tenemos vecinos que vienen a darnos la bienvenida, Jorge -dije entrando mientras respiraba agitada.
-¿Has subido las dos escaleras corriendo? -se rió y se puso de pie.
-Eso mismo -susurré sin aliento.
-¿Están abajo?
Asentí y me sequé la frente. Jorge se rió. Ashley aplaudió y tiró los libros de cuentos al piso para salir de la sala de juegos. Recuperé el aliento y bajamos todos a la sala de estar.
-Él es mi esposo Jorge.
-Es un gusto -dijo el hombre y tomó la mano de Jorge para estrecharla-. Yo soy Daniel.
-Ellas son mis hijas, Ashley y Megan. Y él, es el nene de la casa, Austin.
Mis hijos sonrieron tímidamente hacia los otros dos niños que miraban desde atrás.
-Y bueno, yo soy Martina.
-¿Vienen desde Estados Unidos? -Preguntó la mujer-. Oh, perdonen, yo soy Marlene.
Sonreí y asentí.
~*~*~*~*~*~
Había pasado ya un mes desde que estábamos viviendo en Inglaterra. No iba a quejarme, las cosas iban mejor. Con Jorge habíamos conseguido un terapeuta con el que íbamos a hacer terapia de pareja, comenzando desde la semana que viene.
Austin se había adaptado muy bien a su nuevo colegio y ya había hecho uno que otro amigo. Megan y Ashley también tenían amigos, pero nunca se separaban y preferían jugar entre ellas que estar con otras niñas.
En este momento acababa de salir de la ducha, Jorge estaba vistiéndose para ir a trabajar. Me sonrió y se acercó para besarme en los labios.
-Buen día, princesa.
-Buen día, Blancs.
-¿Sabes si los niños ya están despiertos?
-Si -se sentó en la cama para ponerse los zapatos-, están abajo desayunando.
-¿Pasaron por aquí?
-Como siempre.
Le sonreí y busqué algo que ponerme. Jorge terminó de arreglarse y bajó a
desayunar. Yo me vestí y arreglé, e hice lo mismo que él. Cuando llegué a la cocina, mis tres hijos desayunaban mientras veían dibujos animados, como todas las mañanas. Besé a cada uno en la frente y fui en busca de una taza para servirme café.
-Hoy no me esperen para almorzar.
Lo observé y le pasé mi taza para que me sirviera.
-¿Qué harás?
-Un maldito almuerzo de negocios.
-¿De esos aburridos con viejos calvos?
Se rió y besó mi mejilla.
-Si, de esos.
Desayunamos tranquilamente y después Jorge se fue en su auto, claro no sin antes despedirse de todos y cada uno de nosotros. Llevé a las niñas al jardín de niños y a Austin al colegio. Volví a casa con ganas de ver televisión mientras comía algo rico en el sillón. Cuando entré a la casa, me saqué las zapatillas, fui a la cocina y encontré un paquete de galletas dulces, de las preferidas de Austin, me senté en el sillón, abrí las galletas y tomé el control del televisor. Apoyé los pies sobre la pequeña mesa ratona y el timbre sonó.
-Mierda -murmuré y me puse de pie.
Abrí la puerta y me encontré con Daniel, me sonrió.
-A ti quería verte, Martina, ¿estás sola?
-------------------------------
CHAN, CHAN, CHAAAAAAAN
Se quedan con la duda hasta el lunes... Que noo, es broma😂😂, mañana (si quiero) subire... Porque quiero... Que se queden con la duda.
¿Qué pasara? Aquí pasa algo realmente
Comenten y voten para que la siga!!
*Twitter: JorgeAndTiniOff
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro