Capítulo 18
La balada de Saori y Freyr
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18
Los sentimientos de dos
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Hyoga estaba delante de la ventana pensando y analizando cómo notificar a Saori lo que debía decirle. La noticia será mal recibida y lo sabía, solo deseaba ser lo más sutil, pero directo posible pues no tenía sentido ocultar cosas, sino dar a su diosa todos los datos sobre Freyr, pero, más que nada, le preocupaba la reacción de ella.
Quería estar preparado para poder tranquilizarla y apaciguar sus miedos e inquietudes, aunque algo le decía que, era probable que ella ya lo supiera o lo dedujera. Saori tenía ese temor a flote externando sus pensamientos esperando recibir una respuesta que pudiera satisfacerla.
—Debo estar preparado para ayudarle a tomar esto de la mejor forma —el joven mantuvo la calma escuchando como la puerta de la sala se abría rápidamente.
Saori entró con prisas mirándolo con aprehensión mientras mantenía sus manos entrelazadas fuertemente suplicando con la mirada al amigo frente a ella.
—Por favor, dame noticias. Tengo un mal presentimiento —la joven lo miro con los ojos vidriosos—, ¿algo sucedió en Asgard, verdad? —Saori lo tomó del brazo levemente esperando la confirmación de sus temores.
—Si, me temo que así es —respondió el joven levemente tratando de no bajar la mirada siendo él quien mantuviera la compostura ya que presentía que Saori no podría lograrlo.
Ambos tomaron asiento en el sofá más cercano sin que ella le quitara su mirada cargada de preocupación de encima. Hyoga tomo algo de aire antes de comenzar con las notificaciones: el evento en Oslo fue lo que condenó a Freyr a pasar los últimos meses en prisión, según lo dicho por Flare, la hermana de este abogo por él logrando que su caso pudiera ser revisado en tres meses más reduciendo su condena inicial de dos años.
—Así que mis temores eran ciertos y él lo ha pasado preso todo este tiempo —unas lágrimas se escaparon sin poderlas contener, Hyoga colocó una mano en los hombros de la joven mirándola por un momento antes de responder cualquier inquietud— ¿Qué crees que suceda con él después de esos tres meses de espera?
—Según Flare, tendrá una audiencia donde se evaluará si podrá salir de la cárcel y reincorporarse a sociedad. O bien, permanecerá encerrado por más tiempo —respondió con calma sin permitirle derrumbarse.
—¡Que, no es posible! —Saori se puso de pie de un salto sujetando sus manos con más aprehensión poniéndose un poco blancas poco a poco— ¡Debo ir allá y hacer algo por él!
—¿Qué? Espera Saori —Hyoga volvió a sujetarla de los hombros deseando hacerla entrar en razón— Como dices, bien podríamos ir allá y tumbar las puertas del reino exigiendo que nos permitan verlo, pero ¿no crees que eso lo meterá en más problemas?
Saori bajó un poco la cabeza apartando la mirada de Hyoga, la joven dibujó una expresión de molestia en su rostro. Esto le indico al rubio que no parecía querer entender razones y tenía que hacerla reflexionar antes de que cometiera alguna locura impertinente.
—Considero que es mejor esperar ese tiempo, entonces valdría la pena ir hasta allá y decidir que hacer, ¿no piensas así? —Hyoga levantó un poco la voz tratando de convencerla de que ir a Asgard así de la nada era mala idea.
—Esa evaluación la hará el consejo, ¿Verdad?
—Según entendí a Flare, así es. Lo harán ellos, pero también Freyr tendrá derecho a decidir de acuerdo a lo que se le proponga sobre la mesa. Si el logra dejar el idilio atrás, se le dará la libertad. En caso contrario, se evaluará si debe permanecer más tiempo encerrado o... será desterrado de Asgard.
—¿Terminar lo nuestro o ser corrido de su pais? —Saori cerró los ojos fuertemente de nuevo tomando asiento pesadamente: no quería dejar de verlo, pero tampoco deseaba que este perdiera su hogar.
Si Freyr decidiera olvidarla, entonces sería libre para recuperar su vida. Si tomaba otra decisión, perdería aún más de lo que ya había perdido; su libertad, su vida, sus sueños. Ella lo amaba demasiado como para pedirle que pusiera sus sentimientos por encima de su vida en Asgard. ¿Qué hacer?, pensaba nerviosa, ¿dejarlo ir o esperar a que esos largos tres meses se cumplieran?
—Me temo que esas son las alternativas por ahora —continuo Hyoga con calma—. Honestamente pienso que lo mejor que podemos hacer por ahora es esperar. No te precipites en sacar conclusiones aceleradas.
—Hyoga... Muchas gracias. Debo analizar con calma todo lo que me has informado. Quizás lo mejor para él sea dejarlo ir...
—¿Vas a abandonarlo en este momento de necesidad? —preguntó el joven sorprendido.
—¡No, no haré eso! Me refería al futuro, luego de que pasen estos tres meses.
—Insisto, no te precipites.
—No puedo evitarlo.
Hyoga la acompañó un rato más mientras ella se desahogaba terminando su reunión varias horas más tarde.
—¿Estarás bien? —Hyoga la miró fijamente por un momento como si quisiera encontrar alguna intención oculta en su amiga.
—Seré paciente —aseguro Saori dibujando una sonrisa leve en su rostro un momento después—, haré lo posible por pensar positivo y que él estará bien tomé la decisión que tome. No me precipitaré.
—Estaré en la ciudad unos días más por si me necesitas. De igual forma, he programado mi siguiente viaje a Asgard en tres meses exactos. Flare me mantendrá al tanto mediante cartas, de hecho quizás llegue alguna misiva de parte de ella.
—Estaré pendiente.
Apenas Hyoga se retiró, la joven volvió al salón a meditar con calma. Ciertamente lo mejor era esperar a que ese tiempo pasara antes de tomar una decisión final respecto a todo el tema de Freyr. El asgardiano ya se había visto seriamente afectado por el capricho de ambos, pero saber lo que estaba padeciendo por un simple error llevado hasta el extremo, le parecía terrible. Saori temía por él, sin embargo debía ser paciente y aguardar esos tres meses como estaba estipulado. Quizás la vida la sorprendiera agradablemente y no hubiera necesidad de terminar nada pues, realmente, no quería terminar su relación con él.
Pasado ese tiempo, ella iría hasta allá a buscar respuestas, o bien a hablar con Freyr directamente y finiquitar el problema para ambos. No importaba lo que este dijera, era mejor pensar con la cabeza y no dejarse llevar por imposibles por muy feliz que la hiciera, por muy dichosa que se sintiera a su lado. Su condición de diosa no le permitía interceder de forma directa por un hombre mortal ya que no era Odin quien lo juzgaba sino otro grupo de hombres en igualdad de condición.
—Mi juicio está basado enteramente en lo que siento mientras que ellos lo juzgan en base a leyes escritas. No tengo mucho que objetar al respecto. Debo esperar, seré paciente —se repetía con calma tratando de enfocarse en otras cosas y no dejarse llevar por la tristeza.
Incluso dedicó un tiempo a orar por la seguridad del hombre querido porque aún lo amaba demasiado a pesar de todo. No buscaria mas segundas opiniones por ahora quedandose con lo hablado con Hyoga.
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Semanas después, Saori estaba en su despacho revisando diferentes asuntos que le concernían cuando Tatsumi entró llevando una carta.
—Esto llegó por correo esta mañana, viene desde Asgard.
—¿De verdad?
La joven dejó todo lo que hacía recibiendo la preciada esquela abriéndola enseguida confirmando que era Freyr quien la había escrito, su caligrafía era inconfundible haciendo que el corazón de la joven diera un respingo de sorpresa. En esa carta el joven le narró cómo es que el consejo lo encontró culpable por lo ocurrido en Oslo; en particular, fue su retraso por la mañana lo que terminó por condenarlo.
"Fue una estupidez de mi parte el no haber sido más inteligente y precavido. Ese descuido terminó por arrebatarme mi puesto en el consejo de forma definitiva. Imagine que mi sentencia sería el encierro en las cárceles de Kelby y eso ocurrió".
Más abajo narró sus días en prisión cortando madera, sobreviviendo a los animales salvajes de la zona, harto del perenne silencio ya que no había más personas que él dentro de las instalaciones y como si no cazaba prácticamente a diario, no tenía que comer.
También comentó cómo su hermana Freya le llevaba comida cada dos o tres días sin que los guardias le permitieran verla siquiera por mucho que él había suplicado. Finalmente, Flare, la joven princesa, apareció un buen día llevando noticias del exterior.
"El escuchar de boca de ella que Hyoga vino en tu representación preguntando por mi, devolvió la luz a mis días. Flare me entrego todas las cartas que has enviado desde nuestro último encuentro, las cuales leeré en un momento más. Tu recuerdo, y el de mi hermana, son lo que me ha mantenido fuerte y deseoso por salir de aquí y encontrar el modo de recuperar mi vida afuera.
Solo te pido que por favor me esperes. Te escribiré apenas salga de aquí para reunirnos en persona y decidir qué hacer en adelante".
No decía más que eso haciendo que la joven se sintiera algo culpable por haber sacado conclusiones a priori. Él la tenía en sus pensamientos pese a los meses de encierro que ya habían corrido y no parecía querer dejarla ir tampoco o al menos así lo interpretaba ella.
—Oh Freyr... —se dijo analizando sus pensamientos un poco más— Te buscaré en tres meses, yo misma iré hasta Asgard no importa lo complicado que sea y entonces hablaremos. Definiremos lo que sea necesario definir, ya sea para continuar o evaluar el futuro.
Leer esa carta le brindó mucha más calma y paz pues, de menos, ya sabía por ahora que él estaba bien y vivo. Seguramente el asgardiano también se tomaría los siguientes meses para analizar mejor su situación y decidir lo mejor para él o lo mejor para ambos.
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Tiempo después
Asgard
Freyr estaba frente al inmenso lago Niflungar aspirando el aire de la mañana. Desde la visita de Flare se había aclarado una gran parte de su panorama haciendo menos difíciles las siguientes semanas. El haber dedicado tiempo a tantas actividades manuales lo mantuvo ocupado y en buena forma física pese a que no siempre tenía que comer y pese a que trato de distribuir lo enviado por Hilda y por Freya para dos o tres días.
—Me perdí la boda de Freya —se dijo lanzando un largo suspiro—, de verdad deseaba estar ahí y entregarla al novio, pero... ni hablar. Espero que se haya divertido mucho y las cosas vayan bien para ella.
Se sentía con la mente más clara para pensar lo siguiente que haría pues estaba dispuesto a salir de esa horrible cárcel cuanto antes aunque, bien sabía que recuperar su vida íntegra como la tenía antes de que todo ocurriera, era prácticamente imposible. Freyr estaba consciente de que nada seria igual pues, para empezar, no le quedaba credibilidad alguna dentro de Asgard. Estaba seguro de que Freya también actuaría diferente al inicio pues su hermano sería un paria y no la persona que solía ser.
Aun así sentía una gran paz en su interior a pesar de las muchas heridas que se hizo durante esos meses, a pesar de la mala alimentación y de la perpetua soledad que vivió estando dentro de la cárcel. Los guardias apenas si reparaban en él aunque a veces le fastidiaban poniendo a prueba la paciencia del joven preso.
—Falta poco para que termine esta reclusión.
Y así las semanas comenzaron a volar.
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La aventura de Flare llegó a oídos del consejero Torben con quien se entrevistó una mañana días después de visitar a Freyr, la joven se pasó con la cabeza en alto por el gabinete del consejero a la espera de lo que este fuera a recriminarle.
—Supe que visitaste a Freyr hace unas noches, ¿es correcto?
—Así es consejero. Debía verlo para brindarle alguna esperanza —respondió rápidamente.
—¿Esperanza, Flare?
El consejero sonrió un poco debajo de su espesa barba pues bien sabía que eso no era totalmente verdadero.
—Flare, los guardias de la cárcel notificaron que llevaste algo a Freyr, un bolso lleno de cosas, incluyendo varios folios que él resguarda celosamente.
—No mentiré consejero —dijo ella imponente dejando ver su brillo interior—, la persona que ama a Freyr está muy preocupada por él y ha enviado cartas preguntando por su paradero y destino. ¡Se que estuvo mal que las consiguiera y se las llevara, pero creo que él debía tenerlas!
—Flare...
—Está encerrado allá solo y ni siquiera se le permite ver a Freya. Esas cartas son para darle esperanza —repetía como si fuese un escudo protector contra las opiniones del consejero frente a ella.
—Escucha Flare, creo que Freyr y tu habrían hecho una dupla interesante, ambos son idealistas y ven heroicas esa clases de acciones que ponen en riesgo a terceros; como lo fue el chico mensajero que tuvo que bajar hasta Tromsø por esa correspondencia.
La joven se ruborizó molesta guardando silencio.
—De forma honesta, puedo decir que Freyr tiene todo para sobrevivir allá afuera por si mismo y abrirse camino a grandes cosas. No lo digo solo por la joven a quien mencionas y no perderé tiempo indagando por qué decidiste recuperar su correspondencia, pues es un tema de no terminar nunca.
—Lo lamento... —Flare se sintió aliviada al escuchar que Torben no preguntaría nada que la hiciera confesar su encuentro con Hyoga.
—He visto que está mejor adaptado a Midgard de lo que estuvo en Asgard. Creo que se como terminara esto.
—No lo dejaran preso, ¿Verdad?
—Es correcto, ya cumplió con su condena y no sirve que esté dentro de esa cárcel. Iré a ver a Freya en un momento más para notificarle que se le permitirá visitarlo dentro de poco tiempo. Eso la hará feliz.
—¿A que se debe esta resolución por parte del consejo? —pregunto Flare abriendo mucho los ojos.
Torben hizo una pausa antes de continuar.
—Hemos deliberado que Freyr ya cumplió con su sanción y también podemos adelantarnos a lo que él responderá respecto a esa relación por fuera y lo que hará luego de eso. Como digo, él tiene todo lo necesario para vivir fuera de Asgard ya que aquí... —Torben se detuvo un momento frotándose la frente con calma.
—Su vida esta terminada en Asgard, ¿no es así? Por mucho que se le ayude jamás podrá recuperar lo que perdió.
—Me temo que así es.
Flare salió del gabinete un momento después no sabiendo cómo sentirse al respecto. Solo sabía que la persona mas feliz seria la misma Atena en persona y Freyr seguramente lo tomaría bien, quizás ya hasta habrá considerado sus siguientes pasos si todo se resolvía favorablemente para el.
No obstante, la persona más triste al escuchar esas conclusiones fue Freya cuya mirada se iba tornando triste y apagada. La joven no podía creer que un consejero asegurara que su hermano sería más feliz o dichoso en Midgard por mucho que Torben le expuso las razones detrás de esos pensamientos. La chica bajó la mirada no deseando que sus sentimientos fueran demasiado evidentes.
—Le pido me disculpe si no veo las cosas como ustedes. Se que si mi hermano se esfuerza lo suficiente, podría recuperar su vida dedicándose a cualquier otra actividad.
Odr observó a su aún prometida con calma, ahí ella se equivocaba puesto que la sociedad no veía a Freyr con los mismos ojos lanzando habladurías muy fuertes en su contra tachándolo de "charlatán" y "mentiroso". Las clases altas no deseaban saber de él pese a sus buenos resultados en el plano comercial, por poner un ejemplo.
—Me temo que no es tan simple Freya —respondió el consejero con calma—, pero ya veremos ahora que hable con él. El permiso para visitarlo será otorgado en este momento, podrás ver a tu hermano antes de que se cumplan los tres meses.
Freya se sintió muy feliz al escuchar esto animando a Odr a ir con ella hasta la cárcel cuanto antes ya que estaba muy deseosa del reencuentro con su hermano.
La pareja preparó todo para ese viaje llevando una gran cesta de comida para el preso, emprendiendo el viaje al día siguiente en un carruaje puesto que irían más cómodos que a caballo. La pareja aprovechó para charlar sobre lo conversado con el consejero el día anterior.
—Creo que las palabras del consejero te vinieron mal, ¿no es así? —comentó Odr mirando a Freya amorosamente.
—Desde que escuche la nota mencionando el "destierro" de Asgard, he tenido miedo de que Freyr nos deje, que se vaya de Asgard no porque el consejo se lo imponga, sino por voluntad propia.
Odr noto como esta entristecía aún más a la hermana menor, pues esa inefable verdad la tomaba como algo absoluto adelantándose a lo que su hermano tuviera que decir u objetar al respecto.
—Freya, ¿qué harás al respecto si Freyr toma esa decisión y se marcha? —preguntó Odr con honestidad esperando una respuesta igualmente honesta.
—No sirve nada que continúe odiando a la mujer que es dueña de su corazón, pero no tener a mi hermano cerca... no se si podría soportar eso.
—Querida, nos esperan otras responsabilidades —Odr paso la mano con cariño por encima del vientre de la joven lo que la hizo sonreír y sonrojarse un poco—, además tenemos la ceremonia de boda apenas Freyr salga de Kelby.
—Lo sé y lo entiendo, pero... no quiero dejarlo ir.
La pareja llegó a las puertas de la tranquila y silenciosa prisión y tras presentar al permiso firmado por Torben les anunciaron que el consejero también estaba ahí y debían esperar a que su audiencia con el preso terminará. Ambos salieron del transporte a estirar las piernas un poco aguardando que el consejero concluyera su charla con Freyr. La hermana de éste esperaba que todo saliera bien entre el consejero y su hermano deseosa porque todo ese penoso capítulo terminará.
A Freyr se le notificó que el consejero deseaba verlo ordenándole arreglar su aspecto y prepararse para recibirlo. El joven estaba sorprendido pues pensó que alguno de los representantes del consejo aparecería hasta dentro de unos días más. No obstante no hizo más preguntas apresurándose al cuarto de baño para no hacer perder tiempo al consejero que lo estaba esperando.
Torben aguardaba paciente en la sala cuando el preso cruzó la puerta. El consejero se giró observando al joven quien lucía más delgado y demacrado, pero aún conservaba su porte además de que se presentaba ante el reluciente y afeitado.
—Buenas tardes Freyr, te ves muy bien este día. Toma asiento por favor.
—Gracias consejero —Freyr estaba agradablemente sorprendido por ver a Torben aunque estaba preparado para lidiar con otros consejeros en todo caso—, ¿a que debo su visita antes de los tres meses?
—El fallecimiento inesperado de Frode —respondió el consejero puntual.
—¿Qué?
—Si, nos dejó hace unas dos semanas más o menos y, a raíz de eso, estamos cerrando ciertos pendientes incluyendo tu caso.
—Ya veo, lo lamento.
El joven guardó silencio por un momento ya que era inesperado. Frode era muy mayor pero no sabía que tenía algún padecimiento de salud. Como fuera, era lamentable limitándose a expresar sus condolencias.
—Dime Freyr, ¿te ha costado adaptarte a la vida aquí, lo has conseguido a fin de cuentas?
—He tenido que hacerlo, Torben, no hay otras opciones.
—Tienes una buena capacidad de adaptación. ¿Has pensado lo que harías si te encontraras de vuelta en sociedad?
Torben lo miró fijamente esperando una respuesta.
—¿En sociedad? —a Freyr le molestó la pregunta ya que sentía que Torben se burlaba de él— ¿Qué me queda para la sociedad consejero? Desde que entré aquí, los guardias me han hecho comentarios maliciosos: Freyr "el charlatán", "el mentiroso", "el que le vio la cara a toda una nación" asegurando que eran habladurías venidas desde el poblado.
—Ya veo...
—Diga usted que me queda aparte de mi hermana —repitió el joven en tono casi sarcástico.
—¿Qué te queda? La libertad Freyr, en el mundo de afuera donde iras a donde quieras, amaras a quien decidas. Tienes todo para sobresalir en Midgard.
—¿El consejo recomienda que deje Asgard? —preguntó el joven extrañado.
—Lo recomendamos, pero quiero saber lo que piensas al respecto. ¿Qué decidirás tú?
Freyr ya lo había pensado desde que Flare le entregó las cartas de fuera. Echaría de menos a Freya, pero la hacía casada ya con Odr y con la atención puesta a su futura familia y nuevas responsabilidades. El joven se tomó su tiempo antes de hablar, sabía que Torben estaría de acuerdo con él pues lo acababa de sugerir.
—Ya lo sabe consejero. No me queda nada más en Asgard, una impertinencia me lo arrebató todo.
—¿Te arrepientes de la impertinencia o de la persona por quien te arriesgate así?
—No fue mi intención dejarlo a su suerte en ese lobby del hotel y le ofrezco mis más sinceras disculpas. Me arrepiento de mi propia irresponsabilidad, pero no de la persona con quien estuve esa noche.
—Entiendo y acepto tus disculpas. Está decidido entonces: saldrás de Asgard en tres semanas que se cumplan los tres meses y puedes dejar esta prisión desde hoy. Date prisa pues deberás dejar tus asuntos resueltos cuanto antes.
Freyr sentía que se iba a de espaldas mirando a Torben con los ojos muy abiertos sin caer en cuenta de lo rápido que giraban las cosas a su alrededor.
—¡¿De verdad podré salir de aquí ahora?!
—Debo completar un documento que dejaré en este momento y podrás dejar Kelby ahora o mañana temprano.
—Torben...
—Te deseo suerte, Freyr. Se que te irá bien. Aquí se separan nuestro caminos —se dieron la mano la cual Freyr estrechó con fuerza.
El consejero pidió que saliera mientras completaba su documento. Esa fue la última vez que vio a Torben.
Freyr salió de la sala sintiéndose radiante y más aún cuando se le notificó que Freya estaba afuera esperándole con preocupación. Freyr no espero más tiempo cruzando la puerta hacia el patio del frente mirando a su hermana con los ojos muy abiertos. Los dos hermanos se reunieron efusivamente y estrechandose con fuerza un instante después luego de esos largos meses sin verse.
—¡Oh Freyr, no sabes cuando te he echado de menos, cuanta falta me has hecho este tiempo!
—También te he extrañado mucho —respondió el joven abrazándola con fuerza— y te tengo una gran noticia. Torben y el consejo me han concedido el perdón. Saldré de aquí ahora mismo.
—¡Oh dioses, qué felicidad!
Odr miraba sonriente al par de hermanos escuchando las buenas noticias dando a los dos su espacio para ponerse al día.
—Me alegro tanto por ti hermano, estaba ansiosa por llevarte a casa y notificarte las buenas nuevas.
—Lamento haberme perdido tu ceremonia de matrimonio, me habría gustado asistir —dijo Freyr triste bajando la mirada.
—No hermano —respondió Freya sonriente—, nuevamente movimos nuestra ceremonia ya que no podría casarme sin que estuvieras presente y quería notificarte que Odr y yo esperamos familia.
—¡Oh dioses, qué buena noticia! —Freyr la abrazo nuevamente teniendo el cuidado suficiente para no lastimarla— No importa que sea antes de la ceremonia, solo me interesa tu felicidad de aquí en adelante.
—Soy feliz y mucho.
La pareja llevó a Freyr hasta la casa familiar la cual estaba congelada en el tiempo pues todo estaba tal cual el noble asgardiano lo dejo guardando sus cosas pieza por pieza escuchando como Freya entraba en la habitación.
—Quisiera que hablaramos del futuro, hermano. Algo me dice que pronto te irás lejos de aquí y no volveré a verte —comentó la chica con tristeza mirando a Freyr con ojos apagados.
—Freya... eres la única persona en todo Asgard que me preocupa, pero ahora tengo claro que estarás bien y siempre seré tu hermano no importa donde esté —respondió este con suavidad—. No tengo vida en Asgard luego de lo que ha ocurrido, se que me echan en cara el haberle tomado el pelo a la gente, cosa que es mentira... pero, no lograré hacerlos entender.
—No quiero que te vayas —dijo Freya derramando algunas lágrimas—, sin embargo Torben dice que brillarás allá afuera como si estuvieras destinado a hacer grandes cosas. Además se que la persona que ocupa tu corazón te importa mucho.
—Si... así es. De hecho la conoces.
—¿De verdad?
Freyr narró brevemente de quien se trataba y bajo qué circunstancias se habían conocido dejando a Freya algo sorprendida, pero no lo suficiente como para hacerla cambiar de parecer respecto a los extranjeros.
—Espero que seas feliz, hermano y que un día de estos haya posibilidades de recibir noticias tuyas.
—La hay, puedo hacerte llegar correspondencia y...
—Freyr, ya sabemos como termina esa clase de contacto —dijo Freya tras reflexionar unos momentos—, así que mejor no. Te echaré de menos y todo, pero confiaré en que estarás bien.
—De acuerdo, hermana.
Esa misma noche Freyr redactó una carta para Saori donde le confirmaba que estaba fuera de la cárcel y, dentro de no mucho, saldría de Asgard para siempre. Esperaba verla para ese entonces y su relación pudiera continuar ya sin problemas de por medio ya que él podría acercarse a donde ella le dijera para hablar largo y tendido de todo lo que estaba pendiente.
Odr le procuró uno de sus caballos y, al día siguiente, Freyr ensilló personalmente al equino preparándose para bajar al poblado vistiendo sus ropas para cabalgar aprovechando el viaje, llevaría el caballo a trotar un rato por los bosques.
Salio de casa topándose con Flare quien también llevaba puestas ropas para cabalgar y se le veía de muy buen humor.
—Hola, Freyr. Venía de visita, pero creo que debí avisarte antes.
El joven sonrió ampliamente al verla pues el trato entre ambos había mejorado considerablemente.
—Iré al poblado a buscar al que fuera mi mensajero, quiero que lleve una carta a la oficina postal y aprovecharé para cabalgar un rato, ¿quieres venir?
—¡Por supuesto! —respondió animada— Puedo ayudarte a localizar al chico, sé dónde puede estar.
Se pusieron en marcha cabalgando a buena velocidad uno al lado del otro como buenos amigos que ahora eran. Flare lo observó de reojo percatándose que lucía mucho mejor que cuando lo visitó en la cárcel aquella vez; ya llevaba su cabello arreglado, su porte era el mismo y se le veía mucho mejor semblante. Se sintió feliz por él.
Las calles del poblado de Asgard no fueron benevolentes con el antiguo consejero caído en desgracia pues, apenas cruzaron los portales de piedra, le llegaron a Freyr comentarios mordaces de un lado y del otro. El trato de hacer oídos sordos a todas las habladurías manteniendo la cabeza en alto, a esas alturas de las circunstancias, ya no le importaba.
Flare se sintió muy molesta y deseosa por dejar su buena educación de lado, Freyr la detuvo.
Asi los dos recorrieron las calles empedradas pasando casas de piedra con puertas y ventanas de madera. La actividad de las personas continuaba como día a día encontrando al mensajero en la casa de los panaderos siendo Flare quien hablara con él para convencerlo.
—Te pagaremos bien por el encargo —aseguro la chica dejando varias monedas sobre la mesa que los dueños del local miraron con los ojos muy abiertos.
—Además de eso pagaremos una cantidad más alta si nos traes otro encargo desde Tromsø.
Flare lo observó divertida a la espera de que le confirmará que quería que el mensajero comprara afuera. La joven solicitó se vieran en la torre del mirador apenas el chico volviera.
—Me tomará un par de horas —indicó el mensajero—, la veré en ese lugar.
Mientras tanto, Freyr y Flare cabalgaron rumbo al sur, al otro lado de la ruta acostumbrada a unos bosques muy cercanos a la zona del puente que aún estaban dentro del reino. Casi nadie cabalgaba a esa parte puesto que el grueso de los bosques eran propiedad de la familia Eylimi que los destinaban a la producción de papel.
No obstante había una zona abierta donde se podía cabalgar sin ser molestados y ahí se dirigieron los hábiles jinetes riendo y charlando sin preocupaciones. Apenas llegaron a una zona bonita frente al lago Niflungar, bajaron de los caballos andando a pie por un rato hasta que encontraron donde sentarse mientras esperaban a que el mensajero volviera de la ciudad.
—¿Que fue lo que encargaste de Tromsø? No entendí lo que le pediste.
—Ya verás, te agradara. Es un postre muy rico.
—Gracias.
—Flare, quisiera preguntar las verdaderas razones del por qué se me permitió salir antes de Kelby. Torben se portó muy bien y sé que no suelen ser así los consejeros, ¿lo sabes?
—Si. El fallecimiento de Frode hizo que todos se convirtieran en aves de rapiña por los puestos vacantes, el tuyo y el de él, Ødger esta peleando por meter a otro Alberich y Torben lo mismo con uno de sus hijos.
—Ya veo. Como están más preocupados poniendose el pie entre ellos, sali beneficiado —dijo el joven sin sorpresa pues no le habría gustado estar en medio de semejante batalla.
Flare guardó silencio por un momento antes de continuar.
—No sé si sea buena idea que haya otro Alberich en el consejo. Otro como Ødger sería malo para la diversidad de pensamiento entre esos ancianos.
—O tal vez no, precisamente les hacen falta más puntos de vista.
—Dime algo Freyr, ¿tu crees que de habernos matrimoniado como fue sugerido, habríamos sido una dupla interesante?
Freyr la observó sorprendido ya que ese tema había salido de su cabeza por completo sintiéndose con más disposición para responder esa clase de cuestiones.
—Quizás por un tiempo —respondió al fin mientras ella lo observaba—, ambos teníamos el mismo secreto así que eso nos habría ayudado mucho a no ser descubiertos aunque, habría sido temporal, al final del día nos habría jugado en contra.
—Tienes razón —añadió la rubia sintiéndose mas tranquila—, un matrimonio por conveniencia no serviría para siempre.
—Asi es.
Volvieron a la zona del mirador recibiendo la confirmación de que el telegrama fue enviado sin contratiempos así como el paquete de papel que Flare observó curiosa y más cuando su acompañante lo abrió dejando ver un par de bollos de canela cubiertos con una capa de azúcar glaseado.
—Te invito uno de los bollos para agradecerte por tu compañía el día de hoy.
La joven sonrió mientras ambos volvían a montar a caballo volviendo al hogar de Freyr el cual estaba silencioso y casi desolado. Flare sintió mucha tristeza en esa casa que aún conservaba la gloria de sus mejores días analizando la pintura familiar que colgaba encima del hogar encendido. Su anfitrión entró un momento después llevando café para ella.
—Te agradezco por las atenciones —dijo Flare—, espero que te vaya muy bien en Midgard.
—Gracias, ¿mantendrás contacto con Hyoga en el futuro?
—No. Lo vere el día que te salgas del reino y eso será todo —respondió segura de sí misma.
—¿Quieres que tarde un poco más en salir de Asgard para que tengas tiempo suficiente para estar con él? —pregunto Freyr suavemente.
—Si puedes hacerlo, te lo agradecería mucho —dijo ella devolviendo la sonrisa—, vendrá a eso del mediodía.
—Bien, entonces cruzaré los portones a eso de las tres, ¿te parece?
—Me parece muy bien.
Charlaron un par de horas más y apenas comenzó a caer la tarde, Flare anuncio que debía marcharse pues no quería volver a casa de noche. Se estrecharon amistosamente apenas Flare cruzó la puerta de la gran casa lamentando no haber sido amigos desde antes de esos penosos eventos.
—Te deseo mucha suerte de aqui en adelante. Se que todo saldra bien.
—Gracias por todo Flare.
Ella se alejo en su caballo por el camino despidiéndose en la lejanía siendo esa la última vez que se vieron.
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La boda de Freya y Odr se llevó a cabo algunos días después como estaba reprogramado siendo Freyr quien entregará a la novia dando inicio a las tantas ceremonias que tendrán lugar los siguientes días.
La comitiva se trasladó a los bosques al sur de la ciudad, muy cerca del lago Niflungar, donde se invocarían a los dioses, se darían las bendiciones a la pareja y festejarían. Freya vestía un traje claro y una corona de guirnaldas así como un hermoso collar que había destinado para ese evento tan importante mientras que Odr también vestía muy elegantemente.
Freyr presenció toda la ceremonia sintiéndose muy orgulloso de su hermana menor.
La pareja intercambio los objetos ceremoniales tradicionales siendo los anillos los últimos en intercambiar cerrando su unión para siempre volviendo a la casa de los novios donde se llevaría a cabo la celebración de tres días.
—Me alegra mucho que te hayan dado la libertad, Freyr —Odr se aproximó a su cuñado sintiéndose feliz porque este ya fuera libre.
—Gracias, les agradezco a ti y Freya por visitarme cuando les fuera posible aunque no pudiéramos vernos en persona.
—Ni que lo digas.
—Odr, como sabes, dejaré Asgard en unos días más. Por favor cuida mucho a mi hermana, ella es lo más preciado que dejo en este país —le pidió casi suplicante.
—Lo haré, cuenta con ello. Freya es una mujer maravillosa —Odr dedicó una larga mirada a su esposa quien bailaba alegremente con las hermanas de su esposo.
Asi Freyr quedó convencido de que ella estaría protegida y sería feliz el resto de su vida.
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Hokkaido, Japón
Semanas después
Saori se encontraba en una residencia que tenía en una silenciosa ciudad de Hokkaido donde compro una casa hace tiempo y pocas veces iba allá a descansar y cabalgar por varias horas. Mientras iba con su caballo por los bosques al pie de la montaña, tenía a Freyr en la mente deseando que estuviera a su lado cabalgando con ella.
El tiempo de la resolución definitiva a su situación en la prisión estaba por llegar a su final así como el tiempo que ella destino a despejar su mente en Hokkaido.
—¡Señorita Saori —Tatsumi la llamo apenas diviso el caballo de su jefa aproximarse a la residencia—, el cisne Hyoga esta al telefono!
—¿Hyoga? —Saori se imaginó que una carta o algo habría llegado a su residencia puesto que el cisne se quedó, junto con Shun, en la casa mientras ella estaba ausente.
La chica entró en la casa rápidamente atendiendo el teléfono donde Hyoga le notificaba que un telegrama llego a la residencia Kido hacia un momento.
—Por favor ábrelo y lee su contenido —pidió ella prestando mucha atención a lo que Hyoga leía poco a poco— Asi que Freyr saldrá de Asgard... —se dijo sintiendo como su corazón latía con rapidez—, tomó la decisión de salir al saber que no podrá recuperar su vida, ¿correcto?
—Es correcto según lo que dice aquí. La fecha de salida está fijada para el día... del siguiente mes y pide que le des tiempo para concluir con sus pendientes. Se verá contigo un par de días después y viajará donde tú le digas. No piensa hacerte a un lado como creíste —finalizo el texto sonando calmado.
—Freyr...
Luego de tantos meses de incertidumbre, sentía que veía la luz respecto a su relación: no había necesidad de separarse, ni de afinar otros detalles más el como verse de ahí en adelante. Por fin podrían tener un noviazgo normal. Si Freyr decidió dejar su nación es porque ya determinó que había mejores cosas fuera de Asgard y, ella era una de esas cosas.
—Me siento tranquila luego de varios meses.
Saori salio de la casa al terminar la llamada para cabalgar otro rato sintiéndose ligera, alegre y pensando que el que Freyr cabalgara a su lado en esa bonita ciudad en Hokkaido podría ser una realidad dentro de no mucho tiempo.
—Nos veremos en Noruega, ire a buscarte el dia que me indicaste en ese telegrama y entonces podremos retomar lo nuestro donde se quedó con menos inconvenientes. Eso espero.
Estaba decidido. Lo último que Saori pidió a su mayordomo es que se comunicara con su agente de viajes ya que harían un nuevo recorrido hasta Noruega esperando que fuera el último.
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Continuará...
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*Notas: Normalmente estas situaciones no se resuelven asi de rápido ni de forma tan favorable, pero, consideré aplicar la "conveniencia del guion" y lo admito, para darle movimiento a la historia y no perder tiempo en sucesos que no aporten nada al relato. Es una libertad creativa que me tome para darle rapidez al argumento.
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