Capítulo 11
La balada de Saori y Freyr
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11
Flare es descubierta
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Asgard
Finales de noviembre
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Ese día Freyr decidió salir a cabalgar de nuevo aprovechando que las capas de nieve aún no bloqueaban los caminos. Las grandes luces del norte iluminaban los cielos de Asgard mientras el joven jinete se dirigía a la zona donde solía estar el puerto marino de Hladir, ubicado muy cerca del balcón donde Hilda destinaba parte de su día a orar por el bien del reino.
El puerto fue clausurado mucho tiempo atrás construyéndose una alta barda que separaba el mar de las costas de Asgard. Freyr bajo de su caballo deteniéndose un momento en un alto risco desde donde pudo ver el inmenso manto marino bajo sus pies. Nadie en Asgard sabía navegar ya que estaba prohibido el acceso al mar, la pesca fue suspendida tiempo atrás debido a que un grupo de extranjeros se introdujeron al reino a través del mar.
Tras unos momentos de introspección, y de observar las luces del norte por encima de su cabeza, Freyr volvió a montar su caballo recorriendo el borde del risco hasta la zona más baja de Jötunheim donde le salió un alto personaje al paso. El caballo se detuvo de súbito mientras el jinete desenvainaba su espada instintivamente; delante de él se presentó un hombre muy alto de largos cabellos grises y lacios, un jötnar al parecer, quien llevaba en una mano una antorcha y en la otra jalaba un trineo llevando un par de grandes renos muertos.
—¿Quien eres, jinete? —el hombre alto se encontraba dirigiéndose a su hogar al parecer mirando a Freyr con desconfianza.
—Mi nombre es Freyr, soy un älfnir —el consejero envainó la espada al percatarse que el gigante frente a él volvía de su cacería— ¿Quien eres jötun?
—Soy Thord. ¿Vas a castigarme por cazar en la linde Jötunheim y Asgard, Freyr el älfnir?
—No. Sé quien eres, jötun. Eres el tío del dios guerrero Tholl, ¿es correcto?
—Asi es. Mi sobrino era Tholl, hijo de Thorstein y de Thoradda, muerto durante esa batalla sin sentido que no trajo más que problemas y nos quitó a un cazador hábil y valioso.
El hombre retomó su camino colina abajo hacía las heladas tundras mientras Freyr lo observaba. Gran parte de los problemas con los jötnar se agudizaron tras la muerte de los gigantes Tholl y Rungnr, dos de los principales proveedores y cazadores de su comunidad, cuando los demás exigieron justicia sin recibir respuesta alguna de parte del alto consejo de Asgard. Los cuerpos caídos estaban sepultados bajo los montículos de Halfen, ubicados mucho más allá de Jötunheim y donde solo los valientes se aventuraban.
El silencio fue roto por un sonido poco usual que parecía venir de lejos. Freyr prestó atención por un momento reconociendo el llanto de un niño.
—Han dejado otro abandonado en los bosques de Vanaheim. Tu gente es inhumana, älfnir, tienen hijos que olvidan en los crueles y negros parajes de Vanaheim y más allá, en Svartalfheimm, el bosque negro que se extiende hasta el otro lado de las montañas de Nifelheim.
—¿Sabes si alguien da cobijo a esos niños abandonados? —pregunto Freyr tratando de ocultar cierta angustia.
—No, a veces los escuchamos llorar, pero los hijos de humanos sin conciencia no son nuestra responsabilidad así que los dejamos donde están y a su suerte. Algunas horas más tarde se oye como los lobos bajan de la montaña y... ya imaginarás el resto, älfnir.
—Es horrible...
—No todos mueren, algunos llegan a ser rescatados por los vagabundos que habitan Vanaheim y así crían a más y más vándalos como ellos.
Freyr lanzó un largo suspiro antes de notar que Thord se retiraba de ahí jalando el trineo detrás de él.
—Llevas una buena pieza de caza, Thord, tío de Tholl. Espero que rinda para todos los días que planeas alimentar a tu familia.
—Es raro que un älfnir diga eso —Thord se giro sobre sí mismo observando a Freyr por lo bajo—, normalmente escucharía un comentario burlón y fuera de lugar.
—No todos los älfnir somos iguales.
—Es bueno saberlo aunque no sirva de nada.
El gigante se alejo por el camino mientras Freyr lo observaba marcharse sin añadir nada más. Freyr no podía devolver a Thord su sobrino caído en batalla, en una batalla sin sentido como bien dijo.
Un momento después se oyeron los aullidos de una manada de lobos que se movía a la distancia junto con el llanto del bebé. Minutos más tarde se hizo el silencio en la profundidad de la region. Freyr se alejo de ahí volviendo a casa enseguida, aquel suceso le dejo un escalofríos terminando con su deseo de continuar cabalgando.
Ahora solo deseaba marcharse cuanto antes.
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Flare se encontraba en uno de los amplios salones del Valhalla sentada frente al hogar encendido tratando de concentrarse en su labor, el bordado en sus manos no estaba quedando como deseaba ya que sus inquietudes no la dejaban ni un solo momento del día.
—¡Tía Flare!
Birger entro en ese momento al salón sacando a Flare de sus pensamientos ya que corrio a sentarse al lado de ella sobre la mullida alfombra.
—¿Que haces, tía Flare?
—Estoy bordando una bonita camisa para ti —la joven dejo un beso en la cabeza de su sobrino quien observó la camisa en cuestion analizando el futuro regalo de su única tía.
Flare observó un poco a su pequeño pariente, de verdad era la viva imagen de Siegfried pues era idéntico a él en todo sentido: color de cabellos, ojos y expresiones en su rostro, alto y menudo de cuerpo. Era el orgullo de su mamá pese a que su hijo era incansable, exigente y caprichoso.
—¿Estás listo para festejar Yule el siguiente mes? —pregunto Flare dejando la labor a un lado pasando un brazo por su querido sobrino
—¡Si, quiero que arda el tronco de Yule! —el niño se veía visiblemente animado levantándose para ver como la nieve comenzaba a caer de nuevo desde las altas ventanas del salón.
La joven se puso de pie dejando su costura sobre un sofá parandose al lado de su sobrino quien siempre miraba las nevadas embelesado, la nieve parecía ser lo único que calmaba el espíritu inquieto del pequeño Birger; Flare entendía la paz que daba mirar caer la nieve, ella misma se sentía en paz viendo la nevada, sus preocupaciones quedaban atrás por unos momentos.
—Estoy segura de que el paquete enviado por Hyoga ya debió llegar a la oficina de correos de Tromsø, quisiera enviar al mensajero a recolectar la caja, pero, al mismo tiempo, sé que debo dejarlo ahí al menos otro mes más —se decía acongojada—. Debí parar el contacto desde hace varios meses, Freyr no se habría visto involucrado en esto y todo hubiera sido evitado.
Hilda entró al salón en ese momento mirando a su hermana y al niño conmovida. Le gustaba mucho la interacción entre Birger y su tía pues, no solo para Hilda su hijo había representado un gran consuelo luego de la muerte de Siegfried, para Flare fue algo similar ya que la pérdida de Hagen le dolió mucho más de lo que quería reconocer. El niño se convirtio en el consuelo de dos hermanas que perdieron a sus respectivas parejas durante la segunda guerra santa en Asgard.
—Flare —dijo Hilda suavemente colocándose entre su hermana y el niño—, ¿estás lista para el festejo de Yule?
—¡Por supuesto, sabes bien que me gusta mucho esa festividad! —respondio la rubia animada.
—Me alegro —Hilda dibujo un semblante triste no sabiendo como decir lo siguiente—. Flare, necesitamos hablar sobre algo.
—Claro, ¿que es?
—Torben me comentó de forma confidencial que la correspondencia que recibes a espaldas del consejo está causando problemas a Freyr.
—¡Oh, por Baldr, Torben te hablo de esos horribles rumores! —Flare tomo asiento en la silla más cercana exaltada.
Hilda se aproximó a ella tomándola del hombro.
—Flare, escucha. No puedo interceder por ti ante el consejo ya que conoces las leyes. Te pido actúes razonablemente. El que la reputación de Freyr se vea afectada a causa de esa correspondencia indiscreta, está mal y lo sabes.
—Ya he hablado con él al respecto —Flare bajo la mirada sintiéndose muy avergonzada por dicha situación embarazosa—, él me pidió que espacie mis cartas o bien terminara con ese amigo por correspondencia.
—No quiero que Freyr te de una segunda advertencia. De igual forma, Torben ha manejado esto de forma muy discreta.
—¿Los demás miembros del consejo lo saben? —inquirió la joven preocupada.
—Aún no —Hilda la miro condescendiente—. Flare debes prometer seguir las indicaciones que te dieron, tanto Freyr como Torben, no quiero que vayas a meterte en problemas debido a una imprudencia.
—Entiendo...
—Dime con honestidad, hermana, ¿hay alguna otra carta que estés esperando?
Flare guardó silencio por un momento mordiendo sus labios nerviosamente.
—Si... seguramente llego un paquete dirigido a mi al correo de Tromsø —respondió tímidamente.
—No sé si sea buena idea que mandes a recogerlo.
—Pensaba hacerlo alrededor de enero cuando los rumores hayan terminado y el consejo esté ocupado en alguna otra actividad.
—Promete que será el último, Flare —Hilda la tomo de las manos mirándola con preocupación—. Esas cartas deben parar.
—Será el último, lo prometo.
Hilda la estrechó con fuerza. La joven sacerdotisa sabía quien le escribía a Flare y lo mucho que su pequeña hermana sufriría si terminaba ese contacto, pero temía más a las decisiones del consejo ya que Flare estaba quebrantando la ley y no habría modo de ayudarla en caso de que fuera descubierta de nuevo.
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Diciembre
Yule era una de las festividades más importantes celebradas en Asgard, la gente del pueblo solía reunirse ya fuera en casa con sus familias o en las tabernas para festejar, comer una abundante cena, beber vino blanco o cerveza y hacer arder el tronco de yule hasta que el fuego se extinga.
Freyr y Freya solían celebrar Yule de forma más bien tranquila, cenaban en casa, bebían un poco y quemaban el largo tronco hasta que este se volvía cenizas. Ese año, Freya logró convencer a su hermano de que celebraran en la casa de Odr quien haría preparar una magnífica cena para ellos, sus padres y hermanos.
—¡Estoy ansiosa por cantar y bailar toda la noche! —Freya estaba muy animada preparándose con entusiasmo vistiendo un bonito atuendo nuevo, algunas joyas que pertenecieron a su mamá y decorando su cabello— Hermano, debes darte prisa.
Freyr se paso un momento por la habitación de su hermana sonriendo ante el comentario, ya había enviado una ultima carta a Saori considerando enviar otra apenas iniciara el año siguiente. Los festejos de Yule eran un evento que bien valía la pena detallarle así como varias de las tradiciones de temporada.
Mientras Freya se preparaba para la fiesta, Freyr se tomo un tiempo para redactar algunos párrafos de su siguiente carta:
"La celebración de Yule es la más importante para nuestra gente, se come, baila y canta durante toda la noche. Nos invitaron a la casa de Odr para festejar y, de muchas formas, quisiera que estuvieras aqui para vivirlo a mi lado, ojalá en algun futuro haya forma de poderte mostrar de primera mano como festejamos esta temporada".
—Me gustaría besarla bajo el muérdago, tal y como hacen en Midgard —pensó el joven asgardiando guardando su libreta de notas en una gaveta cerrada con llave—. El muérdago representa el final del invierno en Asgard, pero puedo adaptarme al modo de Midgard.
Viajaron en trineo hasta la casa de Odr ya que no querían exponer a los caballos al mal clima, los sirvientes de la casa lograron conseguir dos renos robustos que ataron al trineo de la familia comenzando el viaje a través del sendero cubierto de una gruesa capa de nieve.
—Que hermosa noche, hermano —Freya estaba mucho más animada que de costumbre señalando el cielo iluminado por las luces del norte— El aurora boreal es hermoso, no me canso de admirarlo.
—Lo sé. Había olvidado cuánto amas este festejo. No te había visto tan alegre en semanas.
—Si. Es que me siento muy feliz —dijo la joven tomando la mano de su hermano bajo sus gruesas capas de invierno a pesar de llevar guantes.
Freyr también sonrió sintiendo como el trineo se deslizaba con rapidez por el camino agitando sus ropas y cabellos por un largo rato hasta que llegaron a la casa de Odr un momento después.
Los festejos de esa noche incluyeron la abundante cena prometida llena de carne de cerdo, jamones, pan, quesos, entre otros alimentos que fueron degustados apenas hicieron un brindis por el año que terminaba y por el que estaba en puerta esperando fuese prospero y lleno de bendiciones para la pareja que estaba próxima a casarse.
Freyr estaba realmente feliz por su hermana.
Luego de la deliciosa cena, los familiares de Odr interpretaron música local amenizando la fiesta e invitando a todos los asistentes a bailar, cantar y divertirse mientras el tronco de yule, el cual era previamente seleccionado con cierto tiempo de antelacion, se colocaba en un espacio destinado prendiendo fuego para que ardiera hasta consumirse.
Los muerdagos colgaban de las puertas y un pino decorado estaba colocado al final del salón junto al hogar encendido.
—¡Vamos Freyr, no seas aguafiestas y baila con todos! —Odr animo a su futuro cuñado a que se uniera al baile mientras este se negaba tímidamente.
—Soy pésimo bailando, pero los acompañare a cantar.
Así, Freyr y su hermana celebraron Yule como no lo habían hecho en años anteriores volviendo a casa hasta el día siguiente.
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Enero
Asgard no atravesaba por un invierno tan cruel como muchos de los pobladores habian anticipado puesto que, las capas de nieve no eran mayores al medio metro cuando, en otros años, estas llegaban a rebasar el metro de altura siendo muy complicado salir de casa siquiera.
Esa mañana Flare abrió un poco la cortina de su habitación notando que los caminos lucían más despejados y no había tormenta de nieve a la vista. De hecho, todo se veía en excepcional calma fuera del palacio.
—Me pregunto si será buen momento para enviar al mensajero a recolectar el paquete —se quedo pensativa por un momento envolviéndose en su bata mientras tomaba asiento en la silla más cercana— Quizás deberia dejar pasar más dias, pero creo que se puede hacer esto hoy.
Estaba convencida de que era necesario quitarse ese pendiente de su lista aproximándose al escritorio ubicado al otro lado de su habitación. Se acerco el tintero y comenzo a redactar un mensaje breve para su destinatario. En esa nota le explicaba a Hyoga las razones por las que debían parar su contacto de ahí en adelante, la joven derramaba algunas lagrimas mientras escribía linea tras linea; la amistad y atenciones de Hyoga la hacían sentir bien, le gustaba que hubiera alguien que pensara en ella, que le enviara obsequios y para quien representara algo su presencia.
—Espero que no me odies, no quiero hacer esto, pero últimamente, el consejo, Freyr y hasta mi hermana me han persuadido de que es lo mejor. Asi no me buscare problemas aunque...
Dejo de pensar dedicándose los siguientes minutos a completar esa misiva triste que acongojaba su corazón. Sus cuatro años de luto luego de la muerte de Hagen la sumieron en una profunda tristeza y, por más que intento ser feliz al nacer su sobrino, esa tristeza continuaba en su vida y su mente. Si bien se había disipado un poco para cuando Birger cumplio los cuatro años, ese sentimiento aun estaba presente.
Se sorprendió mucho al saber que un viejo amigo solicitaba una audiencia con ella, cinco años despues de la segunda guerra santa de Asgard, sintiéndose muy alegre al ver que se trataba de Hyoga quien deseaba retomar el contacto iniciando una historia de correspondencia que se prolongo los siguientes tres años. Flare trato de ser lo mas cuidadosa posible, se cubrio las espaldas lo mejor que pudo consiguiendo a un mensajero de total confianza y todo había ido más o menos bien.
Hasta el dia fatal en que los ojos curiosos del palacio descubrieron que recibia mucha correspondencia. Estaba segura de que alguno de ellos iria al consejo con el chisme un día de estos sin duda, asi que debía darse prisa y recolectar ese ultimo paquete. Seria una misiva final a ese amigo querido que le robo un beso tiempo atrás, una despedida al hombre que ocupaba un lugar tierno en su corazón.
—Debo darme prisa aprovechando que todos duermen.
No se había cambiado sus ropas de dormir cuando mando llamar al mensajero quien llego discretamente a su habitación. Le encomendó recoger el paquete hasta el correo de Tromsø y enviar una carta como respuesta. El mensajero en cuestión, se trataba de una chica del pueblo llamada Anna, quien había demostrado una notable discreción cuando se trataba de la correspondencia de su señora, tanto asi que tenía la total confianza de la rubia.
—No se preocupe, señorita Flare —respondió la chica cubriendo sus cabellos con una capa con capucha para pasar desapercibida en su viaje desde el palacio Valhalla hasta la entrada del reino en Muspelheim.
El viaje redondo le tomaria varias horas lo que permitiría a Flare tomar las medidas necesarias para evitar ser descubierta. Su corazon latía con fuerza deseando que todo salga bien y ella pueda tener ese ultimo paquete sin problemas.
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Freyr llego al Valhalla montando su caballo aprovechando que su carruaje estaba en mantenimiento. El amo de la casa Folkvangr era feliz cabalgando por los caminos nevados del poblado disfrutando de la noche perpetua sobre el reino y el clima frio a su alrededor. Esa mañana se reunirìa el consejo para retomar las actividades que se quedaron pendientes antes de los festejos de Yule. Las festividades habìan terminado siendo el momento de volver a la vida diaria.
Fue que noto que una joven encapuchada salìa de las inmediaciones del palacio, el consejero detuvo su caballo observando hacia donde se diriga esa persona misteriosa quien iba con paso rapido perdiendose en los caminos. Algo le decia a Freyr que volveria a saber de esa persona misteriosa dentro de no mucho.
Se dio prisa dejando ese tema de lado, no querìa hacer esperar a los otros cuatro consejeros.
La sesion duro mas tiempo de lo esperado puesto que cada consejero traia consigo alguna propuesta que fue puesta en la mesa y discutida a fondo; algunas involucraban el comercio en Muspelheim, los problemas sin fin con los Jötnar asi como las inconformidades con los Vanir -la comunidad marginada de Vanaheim- asì como otros temas que involucraban las actividades del pueblo de Asgard.
—Bien, creo que podemos retirarnos por hoy —indicò Frode secunado por los demàs.
No obstante, alguien llamo a la puerta siendo uno de los guardias el palacio.
—Perdone que lo moleste, consejero Frode, uno de los guardias del Bifrost pillo a esta jovencita ingresando ilegalmente a Asgard luego de salir sin permiso —el guardia en cuestion la presento ante el consejo siendo reconocida por Freyr.
Era la chica misteriosa que el joven se topo varias horas antes.
El guardia le bajo la capucha mientras la chica luchaba por oponer resistencia y muy enfadada por haber sido descubierta de forma tan tonta por un guarda nuevo a quien no habìa visto antes.
—Heimdal no se encuentra por ahora —indico el guardia que retenia a la chica sujetandola fuertemente de las manos—, estoy cubriendo su turno el dia de hoy.
—La chica es Anna —intervino Ødger, otro de los consejeros del reino—, es quien sirve como mensajera para la señorita Flare.
Freyr y Torben intercambiaron miradas por un momento presintiendo lo que se imaginaban de forma inconsciente: Flare habìa infringido las advertencias pasadas.
—La mensajera llevaba esto con ella —el guardia suplente presento un paquete al consejo quienes lo miraron sin entender, mientras que Torben lanzaba un suspiro de decepción y Freyr miraba molesto la caja.
El paquete cerrado fue colocado en la mesa donde todos leyeron que el destinatario era Flare y el remitente era alguien de nombre extranjero quien vivía en Japón.
—Flare ha infringido la ley deliberadamente —sentencio Frode—, deje a la chica aqui y pida a la guardia interna del palacio que manden traer a Flare e Hilda.
El consejo volvio a tomar su lugar guardando silencio mientras miraban el paquete sellado sobre la mesa. Anna estaba de pie a un lado de la entrada sintiéndose sumamente avergonzada ya que, apenas las hermanas cruzaran la puerta, las cosas se pondrìan muy difíciles para Flare y ella.
Los minutos transcurrieron lentos mientras Anna contenia sus lagrimas bajo su rostro encendido manteniendo la mirada clavada en el suelo. El consejo murmuraba en voz baja cosas como: desde hacia cuanto que Flare recibia correspondencia, como pudo un extranjero llegar a tener contacto con ella, de donde se habìa sacado semejantes ideas y varias preguntas mas que necesitaban respuesta.
Hilda y su hermana menor cruzaron la puerta en silencio tomando asiento frente al consejo quienes las miraban severamente. Flare intercambio una mirada con Freyr quien le lanzo unos ojos acusadores mientras que Torben la observaba molesto. Frode se adelanto tomando la palabra mientras señalaba el paquete sobre la mesa.
—Flare, ¿que significa esta caja? —comenzo a decir despacio a la chica rubia que mantenia la mirada baja sin decir palabra— Vemos que viene de un sitio extranjero y, si la memoria no me falla, Torben ya habia hablado contigo sobre esto en el pasado. ¿Es correcto?
—Si, consejero Frode, ya habia recibido una advertencia al respecto. Pero, aun asi yo...
—Flare. Podemos saber ¿por que desobedesiste deliberadamente una recomendacion del consejo? Las constantes cartas que recibes han comenzado a manchar la reputacion de Freyr incluso.
—Consejero Frode —Hilda tomo la palabra poniendose de pie—, tambien he hablado con Flare al respecto de esas cartas y paquetes, solo le pido no sea cruel con ella. Se que ha infringido la una ley, pero dele la oportunidad de enmendarse.
El consejo guardo silencio por un momento antes de decir nada.
—El asunto aqui, Hilda, es que Flare ya habia recibido una advertencia en el pasado y la paso por alto totalmente. Queremos saber ¿por que se le ha sonsacado este comportamiento y por que se le ha encubierto si recibe cartas del extranjero?
—La culpable soy yo —dijo Flare—, decidi mantener esa correspondencia debido al lazo que tengo con el hombre que me escribe.
Flare noto que su justificacion habia sido la incorrecta puesto que el consejo la miraba sorprendido.
—¿Mantiene correspondencia indecorosa con un hombre del exterior? —Øgder y otro miembro le dedicaron una mirada de indignación— La hermana menor de nuestra sacerdotisa deberia ser un modelo de virtud, ¿de donde ha sacado semejantes ideas?
—Como dije, todo ha sido por voluntad propia y la persona que me escribe es alguien que nos ayudo en tiempos de necesidad —dijo aquello como si fuese a hacer entender al consejo que no era una persona indebida.
—Eso no tiene importancia, señorita —intervino Frode—, un extranjero es un extranjero. Si mal no recuerdo, la primera advertencia se le dio hace un año y medio màs o menos. Quisiera saber si el que tengamos a uno de los nuestros saliendo al exterior ha influenciado esa decisión.
Frode dedico una mirada severa a Freyr quien lo miraba estupefacto.
—¡¿Que insinua Frode?! —Freyr lo miro molesto golpeando la mesa con ambas manos— ¡¿Acaso cree que me he dedicado a meter ideas en nuestra gente?, ¿como puede culparme por la conducta de Flare?!
—Freyr no es responsable de nada, Frode —Hilda intento intervenir.
—¡No meta a Freyr en este problema! —Flare miro al consejo bastante molesta por esa resolucion— Como dije, yo tome esa decisión, nadie me influencio.
—Aun asi debe dictarse un correctivo para tu comportamiento —Torben tomo la palabra para calmar un poco los animos de todos—, estabas advertida sobre lo que podia suceder si se repetia esta conducta nuevamente.
—Lo se, consejero Torben.
—El castigo que se pone sobre la mesa es una segunda advertencia: se te tendra vigilada de ahora en adelante y se retirara a tu mensajera. No tienes pemitido enviar ni recibir correspondencia de ningun sitio —sentencio Frode—. Como eres hermana de nuestra sacerdotisa, evitaràs la carcel por ahora, considerate afortunada.
Hilda lanzo un suspiro, pero el consejo parecia tener algo màs que decir.
—Hilda, recomendariamos que Flare comenzara a pensar en un posible prospecto para matrimonio —Frode observo a ambas duramente—, la gente ociosa dedica el tiempo a actividades como esa.
—¿Matrimonio...? —se dijo Flare por lo bajo horrorizada.
—Ya es tiempo jovencita, asi podràs enfocar tus energias en cosas mas utiles para nuestra nacion.
Anna, la mensajera, fue relevada de sus responsabilidades abandonado el palacio Valhalla momentos despues. No podria trabajar ahi nuevamente debido a la sentencia dictada a Flare. Las dos hermanas salieron de la sala sintiendose aliviadas, pero consternadas por el correctivo sugerido, el paquete le fue entregado a Flare quien no dijo mas yendo detras de su hermana.
—Consejero Frode —Freyr tomo la palabra observando molesto al hombre frente a el—, puedo sabe por que me ha señalado como posible influencia para el comportamiento de la señorita Flare.
—Freyr —Frode cerro la puerta quedandose a solas con el joven—, tus constantes viajes son del conocimiento de todo Asgard, ¿no seria evidente creer que tu comportamento tan libre con Midgard pudiera contagiar a otras personas? De ahi a que Flare se sintiera motivada a conservar un contacto a pesar de que claramente se le pidio que terminara.
—No tengo nada que ver con las decisiones de Flare —indico Freyr sumamente molesto.
—Consideraria que tu tambien espaciaras mas esos viajes fuera de Asgard.
Frode se quedo silencioso por un momento pensando algo en su cabeza.
—¿No has considerado que podrias ser una opcion para matrimoniarte con Flare?
—¿Como dice? —pregunto abriendo muco los ojos sin poder creer lo que escuchaba— ¿Por que habria de matrimoniarme con ella?
—Consideralo, Freyr. Estas disponible y ella tambien, la jovencita puede aspirar a un buen prospecto y pienso que serias una opcion interesante para ella. Tambien hace falta un compromiso sólido que te haga pasar mas tiempo en el reino.
—Se equivoca Frode... ese no es el modo de resolver el problema con Flare. Es injusto.
El consejero no dijo mas dejando a Freyr con un amargo sabor de boca, ¿matrimoniarse con Flare? No habia simpatia entre ambos, menos sentimientos, ademas de que seria peor para los dos.
—Freyr —Torben entro un momento despues observando al joven condescendiente—, escuche lo que recomendo Frode. Como te dije hace varios dias, quizas el matrimonio te siente bien. Flare es un buen partido, es una buena mujer pese a estos errores que ha cometido.
—No es eso, Torben. Se que ella es una buena persona y nos hemos tratado un poco desde hace años, pero no hay sentimientos entre nosotros, apenas si nos conocemos. ¿Cree que un matrimonio arreglara cualquier problema? Creo que ambos seremos muy desdichados.
—Escucha, casi todos los matrimonios en Asgard son entre personas que ni siquiera se conocen. Puedes casarte y dedicar el resto del tiempo a conocer a tu esposa.
—Insisto, Torben. No pienso matrimoniarme, tengo muchas cosas en que ocuparme por ahora, no me atrae la idea y, estoy casi seguro, que ella respondera lo mismo.
—Aun asi, te pido lo tengas en mente al menos, creo que podria ser algo bueno para ambos.
Torben no dijo màs mientras Freyr tambien salia del salon cerrando la puerta. En otras circunstancias, podria considerarlo al menos, pero, dado que ya tenia a alguien a quien amaba y esa persona era irremplazable, no iba a pensar en otra mujer como posible esposa. Ese dia resulto ser peor de lo que esperaba. Flare cometio un error y el se vio arrastrado nuevamnete.
Esperaba que el asunto del matrimonio quedara en el olvido dentro de poco o eso arruinaría su vida, y la de Flare, irremediablemente.
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Continuará...
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