Capítulo 2: ¡Revelen el secreto de Yggdrasil!
–Los 13 Caballeros Dorados dieron sus vidas en la batalla contra Hades en el Meikai, –Se ve un flasback de un muro y delante del Muro de los Lamentos, Aioros de Sagitario apunta su flecha cósmica al centro del muro– para destruir el Muro de los Lamentos y abrir el camino para Seiya y los Caballeros. –Se ve otro flashback de Aioros lanzando su letal ofensiva contra el Muro, dando justo en el centro de las efigies de Hypnos y Thanatos, provocando una terrible explosión.
–Pero poco después, Aioria y los otros Caballeros Dorados revivieron en las tierras del norte de Asgard.
Se suponía que estaban muertos.
¿Por qué volvieron a la vida?
Envuelto en este gran misterio, Aioria se involucra en un duelo. Cuando su Cosmos arde hasta el límite... la Cloth de Leo se transforma.
~
Lyfia y Aioria se pusieron en marcha hacia el norte, hacia la zona segura donde Lyfia lo llevaría junto con ella para estar a salvo de la vigilancia de Andreas y sus Dioses Guerreros mientras cargaba en sus hombros al Caballero, quien había quedado debilitado tras su encuentro con Fródi.
–¿Los otros Caballeros Dorados también? –Preguntó Lyfia.
–Sí. Estoy seguro. Lo que escuché en ese momento... fue la voz de mi hermano, Aiorios. –Aioria recordó lo sucedido anteriormente y en especial la visión de su hermano mayor.
–Entonces, en Asgard... –Dijo Lyfia.
–Hay otros Caballeros Dorados que volvieron a la vida al igual que yo. –Agregó Aioria, cuando las marcas violeta que tenía en su cuerpo aparecieron y brillaron con fuerza, haciéndolo sentir débil.
–¡Aioria! –Gritó Lyfia, asustada por el joven.
–Estoy bien. –Le llevó tranquilidad.
Pronto fueron llegando a una cabaña, en donde ingresaron los presentes, pero cuando entraron Lyfia y Aioria, éste se desplomó en el piso, inconsciente y dejando caer también la Pandora Box con su Cloth Dorada.
–¡Ah...! ¡Oye! Disculpa... –Le llamó Lyfia, pero este no respondía– ¡Estás pesado! –Se lo sacó de encima y pudo volver a respirar con normalidad.
Una vez que el fuego de la chimenea quedó encendido, Aioria fue llevado a la cama de Lyfia, donde ella aguardaba de que se despertara.
–Aguanta. Aioria... –Lyfia le pidió, cuando el joven comenzó a despertarse.
–Estoy bien. No es nada, se me pasará si descanso. –Dijo Aioria, pero las marcas volvieron a aparecer.
La peliazul busca por todo el lugar algo para calmar el dolor.
–Esto va muy mal. No tengo comida ni agua. –Dijo Lyfia, viendo que no contaba la cabaña con lo indispensable, luego se giró hacia el Caballero de Leo, quien seguía con las marcas.
Lyfia salió de la cabaña. Camina en medio de la tempestad de nieve, mientras su cabeza podía sentir al Caballero de Leo que estaba bajo el efecto de las marcas.
–Aioria... –Dijo Lyfia.
Lyfia llegó hasta una de las mansiones del oeste, en donde se dirigió para golpear la puerta y llamar a los moradores del lugar.
–¡Disculpen! ¿Pueden darme algo de comida o agua? –Pidió Lyfia, pero no hubo respuesta y fue hacia otra puerta– ¡Bastará con agua! ¡Por favor! ¿No hay nadie en casa? –Llamaba a todas las puertas de la zona, pero no había ninguna respuesta.
Pronto debió dejar el lugar y sumida en la desesperación, se desplomó en el suelo.
–Aioria... –Murmuró Lyfia antes de desmayarse mientras pasaba caminando un encapuchado de cabello lila y ojos jades, quien la vio desmayada.
~
Cuando llegó la mañana y la tempestad se había calmando, dejando paso al viento clásico de europa del norte, Lyfia despertó en el establo de la mansión, donde un niño castaño claro le entregaba un vaso con agua.
–Es agua. –Le dijo a la muchacha recién despierta.
–Ah... Arigatou. –Agradeció Lyfia– ¿Dónde estoy? –Preguntó.
–En el granero de mi familia. –Dijo el niño.
–¡Aioria! –Exclamó de golpe.
Fue entonces que se abrió la puerta de ingreso al granero, revelando a un cierto joven de cabellos lila, ingresando al lugar.
–¿Tienes compañía? Lamento la interrupción. No dejabas de decir ese nombre mientras estabas dormida. –Le dijo el pelilila.
–Es alguien importante para mí. Me creyó a pesar de que acabábamos de conocernos. Pero se desmayó en la montaña nevada. Vine en busca de agua y comida, pero no hay nadie en el pueblo... –Lyfia le contó toda la situación.
–Cuando llegué hace unos días, ya no había nadie aquí. –Dijo, dejando sorprendida a la chica.
–¿Qué? –Preguntó Lyfia.
《Flash Back》
Se podía ver a Mu llegar a aquel sitio y cuando abrió la puerta del interior de la casa, no encontró a nadie.
–Había rastros que indicaban que aquí vivía gente hasta hace poco. Es como si todos los aldeanos hubieran desaparecido repentinamente. A excepción de... este chico. –Le fue relatando su llegada a la granja y cuando encontró a aquel niño solo y llorando en el granero.
《Flash Back》
–Su familia y los aldeanos desaparecieron mientras él iba al río por agua. –Terminó de contar su historia, cuando de golpe, una extraña presencia perturbó a Lyfia.
–Puedo sentirlo. Está sucediendo algo siniestro terrible en esta aldea. –Dijo Lyfia, asustada.
–¿Algo terrible? –Preguntó el pelilila.
–¡Son ellos de nuevo! –Gritó el niño asustado.
Ambos se asomaron por la ventana del granero y hacia el fondo vieron, en el camino que llevaba hacia la granja, unos guardias del Palacio.
–Soldados de Asgard... –Dijo Lyfia.
–Patrullan por aquí todos los días y luego vuelven al templo. –Contó el niño la ruta que hacían las tropas al servicio de Andreas.
–¿Al templo? –Preguntó Lyfia.
–Un edificio que hay en el centro del pueblo. –Dijo el pelilila, dando la respuesta.
–¿Qué pasa en ese templo? –Interrogó Lyfia al niño.
–No lo sé, pero... el Dios Guerrero da las órdenes desde ahí. –Dijo el chico, asustado.
–¿"Dios Guerrero"? –Dijo Lyfia, sorprendida de oír eso.
–Yo también lo visto. Un hombre con un Ropaje Sagrado con forma de Dragón. –Agregó el pelilila a la descripción, lo cual asustó a Lyfia.
–¿Una Ropaje Sagrado con forma de Dragón? ¡Fafner! –Lyfia reconoció a aquel portador.
–¿Lo conoces? –Le preguntó.
–Sí. Fafner es el Guerrero Divino que investiga el Yggdrasill por órdenes de Andreas. –Lyfia contó la función de aquel Guerrero.
–¿Investiga el Yggdrasill? –Volvió a preguntar.
–Tiene una personalidad muy violenta, es tan despiadado que no dudaría en hacer experimentos con humanos. –Lyfia mostró la crueldad de aquel hombre y su forma física.
–¿Experimentos con humanos? ¿Mis padres no habrán...? –El niño se asustó y abrazó al pelilila, teniendo miedo por lo que le podía pasar a sus padres, pero Lyfia no dijo nada más y dio media vuelta.
–¿A dónde vas? –Preguntó.
–Está claro que Fafner está haciendo algo horrible aquí. ¿Qué pasará con los aldeanos si nadie hace nada? –Dijo Lyfia en un tono de seriedad.
–Llévale el agua y la comida que hay aquí a esa persona importante. –Le pidió.
–¿Eh? Preguntó Lyfia.
–Yo iré a ver a ese Guerrero Guerrero llamado Fafner. –Dijo el arriano.
–Pero... –Iba a decir Lyfia, cuando el niño quitó la túnica que cubría cierto objeto, revelando otra Pandora Box Dorada.
–El león dormido... No, el león dormitando te está esperando.
–¿Tú eres...? –Preguntó Lyfia, sorprendida y en ese momento se reveló su identidad. El Caballero Dorado de Aries, brillando en un intento Cosmos Dorado y con el Carnero detrás de él.
~
En la entrada a un Coliseo de aspecto romano, una persona de largos cabellos violeta, movidos por los vientos, se detuvo y miró hacia aquel espectacular edificio levantado y en donde podían oírse los gritos de los aficionados y los combates en la arena de batalla. Para eso decidió entrar y ver a quién podía encontrarse, además de que cargaba una Pandora Box.
En la arena, fue lanzado un rival que terminó estrellándose contra el muro de los espectadores y mientras que se disipaba el humo y el polvo, sumado a la sorpresa del Caballero que ingresó al Coliseo, se pudo ver a alguien familiar, un joven castaño y de una Cloth Dorada que se presentaba a los civiles.
–Soy el Caballero Dorado, Dohko de Libra. ¿Quién quiere que lo haga polvo? –Dio su presentación Dohko, dejando sorprendido al otro que había entrado al coliseo, cuyo nombre era Aldebaran de Tauro.
–¿El Roshin Dohko? –Exclamó Aldebaran sorprendido.
~
Una vez reunidos, ambos amigos chocaron sus vasos con vino en un bar que había en el coliseo, celebrando su reencuentro.
–Jajaja. Sabía que aparecería alguien si provocaba un alboroto. –Río Dohko, pero luego se detuvo, mirando a su amigo brasilero, quien estaba serio y no había dado ningún trago a su copa– ¿Qué? ¿No vas a beber? –Preguntó.
–No estoy de humor para beber. –Dijo Aldebaran.
–Qué aburrido. –Dijo Dohko, dando otro trago a su copa.
–Roshin Dohko. –Aldebaran le habló en tono de respeto hacia él.
–Deja las formalidades. Llámame Dohko a secas. La anterior Selene, Yukiko-chan lo hacía. –Dijo Dohko, pidiendo que le hablara como los amigos que son.
–Entonces, Dohko. ¿Qué es lo que piensas? Los Caballeros Dorados, morimos en el Meikai, pero hemos revivido en Asgard. Esta claro que no es la voluntad de la pequeña Selene, sino de alguien más. –Aldebaran dio su teoría al respecto por la aparición sorpresa en aquellas tierras del norte de europa.
–La voluntad de alguien más, ¿eh? –Preguntó Dohko, llevando sus manos hacia su nuca y estirándose.
–Alguien está jugando con nuestras vidas. –Dijo Aldebaran, preocupado.
Esta claro que Himea-hime no fue... ¿Y eso qué? –Fue su pregunta, pero eso hizo enojar al pelivioleta.
–¿No te molesta? –Exclamó Aldebaran, mientras Dohko fruncía el ceño molesto y desinteresado del por qué estaban allí– Solo actuamos por la voluntad de Atenea y Selene. Esa ley está siendo pisoteada. Y en esa situación, un Caballero como tú pierde el tiempo aquí. –Fue la descarga de su bronca hacia Dohko.
–No hay duda de que alguien trata de manipularnos. –Dijo Dohko.
–¡Entonces...! –Aldebaran quiso saber las respuestas del maestro de Shiryu.
Dohko cambió su rostro de diversión por uno de seriedad –Lo extraño, Aldebaran, es que viví más de 200 años en mi vida anterior, pero nunca me sentí tan vivo como ahora. Y más cuando, la Selene que yo recuerdo estaba enamorada de la encarnación anterior de Takuma que era el anterior Caballero de Acuario. ¿Qué hay de ti? –Se giró hacia el Caballero de Tauro– Actuas antes de pensar, ¿no? Por eso te quedas aquí, en vez de ir al Santuario. –Dio su explicación.
En ese momento, alguien llamó a Dohko, un rival que esperaba su combate.
–¡Caballero de Atenea y Selene! –Fue el grito del próximo enemigo de Dohko para pelear en la arena y pronto, ambos amigos salieron al Coliseo de nuevo.
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Llegaron hacia el Coliseo, vieron al rival que Dohko iba a enfrentarse.
–Tu siguiente rival será este Dios Guerrero, Hércules de Tanngrisnir. Yo te enfrentaré. –Se presentó el rival de cabellos castaños y Ropaje Sagrado color verde.
–¿Un Dios Guerrero? –Exclamó Aldebaran sorprendido.
–¡Acábalo, Hércules! –Le dio su apoyo un niño, quien estaba con su familia.
–¡Acepto tu desafío! –Exclamó Dohko.
–Jeje. Así se habla. –Dijo Hércules, listo para combatirlo.
–Dohko. –Llamo Aldebaran
–Pero no te enfrentaré yo. Lo hará él. Aldebaran de Tauro. –Exclamó Dohko, mostrando a su reemplazante.
–¿Eh? –Aldebaran le ve confundido.
–Según recuerdo, en la lucha entre Caballeros de Atenea y Selene, y Asgard, sufriste una vergonzosa derrota. Es una buena oportunidad oportunidad para vengarte. –Dohko mostró su oferta y le hizo recordar a Aldebaran, de la derrota que había tenido que afrontar en el pasado, cuando fue atacado por Syd de Mizar Zeta.
~
En el templo del pueblo, los gritos desesperados de los civiles secuestrados podían oírse y helaban la sangre de los guardias que custodiaban la entrada del edificio.
–¿Por qué Fafner-sama hace algo tan despiadado? –Preguntó uno de los dos soldados, aterrado por los gritos.
–No hables de más. Si te escucha, va a... –Pidió su amigo, pero escucharon una voz que venía detrás de ellos.
–¿Voy a qué? Si tanto quieren saberlo, se lo mostraré. En carne propia. –Dijo Fafner, apareciendo en la puerta de la iglesia, aterrando a los dos guardias.
–¡Fafner-sama! Perdónenos. –Pidió uno de los guardias.
Fafner lanzó una risa malvada y se dirigió hacia ellos –Me encargaré de ustedes después. –Dijo, cuando en ese momento, apareció Mu de Aries, portando su Cloth Dorada, listo para pelear.
–¿Tú eres Fafner? –Preguntó al enemigo.
–¡Oh! Así que tú eres el Caballero de Atenea y Selene que ha estado rondando por Asgard. –Dijo Fafner burlón.
–Libera a los aldeanos. –Ordenó Mu.
Fafner se llevó su mano hasta la barbilla, haciendo que pensaba –De entre los Caballeros, un Dorado sería un buen material. –Razonó– Serás mi sujeto de pruebas. –Comprendió la utilidad de Mu en sus experimentos, pronto los soldados rodearon al arriano.
–No creí que tendría una razón para pelear en Asgard, –Dijo Mu, rechazando su teoría y cerró los ojos– pero no hay más remedio. –Sentenció y comenzó a encender su Cosmos.
–Atrápenlo. –Ordenó Fafner a sus guardias de que atacaran a Mu, pero al acercarse, el Arriano los lanzó por los aires hasta que se estrellaron contra el piso.
Pronto comprendió el poder del rival.
–Telequinesis, ¿eh? Que habilidad tan interesante. –Felicitó a Mu por su poder y se preparó para entrar en combate, sacando una extensa cadena negra– Dios Guerrero, Fafner de Nidhogg. –Se presentó, amenazante ante el Arriano.
–Caballero Dorado, Mu de Aries. –Se presento Mu.
–Te diré algo. ¡Una Cloth Dorada no es rival para un Ropaje Sagrado en Asgard! –Fafner dejó su mensaje y de ahí atacó con su cadena negra.
–¡Crystal Wall! –Invocó su defensa, pero eso no sorprendió a Fafner, quien sonrió y su arma destruyó el Muro de Cristal que Mu había lanzado y la explosión lo lanzó por los aires hasta caer al piso– Ya veo... Ustedes tienen la ventaja en Asgard. –Comprendió la superioridad física de su oponente.
–Jejeje. No te preocupes. Aún no te mataré. –Dijo Fafner, acercándose hasta él, dejando todo un ambiente de creciente tensión.
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De vuelta en el Coliseo, Hércules estaba a la espera de que comenzara la batalla contra Aldebaran de Tauro, el candidato elegido por Dohko de Libra para enfrentarlo en la arena de batalla.
El Caballero de Tauro entró en la arena y depositó su Pandora Box con la Cloth Dorada.
–Soy un Dios Guerrero, Hércules de Tanngrisnir. –Se presentó Hércules.
Aldebaran permaneció en silencio.
–Ponte firme, Aldebaran. Si no, no podrás vengarte de los Dioses Guerreros. –Le dijo Dohko.
–Ah. –Resopló Aldebaran.
La Pandora Box se abrió.
–¡Tauro! –Gritó Aldebaran y apareció su Armadura Dorada, la cual se unió a su cuerpo– Soy el Caballero Dorado Aldebaran de Tauro. –Se presentó ante su rival.
–¡Acábalo, Hércules! –Le animó su público.
–Muéstrame lo que puedes hacer, Aldebaran. –Le desafió Hércules, lanzando su gigantesca hacha, pero cuando iba a golpear a Aldebaran, se quedó quieto y no le hizo ningún daño– ¿Por qué no te mueves? –Preguntó al verlo en esa posición– La lucha ya empezó. ¡Ruota Falce! –Lanzó su ofensiva y varios discos verdes voladores golpearon a Aldebaran, pero no lo derribaron, salvo por una pequeña herida cortante en la mejilla izquierda, ocasionando un sangrado pequeño.
~
Mu había sido atrapado por Fafner, quien lo encerró en su gigantesco laboratorio con los civiles secuestrados, pronto comenzó a despertar.
–Empecemos con los experimentos, Mu de Aries. No tienes de qué preocuparte. Tu vida servirá como cimiento para el futuro de Andreas-sama y Asgard. –Le comunicó y comenzaron con las descargas eléctricas que emanaba aquella piedra preciosa gigante del Yggdrasill.
–¡AHHHGHH! –Gritó de dolor, pero para Fafner era música para sus oídos.
–Eso es. No esperaba menos de un Caballero Dorado. Podré conseguir los resultados nunca visto. –Dijo Fafner, pareciendo tener un buen resultado a sus experimentos.
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Los discos volvieron al Ropaje Sagrado de Hércules.
–¿Por que? ¿Por qué no peleas, Tauro? –Preguntó Hércules molesto.
–Mientras no sepa por qué he vuelto a levantarme en Asgard, no tengo razón para pelear contra ti! –Dijo Aldebaran, permaneciendo en su posición y cruzado de brazos.
–¿Qué? –Hercules lanzó otra pregunta, ahora furioso.
–Y sobre todo, Atenea y Selene prohíben los duelos. –Aldebaran dio sus motivos por no pelear.
Dohko lo miro.
–Andreas-sama ordenó que acabáramos con los Caballeros Dorados. Pero no es divertido masacrar a un ratón cobarde. –Alza su gran hacha– ¡Si no quieres pelear, te obligaré a hacerlo! –Sentenció y lanzó una ofensiva, las oleadas fueron evadidas y se dirigieron hacia los civiles– Vaya, se me escapó.
–«¿Le apuntaba a la audiencia?» –Pensó Aldebaran, mientras se interponía en el camino del disparo, siendo alcanzado y protegiendo a un niño y una niña que huían de las gradas.
Hubo una enorme explosión.
~
–¡Oh! ¡Yggdrasill tiene energía más que nunca! ¡Jajaja! ¡Qué interesante! –Río Fafner al ver el éxito en su experimento.
–«¿Yggdrasill? ¿Estás son las raíces del Yggdrasill?» –Se preguntó Mu mientras resistía a los ataques eléctricos.
–¿Todavía estás consciente? –Preguntó Fafner, acercándose hacia él.
–Si esperas que ruegue por mi vida, te has equivocado. –Respondió Mu, mostrando una sonrisa.
–Jejeje ¿Cuánto podrás aguantar? –Dijo Fafner, riéndose de lo ocurrido y una nueva descarga dio contra Mu, pero él pudo ver algo de Yggdrasill, lo cual llevó su pensamiento hasta Aioria.
~
El Caballero de Leo abrió los ojos.
–Este Cosmos tan intenso es... –Se preguntó Aioria, cuando se abrió la puerta de la cabaña– Lyfia. –Exclamó, mientras ella se emocionaba y lo abraza.
–¡Despertaste! ¡Qué alegría! –Festejó Lyfia.
–Lyfia, ¿dónde has estado? –Preguntó Aioria.
–Escucha, tu nakama está... –Lyfia le dio el aviso.
–¿Eh? –Preguntó Aioria sorprendido.
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El humo y el polvo del Coliseo se estaban disipando, aún no había rastros de Aldebaran y para Hércules era motivo de celebración, pero para los niños y el compañero del Caballero de Tauro esperaban de que estuviera bien.
–¿Tauro murió de pie? –Preguntó Hércules burlón– Ven. Tú serás el siguiente. –Desafió a Dohko.
–La pelea no ha terminado. –Dohko le avisó.
–¿Qué? –Preguntó Hércules.
–¿No sientes como aumenta el calor del Cosmo? –Dohko le advirtió sonriente, mientras Hércules se volteaba y miraba como un potente tornado se formaba junto con el Cosmos que aumentaba.
–¡Onii-chan, mira! –Señaló la hermana del niño hacia el poderoso Cosmos que brillaba con gran intensidad y allí estaba Aldebaran de Tauro, sin ninguna herida.
–¿Q-Qué...? –Se preguntó Hércules, sorprendido.
–¿Cómo pude olvidarlo? –Dijo Aldebaran, abriendo los ojos.
~
–Soy un hombre que no se queda tranquilo si no lo pruebo yo mismo. Te agradezco por haberme entretenido. Aunque dudo que me estés escuchando. –"Agradeció" Fafner a Mu, quien se retiró.
–No... Soy yo el que te agradece. –Dijo Mu, sonriente.
–¿Eh? –Preguntó Fafner sorprendido.
–Gracias a ti, aprendí algo interesante. –Comunicó Mu su descubrimiento.
–¿No habrás...? ¿Esa era tu intención desde el principio? ¿Estudiar al Yggdrasill? –Gritó Fafner aterrado, mientras Mu aumentaba su Cosmos, liberándose de aquella prisión de raíces y se dirigía hacia él.
–Al igual que tú, no me quedo tranquilo si no pruebo algo yo mismo. –Sentenció Mu, brillando con su Cosmos.
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–¿Una razón para pelear? No suelo preocuparme por esas cosas. Prefiero dejarle eso a los demás. –Dijo Aldebaran.
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–Primero debo pensar en una razón para pelear. Si no, no puedo actuar. Así soy yo. Dejo que los demás actúen basados en su pasión ardiente. –Mu le comunicó a Fafner.
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–La respuesta se revelará al final. –Sentenciaron Mu y Aldebaran.
–Pero, ¿cuánto poder podría quedarte? –Gritó Fafner, lanzando sus cadenas negras.
Pronto apareció la Constelación de Aries.
–¡Starlight Extinction! –Mu lanzó su ofensiva, arrojando a Fafner contra la piedra preciosa gigante.
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–¡Hierve, Cosmos! –Gritó Aldebaran y de aquel poder emergente, apareció el cuerno de su casco, el cual había sido destruido en el pasado durante la batalla de las 13 Casas, dejando sorprendido a Dohko.
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En medio de su caminata hacia el Yggdrasill, Himea siente el palpitar del despertar de una Cloth y se detiene.
–A vuelto a aparecer... Alguien más a vuelto a despertar. –Murmuró Himea girando la mirada hacia atrás antes de seguir con su camino.
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–¡Al fin peleas en serio, Tauro! –Felicitó. Hércules y lanzó su ofensiva contra Aldebaran.
El Cosmos de Aldebaran creció aún más y apareció la Constelación de Tauro.
–¡Great Horn! –Contraatacó a Hércules, cuya hacha fue desviada y él fue lanzó hacia los muros altos.
–¿Qué fue eso? ¡¿Su Cosmos superó al mío por un momento?! –Se preguntó Hércules sorprendido.
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–Ya te lo dije. Mientras estés en Asgard... –Fafner volvió a decirle las mismas palabras de antes a Mu, pero él se adelantó.
–Es cierto que Yggdrasill creció alimentándose de mi Cosmos, dándoles más poder a ustedes. Pero, ¿ya lo has olvidado? No soy el único Caballero Dorado. –Dejó Mu su advertencia.
–¿Qué? –Quiso saber Fafner.
–El León ha despertado. –Dijo Mu.
Una fuerte explosión se sintió dentro de la Iglesia.
–¡Lightning Bolt! –Atacó Aioria, destruyendo la pared del laboratorio, venía acompañado con Lyfia– ¿Estás bien, Mu? –Preguntó a su compañero de armas.
–¡Lo que aprendiste del Yggdrasill es inútil! –Dijo Fafner, escapando del templo.
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–Volveremos a vernos, Tauro. –Dijo Hércules, escapando del Coliseo.
–¡Aldebaran! –Gritó Dohko al verlo con las marcas que también tenía Aioria.
~
–Escapó. –Dijo Aioria.
De golpe, vieron que Mu cayó al piso.
–¡Mu! –Gritó Lyfia. Ella fue con Aioria hasta él.
–Eso estuvo cerca. –Les agradeció Mu.
~
Pronto todo el laboratorio fue desmontado y los civiles liberados de las celdas donde los tenían.
–¿Dentro de Yggdrasill? –Preguntó Aioria.
–Sí. Algo malvado esta creciendo dentro del Yggdrasill. –SeSeñaló Mu.
–Probablemente esa es... la razón por la que Hilda-sama dijo que el Yggdrasill debía ser destruido. –Dijo Lyfia.
–Nii-san también me dijo que debía ir al Yggdrasill. –Añadió Aioria.
–Probablemente Aiorios también está en alguna parte de Asgard, en busca de la verdad. –Alegó Mu.
–Démonos prisa, Mu, Lyfia. –Ordenó Aioria.
–Sí. Asintieron Lyfia y Mu
–Hacia el Yggdrasill. –Ordenaron Aioria y Mu y Lyfia, saliendo del cuartel de Fafner, mientras al este podían verse a Dohko y Aldebaran yendo hacia el oeste, donde en cualquier momento se cruzarían todos sus caminos.
~
–¡Detente! ¡Por favor, para! –Pidió un guardia de Asgard, quien estaba siendo atacado por un misterioso encapuchado en los acantilados– Te diré todo lo que sé. Pero, por favor, déjame vivir. –Rogó el Guardia.
–Habla. ¿Dónde están los Dioses Divinos? –Ordenó un reconocido personaje, quien le apuntaba con su "Aguja Escarlata" al cuello.
–Pasando este valle. –Respondió su prisionero.
–¿Allí están los Dioses Divinos? –Preguntó el Caballero.
–Sí. Y escuché también que hay un Caballero Dorado de Atenea y Selene. –Respondió el guardia.
–¡¿Qué?! –Preguntó, revelando su rostro y resultó ser el Caballero Dorado, Milo de Escorpio.
De golpe, un ráfaga de frío se sintió en la zona y Milo dejó ir al guardia al Palacio.
–¿Un Caballero Dorado? –Se quedó Milo sorprendido en los acantilados.
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