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Capítulo 5

Cartas a Saori

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5

La declaración

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Providence, Estados Unidos

Horas después

Minutos después de que llegaron a la estación de trenes de Providence, Saori y Freyr junto con Tatsumi, se trasladaron a la propiedad arrendada que se ubicaba hacía el otro lado de la ciudad, rumbo al suroeste a pocos metros de Baileys Lower. Se trataba de una casa de dos pisos en color ladrillo, puerta verde oscura rodeada por un ancho marco color blanco. Todas las ventanas tenían contraventanas y celosías venecianas del color de la puerta y de su techo a cuatro aguas color oscuro, sobresalía una amplia chimenea.

Tatsumi, junto con el conductor del auto rentado, ayudaron a sacar las maletas del portaequipaje mientras la pareja examinaba el interior de la casa.

—Es una propiedad muy linda —comentó Freyr mientras Saori recorría la planta baja confirmando que todo estuviera en orden.

—Entonces... ¿no te quedarás a pasar la noche?

—No es apropiado —respondió el joven con suavidad—. Iré a la casa de huéspedes a registrar mi entrada y volveré para que salgamos a pasear.

—De acuerdo.

Saori puso a su disposición al chofer que tenía contratado y quien estaba a la espera del siguiente destino a dónde los llevaría. Antes de retirarse, Freyr acompañó a Saori por unos momentos más, mientras Tatsumi comenzaba a ver que necesitaban para amenizar la estancia. Durante esos minutos, el joven la observó con detenimiento capturando en su memoria detalles como sus ojos, su bella sonrisa y el como ella le devolvía esas miradas.

Ella le gustaba, ahora lo podía confirmar.

Un momento después, Freyr iba en el auto rumbo a la casa de huéspedes reservada por sus anfitriones de la prestigiosa Universidad pensando en su feliz descubrimiento; en realidad, ya lo sabía, se sintió atraído a ella desde la cena de gala en Boston tratando de ocultarlo. No quería pensar en eso hasta estar en la soledad de su habitación, puesto que necesitaba estar atento al camino.

La "casa de huéspedes" se trataba de uno de los tantos dormitorios que se hallaban desocupados en esos momentos debido a las vacaciones de verano. Las ponencias estaban dirigidas a profesionistas dedicados a los estudios nórdicos principalmente, así que los organizadores aprovecharon esos días de julio, antes del cierre de actividades administrativas, para poner en marcha el evento.

La casa estaba en la calle perpendicular frente a la iglesia Episcopal de San Esteban, ubicada en una esquina silenciosa. La residencia de ladrillo rojo, puertas y ventanas cafés oscuras, rodeadas por anchos marcos, le esperaba con la puerta cerrada a la cual Freyr llamó siendo recibido por uno de los organizadores del evento quien le condujo a la habitación reservada para él en el segundo piso.

Freyr se instaló rápidamente sentándose un momento en el alféizar de la ventana analizando sus sentimientos hacia Saori. No sabía qué hacer al respecto, estaba seguro de que ella le correspondía, lo deducía de sus miradas, el tono de su voz y en cómo lo tomaba del brazo cada que podía; estaba seguro de que la joven también gustaba de él.

—No, el problema son las leyes que debo seguir. Creo que no es justo para ella estar con alguien que esta impedido por eso —recargó la cabeza en el muro lanzando un largo suspiro— No sé qué hacer... tal vez no revelar lo que siento, quizás es la mejor forma de no meterme en problemas pero, si no lo hago...

Freyr prefirió no pensar en eso y darse prisa puesto que el chofer aún le esperaba abajo para llevarlo de regreso a la casa rentada de la calle Loring.

La pareja decidió dar un largo paseo en el parque más cercano, el parque Blackstone, el cual estaba tranquilo y silencioso. Encontraron donde sentarse frente al río tomando asiento por un momento.

—Freyr, me gustaría preguntarte por esa última línea en tu carta. Aunque no quisiera estropear este momento de paz —Saori lo observó gravemente por un instante mientras el joven dibujaba una sonrisa triste antes de hablar.

—Mi hermana no aprueba que salga a Midgard, el mundo fuera de Asgard, constantemente. Ella cree que quiero huir de casa y que el ambiente fuera de Asgard podría corromper mi espíritu. Ha sido difícil ya que es mi única familia y me duele su falta de aprobación a mis actividades.

—Ya veo, lamento que esté en desacuerdo. Creo que lo que haces por tu pueblo es algo grande que podría beneficiarlos.

—Asi es, lo hago buscando mejores cosas para Asgard y su gente, en especial, para aquellos grupos necesitados. Pero ella no lo ve así, Freya cree que todo se podría arreglar desde casa y no quiere saber lo que se necesita para resolver los problemas que hay allá.

Saori guardó silencio por un momento no sabiendo qué decir. Freya veía con malos ojos que su hermano salga del reino para pedir ayuda sin considerar las necesidades de Asgard. La convivencia con extranjeros no le gustaba, se dijo rememorando lo dicho por Seiya y Shun.

—¿Por qué Freya teme al exterior? —preguntó la joven mirándole con aprehensión— ¿Ha tenido alguna mala experiencia con un extranjero?

—Nada de eso. A nosotros nos educan para no tener contacto con Midgard, a repudiar lo que esté fuera de la nación y, por consiguiente, todo trato con extranjeros está prohibido por la ley. Tus cartas llegan con el máximo secreto disfrazadas como misivas de trabajo.

—No lo imaginé... —respondió apenada.

—Si, sería castigado si llega a saberse que estoy pasando días a tu lado fuera de mis actividades. Casi todos los consejeros del pueblo también detestan que haga esto.

Freyr lanzó otro suspiro mirando al vacío, no le gustaba hablar de esos temas pese a que sentía tranquilidad al externar todo eso con alguien de confianza. Saori lo tomó de la mano por un momento dibujando una expresión triste.

—Ten paciencia —dijo ella—, eventualmente la gente, incluso tu hermana, se darán cuenta de que esa ayuda es necesaria. Entonces reconocerán todo lo que has hecho.

—Espero que acepten que la ayuda es indispensable, no hago todo esto por el reconocimiento aunque el consejo crea lo contrario.

Se quedaron así por un momento más reanudando su caminata. Freyr le narró que la Universidad más importante de la ciudad los había invitado a él y otros ponentes venidos desde Escandinavia para dar una serie de charlas sobre estudios nórdicos. Fue entonces que se percató que no había soltado la mano de Saori desde hacía rato, turbándose un poco.

—Lo lamento —le dijo soltando la mano de la chica—, no quise ser irrespetuoso.

—Esta bien —Saori fingió señalar algo más allá tratando de ocultar los fuertes latidos de su corazón.

Se sentía bien estar juntos, se sentía mejor tomarse de la mano y más cuando sucedía sin que ambos lo notaran. Eran felices compartiendo ese tiempo juntos explorando sus nacientes sentimientos aunque no se hubieran confesado abiertamente.

Volvieron a la casa algunas horas más tarde luego de recorrer todo el parque prácticamente dos veces acordando visitar el centro de la ciudad al día siguiente, Freyr quería mostrarle la universidad y sus alrededores, sobre todo el Hall donde se llevarían a cabo esas conferencias magistrales.

Cenaron alrededor de las cinco intercambiando miradas risueñas, afinando el itinerario de los dos siguientes días, sintiendo como sus manos se rozaban cada tanto haciéndolos sonrojarse. Freyr noto el rubor en las mejillas de su compañera convenciendose de sus sentimientos por ella y, más que nada, estando seguro de que era correspondido, lo que volvía su situación un tanto más difícil.

Freyr regresó al dormitorio ubicado en la esquina de las calles George y Brown, la llamada casa Nicholson, a eso de las siete volviendo a ocupar su sitio en el alféizar de la ventana.

—¿Qué debo hacer? —se repetía insistente en su cabeza— ¿Debo confesar o no lo que siento? Aún no me sobrepasa, pero no sé lo qué sucederá por estos días.

Se quedó ahí un momento más debatiéndose entre confesar a Saori lo que sentía por ella o bien, guardarlo para sí y no desafiar las leyes de su tierra. No se trataba de hacer lo que le causara menos dolores de cabeza, si no que esos sentimientos crecerían con el paso del tiempo y lo sabía.

Saori, por su lado, se encontraba ya en la cama meditando un poco lo acontecido ese primer día juntos. Las palabras y miedos de Freya, el que Freyr tuviera un claro conflicto entre su trabajo y los sentimientos de su hermana. Confesarle que le gustaba lo volvería más complicado para ambos; en especial para él, puesto que pondría una carga extra en la lista de cosas que le consternaban.

—Es cierto... Ser amigos lo vuelve todo más fácil. No es necesario complicarnos, si podemos vernos de vez en cuando bajo estas circunstancias, está bien. Mientras él pueda salir de Asgard, nuestra amistad se fortalecerá y no habrá necesidad de preocuparse por esas leyes.

No obstante, ella misma se cuestionaba si realmente podría ser solo su amiga sin cruzar ningún límite y sin entristecerse cuando Freyr le confiará, en un futuro hipotético, que ha conocido a alguna persona especial dentro de Asgard dispuesto a sentar cabeza.

Desechó ese pensamiento enseguida derramando un par de lágrimas sin desearlo. Tratando de no pensar en nada más, se quedó dormida un rato después.

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Partieron hacia el centro de la ciudad apenas la joven pidió al chofer dirigirse al lugar donde se hospedaba su amigo yendo distraída dentro del vehículo. No prestó gran atención a las calles por las que circulaban hasta que llegó a la dirección dada por Freyr, la casa Nicholson, encontrándolo en la puerta del edificio.

Se le veía relajado, de buen humor y bien vestido a pesar del estilo casual que usaba ese día. Ambos se veían visiblemente felices de verse esa mañana, charlaban un poco o bien permanecían en medio de un silencio cómodo sintiendo como sus manos estaban muy cerca una de la otra.

Saori se percató de la cercanía entre sus dedos y los de él ya que ambos estaban ligeramente separados con las manos sobre el asiento; prácticamente sus dedos meñiques estaban a milímetros uno del otro estando tentada a tocarlo ligeramente. Freyr lo noto también fingiendo estar distraído y, olvidando todas las conclusiones así como las resoluciones a las que había llegado la noche anterior, es que acarició ligeramente la mano de su acompañante.

La joven se sonrojo un poco sonriendo discretamente dando a entender que ella también lo deseaba aproximando un poco más la mano hacía él. Freyr tomó la mano de Saori dejando un beso sin soltarla. Ella también había olvidado que solo eran "amigos" y que nada debía suceder entre ambos dejándose llevar por su compañía y caricias.

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"I am surrendering to the

gravity and the unknown..."

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—Hemos llegado al centro de la ciudad —anunció el chofer de pronto sacándolos de su momento de intimidad.

—Gracias —dijo Saori volviendo abruptamente a la realidad lo mismo Freyr.

Descendieron del auto en una calle aledaña. Saori dio la instrucción de que los recogieran alrededor de las tres y, colocándose un bonito sombrero, instintivamente tomó la mano de Freyr dirigiéndose a la concurrida zona turística a recorrer lo más que pudieran ese día comenzando por ver las bonitas casas históricas, la plaza Kennedy así como la segunda universidad más importante de la ciudad. El joven asgardiano confirmó que esa no era el sitio donde daría sus ponencias reanudando el camino hacía el zoológico Roger Williams recorriendo todo el complejo incluyendo el museo de historia natural.

A esas alturas del día ambos ya sabían que no podrían ser solo amigos puesto que no se soltaban de la mano andando muy juntos mientras caminaban por entre los senderos del amplio parque. Ninguno quería hacer mención del tema por el momento enfocándose en otras cosas.

—¿Será necesario discutir esto? —se preguntaba Saori sentada en una banca de piedra esperando a que él volviera con un par de bebidas para ambos— No hemos cruzado ningún limite aún, pero... sucederá. Sé que sucederá de un momento a otro y tengo miedo de lo que ocurra después.

—¿Estás bien? —Freyr tomó asiento a su lado entregandole un vaso con algo para beber— Ha sido un día muy agradable, ¿no es así?

—Lo ha sido, me divertí mucho hoy. Gracias por traerme a este lugar —nuevamente olvidó sus inquietudes tomando la mano del joven quien la observaba ligeramente sonrojado.

Freyr sentía que, en ese punto, ya no había marcha atrás. Quería confesar sus sentimientos y debía ser por esos días o no podría hacerlo después. Sentía que si esperaba más tiempo, entonces lo reconsideraría dejando el tema por la paz y tampoco deseaba eso cuando las señales estaban claras para él. Solo debía estar preparado para responder a cualquier inquietud que ella tuviera y, armándose de valor, esperaría al momento en que ambos estuvieran solos y no en medio de todas las personas que paseaban por el zoológico.

Volvieron a la casa a la hora acordada encontrando que Tatsumi tenía listo el almuerzo en la terraza. Sabía que a la señorita le gustaba comer fuera en días soleados y, seguramente, ese no sería la excepción. Ambos tomaron asiento un momento después mientras el mayordomo volvía al interior para no molestarlos.

Los dos comieron en silencio intercambiando miradas de vez en vez sonriendo. En un momento en que Tatsumi se llevaba los platos, Saori observó a Freyr por unos instantes como a la espera de algo por parte de él. Apenas el mayordomo desapareció en el interior de la casa, la joven miro al asgardiano quien le devolvió la mirada sin decir palabra.

—Creo que deberíamos hablar, siento que quieres decirme algo —dijo ella con un tono un tanto demandante y algo suplicante.

—Saori yo...

El corazón de Freyr estaba por estallar ya que ese era el momento justo para confesarse, aguardó un poco más ordenando sus ideas antes de decir nada, sin embargo Saori, al ver que este no se decidía, se puso de pie pretendiendo que Tatsumi había olvidado algo dirigiéndose al interior de la casa con pasos lentos. Fue en ese momento en que sintió que Freyr la tomaba de la mano no dejándola avanzar más.

Ahora el corazón de ella daba un respingo latiendo con intensidad pues ahí estaba el momento que deseaba y temía al mismo tiempo.

—Espera... —dijo él con suavidad— Como bien dices, hay que hablar de algo.

La jalo un poco hacía él prácticamente haciéndola sentarse encima suyo. Saori lo observaba expectante, sonrojada y con los ojos muy abiertos. Estaba receptiva a lo que él tuviera que decir esperando el momento en que esas palabras salieran de la boca del hombre que la rodeaba con sus brazos poco a poco.

—Escucha, lo he meditado mucho desde Boston. Tu me gustas, no tienes idea de cuanto, hay tanto en ti que me atrae, que admiro. Eres tan hermosa, tan única y yo...

Saori dibujó una sonrisa esperando que continuará al mismo tiempo que iba rodeándolo con ambos brazos. Su corazón vibraba de felicidad al escuchar las primeras palabras de esa confesión tan anhelada perdiéndose en esos ojos verdes que tanto le gustaban.

—Sé que vengo de una tierra donde algo como esto está prohibido, lo tengo muy en mente créeme, pero espero puedas darme una oportunidad a pesar de eso.

—Freyr...

—Saori escucha, si no me besas, enloqueceré —dijo al fin mirándola con aprehensión.

Saori no lo pensó dos veces uniéndose a él en un largo y suave beso. Se aferró a su cuello mientras él la estrechaba fuertemente por varios minutos donde el mundo, el tiempo y las leyes de Asgard se desvanecieron a su alrededor. Nada más importaba en esos momentos, solo lo que ambos sentían el uno por el otro.

Apenas se separaron un poco, Freyr acarició delicadamente el rostro de su pareja haciéndola enrojecer.

—Tu también me gustas —confesó ella sintiéndose mucho más tranquila y feliz—, hay tanto en ti que admiro, que me gusta y que no sé cómo decirlo —acercó su rostro al de él recibiendo varios besos—. Solo quiero saber, cuál sería nuestra situación. Estás en un sitio al que no puedo acceder, no tienes libertad para verme cuando quieras y no quiero entregarme sin saber dónde estamos parados.

—Quisiera que... no mencionemos más las leyes de Asgard. Vamos a vernos así como hemos hecho ahora, en las galas, en las ponencias, en eventos importantes. Quisiera que las cosas fueran diferentes, pero no pueden ser, al menos no por ahora.

—¿Seremos pareja a distancia? —preguntó la joven tratando de asimilarlo.

—Es lo mejor. Se que no es justo para ti, no mereces eso...

—Puedo aceptarlo —dijo ella resuelta tras meditarlo por unos segundos—, puedo aceptar la distancia y las cartas. Solo no quiero que alguna vez haya alguien más a causa de esas razones.

—No digas eso —respondió Freyr mirándola con ternura—, jamás habrá otra persona. Eres la única para mi y mi corazón te pertenece.

—Y el mio te pertenece.

Ella lo besó nuevamente aferrándose a él, acariciando su cabello mientras Freyr susurraba palabras dulces a su oído.

—En tres meses debo ir a Bergen, ven conmigo —dijo el asgardiano de pronto.

—¿Bergen?

—Si, es una bonita ciudad al sur de Noruega. Daré unas charlas en la Universidad y quisiera que estuvieras ahí. La logística de ese viaje corre por mi cuenta.

—¿Hay forma en que nos quedemos en un sitio rentado como esta casa, alejado de todo donde podamos estar solos? Creo que querremos más intimidad —sugirió la joven dibujando una sonrisa y sonrojandose un poco.

—La hay, buscaré el mejor lugar para ti. Nadie nos molestara.

—La cita está cerrada para Septiembre y... ¿luego de eso, cuando te vería de nuevo? —Saori se levantó ocupando la silla contigua mientras Freyr buscaba algún dato en su cabeza.

—No tengo algo agendado el resto del año ya que el invierno en Asgard es sumamente duro y, a veces, es casi imposible andar por los caminos debido a las altas capas de nieve pero, en marzo reanudo mi agenda de trabajo.

—¿Nos veríamos hasta marzo...?

—Si, tengo invitación a un evento grande que dará una importante organización filantrópica en este país.

—Es demasiado tiempo... —Saori noto con tristeza que sus reencuentros tomarían lugar cada tres meses o más.

—Veras que se pasa rápido —tomó sus manos entre las suyas tratando de aminorar esa noticia—. Por favor, espérame —dejó un beso en sus labios mientras ella lo estrechaba con fuerza.

No les agradaba ese periodo tan largo de separación, pero con tal de seguir juntos, lo aceptarían por ahora.

La tarde cayó mientras los dos volvían al interior de la casa. Freyr se dirigió a la puerta despidiéndose de ella efusivamente. Saori pensó que querría quedarse, no obstante reconoció que aún no se sentía preparada para entregarse a él. Estuvo de acuerdo en que se retirará por ese día ya que al día siguiente tenían planeado recorrer el complejo universitario y, al día siguiente de ese, se llevarían a cabo las ponencias programadas.

—Te veré mañana.

—Si.

Tatsumi observó como la señorita cerraba la puerta tomando asiento por un momento. Noto como esta sonreía cerrando los ojos por varios minutos. Jamás la había visto tan feliz sintiéndose alegre y triste por ella pues, incluso él, conocía las leyes de Asgard que el joven Freyr debía observar a rajatabla. Lanzó un suspiro pensando en lo pasajera que sería esa relación deseando que su protegida lo disfrutara al máximo.

Luego de un momento, Saori subió a su habitación.

Freyr volvio a la casa Nicholson sintiéndose excelente y aún en las nubes dejándose caer en la cama apenas se cerró la puerta detrás suyo. Lo había hecho, se dijo, se confesó ante la chica que le gustaba sintiéndose inmensamente feliz por ser correspondido.

Aún tenia el sabor de los besos de Saori en sus labios, la impresión de sus brazos rodeando su cuello así como el aroma de su piel. Habría deseado quedarse esa noche al lado de ella, pero aún era demasiado pronto esperando a que esa naciente relación evolucionara un poco más.

La distancia y el tiempo suponían un contratiempo molesto, pero verse en Bergen sería una gran oportunidad para estar juntos por varios días y consumar su relación en un ambiente íntimo y seguro para ambos.

—No imaginé sentir todo esto por una joven extranjera y pensar que ella acaba de ser mi primer beso y será la primera con quien... —se sonrojo al pensarlo siquiera poniéndose de pie— Deja de pensar esas cosas y mejor metete a la bañera —se dijo agitando la cabeza.

En lo profundo de su persona Freyr estaba seguro de algo más, el fantasma de las leyes de Asgard lo perseguiría en algún futuro cercano o lejano deseando que fuera lo más lejano posible.

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"Catch me, heal me, lift me

back up to the sun.

I choose to live".

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La Universidad de B..., una de las más famosas y prestigiosas del país, ya tenía listo el Hall donde los ponentes escandinavos darían sus platicas los siguientes tres días. Saori estaba boquiabierta al estar frente al recinto puesto que conocía muy bien la fama de esa Universidad incrementando aún más su respeto por Freyr.

No es un invitado cualquiera, se dijo pensativa, se necesita mucho para llegar a dar ponencias en un sitio como este.

Sucedió que uno de los anfitriones apareció delante de ambos presentándose formal. Freyr introdujo a Saori antes que él presentándola como su acompañante lo que hizo que la joven se sonrojara sin poderlo evitar estrechando la mano del hombre frente a ella.

—Bien, ahora que hemos pasado las formalidades —indicó el anfitrión—, vamos al interior para mostrarles el Hall. El staff ha trabajado desde ayer a fin de tener todo listo.

—De acuerdo —Freyr tomo la mano de Saori guiándola.

La sala más bonita y decorada del complejo, o Benson Hall, los recibió en medio de un ambiente ajetreado donde había personas que iban y venían acomodando sillas, el podium, la pantalla para proyecciones y demás. Todo el interior lucía solemne como si los ponentes fueran candidatos políticos en vez de estudiosos de sus propias culturas.

El programa de actividades contemplaba charlas enfocadas a estudios antropológicos de los pueblos nórdicos, historia de su cultura e historia de su arte y arquitectura. Por lo que Saori escuchó, los profesionistas de diferentes instituciones trabajaban en artículos al respecto realizando diversos tipos de estudios.

—Estamos organizando un desayuno de bienvenida para los ponentes, se llevará a cabo mañana en punto de las ocho.

—Estupendo —respondió el joven asgardiano—, estaremos aqui puntuales.

Salieron del Hall yendo a conocer el resto del campus universitario el cual estaba silencioso y vacío. Los dos andaban lentamente tomados de la mano mientras Saori le hablaba un poco más acerca de esa institución sorprendiendo a Freyr ya que, si bien él estudiaba algo sobre los sitios a donde era invitado, no estaba al tanto de la información dada por la joven.

—No imaginé pisar un sitio tan importante a nivel internacional —comentó el joven con suavidad abrazando a su compañera mientras salían del campus dirigiéndose a algún otro punto de la ciudad.

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Las ponencias dieron inicio al día siguiente temprano, luego del desayuno de bienvenida, Saori vistió un atuendo formal ocupando las primeras filas mientras el evento daba inicio y uno de los anfitriones tomara la palabra presentando a los ponentes quienes venían de Dinamarca, Suecia, Finlandia, las islas Faroe e Islandia, siendo Freyr uno de los dos representantes venidos desde Noruega.

Durante esos tres días, la joven japonesa aprendió bastante sobre una cultura cuya historia le era vagamente conocida gracias a los libros que leía, algunas películas que había visto así como documentales en la televisión, pero nada más que eso.

Cuando Freyr tomó el podio el segundo día, narró una historia que Saori desconocía totalmente: la fundación del pueblo de Asgard.

Sucedió que allá por el siglo 10, después de Cristo, integrantes de diversas comunidades vikingas de Noruega se aliaron fuertemente en contra del cristianismo y la evangelización provenientes del exterior del país. Su alianza los llevó a rechazar activamente a los monjes cristianos que comenzaron a establecerse en diferentes partes del territorio conocido.

Pasado el siglo 11, es que esta comunidad de personas, quienes se negaban a aceptar las reformas del rey, las convenciones sociales que se iban introduciendo al país así como la religión, decidieron iniciar una migración hacía el norte del territorio asentándose temporalmente en diferentes ciudades, pero siempre viajando hacía el norte.

Hacia finales del siglo 14 se establecieron en la zona montañosa que sería conocida como Asgard obteniendo un permiso especial del rey para mantenerse alejados de todo tipo de modernidad a fin de mantener sus arraigadas costumbres. Sin embargo, la corte real y la gente en general fueron perdiendo el interés en Asgard y su gente comenzando a quedar en el olvido de la memoria colectiva.

Para inicios del siglo 20, eran una comunidad prácticamente desconocida y olvidada en su propio país puesto que, el grueso de la población de Noruega no tenía idea de que había personas viviendo en la zona montañosa cercana a Tromsø. Las crecientes necesidades de vestido, comida y otro sustento, los llevaron a abrir el comercio con Tromsø alrededor de los años 50s siendo ellos su único socio comercial del cual compraban importaciones del resto del país.

Saori escuchó aquel relato sumamente interesada ya que, jamás se habría imaginado, las penurias por las que había pasado un pueblo como ese desde hacía cientos de años dedicando a Freyr una mirada de sorpresa y admiración.

Finalmente, al término del tercer día se llevo a cabo el cierre de las conferencias magistrales haciendo una foto colectiva de los ponentes a quienes entregaron un pequeño galardón como muestra de que participación en las charlas. Saori lo observaba todo fascinada pensando en que debió llevar una cámara para hacerse una foto al lado de Freyr.

El joven la observó por un momento comentando algo rápidamente con el fotógrafo, acto seguido hizo una seña a la joven para que se acercara. Freyr había pedido que les hicieran una foto: Saori posaba orgullosa al lado de su pareja quien sostenía el galardón con una mano mientras que la otra la posaba en la espalda de su compañera.

—Tendremos una cena de despedida —dijo uno de los anfitriones en voz alta— ¡Vayamos todos a festejar el cierre del evento!

Freyr consultó con Saori si estaba interesada en acudir a dicha cena, si ella no aceptaba no irían. No obstante, la joven se mostró entusiasmada resultando una buena idea puesto que se encontraban en un sitio donde no eran conocidos más que como invitados. Nadie ahí sabía que ella era empresaria o algo por el estilo lo que le dio total libertad para comportarse como cualquier chica, por lo que podía tomar a Freyr de la mano abiertamente y besarlo sin sentirse juzgada.

Algo que en su país era impensable debido a las convenciones sociales sobre el comportamiento delante de otras personas y más siendo ella una persona de alta jerarquía. Sin embargo, en esos momentos, no era más que otra más en la congregacion de personas que estaban en el bonito restaurante al que fueron invitados disfrutando esa salida a cenar.

—Quisiera que la conserves —Freyr le entregó la foto donde aparecían juntos la cual estaba en un folder de papel—. Quisiera tenerla, pero no puedo.

—Yo la guardaré, le pondré un bonito marco —dijo ella con actitud soñadora.

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Finalmente había llegado el momento de despedirse dirigiéndose ambos al aeropuerto de Boston donde pasaron algunas horas juntos antes de abordar sus respectivos vuelos de vuelta a casa.

—Escríbeme en cuanto llegues —dijo la joven mirando a Freyr con aprehensión—, estaré esperando tus cartas con ansias.

—Cuenta con ello —Freyr la beso rodeándola con sus brazos poco antes de que los llamaran a abordar en diferentes salas.

Se verían en septiembre sin falta continuando con su contacto via cartas como habían hecho los pasados meses.

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Continuará...

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Notas: Dedicado a Charly, gracias por tu entusiasmo. :)

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