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Capítulo 12

La balada de Saori y Freyr

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12

El evento cancelado

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Asgard

Mediados de enero

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Flare se encontraba en su habitación mirando nostálgicamente la cajita musical que Hyoga envío en su último paquete junto con una bonita carta que, de no haberse arruinado su contacto con él, la joven rubia habría disfrutado junto con obsequio como ningún otro. En su carta, Hyoga narró con detalle una puesta en escena del lago de los cisnes a la que asistió en Moscú y que envió a su amiga con mucho cariño.

La joven estaba recargada en el posamanos de un sofá pasando sus dedos por la bonita figura de la bailarina que giraba al ritmo de las notas, lanzó un largo suspiro levantándose para mirar la ventana con tristeza dejando la caja en su mesa de noche. Afuera caìa una fuerte tormenta de nieve que le impedía ver más allá del pueblo.

—Flare... —Hila entro en la habitación mirando a su hermana con pena— Llevas varios días recluida en tu habitación, es momento de que salgas. No quiero verte tan triste.

—La idea del consejo de que contraiga matrimonio, me horroriza. ¡No deseo casarme solo por haber cometido un error!

—Tal vez no sea tan malo como piensas —Hilda no estaba tampoco muy convencida de esa sugerencia, pero, al final, no debía ser tan terrible—. Hay partidos decentes en Asgard para ti.

—¿Ah sí, como quien, Freyr acaso? —respondió irónica.

—El no es una mala opción, de hecho. Es un alto consejero, proviene de una casa noble y antigua. Además es muy respetable y honorable.

Flare dibujo una expresión de molestia al escuchar a su hermana enumerar esas cualidades que no le importaban por ahora.

—¡Me rehúso! —insistió— ¡Imagina que me case con él por conveniencia, en algún momento habrá que consumar ese matrimonio y no quiero ni imaginarlo! —la chica se abrazó a sí misma dibujando una expresión de angustia en su rostro—. Si voy a matrimoniarme, que sea con alguien que yo decida.

—Hermana, espero que esto se resuelva favorablemente. Por favor deja tu reclusión.

Flare estaba resuelta en su postura. No se casaría por ahora y menos con Freyr. Sería con quien ella quisiera y bajo sus condiciones.

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Freyr volvió a casa bastante molesto luego de aquella incómoda charla con los consejeros. Dejó pasar varios días aprovechando que el consejo no se reuniría hasta la siguiente semana, para pensar con calma y desechar esa idea de casarse con Flare. Se encontraba en su despacho, sintiéndose más calmado y esperando alguna noticia que le alegrara el momento pues afuera nevaba con fuerza esperando que su mensajero lograra llegar de la oficina de correos.

No nevaba más temprano así que Freyr aprovecho para enviar a recoger la correspondencia siendo desafortunado que comenzará una tormenta repentinamente.

La puerta de su despacho se abrió un momento después siendo el mensajero quien entrara algo agitado ya que tuvo que volver aprisa para evitar la tormenta.

—Esta es la correspondencia, señor.

—Gracias.

Le entregó los sobres plásticos que Freyr recibió con calma esperando ver buenas noticias e invitaciones. Sin embargo la primera carta fue enviada por el comité organizador de un evento que estaba planeado para celebrarse en Marzo en los Estados Unidos, en la misiva se notificaba la cancelación del evento dejando a Freyr algo desalentado ya que dicha gala era la oportunidad para ver a Saori.

—¡Qué mala suerte! —se dijo molesto arrugando el papel mientras echaba la cabeza para atrás en la silla— De verdad quería verla y estar con ella —necesitaba pensar, no iba a dejar pasar otro par de meses sin reunirse con la joven de los cabellos lilas.

Anhelaba su compañía y contacto. Además, entre más tiempo pasara, más posibilidades había de que los sentimientos de ambos se enfriaran.

Lanzó un largo suspiro abriendo otra carta la cual si traía buenas noticias, se trataba de una invitación a la universidad de Oslo para mediados de febrero, una entrevista para un pequeño proyecto que estaban planeando a futuro relacionado a los estudios nórdicos.

—Que oportuno —se dijo extrañado aunque animado.

Revisó el documento con calma apenas lo extrajo del sobre, el comité universitario le pedía perdón por la premura esperando contar con su presencia motivando al joven a sacar todo el asunto de los rumores, el consejo y sus impertinencias de su cabeza. Se concentró en escribir una bonita carta para Saori donde le notificaba que debían cambiar sus planes de reunión, no obstante no pudo continuar escribiendo puesto que Freya entró en el despacho en ese momento.

—Freyr, un mensajero te busca en la puerta.

El joven se extraño un poco al escuchar esto colocando varios folios por encima de su borrador, salió del despacho para atender al hombre quien resultó ser un mensajero del palacio, de hecho era la persona asignada al consejo directamente.

—Perdone que le moleste, Freyr, el consejo requiere de su presencia el dia de mañana para discutir un asunto importante.

—Muy bien, gracias por el aviso. Lleve mi confirmación de que me presentaré puntual.

El mensajero se retiró y, apenas el joven cerró la puerta, Freya se aproximó despacio observando a su hermano.

—¿Todo bien, hermano?

—Si, solo requieren que acuda a una reunión extraordinaria el dia de mañana. No te preocupes por nada.

—Muy bien, la cena estará lista en un momento. Me tomé la libertad de cocinar para ambos.

—Qué sorpresa, hace mucho que no lo haces. Estaré feliz de saborear algo cocinado por ti. Imagino que sera algo del antiguo recetario de nuestra madre.

—Así es.

A Freyr le hacía feliz ver a su hermana tan alegre y haciendo otra clase de actividades distintas a sus ocupaciones diarias ya que no solía cocinar. Desde las fiestas de yule se le notaba ese semblante despreocupado, imaginaba que también sería debido a que Odr y ella decidieron adelantar su matrimonio. En vez de hacerlo hasta cumplido el año, pensaron que sería mejor hacerlo los primeros días de primavera, Freya dejaria definitivamente la casa familiar dentro de poco.

El joven lanzó un largo suspiro volviendo a su despacho para avanzar su carta un poco mas.

"¿Recuerdas el evento programado para marzo que te mencioné? Fue cancelado lamentablemente, no obstante tengo programado algo para Febrero en Oslo. Se que el viaje hasta acá es largo, pero espero puedas venir. De verdad quiero verte de nuevo, te he extrañado todos estos meses".

Freyr suspendió su carta por ahora bajando a cenar, se volvería loco de tanto pensar y pensar en todo lo ocurrido en un solo día. Lo mejor era tomarse un respiro antes de continuar.

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El joven consejero llego a la sala del consejo del palacio Valhala topándose a Flare por el pasillo, ambos intercambiaron un leve saludo lleno de indiferencia siguiendo cada uno su camino, cuando Freyr atravesó la puerta se encontró con que todo el consejo estaba ya reunido.

—Perdonen por llegar tarde —los saludó cortésmente tomando su asiento a la espera de la sesión de ese día.

El joven consejero noto como todos lo miraban fijamente apenas cruzo la puerta no entendiendo el por qué.

—Freyr, no queremos parecer inquisidores —comenzó a decir Frode sin rodeos mirándolo seriamente—. Como bien sabes, todos los mensajeros y mercaderes que atraviesan las puertas de Muspelheim son reportados ante Heimdal, el capitán de la guardia que custodia las puertas y el Bifrost.

—Si, lo sé —respondió Freyr sin sorpresa en la voz tratando de ocultar que aún se sentía intimidado.

—Se reporto que tu mensajero tomó el camino hacia Tromsø y queremos saber si saldrás del reino próximamente.

Freyr se molesto por semejante pregunta, pero, de alguna forma, era lógico ya que recibía correspondencia de fuera y viajaba constantemente. Solo que, por lo general, era él quien les avisaba y no al revés.

—Si, así es —respondió sin mas—, visitaré Oslo a mediados de febrero.

—Espero que no te moleste que designemos a alguien para acompañarte.

—¿Qué dice, acompañante, por qué? —Freyr trato de no verse muy obvio con sus expresiones— ¿Qué ocurre, Frode? Veo que no confía en mi trabajo.

—En otras circunstancias, bien sabes que no tenemos inconvenientes, pero dado lo que sucedió con la señorita Flare, queremos ver exactamente qué es lo que haces fuera de Asgard.

—¿Por qué cree que mis actividades ocasionaron el problema con ella?

—Queremos asignarte un observador, es todo —repitió Frode con calma— ¿estás de acuerdo o no?

Freyr pensó un poco antes de hablar. Debía hacerles ver que no tenía nada que ocultar, si lo pensaba demasiado o se molestaba, daría a entender que escondía algo y eso era lo que menos debía demostrar. Era su responsabilidad por el bien de su relación secreta.

—No tengo problema —respondió seguro de sí mismo—, si quiere asignar a alguien, adelante.

—Muy bien —respondió Frode—, entonces...

—Yo ire con Freyr —Torben se adelantó tomando la palabra—, será muy interesante ver lo que hace por fuera de Asgard y daré mi reporte apenas volvamos.

—Gracias, Torben.

La sesión terminó un poco más tarde siendo Torben y Freyr los últimos en salir, el joven aprovecho para preguntar al consejero mayor las razones detrás de esa decisión.

—Tu negativa a matrimoniarte, no solo con Flare, sino con prácticamente cualquier mujer en Asgard, ha levantado ciertas sospechas entre el consejo. Eso, sumado al hecho de que viajas fuera demasiadas veces al año, hacen creer que tienes algo que ocultar.

—Es increíble que un problema con otra persona ponga los ojos del consejo en mi. No hago nada malo, consejero.

—Freyr, ¿tienes asuntos fuera de Asgard que estés guardando celosamente? —Torben lo miro seriamente atravesándolo con la mirada.

Freyr se sintió acorralado aunque trato de mantener la calma.

—Mi tío jamás se casó y nadie lo acosó con preguntas ni lo pusieron bajo vigilancia o algo así —dijo Freyr en todo indignado.

—Eras muy joven en ese entonces para recordar —respondió Torben con calma—, claro que se le cuestionó y se dijeron muchas calumnias de él, pero todos sabíamos que vivía para su trabajo y para criarlos, tanto a ti como a Freya. Además era tan cascarrabias que ninguna mujer lo quería desposar.

—Me gustaría que se me considerara el "solterón cascarrabias" en todo caso.

—La mayor diferencia, Freyr, es que tu viajas fuera de Asgard y tienes posibilidades de conocer personas ajenas a nuestro mundo.

Torben se acercaba peligrosamente a su secreto haciendo que Freyr redoblara la guardia.

—Las cosas no son lo que ustedes creen, Torben.

—Me deja más tranquilo escuchar eso, Freyr. Estaré atento al viaje a Oslo. Ver Midgard con mis propios ojos a mi avanzada edad, será una experiencia interesante. Por cierto, ¿te molestaría si mi hijo Harald nos acompaña?

—En absoluto. Lo mantendré informado, tenga buen dia.

Freyr salio del Valhalla lo más rápido que le dieron las piernas montando su caballo enseguida.

Los consejeros Frode y Torben se reunieron en un gabinete vacío por unos momentos ya que Frode esperó un poco más al ver que Freyr se retiraba.

—Frode —pregunto Torben con calma—, ¿es tanta la desconfianza que sientes hacia las actividades de Freyr que es necesario que alguien viaje con él?

—Sabes bien que no —respondió Frode pausadamente dibujando una expresión tranquila—, a pesar de la forma en como le he planteado las cosas hoy, no desconfío de él en absoluto. Solo quiero dejar por sentado que sus actividades no influyeron en la señorita Flare.

—Comprendo.

—Se documentará la confirmación de que el consejero Freyr sale de Asgard con motivos de trabajo y no hace nada indebido fuera de nuestra nación.

—No nos defraudara. Freyr es muy correcto en todo sentido, aunque a veces idealista diría yo —indicó Torben.

—Un poco ingenuo y casi heroico, pero gente como él hace falta aquí. Personas que dejen la apatía de lado y hagan más cosas positivas para nuestra nación.

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Un cambio drástico de planes era lo que el consejo había ocasionado. Freyr volvió a casa esperando que Freya no estuviera ahí ya que necesitaba sacar el coraje que sentía y no quería ser cuestionado. Llegó a la casa encontrando a Freya ocupada con su labor mientras charlaba con Odr.

Intento saludar lo más normal que pudo indicando que saldría a cabalgar un rato. Para su fortuna, la pareja parecía estar tan absorta que apenas si repararon en él. Así, el joven asgardiano subió a su habitación haciendo lo posible por no azotar las puertas, se cambió de ropas y mandó ensillar su caballo poniéndose en marcha momentos después rumbo a los bosques de Vanaheim y más allá.

—¡Maldición!

Se alejó del sendero lo más que al caballo le dieron las patas, los caminos no estaban intransitables para su buena fortuna, permitiéndole llegar a las orillas el lago congelado de Niflungar adentrándose mucho más allá donde detuvo al caballo. De un salto llegó al suelo desenvainando su espada acercándose al primer árbol que le salio al camino el cual cortó por un lado mirando con ojos furiosos como se desprendia la corteza congelada.

—¡Todo iba relativamente bien hasta que ella y sus tonterías pusieron los ojos de todos en mi!

De forma inconsciente, el rostro de Flare brincó en su mente desatando más su ira. No quería odiarla, pero no podía evitarlo en ese momento.

Se desquito cortando el mismo árbol una y otra vez furiosamente por varios minutos más hasta quedarse sin fuerzas y hasta aclarar sus pensamientos. El joven ahora cansado respiraba con dificultad cuando se alejó del árbol dejando caer su espada, caminó un poco con pasos lentos tomando asiento en el terreno sintiendo como su respiración se regulaba.

—No puedo mentirle a Saori —se dijo con calma—, debo de notificar que alguien del consejo me acompañara a Oslo y evaluar si vale la pena arriesgarnos a ser vistos por Torben.

Meditó largo rato que hacer al respecto pues se debatía entre su deseo de verla y lo que debía hacer para mantener el secreto, no solo de Torben, si no el resto del consejo y de todo Asgard. Sin embargo, no estaba seguro de cuándo volvería a ver a Saori de nuevo ya que no había nada más agendado ni otra oportunidad de salir del reino.

—Quizás, si salgo acompañado por Torben y no sucede nada distinto a lo planeado, tal vez bajen la guardia y pueda reunirme con ella después... No se me ocurre otra opción.

¿Qué hacer?, se decía angustiado mirando al infinito, ¿debo renunciar a ella y ahorrarme tantos problemas? Esa era la decisión mas acertada y lo sabia, no obstante no era lo que su corazón deseaba. Sus sentimientos ya tenían tintes de capricho que luchaba por contener y no permitir que lo sobrepasaran. ¿Por qué debía privarse de esa pequeña felicidad que alegraba sus días? Sentía que la había encontrado y era ella esa persona especial.

Esa con quien él quería estar por siempre pese a la distancia y las circunstancias tan diferentes.

Por lo pronto, no iba a ocultarle lo ocurrido montando su caballo nuevamente volviendo a casa enseguida, debía terminar su carta y enviarla cuanto antes.

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Japón

Saori estaba frente a la ventana a la espera de que el cartero se dejara ver por ahi. Ya tantos meses sin ver a Freyr la tenían desesperanzada creyendo que, era casi un hecho, que los sentimientos del joven se habían enfriado por completo. Apenas si supo de él durante el invierno pues mandó una carta linda, pero breve que le supo a poco. Considero seriamente viajar hasta allá, lo más cerca de Asgard, para poder reunirse con él por unos días siquiera, analizando esa posibilidad con cuidado.

Pero, y a pesar de sus inquietudes e impaciencia, esperaba paciente noticias del hombre que tanto extrañaba, quería tener fe en que lo vería dentro de poco, en marzo en el evento programado.

—Señorita Saori —Tatsumi la sacó de sus pensamientos llevando una bandeja con cartas—, llegó la correspondencia.

—Gracias.

Las fechas decembrinas transcurrieron sin novedad para Saori y sus amigos, si acaso la mayor diferencia fue la presencia de Shiryu en casa quien consiguió viajar por unos cuantos días para ver a la joven diosa. Les mostró fotos de su niño y de Shunrei estando radiante por su nueva familia. Saori festejó navidad y año nuevo teniendo a Freyr en sus pensamientos, asi que leer sobre como se celebraba la navidad o "Yule" en Asgard, imaginó el ambiente invernal en esas tierras tan lejanas, las noches bajo el aurora boreal, la cena y fiesta cantando y bailando, se le antojaba de en ensueño.

La joven se sentó frente a la ventana leyendo esa carta palabra por palabra, imaginando que lo besaba bajo un muérdago. Deslizo su mirada al marco de la puerta más cercana dejándose llevar por sus ensoñaciones por unos momentos.

Sin embargo, el tono de la carta comenzaba a ser más sombrío haciendo que su sonrisa se fuera desvaneciendo poco a poco.

—El evento de marzo se canceló... —se dijo desesperanzada mirando angustiada a la nada— ¿cuándo podremos vernos entonces?

Más abajo le daba otra serie de noticias que le dejaron mal sabor de boca:

"Debido a un suceso inesperado, el consejo me ha informado que uno de ellos me acompañará a Oslo en febrero. A pesar de esto, quiero verte y explicarte en persona lo que sucedió en Asgard en los pasados días. Considero que debes estar al tanto de todo. Veamonos en Oslo en febrero, por favor. Te anexo la información del hotel y de la entrevista que tengo programada".

—Un consejero irá con él a Oslo... no podremos estar solos ni un momento.

De nueva cuenta, Saori comenzó a cuestionarse si realmente valía la pena continuar con esa relación que ya comenzaba a complicarse demasiado. Lo quería y lo extrañaba, era cierto, pero ¿que tanto estaba dispuesta a soportar por ese capricho? Las circunstancias de ambos eran un problema para continuar juntos.

No obstante, no quería considerar esa posibilidad. Aún no.

—Al menos podría escuchar lo que tiene que decir... —se dijo triste mirando un papel en blanco donde planeaba escribir una linda carta que ahora tendría otro tono— Sospecho que sucedió algo malo en Asgard... —su cabeza comenzaba a hacerse líos tratando de calmarse antes de sacar conclusiones sin sentido.

Redactó su carta con calma expresando que estaba muy feliz de poderlo ver antes, pero algo angustiada por la inesperada noticia de que alguien lo acompañaría. Ajustó la fecha del reencuentro extendiendo su estadía un día más al agendado por Freyr y se apresuró a reservar una habitación en el mismo hotel compartiendo el número de esta.

La reserva fue hecha sin problemas escribiendo el número en la carta invitando a Freyr a reunirse con ella apenas pudiera dejar atrás a su acompañante, no importaba que fuera al anochecer. Debían hablar y poner varias cosas sobre la mesa, ella no quería alejarse de él, pero si deseaba saber hacia donde iba esa relación: ¿era algo serio o algo solo de juego?

"Creo que debemos hablar más a fondo si vale la pena continuar con esto. Todo indica que nos esta causando demasiados problemas" —se dijo muy triste terminando su carta.

Antes de pedir a Tatsumi que la pusiera en el correo, trato de calmarse un momento. No deseaba molestar a su amigo Julian, con quien llevaba semanas charlando por teléfono regularmente, pero su consejo le vendría bien ahora mismo.

Tras confirmar que no era tan tarde en Grecia, tomó el teléfono marcando su número.

La charla con Julian le vino bien a pesar de todo. Este le confirmó que aún no se iba a la cama teniendo tiempo para escuchar a su buena amiga. Le aconsejo esperar a escuchar lo que Freyr tuviera que decir y darle la oportunidad de explicarse antes de tomar cualquier decisión, quizás las cosas eran diferentes a lo que ella creía.

—Habla con él en persona antes de sacar conclusiones, es la única forma de llegar al fondo de esto —fue lo último que le dijo antes de despedirse de ella y terminar la llamada.

—Si —se dijo Saoro ya más tranquila—, escuchare en persona lo que tiene que decir y, sobre eso decidiremos nuestros siguientes pasos.

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Asgard

Freyr reviso los detalles de su viaje junto con Harald, el hijo más joven del consejero Torben, a quien le explicó lo que debían hacer al llegar a Tromsø. No estaba de ánimos luego de la última carta enviada por Saori, de hecho, el tono de la carta y lo que decía lo tenían intranquilo.

¿Poner en consideración el idilio que tenían?, ¿terminar acaso? No, se decía angustiado, no quería aceptar dicha alternativa. Era difícil para él debido a varios factores fuera de su control y jamás se habría involucrado con alguien del exterior debido a las dificultades que conllevaba, pero Saori no era cualquier persona y no quería perderla bajo ninguna circunstancia.

Una vez que todo estuvo preparado para viajar, los tres hombres se pusieron en marcha hacia Oslo mientras que, Saori ya se encontraba viajando desde Tokio acompañada por Tatsumi.

Freyr estaba decidido a hacerle saber que haría lo que estuviera a su alcance para no perderla, se explicaría y escucharía lo que ella tenía que decir. Estaba consciente de que debía analizar varios factores alrededor de su relación que necesitaba considerar a fin de que ambos estuvieran bien, pero no quería tener que terminar con ella. No lo deseaba, independiente del consejo, de las leyes y demás.

Pero, al mismo tiempo, estaba consciente de que ella ya se habría cansado de eso y decidiera poner fin a todo. Debía estar preparado para todas las posibilidades.

¿Por qué tenía que ser tan difícil?, ¿por qué no pudo conocerla en otras circunstancias más favorables?

Harald lo tocó levemente en el hombro al verlo tan ausente.

—Disculpe, quería comentar, Freyr que mi madre pidio que un guardia del puente Bifrost irá a Oslo a buscarnos el dia que volvamos. Ella está preocupada por la seguridad de mi padre y la mía.

—De acuerdo... —respondió Freyr sin prestar atención a este dato.

Al chico le incomodo esa respuesta ya que, pareciera que a Freyr realmente no le interesaba mostrarse un poco más entusiasmado.

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Tatsumi observó a Saori de reojo varias veces durante el viaje en avión, la notaba triste y ausente teniendo una idea del por qué su jefa estaba así. Él sabía que las cosas entre su señora y Freyr no irían a ningún lado, Asgard le parecía un lugar no sólo lejano, si no enigmático cuyas leyes le parecían demasiado exageradas y arcaicas.

No tenía corazón para señalar lo obvio, lo que ella ya debía saber pues no deseaba entristecerla aún más, pero esperaba que ambos reconsideraran si valía la pena seguir manteniendose asi viviendo en sitios tan alejados del mundo, cuyos encuentros tomaban tanta planeación, inversión y demás. Además Freyr no lo tenía fácil ya que, según Saori comentó hablando al aire, sus salidas del reino conllevaban permisos varios.

—Vaya... —pensó el mayordomo sintiéndose mal por esos dos— Creo saber como terminara todo, pero espero equivocarme. No sé en qué punto este tipo de relaciones se volvieron tan difíciles. Habiendo tantas personas a su alrededor, decidieron poner sus ojos en la que viviera más lejos —se dijo irónico.

Saori, por su parte, trataba de no pensar, pero no podía dejar de dar vueltas al asunto en su cabeza. ¿Romper o continuar? Ya no era solo tomarse la cosa como diversión y no involucrarse, a estas alturas de su trato, ya habían cruzado la línea entre ser solo personas que se veían muy de vez en cuando.

—No quiero que las cosas terminen y menos así —pensaba la chica—, ojalá hubiera algún otro modo de continuar con esto sin tantas complicaciones.

Su cabeza continuó buscando alternativas e imaginando el escenario del reencuentro cuestionándose como se daría todo.

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Continuará...

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