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Capítulo 7

Cartas a Saori

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7

Noches en Bergen

parte 2

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Ambos durmieron muy abrazados esa noche luego de cenar cualquier cosa que Freyr había comprado antes de que Saori llegara. Compartir la cama con ella, ya fuera para dormir o hacer el amor, se le antojaba al joven de Asgard como una realidad alterna, un delicioso idilio que esperaba no terminara nunca.

Saori abrió los ojos antes que su amante esa mañana observando a Freyr a su lado, él aún dormía profundamente no estando segura si sería buena idea besarlo mientras estaba desprevenido. La chica sonrió sintiéndose libre y ella misma como para dejar un beso en la frente del hombre que comenzaba a despertar.

Lo primero que los ojos de Freyr vieron fue el rostro sonriente de su pareja quien le devolvía una bella sonrisa y una mirada risueña. El asgardiano beso la mano de la joven, quien acariciaba sus mejillas masculinas aproximandose a él para darle un beso de buenos días.

—Aún no puedo creer que esté aqui contigo —dijo Freyr mirándola risueño.

—Yo tampoco he asimilado que estuvimos juntos ayer y hoy despertamos uno al lado del otro.

—Vamos a desayunar algo —Freyr comenzaba a sentir hambre dispuesto a devorar lo que hubiera en la nevera sintiendo como Saori lo tomaba del brazo.

—No, aun no. Ven acá —le dijo traviesa.

—De acuerdo —respondió riendo un poco—, mentiría si dijera que no quiero hacerte mía esta mañana.

Se besaron profundamente antes de dejar caer la ropa de noche a un lado y otro de la cama.

Más tarde, Saori se dirigió a la cocina tocando un poco su cabello mojado ya que se ducho rápidamente antes de bajar a buscar que podrían desayunar encontrando café, tostadas, mantequilla y algo más. Encendió la cafetera que estaba disponible preparando un poco de café para ambos.

Mientras el agua se calentaba, se acercó a la puerta de vidrio que daba al jardin trasero abriéndola para sentir el frescor de la mañana. Era la primera vez que vestía ropa informal y cómoda con toda libertad sintiéndose como cualquier persona que no tiene necesidad de mantener una apariencia regia y formal todas las semanas. Esos días que pasaba al lado de Freyr se dio permiso de relajar su vestimenta y su personalidad sintiéndose muy bien al respecto.

Freyr bajo un momento después también vistiendo relajado sacudiendo ligeramente su cabello mojado uniéndose a ella en el desayuno que ya estaba servido: tostadas, café, mantequilla y una mermelada que se colo el día de ayer que hizo las compras antes de recogerla en el aeropuerto.

Saori había aprendido con sus amigos de bronce a ser humilde y no tomarse a mal el servir una mesa para ellos. Ese día preparó un desayuno sencillo para ambos ya que no había más ingredientes disponibles. No pretendían salir a pasear puesto que el deseo de ambos era consumar su amor el resto del día ahora que podían estar completamente solos.

Actividad que reanudaron un rato después de haber comido algo.

A Freyr le excito mucho el que Saori se colocara encima de él moviendose de una forma muy interesante que comenzaba a volverlo loco de placer. Se sentó para quedar frente a ella estrechándola entre sus brazos y besándola prolongadamente, aprovechó la postura para acariciar su espalda de arriba abajo pasando sus dedos por entre los largos y sedosos cabellos de su amante quien rio discretamente complacida por tal gesto.

Saori lo rodeo con sus brazos sin dejar de moverse y sin dejar de besar su cuello, paso los dedos por el cabello color arena corto y alborotado de Freyr. El joven se aproximó a ella susurrando algo a su oído.

Du er veldig vakker og jeg elsker deg... —le dijo con voz sensual haciendola sonreir aun más.

—Dime que significa, ¿es el lenguaje de Asgard?

—No, solo es noruego común y corriente. Te lo diré cuando terminemos.

—Está bien, pero deberás hacerlo. Quiero saber el significado.

Jugaron con las posturas un poco más intercambiando posiciones a fin de encontrar las que mejor les acomodaran ya que no todas las que intentaron dieron resultados esperados. En vez de molestarse por eso, lo tomaron como juegos que estrechaban más su complicidad creando una lazo de intimidad.

Saori no podía calcular cuanto tiempo hicieron el amor y que hora era ya que la cortina siempre estaba corrida y no entraba la permanente luz del verano escandinavo. Se levantó dejando a Freyr dormido por un rato, vistió su pequeña bata de satín saliendo a la terraza un momento a mirar el mar.

Observando los barcos a la distancia y las grandes islas a la lejanía, trataba de no preguntarse sobre el futuro de ambos. Por ahora estaban bien y felices, pero ¿qué sucedería en cosa de un año o dos? Ella deseaba prolongar el idilio lo más posible aunque intentaba solo vivir el momento y no pensar en la incertidumbre. Le daba vueltas en la mente debido a una revelación que tuvo hacía un rato y que debía ser confirmada antes de complicar más su cabeza.

Se llevó la mano al corazón sintiendo los suaves latidos.

Estuvo enamorada en el pasado siendo una adolescente inexperta, aquello terminó al darse cuenta de que no había más que una bella amistad que se convirtió casi en hermandad.

—Y pensar que ya pasaron ocho años de todo eso... —se dijo volviendo su cabeza al presente— Ahora tengo una nueva oportunidad que me entusiasma, una relación que ya consumé incluso y cuyo final no estoy preparada para aceptar. Aún no.

Respiró profundamente conteniendo cualquier indicio de llanto. Lo estaba pasando estupendamente como para sabotearse sola.

—¿Qué haces afuera? —la voz de Freyr se escuchó detrás de ella sacándola de los pensamientos que rumiaban en su mente.

—Miraba el mar. La vista es muy bella.

El se paró a su lado sumiéndose en el silencio por un momento mirando a la nada. Saori lo observó por un instante pues se quedó pensativo por varios minutos.

—¿En que piensas? —preguntó la joven suavemente acercando su cuerpo y chocando levemente con el hombro de Freyr sintiendo su piel a través de la delgada ropa que él vistió de forma improvisada.

—En ti —respondió honesto y directo haciéndola sonrojar.

—¿Y... en qué más piensas?

—En la enorme tina de baño que deberíamos usar —respondió en tono ligeramente pícaro guiñandole un ojo.

—Podríamos intentarlo, es muy grande para mí y estaré bien, pero tú eres un gigante así que habrá que acomodarnos.

—Un gigante... —Freyr trato de no reir al comentario ocurrente sin poder lograrlo— Eres la primera persona que me dice algo así.

Ambos rieron otro poco, Freyr la abrazo fuertemente sintiendo como Saori le besaba el cuello acercandose a su boca poco a poco la cual beso por un rato.

Mas tarde ambos estaban en la sala de estar mirando el televisor un rato, picando algún snack disponible y deliberando algo tan trivial como salir a cenar o llamar al servicio a domicilio pues estaban muy cómodos en su ropa informal sin deseos de levantarse del sofá.

Saori se percató que nuevamente Freyr se quedaba pensativo.

—¿Te preocupa algún pendiente de Asgard, no es así?

—Si, no quería hablar de trabajo aburriéndote con esas cosas.

—Dimelo, quiero escucharte —dejaron el televisor por un rato hablando de un tema que Freyr tenía en la cabeza desde que visitaron a Odr el prometido de Freya.

—De los varios proyectos que tengo sobre mi escritorio, he dedicado tiempo a una propuesta para revocar una vieja ley que no ha hecho más que causar problemas.

—¿Otra ley?

—Si. He estudiado la historia de familias nobles que han tenido que renunciar a uno de sus hijos cada vez que nacen gemelos. El nacimiento de hijos gemelos es símbolo de mala fortuna y casi una maldición en Asgard.

Saori pensó un poco donde había escuchado esa historia pues no era la primera vez. El rostro de Ikki apareció en su cabeza ya que él le narró la historia de Bud luego de que volvieran de Atlantis.

—El dios guerrero Syd de Mizar tenía un hermano gemelo, ¿no es así? —dijo ella esperando la respuesta.

—Si, aunque él y Bud son solo uno de tantos ejemplos. Algunos padres llegan a estar deseosos por librarse del problema, eligen al niño que llora más, al que no quiere dormir la siesta, al más inquieto o cualquier otro juicio arbitrario para quedarse solo uno y deshacerse del otro.

—¿Por qué, por qué hacer algo tan cruel a un bebe indefenso? —preguntó la joven sin entender.

—Es una "tradición" inhumana que comenzó allá por el siglo 17.

Hubo un sacerdote de Odin quien tuvo gemelos iniciando la tragedia.

En siglos anteriores tener gemelos solo era problemático en temas de sucesión de puestos teniendo que elegir al que ocupará algún puesto en particular mientras que el otro hermano realizaba actividades diferentes. Los gemelos del sacerdote crecieron como los demás niños recibiendo la misma educación, las mismas reglas de convivencia y las mismas atenciones de su madre y niñeras.

Aún así, uno de los dos decidió no aceptar no ser el sucesor de su padre sintiéndose invalidado, pues el sacerdote eligió a su hermano menor para ocupar su lugar dado que el gemelo mayor tenía un carácter incontrolable a veces y era pendenciero.

El gemelo rechazado llevó sus emociones negativas al extremo retando a su propio hermano a una lucha a muerte, ambos chicos no habían llegado a los 20 años siquiera, y así los hermanos pelearon con todas sus fuerzas. En un acto de cobardía, el gemelo mayor azoto la cabeza de su hermano usando un objeto de hierro faltando a las reglas y arrebatándole la vida.

El consejo decidio que el gemelo criminal ahora era indigno de ocupar el puesto de su padre así como en la sociedad sentenciándolo a la pena de muerte. Su ejecución se llevó a cabo en la plaza pública siendo llevado a la horca.

Desde entonces, se implementó la ley de los gemelos ocasionando grandes tristezas a las familias que debían abandonar a sus hijos a los días u horas de haber nacido olvidando por completo que esos hijos existían siquiera.

—Es una crueldad Freyr —Saori lo miro con tristeza entendiendo lo que pretendía hacer.

—Lo es, pero la gente no puede hacer nada. Se ha sabido de familias que han peleado por conservar a sus hijos encontrando la expulsión del reino.

—¿Qué?

—Si, retomando el caso de Bud. Tras fallecer Syd, él creyó que podría ocupar su lugar como dios guerrero y como hijo topándose con la realidad de que no era posible. El era el gemelo desterrado de su casa familiar, un paria, y jamás podría ocupar ningún puesto ni formar parte de la sociedad siquiera.

Bud solicitó una audiencia con la señorita Hilda en persona quien, le aseguró que las leyes no se podían modificar haciendo que el joven perdiera la paciencia al ver que no podía cambiar el destino dado por el consejo y un puñado de leyes arcaicas. Solicitó de inmediato su salida del reino la cual se efectuó rápidamente.

Bud se marchó de Asgard furioso y decepcionado de todo.

—Una vez que alguien ha sido exiliado o desterrado de la nación, es imposible volver. Los guardias que custodian el puente que unen Asgard y Midgard tienen indicaciones de matar a cualquier desterrado que se aproxime.

—¿Asi que si Bud se acerca al territorio morirá de todos modos?

—Así es aunque no creo que vuelva. Los guardias lo siguieron un buen tramo sin que este lo notara observando sus movimientos. Se dirigió a los bosques ubicados más hacia el sur donde permaneció varios días antes de tomar un camino rumbo al oeste. Se reportó que cruzó la frontera con Suecia y no se ha vuelto a saber de él desde entonces.

Freyr terminó el relato sumiéndose en sus reflexiones por un momento mientras Saori permanecía a su lado en silencio.

—Me preocupa mi hermana Freya —dijo al fin—. Es muy probable que ella o yo tengamos gemelos entre nuestra futura descendencia.

—¿De verdad? —la joven lo miró con los ojos muy abiertos ante la revelación.

—Si. Mi abuela paterna tenía una hermana gemela. Mis bisabuelos se sintieron maldecidos cuando las niñas nacieron así que tomaron la vía de abandonar a una en los bosques de Vanaheim una noche sin que nadie los viera.

Freyr narró las memorias que su padre le confió mucho tiempo atrás antes de hacerle una advertencia.

Tras deshacerse de una de las gemelas, el bisabuelo volvió más tarde esa misma noche y jamás volvió a ser el mismo pues cada tanto se aislaba en algún salón sentándose a solas a lamentarse; decían que solía mirar la palma de sus manos dibujando una expresión de horror, de tristeza y culpa.

—Nadie crió a esa bebe pues jamás fue vista por alguno de los lugareños de Vanaheim, según investigó mi tío-abuelo años después a petición de su hermana, mi abuela. Mi bisabuela exigió varias veces saber dónde había dejado el esposo a su hija recibiendo silencio como respuesta. Cada vez que ella preguntaba, él miraba sus manos derramando lágrimas.

—¿Por qué miraba sus manos?

—¿Tú por qué crees...?

Saori no pudo ocultar una expresión de horror en su rostro cubriendo su boca con ambas manos.

—Asi es. Prefirió eso a dejarla a merced de algún animal salvaje o un humano que la maltratara. Como no se supo exactamente que fue lo que le hizo, mi bisabuela decidió no hacer más preguntas. Habría sido terrible para ella conocer ese tipo de detalles. Mi bisabuelo no logró sobreponerse al evento tomando su vida dos o tres años después.

Freyr se quedó callado por un momento observando el vaso con agua que sujetaban sus manos con aprehensión.

—Como quisiera abolir esa ridícula ley antes de que mi hermana tenga familia. El nacimiento de un gemelo pondrían a ella y Odr en una posición difícil pues me ha dicho que jamás podría renunciar a uno de sus hijos.

Saori lo miró con gravedad antes de decir nada. Había tachado a Freyr de idealista unos minutos atrás antes de conocer las razones detrás su lucha contra el consejo de viejos y las leyes que perpetuaban esa clase de crímenes. Se avergonzó por ese juicio a priori.

—Dime algo Freyr —ella lo observó seriamente por un instante antes de hablar—, en un caso hipotético que tuvieras hijos gemelos, ¿qué harías al respecto?

—¿Realmente quisieras saber? —respondió el joven con expresión ensombrecida y sin mirarla.

—Si... quiero saberlo —Saori comenzó a temer su respuesta manteniéndose atenta a lo que venía.

Freyr levantó la vista mirándola con tristeza.

—Pelearía con uñas y dientes por cualquier hijo mío. Prefiero el destierro antes que cometer un crimen injusto que dejará una sombra perpetua en mi ser y en mi familia.

—Oh Freyr... —no pudo contener el fuerte abrazo que le dio— Espero que jamás tengas que pasar por algo así y puedas anular esa ley.

—Ojalá sea posible.

Tras la liberadora charla es que ambos fueron escaleras arriba a distraerse por un rato usando la gran tina de baño que les esperaba ese último día antes de las ponencias en la universidad.

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La experiencia en la tina de baño fue gratificante y divertida para ambos, sin embargo les costó acomodarse debido a la considerable altura de Freyr así que conformaron solo con el placer de la compañía mutua charlando y un poco más.

—Dejame tallar tu espalda —Freyr se giró un poco sintiendo como ella deslizaba la esponja de arriba abajo masajeando su espalda suavemente.

La pasión que Saori demostraba resultaba novedosa en ella, jamás se imaginó lo imaginativa y sensual que podía ser en la intimidad. Freyr se sintió especial al notar que esos tratos eran solo para él y nadie más.

Un momento después sintió como ella lo besaba en el cuello estando detrás de él deslizando sus manos por sus pectorales y su abdomen dirigiéndose hacía abajo para tocar su virilidad apretándola un poco y acariciandola largo rato. El asgardiano se sonrojo girando la cabeza para besarla sintiendo sus pechos apretarse contra su piel mojada.

Como pudieron intercambiaron posición, Saori se acomodo frente a Freyr quien la rodeo con sus brazos besándola en su oído, como era más alto que ella se tuvo que inclinar para poder besarla en el cuello. El joven deslizó sus manos desde los hombros de su amante hasta sus pechos los cuales apretó con suavidad por unos momentos.

Saori sonrió girando la cabeza para recibir un prolongado beso sintiendo como Freyr deslizaba una mano delicadamente sobre su tórax y su abdomen yendo hacia abajo para acariciar su intimidad, al mismo tiempo ella frotaba tiernamente los brazos firmes y torneados de su amante.

La joven de los cabellos lilas comenzó a arquear un poco la espalda dejándose llevar por las sensaciones de su cuerpo provocadas por como Freyr la tocaba en un vaivén que iba incrementando poco a poco conforme ella llegaba al clímax de la situación. Saori se giro frente a él intentando sentarse encima sin dejar de abrazarlo y besarlo.

Se quedaron así por varios minutos antes de trasladarse al interior de la alcoba para culminar su encuentro.

Después de terminar, Freyr la observaba desde la cama mientras ella se miraba frente al espejo completamente desnuda pasando su largo y sedoso cabello por un lado de sus hombros mirando de reojo a su amante. El joven disfrutó de esa vista observándola de arriba abajo. Saori se dirigió hacia él lentamente recostandose a su lado.

No hubo palabras, solo un silencio lleno de intimidad entre dos personas que compartían un abrazo estrecho.

Así Saori confirmó que estaba enamorándose de Freyr.

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Los dos siguientes días se desarrollaron sin mayor novedad y conforme a lo estipulado. Saori acompañó a Freyr y le escuchó atenta durante esas largas charlas que la tenían absorta. Había asistentes de diferentes facultades pues aquellas conferencias estaban dirigidas a estudiantes principalmente. Varios de ellos hicieron preguntas sobre Asgard, su gente, su música típica y demás.

Freyr aprovechó para invitarlos a conocer los mercados de Muspelheim los cuales ofrecían artículos interesantes, comida típica, artesanías, tapices entre otros. No se podía acceder a la ciudad, no obstante la vista del palacio Valhalla desde el puente Bifrost valía la pena el viaje hasta allá.

Saori observaba el evento orgullosa de los logros que su pareja conseguía poco a poco en cada visita que realizaba. Al paso que iban, seguro terminaría siendo famoso y toda una personalidad.

Al término de la ponencia, Freyr tomó asiento al lado de Saori quien lo sujetó de la mano sonriente esperando que el evento concluyera por ese día. El joven asgardiano la observó por un momento esbozando una sonrisa discreta.

Le gustaban mucho las facetas que iba conociendo de Saori conforme pasaban los días; como empresaria, compañera y amante deseando conocerla aún más a fondo. Su apoyo le venía bien así como su compañía y tiernos sentimientos.

Ese día ella usó un vestido verde claro floreado de estilo primaveral, el cual ella adecuó a la altura de las circunstancias con una chaqueta ligera en color blanco y unos bonitos zapatos altos. La joven estaba atenta a las diversas charlas, además no soltaba la mano de su acompañante a quien preguntaba discretamente por algún dato que no entendiera.

Finalizaron el día paseando por la ciudad un rato antes de buscar donde cenar.

—Mañana es el último día que estaremos juntos —comentó Saori con algo de tristeza mientras iban por el malecón aledaño a las costas.

—Aun no quería pensar en eso —respondió Freyr—, han sido unos días maravillosos. Los recuerdos me ayudarán a sobrellevar el invierno.

—¿Será posible que logres escribirme a pesar de eso? —Saori lo miro por un momento antes de que este respondiera.

—Por supuesto, te escribiré cada semana.

Ella sonrió ampliamente estrechándolo con fuerza quedándose así por un rato antes de reanudar su camino hacia algún restaurante lindo que les saliera al paso. Volvieron a casa relativamente temprano para aprovechar el tiempo juntos.

Al día siguiente por la tarde ambos se dirigieron al aeropuerto despidiéndose efusivamente en cuanto fue tiempo para abordar.

—Te echaré de menos —dijo Saori costándole trabajo despegarse de él.

—Yo también. Espero verte apenas sea posible. Ojalá tuviera un teléfono para llamarte y charlar.

—Gastaríamos mucho dinero pagando llamadas de larga distancia.

—Lo sé, pero al ver como te comunicaste con tu mayordomo me pareció que es un medio más eficiente.

Saori pensó en dejar a Tatsumi en casa la siguiente vez que se reuniera con Freyr. Le bastaba con estar a su lado para sentirse amada y protegida sabiendo de lo que era capaz con tal de salvarla en caso de peligro.

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"And for one second, my

life was in your hands".

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Continuará...

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Notas: Bien chicos, se acabó la miel es hora del drama. 😉

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