CAPÍTULO 29
AMADEUS
Mi llegada a la central estadounidense, ha sido demasiado estresante, principalmente con la prensa, después de la "Gran revelación" estas personas solo saben meterse en la vida de los demás, simple y sencillamente porque la de ellos es demasiado miserable.
Todos los que nos encontramos en la central estadounidense, estamos reunidos en un salón, para dar opiniones sobre lo que acontecerá en la Misión que los demás tienen en Hawai, pero no ha dado inicio, esperando la presencia de cierta persona que desde hace mucho no está con nosotros.
Miro el reloj del salón de reojo, impaciente por empezar la junta, mientras estoy sentado en la cabeza de la mesa. Dejando salir un largo suspiro, me pongo de pie, caminando hacia afuera del salón en el que nos encontramos, llegando al escritorio de un secretario.
—¿Y la capitana Williams? —pregunto a este.
—No se sabe su paradero general, la intente contactar a su habitación, pero nadie contesta, hace unos minutos mandé a un agente a por ella.
Me giró regresando al salón, decidido a comenzar la junta, pero el chillido de un agente a lo lejos me hace detenerme para voltear a su dirección, este además de sudado viene demasiado agitado hacia mi, este se detiene de golpe, casi cayéndose gracias a su descoordinación con los pies.
—¿Qué sucede?
—Solamente, deseaba informarle que la capitana Williams, no podrá estar presente en la junta, y dijo que...—se queda en silencio, pensando que es lo que dirá— ...que la disculparan con su ausencia.
Lo observo de pies a cabeza, mientras en se mueve un poco nervioso «ella no diría eso, ni aunque le pusieran un arma en la cabeza»
—Agente, ¿qué dijo la capitana realmente?
—Bueno ella dijo...—habla volteando a ver al secretario.
—Te aseguro que el castigo será peor si no me lo dices.
—Ella dijo, uno, agente no ande imaginando, dos no lo deseo, tres medi... —habla este imitando a Ava, algo que me causa desagrado.
—Al punto agente. —digo verdaderamente irritado.
—Está bien, ella dijo que no tenía ni puta gana de verles la cara. —dijo seriamente.
—¿Dijo exactamente esas palabras o...?
—Sí señor, lo dije exactamente como ella me dijo que le dijera a usted...—dice este sin terminar de decirlo.
—Perfecto, vete —le ordenó antes de entrar nuevamente a donde se encuentran los demás.
Regresando con un genio peor al que ya tenía, gracias a la mala capacitación del agente, cuando de mentiras se trata, y a la demasiada sinceridad de la capitana.
—Meyer, comienza.
—¿Qué no vendrá la barbie?
—¿Quieres que te sancione? —preguntó mientras ella ponía los ojos en blanco.
Meyer, Campbell, Areleous y Bernard, me retienen por dos horas en el salón, informando de los movimientos que harán, para la misión, en la cual si o si, tiene que ganar, de una u otra forma, lo más seguro es que mueran, y que sus cuerpos no serán enterrados en ningún lugar.
Salgo del salón acompañado de Areleous, ambos bajamos el ascensor, hasta llegar a la cafetería, en la cual somos el tema de conversación de muchas de las agentes, que se encuentran en el lugar. Llegamos a una de las mesas, que se encuentran en el segundo piso del comedor, sentándose frente a frente, antes de pedir lo que deseamos. La agente mesera llega al lugar, llevando consigo las órdenes.
Mientras esperamos nuestra comida, Areleous, comienza a hablar.
—Amadeus, es muy importante que hables contigo.
—¿De que? —pregunto, pero ambos guardamos silencio al momento en que nos llevan las órdenes, pero yo continuo— ¿de las veces que te has cogido a Smith? por favor, haz lo que quieras con ella, mientras no me joda a mi, todo está perfecto.
—¿Y crees que te pediría permiso cabrón? eres mi amigo, pero tu desde siempre sabías lo que podía suceder.
—Uno y mil motivos por los que cortamos eres tu imbécil.
—Soy irresistible —dice este encogiéndose de hombros.
—Por algo eres de mi equipo.
—Cállate cabrón.
—No, enserio, cuídala mejor que yo lo hice.
—lo se, amigo.
—¿Socios? —preguntó bromeando con él.
—Deja las pendejadas Amadeus.
Ambos nos reímos de la situación en la que nos encontramos, pero el carraspeo de una garganta hace que yo voltee mi rostro hacia los escalones.
—Miren a quien tenemos aquí —dice este acompañado de su "equipo"
—Coronel Patrañas...—exclamó con gracia— ...¿Cómo lo ha tratado la central? ¿Ya consiguió algún puesto real?
—¡Oh, Clayton! en verdad no cambias, pues aquí humildemente, siendo el comandante en jefe de una central, ¿y tú sigues siendo la sombra del Monarca o ya dejaste el biberón? —dice este creyendo que me va a ofender.
—Sombra y todo, pero yo al menos tengo una vida real, un futuro real y medalla reales que sacan a relucir a lo que tu llamas la sombra, del puesto del que tu no estas ni a un billón de años luz. —digo sonriéndole.
—Claro por influencias de tu padre, mientras que yo.
—Mientras que tú, por influencia de...¡oh! es verdad que ni tu madre te conoce, y creo que tampoco se siente orgullosa, o dime ¿Por qué te abandono? —digo y este tensa su cuerpo.— bueno seguiría con esto, pero tengo cosas reales y además importantes que hacer —digo antes de pasar por su lado con Areleous, pero deteniendo el paso en seco, volteando a ver a su dirección— ah, y recuerda todo esto va estar bajo mis órdenes, así que aprende a respetar.
BASIL
La oscuridad en este salón hace que mi cuerpo tenga escalofríos al momento en que abren la puerta, he pasado dos horas sumergiéndome en el mundo del maestro, el cual está funcionando.
La persona que abrió la puerta ahora se encuentra sentada a mi lado.
—Maestro —dice.
—M, qué gusto verte aquí.
—Basil —me saluda, sonriente.
—Hace tanto tiempo —le digo.
Terminamos la sesión con el maestro, y salimos del lugar, no sin antes programar la nueva hipnosis, subimos a nuestros respectivos transportes, quedando de vernos en uno de los restaurantes clandestinos de la ciudad.
—A ver, cuéntame lo que en verdad paso.
—Bueno, estábamos disparando, claramente yo ni apuntaba, cuando ellos elevaron el helicóptero, yo pensé que se acabaría la persecución, y lastimosamente si fue así, un misil, los hizo estallar en el aire.
—¿Y ya tienes alguna pista de quién podría haber sido? —pregunta triste.
—Nada más y nada menos que los Mortalis —le respondo antes de dejar salir un gran suspiro.
—Esos malditos meten sus narices en donde no los llaman.
—Pero te juro que al regresar a la CK, Francesco deseara nunca haber nacido.
—¿Crees que esto termine pronto? —pregunta
—No tengo idea, de lo único que estoy segura es que Armani Clayton tiene que morir.
—Y lo matarás tú sin importar lo que suceda después —habla con tristeza en su rostro.
—Estaremos bien, y cuando llegue el tiempo los volveremos a ver, pero en estos momentos no es nuestro caso.
—Por Marcus y Alexey, larga vida a la Basil.
—Payasa —le digo negando con mi cabeza— te acuerdas del muchacho que conocí en aquel café, y del que nunca te dije el nombre.
—¡Oh! como olvidarlo, el de la sonrisa de luz —dice, haciendo que ruede los ojos, ante lo que le llegue contando ese día, unas horas antes de la primera hipnosis.
—Bueno, es Amadeus.
—Espera ¿Qué?
—Así como lo oíste.
—¡Joder! pero...—dice antes de poner la palma de su mano sobre la boca.
—Pero nada, solamente te estaba contando.
—Diablos, bueno...si hasta yo hubiera caído con maravilloso semental, aunque enojado no me gusta tanto, y peor como andaba hoy. —dice está recordando lo que le dije a aquel agente.— oye, y tu porque andas tan platicadora, ¿será que la hipnosis está desa...?
—No, solamente que el maestro me va a dar otra dosis de ella.
—Bueno, eso está bien, ¿Cuándo iremos a ver al águila, y a todos los del consejo?
—En las vacaciones de invierno —digo.
—¿Cuáles vacaciones? si nunca descansamos. —dice antes de hacer una larga pausa.
Reímos, mientras observamos como el sol desaparece detrás de las olas del mar; un mar del cual nuestra vida solamente es una parte diminuta, a comparación de lo que se ha vivido en este mundo, conociendo cada uno de los más grandes secretos en él. «Ahora el mar es tu mayor confidente hermana» Marcus, te prometo que haré todo lo posible para vengar tu muerte —digo antes de que una gota de lágrima ruede por mi rostro hasta caer sobre mi pantalón.
Nos despedimos con un fuerte abrazo, deseando que nuestro reencuentro, como lo que en verdad somo,s sea mucho más cercano de lo que pensamos.
—Ten cuidado Clarie, no quiero que te pase lo mismo que le paso a Marcus y Alexey, porque no lo soportaría. —comenta preocupada, mientras yo solo le sonrío.
—Y tú, vigila muy bien el verdadero objetivo.
Digo antes de subirme a mi moto, y dirigirme nuevamente a la central, el tráfico hasta llegar a esta, es una porquería, personas sonando el claxon, solo me causan ganas de quitarle el seguro a mi arma y disparar. Llegan las siete de la noche, justo cuando llego al estacionamiento de la central, observando como el general se marcha de tal. «Mientras uno viene, otro se va» dejo la moto en mi sitio, antes de entrar al elevador, que me lleva a la habitación que me han proporcionado.
Llego al pasillo, y justo cuando estoy llegando a la puerta de la habitación, observó el cuerpo de una persona recostada en la pared, enfrente de mi puerta.
—Hasta que tengo el placer de conocer a la enviada de la Basil —dice este sonriéndome, antes de mirarme de arriba a abajo «otro cabrón que acaba de ser escrito en mi lista de futuras muertes»
—¿Y usted es?
—Me presento, Mathew Vance, comandante en jefe de esta central, para servirle a usted y a su reina.
—Un placer, Ava Williams.
—¿Y ese si es su verdadero nombre?
—Claro, sería demasiado difícil para mi el que no lo fuera, me confundiría mucho —digo seriamente «vas a caer cabrón»
—Necesito que le envíe esto a su líder —dice dándome un sobre el cual tomó— y dígale que de él depende el seguir trabajando con nosotros. —habla pasándome por un lado, haciéndome que ría.
—Le haré una pregunta.
—Bueno...
—Si él cae, usted cae de igual forma ¿verdad? —le digo haciendo que se tense.
—Claro, ambos tenemos cosas que perder.
—Pase feliz noche, comandante.
Me despido entrando rápidamente a la habitación, en donde guardó el sobre en la maleta. Antes de meterme a la ducha, y lavar mi cuerpo de los virus, que debí haber contraído al estar parada hablando tanto tiempo con una rata de la alcantarilla.
Salgo de la ducha, con una camisa blanca grande, y con solo unas bragas negras cubriendo las partes privadas.
⇺☬⇻
Los efectos secundarios de la hipnosis, me están cobrando factura, las pesadillas de antes han regresado, trayendo con sigo más dolor y tristezas, la caída que tengo en el sueño hace que mi cuerpo se levante de la cama, haciendo que ponga las manos sobre mi rostro, antes de voltear a un lado, y ver el reloj. 3 de la madrugada. Me pongo de pie, colocándome un top negro y unos leggins del mismo color, tomos mis tenis, antes de salir de mi habitación.
Al salir del ascensor me pongo ambos auriculares, dándole play a la playlist. Suenan las canciones de Imagine Dragons, Led Zeppelin, The Rolling Stone y Queen, mientras me encuentro trotando alrededor de la central. Dan las cuatro y media, cuando me dirijo nuevamente al edificio de los dormitorios, cuando estoy llegando a la entrada, levantó la mirada, y me percato de la presencia del general, que está bajando de su camioneta, algo «Mucho» ebrio.
El se gira, y me observa, y en el momento en que él lo hace, vuelve a tomar la compostura. Obligo a mis piernas a seguir caminando, y lo hacen, pero el general también lo hace, y gracias a que él está ebrio y yo no tengo ganas de verlo, llego antes dentro del edificio, pero su voz hace que me detenga.
—Capitana, le informo que a las nueve habrá una junta con los demás compañeros, espero...le ordenó, que se encuentre presente. —indica seriamente.
—Si es que puede siquiera dirigir. —digo en un suave murmullo, que desearía que hubiese sido más suave.
—Capitana, no juegue con fuego, que le aseguro que se quemara. —dice mientras las puertas del elevador se abren, pero yo lo empujo, y me introduzco en él.
—Si supiera que desde pequeña, estoy ardiendo en el. —le respondo antes de que las puertas se cierren.
Las puertas de este nuevamente se abren, dando paso, a mi pasillo, entrando a mi habitación, y deshaciéndome de mi vestimenta, para irme a duchar.
Nota.
Holi, holiii, feliz día de san Valentín, no importa si tienen o no pareja, lo que importa es que sean felices siendo ustedes mismos, y con las personas que verdaderamente los aman y ustedes aman, paso aquí dejándoles este capítulo, que al igual que todos los demás amo, y espero que lo disfruten, "que viva el amor propio, las amistades verdaderas y el amor de pareja". Los ama, su querida amiga, Susseth Belloso.
Twitter: SerieInfinito
Ig: sussethinfinitobooks
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