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Capitulo 14 (Parte 1/2)

Capitulo 14:

Cuando por fin logramos ponernos de acuerdo con Jorge, las niñas iban a
empezar a ir al jardín de niños. Austin ya tenía el lugar en el colegio asegurado y hoy era el primer día, para los tres. Jorge aún tenía una semana antes de comenzar a trabajar y yo, bueno, yo, estaba todo el día aburrida en casa.
Al no haber terminado la secundaria, como correspondía. No iba a conseguir un buen trabajo, aunque según Jorge no hacía falta, a mi me hubiera gustado colaborar con los gastos de la casa. Jorge siempre decía que con cuidar a los niños y hacerlo feliz a él, ya bastaba. Pero yo no me quedaba tranquila, más aún
cuando me dejaban sola en casa, cuando me aburría esperando que llegaran todos de estudiar o trabajar.
La primera parada fue en el colegio de Austin. Mercedes se quedó dentro del auto con Megan y Ashley, mientras Jorge y yo acompañábamos a nuestro hijo mayor a
entrar en el edificio.

-¿Qué pasa si no hago amigos?

-Créeme, campeón, los harás.

Austin se mordió el labio inferior y bajó la mirada. Tenía los ojos llenos de lágrimas, tenía miedo a quedarse solo en un lugar completamente nuevo y diferente para él.

-Vamos, ya tienes que entrar -Jorge le dio un leve empujón apoyando su mano en la espalda.

-No, quiero quedarme -me observó a mí.

Me puse a su altura y besé la punta de su nariz. Me abrazó al instante y murmuró algo que no pude comprender.

-¿Y si nadie me quiere?

Lo separé un poco de mí para decirle algo. El móvil de Jorge comenzó a sonar, así que se alejó de nosotros y atendió la llamada. Me quedé con Austin, tenía que animarlo y convencerlo de que todo iba a ir bien.

-Hijo, verás que hay muchos, muchos niños que son nuevos como tú y puedes hacerte amigo de ellos -dije. Negó con la cabeza-. Va a estar todo bien, son solo unas horas, si pasa algo malo, al llegar a casa me dices y lo solucionamos, pero verás que será lindo, que hay muchos niños buenos, y que aprenderás mucho, muchísimo.

-Quiero quedarme en casa con las mellizas -hizo morros.

Observé a Jorge que aún hablaba con alguien. Lo insulté en mi mente, debería haber estado ayudando, en vez de hablando por el móvil.

-¿Y si cuando salgas vamos a tomar un helado? Los cinco juntos -le animé.
No tardó más de dos segundos en sonreír. Cómo amaba verlo sonreír, era tan lindo y tierno a la vez.

-¿Ah, que dices?

-Vale, me quedo -me abrazó-. ¡Papá! -le gritó a Jorge.

Mi marido le dirigió una fugaz mirada y le sonrió. Volteó y siguió con esa maldita conversación que estaba teniendo.

-¿Qué le pasa a papá?

-Nada, está teniendo una conversación de la cual nunca vamos a enterarnos. Le dejas un beso aquí en mi mano -le tendí la mano y el besó la palma, la cerré
como si estuviera guardando el beso para Jorge- y luego se lo doy.
Me sonrió y besó mi mejilla.

-Te quiero mucho, mami.

-Yo a ti, compórtate.

Asintió con la cabeza y salió corriendo para entrar al edificio detrás de todos los otros niños y maestras. Me incorporé y fui hasta donde Jorge. Abrí la mano
donde "tenía guardado el beso de Austin" y le pegué una cachetada a Jorge.

-El beso de despedida de tu hijo -le dije antes de alejarme.

Lo sentí quejarse y luego se llevó la mano a la mejilla. Volví al auto y me senté en el asiento del copiloto.

-¿Mami? -Ashley se sentó entre los dos asientos delanteros.
Tomé una goma de mascar de mi bolso y me la metí en la boca. Iba a matar a Jorge en cuanto estuviéramos solos. Y estaba muy claro que él iba a reprocharme por abofetearlo.

-Vamos a llegar tarde al jardín -se quejó.

-¿Por qué no bajas y le dices eso a papi, cariño?

Ella asintió y se bajó del auto. Jorge no estaba muy lejos, así que la vigilé a Ashley con mi mirada, hasta que llegó al lado de Jorge. Vi como le tiraba del
pantalón, captó su atención y él le hizo una seña de que esperara.

-Voy a ahorcarlo -dije entre dientes.
Caroline rió.

-¿Qué es ahorcar, mami? -preguntó Megan.

-Olvídalo, Meg.

-Ta bien -me sonrió.

Diez minutos más tarde, Jorge terminó con la llamada y tomó en brazos a Ashley que ya estaba sentada en el suelo. La dejó en el asiento trasero y se subió a su lado del auto, del piloto.

-Bien, ya nos vamos.

-¡Al fin! -se entusiasmó Ashley.

Me reí un poco mientras Jorge ponía el auto en marcha.

-Te debo un bofetón.

-Era el beso de tu hijo, Blanco.

Rodó los ojos. Lo había llamado "Blanco", esa no era una buena señal y él lo sabía muy bien.

Megan ocupó el lugar entre los dos asientos delanteros.

-¿Papi? ¿Qué es ahorcar?

Jorge comenzó a manejar por las calles para llegar al jardín de niños. Con el ceño fruncido al escuchar a Megan preguntar eso, me lanzó una fugaz mirada para ver si yo sabía algo. Observé a través del cristal de mi ventanilla y contuve una risa.

-¿Por qué preguntas, Meg?

-Mamá dijo "voy a ahorcarlo" -le explicó- ¿es un juego?

Jorge me pegó en la pierna y volvió su mano al volante. Me reí levemente.

-Si, hija, es un juego.

-¿Y cómo se juega? -preguntó Ashley desde más atrás.

-Otro día mamá va a enseñárselos -les dijo Jorge.
Me tragué una carcajada mientras Jorge aparcaba el auto. Megan y Ashley bajaron emocionadas del auto, Mechi les fue detrás.

-¿Vas a ahorcarme?

-¿Qué sabes si hablaba de ti? -abrí mi puerta.

Volteó a verme.

-Ese "beso de Austin" ha sido muy agresivo.

-Lo merecías -me bajé del auto yo también y cerré la puerta.

Él se bajó y también cerró la puerta de su lado. Me alcanzó en menos de un minuto.

-Tienes razón, si lo merecía.

***

-Y Mike le dijo a la maestra que se hace pis en la cama -contó Austin y los tres
rieron.
Tal como lo había prometido, estábamos tomando un helado. Mercedes estaba descansando en casa, se lo merecía. Jorge estaba buscando los helados mientras yo entretenía a los niños en la plaza.

-Yo tengo una amiga que se llama Kelly -me dijo Megan.

-Es mi amiga, no tuya -le dijo Ashley con notorio enojo.

-Es amiga de las dos, niñas -intervine para que no se pelearan.
Jorge volvió con tres helados en las manos. Uno para Meg, otro para Ash y el último para Austin.

-¿Te traigo algo? -se sentó a mi lado.

-No, gracias -fruncí el ceño.

Los niños se quedaron en silencio al instante y prácticamente devoraron los helados. Siempre habían amado tomar helado, pero si no era en una plaza, no lo tomaban. No sé, no pregunten por qué, son hijos de Jorge y míos, más normalidad no se podía esperar.

-Yo también voy -Megan terminó su helado y corrió tras sus hermanos.
Había unas hamacas, unos laberintos para niños y por supuesto ellos iban a
querer jugar allí. Con Jorge no nos opusimos, simplemente nos quedamos mientras los controlábamos con la mirada. Dejé caer mi cabeza sobre su hombro,
no tardó en tomarme la mano y entrelazar nuestros dedos. Comenzó a acariciar el dorso de mi mano con la yema de uno de sus dedos.

-¿Alguna vez te has puesto a pensar que tan deprisa ocurrió todo esto? -susurró en una pregunta.

Suspiré, muchas veces me lo había preguntado. Besó la coronilla de mi cabeza, acto seguido apoyó su cabeza contra la mía.

-Te amo mucho.

-Yo te amo más, Blancs.

-Sabes que nunca te voy a dejar ir, ¿cierto?

Asentí levemente.

-¿Estás bien, cariño?

-Si, solo un poco triste.

-¿Qué ocurre?

-Es insignificante -murmuré.

-Dime, amor, puedo ayudarte con lo que necesites.

-Primero prométeme algo -me incorporé y apreté más mi mano con la suya.

-Dime.

-Que vas a amarme siempre, pase lo que pase, aunque sea una vieja con pelo blanco, arrugas por todos lados, y todo eso.

Se rió un poco.

-¿A qué viene todo esto?

-Promételo.

-Lo prometo, cielo.

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Ahora subo la siguiente parte!

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