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CAPÍTULO 35

MEYER

La vida es como el último pedazo de pastel, aquel al que las personas se lo comen a pedacitos hasta acabar completamente, dejando solo los restos del pan, que probablemente será tirado a la basura y dejado en el olvido. Aquello que nunca supimos valorar cuando nos encontrábamos bien, ahora en nuestro punto de partida de este mundo, se vuelve valioso e indispensable, único y necesario, feliz y maravilloso, el inicio de una escalofriante historia que está apunto de acabar.

¿Las coordenadas de nuestra ubicación? no existen, ¿El sufrimiento, la fatiga y el dolor? están presentes consumiendo a cada uno de mis compañeros.

Areleous, sufre por la bala que tiene por las costillas, y estoy segura, que muy pronto será su causa de muerte. Campbell, se encuentra morada de un ojo, por los golpes que recibió mientras le intentaban sacar la información, y Bernard, se encuentra con la nariz rota, y no dudo que el brazo también. Mi estado es peor cada minuto que paso viva, la hinchazón hace que apenas pueda ver, el dolor en el abdomen gracias a las tres puñaladas que nos dieron es cada vez más fuerte, mientras que estas sangran cada vez más, no puedo mantenerme de pie gracias a las quemaduras que tengo en ambos.

Aún en mi estado intentó analizar lo que en verdad quieren, porque no nos han matado. Siento como dos brazos me toman, llevándome a no se donde, pero pierdo la consciencia, y lo siguiente que veo son cuatro hombres vestidos de negro completamente.

—Meyer, tanto tiempo. —dice uno de ellos, antes de quitarse el gorro negro.

—Maldito de mierda no sabes cuanto te odio...


CAMPBELL

Hace dos días que no tengo ni idea de a donde carajos se llevaron a Meyer, Areleous y yo al igual que Bernard estamos preocupados, y lo más cómico es que tampoco nosotros nos encontramos bien, aún me odio, por no haberme percatado antes de que nos habían descubierto, y aún más de no ser capaz de destruir todo esto por las personas que me tienen que importar.

Un grupo de los criminales que se encuentran en este lugar, vienen en la dirección de nuestro paradero, no sé porque cada una de mis extremidades comienzan a temblar pero lo hacen, al sentir el miedo del futuro que verdaderamente nos depara, ¿será este el escaso final de la vida que está próxima a tocar mi puerta? o ¿el miedo que carcome mi cuerpo?

Cada parte de mi cuerpo se contrae, mientras que mis nervios se ponen de punta, haciendo realidad las pesadillas que tanto asustan a todos aquellos que tienen el mismo trabajo, el trauma de persecución, las secuelas de alguna droga inyectada, o el sigiloso miedo que termina por destruir lentamente, pero lo hace.

No se cuanto se han tardado en llevarnos hasta la punta, pero lo hemos hecho, en él también se encuentra Meyer, arrodillada en la punta, atada de pies y manos a una cadena de lo que supongo es acero, nos dejan en la misma posición antes de hacer lo mismo con nosotros. Las respiraciones de los cuatro son pesadas, cansadas y dolorosas.

—Aun no comprendo cómo dejan que personas tan débiles, vengan a misiones de tal rango —dice el hombre del cual solamente observo las botas, sin poder elevar mi mentón. — pero no se preocupen no los mandaran a ninguna otra — asegura, antes de que su rostro se mueva en dirección a lo que se encuentra abajo— ¡Lanzarlos a todos!

Habla, mientras se larga del lugar, y como él lo ordenó, sus hombres nos ponen de pie, todo tratamos de luchar aunque sabemos que es imposible; llegamos al final, y los hombres nos ponen en forma diagonal, dejando que todo nuestro cuerpo quede flotando sobre la nada, observando solamente el mar.

Los hombres nos vuelven a levantar, dejándonos sobre tierra antes de ponernos una cuchilla afilada en las gargantas. Y cuando están a punto de cortarnos la gargantas los disparos de una dirección desconocida para mi se hacen presentes, armando un revuelo, y con lo poco de fuerza que me queda, golpeo con mi pie su entrepierna, haciendo que este me suelte, y de milagro no sea para el lado del acantilado, golpeó su cabeza con las cadenas, dejándolo inconsciente. Observó cómo dan de baja a los hombres que tenían a mis compañeros, volando las cabezas a cada uno de ellos, tomó el arma que carga el hombre que antes me tenía, pero que ahora está en el suelo inconsciente, y como puedo disparo al candado que me mantenía atada, llegó a la posición de mis compañeros, para hacer lo mismo, Bernard toma a Areleous, ayudando a que este se ponga de pie, mientras que yo voy por Meyer.

Si no salimos rápido de este lugar, lo más probable es que muramos por una bala perdida, en esta contienda en donde nosotros somos los más afectados.

Corremos a duras penas cuesta abajo al mismo tiempo que nos escondemos del grupo que nos ha tenido en estos últimos días, llegamos a un hueco, en el cual nos detenemos dejando a Meyer y a Areleous en el piso al no poder continuar, gracias al cansancio y desgaste, tanto físico como mental con el que hemos tenido que lidiar los últimos días. Estamos desesperados por salir de esta situación y aún no encontramos una salida.

—Continuemos —dice Areleous, que a duras penas puede ponerse de pie.

Bernard y yo nos volteamos a ver antes de tomar a Meyer y a Areleous, y cargarlos, justo en estos momentos agradezco todos los entrenamientos que tuvimos con el general, si no fuera por eso no tuviéramos las fuerzas necesarias para seguir adelante.

Estamos cerca de terminar de bajar, cuando una bomba de la nada estalló a nuestras espaldas, empujando nuestros cuerpos y lanzándonos por completo al suelo. Cuando levanto la mirada, solamente puedo observar las botas de alguien, y como puedo alzo mi mirada, encontrándome con aquellas máscaras rojas que solo imaginaba en mis pesadillas, las cuales me observan. Y levantan, al igual que a mis compañeros llevándonos hasta una camioneta, antes de colocarnos una capucha negra. Escucho como ellos hablan, antes de sentir como la camioneta se detiene en algún lugar. Los mismos bajan, y en el momento en que nos dejan en el suelo, siento como ellos se mueven antes de escuchar nuevamente el sonido del auto al moverse.

—Quítense la capucha, no hay nadie —escuchó la voz de Meyer.

Al quitarla la luz del sol, me deja ciega por un momento, pero después de un rato, observo por completo el panorama del lugar en donde nos encontramos.

—Lo más probable es que sea el otro lado de la isla —habla Areleous, quien se encuentra terrible de la pierna. Cuando estoy apunto de hablar, el sonido de un helicóptero capta mi atención, las miradas de todos se conectan al observar la placa, dando esperanza, la cual ya creíamos perdida.

Observamos en donde desciende el helicóptero, desde el cerro en el que nos encontramos, Bernard se queda con Meyer y Areleous, mientras que yo como puedo, bajo de el cerro hasta llegar a donde se supone creo que esta el helicóptero; al llegar me encuentro con las espaldas de los agentes, pero uno de ellos se voltea, y me señala.

— Cabecilla Campbell 435, equipo OISC.

—¿Lisa? — escucho mi nombre a un costado, encontrándome con Ava, la cual viene hacía mi dirección. — ¡Oh por Dios, estás viva! ¿Y los demás?

— Se encuentran graves, principalmente Areleous y Meyer.

—¿Puedes dar las coordenadas al equipo médico del lugar? — pregunta el general.

—Claro.

Ellos se acercan a mi, mientras que observo como Ava y el generar, hablan por radio. Los del cuerpo médico, acompañado de otros agentes, van a buscar a mis compañeros. De un momento a otro escucho el sonido de un jeep, que se dirige hacía nuestra dirección, de él bajan Alis y Stavros.

—¿Aún no regresan? —pregunta Alis antes de mirarme— ¿Ya te revisaron? ¿Cómo te sientes?

—En lo que cabe bien.

—Está bien.

Después de una media hora, el equipo médico regresa con nuestros compañeros, y Alis, corre rápidamente en la dirección de Areleous, el sonido de otro helicóptero se hace presente.

—¿Qué tan grave es? —pregunta Ava a Meyer, mientras está tranquilamente se encoge de hombros— sabes que era una broma lo de antes ¿verdad? —le dice mientras Meyer le dedica una sonrisa antes de asentir— entonces ¿por qué te lo tomaste tan en serio?

—Ya sabes, la yerba mala nunca muere —responde, y yo observo como la situación que nunca creí presenciar, esta ocurriendo frente a mis narices, Ava preocupada por Meyer, y Meyer haciendo sonreír a Ava, no se que mierda esta pasando, pero que bueno por ellas.

Ignoro todo lo que está sucediendo en estos momentos, ya que necesito respuestas sobre la presencia de los máscara Roja en el lugar y el porqué de dejarnos libres sin hacernos ningún rasguño...



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