Días de verano, p3
La balada de los dragones
6
Días de Verano
parte 3
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Kanon estaba sentado en el sofá cuando Saga entró en el apartamento haciendo que su corazón diera un respingo violento, no esperaba tan pronto la vuelta de su hermano observando, sobretodo, que este tenía una cara mala y le miraba acusándolo de algo. El gemelo dedujo rápidamente lo que venía sin embargo, esperó a que su hermano hablara primero, si no era para echarle en cara lo que creía, él mismo se estaría acusando.
—Kanon, ¿qué demonios está sucediendo? —preguntó lanzando una mirada perforante mientras dejaba sus cosas en el suelo— ¿quién era el chiquillo ese que salió de prisa?
—Ah... así que lo viste —el corazón de Kanon comenzó a latir con feroz rapidez pues había sido descubierto por la persona que menos esperaba—. Solo es un amigo, nada más.
—¿Crees que voy a tragarme eso? —el mayor de los gemelos tomó asiento en la silla más cercana sin dejar de observar a su hermano menor— ¿Por qué estás a medio vestir?
—Por nada Saga, deja de hacer tantas preguntas. No es tu asunto.
—Disculpa, pero acabo de ver a un mocoso salir de nuestro apartamento y tú estás a medio vestir y ni siquiera llevas zapatos puestos. ¿Quieres que crea que estuvo aqui mirando el televisor contigo? No soy tonto, Kanon. El chiquillo es menor de edad, ¿cierto?
—...
Saga esperó la respuesta por un momento y, al no obtenerla, su semblante se ensombreció aún más.
—Kanon, ¿qué estás haciendo? Tu no eres así. No tenía idea de que te metieras con menores como ese.
—¡¿Qué?, espera... espera... no es así! —Kanon se puso de pie yendo de un lado al otro con impaciencia mientras Saga lo seguía silencioso con la mirada— Es la primera vez que ocurre, ¿de acuerdo? No soy un pervertido o algo peor. Él es el primer y único chiquillo que me hace sentir estas cosas, que ha hecho que me comporte así. Tiene una especie de magia que...
—¡No sigas, no quiero escuchar! Nadie te ha hecho comportarte como lo que sea que dices más que tú mismo. Acepta tu responsabilidad. Te apuesto lo que sea a que el niño ese estaba metido en sus asuntos y tu apareciste de la nada encaprichado por alguna "magia" del momento.
—¿Qué? —los ojos de Kano brillaron ante las acusaciones.
—¡Lo sedujiste por vanidad propia! Asume la responsabilidad, ¿qué harás cuando sus padres se enteren y te pongan una orden de restricción?
—¡Cierra la boca Saga y deja de meterte en mis asuntos!
—Aléjate del mocoso antes de que sus padres te acusen con las autoridades.
—Él jamás haría algo así. Delatarme o algo parecido.
Saga no podía creer lo que escuchaban sus oídos. ¿Es que Kanon había perdido la cabeza o algo peor? A veces era alocado y fiestero, pero jamás había cruzado un límite como ese y menos con un menor de edad. A pesar de ser alto y pasar fácilmente por adulto, el chico era lo que era y, lo peor, es que Kanon confirmó la edad del jovencito poniéndose a la defensiva.
De haber sido lo opuesto, su hermano habría afirmado que el joven tendría más de veinte años o algo así.
—Detén esto Kanon, te lo pido. Usa la cabeza para pensar y no tu ego.
—No estamos haciendo nada malo. No lo amenacé con un arma ni lo amedrente.
—¿Ah, es decir que él vino solo por su propia voluntad y porque fue su iniciativa?
—Lo sugerí y... bueno, a ambos nos pareció buena idea.
Kanon se quedaba corto de argumentos para refutar a su hermano quien, para variar, tenía razón. Radamanthys podría contar a sus padres lo ocurrido y se armaría un problema gordo para ambos. Siempre tuvo en cuenta su edad, eso era cierto, pero simplemente decidió ignorarlo y dejarse llevar haciendo caso a su instinto y no a su razón.
Si lo analizaba con calma y no con furia, ya había hecho suyo al rubio, ¿qué más quedaba?, pensó con dificultad, ¿deseaba una relación a largo plazo con él o solo mientras durara el curso de verano? El curso terminaría ya en cosa de unas dos semanas o así, ¿que ocurriría después?
—Kanon...
—Escucha yo... —se quedo sin nada más que decir ya que no había pensando en el futuro, Radamanthys le hizo una pregunta similar y su respuesta fue "no pensemos en eso por ahora"— No quiero cavilar en eso ahora mismo —indicó Kanon tajante buscando algo que vestir en su habitación.
—Lo que estás haciendo está mal —dijo Saga al fin poniéndose de pie—, ¿le arruinarás la vida a un chico que no te importará mañana o al día siguiente?
—¿Y quien dice que no me importará?
Saga lanzó un largo suspiro levantando sus cosas del suelo sin dejar de mirar a su hermano.
—Kanon, por favor deja esto. Te lo pido, no quiero que te metas en problemas.
El gemelo menor no dijo más, se dirigió a su habitación cerrando la puerta con fuerza detestando más que nunca a su hermano entrometido.
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Radamanthys volvió al dormitorio y, tras ducharse, se encontró con dos o tres compañeros con quienes compartió el resto del día yendo a la cama algo tarde. Al estar en la soledad de su habitación, es que tuvo algo de tiempo para analizar los hechos ocurridos ese mañana, del momento en que dejó parte de su adolescencia atrás. Algo que jamás paso por su cabeza ocurrió de forma inesperada y con la persona menos probable. De cualquier forma, se dijo, todo lo acontecido era parte de sus secretos siendo innecesario compartirlos con alguien ni siquiera con sus mejores amigos.
—Nada de lo que sucedió es de su incumbencia —pensó con calma cambiándose de ropa deseoso por irse a la cama cuanto antes.
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Saga se quedó en casa por varios días en los que Kanon hizo un esfuerzo sobrehumano por contener su furia pues deseaba estar solo. Su único consuelo era que el rubio estaba de vacaciones por Santorini y volvería en una semana más o menos. Tenía todos esos días para pensar, como bien su hermano se lo pidió, para analizar el futuro.
Durante ese tiempo no había recibido ni un solo mensaje de Radamanthys teniendo sentimientos encontrados: alivio por un lado y molestia por el otro. Su enfado era debido a ese fastidioso silencio al que el adolescente era devoto.
—¿Qué hay a futuro? —se dijo— Nada en realidad... él se marchará a casa y no volveremos a vernos —lo dijo sin pensar, como si esa respuesta hubiera nacido de lo profundo de su persona, de su inconsciente—. Apenas Saga se largue de aquí, hablaré con el chico y zanjamos el asunto.
Lo pensó de la forma más fría que pudo sorprendiendose ante su falta de tacto, de consideración y empatía ante un menor al que él llevó por otro camino antes de tiempo y que, así como a él le ocurriera en su momento, seguramente llevaría a Radamanthys a desquitarse con otro inocente.
Kanon odiaba recordar ese evento, pero era parte de su historia a fin de cuentas. Uno de los profesores del colegio se propasó con él, el gemelo tendría unos catorce años por aquel entonces, dicho maestro lo sedujo, lo presionó, lo chantajeó y, finalmente, lo tuvo para él olvidándolo por siempre. Dicho profesor jamás volvió a tomarlo en cuenta para cosas importantes en la clase.
Jamás le dirigió la palabra desde entonces, haciendo del curso una experiencia dolorosa para el gemelo quien gustaba de la asignatura genuinamente.
—Bien. No lo había pensado de esa forma, pero tuve mi venganza con quien no me debía nada y... que me gustaba en realidad. No solo deseaba al adolescente cuál objeto, realmente, le tenía afecto. Pero una relación es imposible o, al menos, por ahora.
Se sumió en profundas cavilaciones dejando su ego de lado adoptando una postura más humilde de la situación. Definitivamente el chico lo odiaría por jugar con él.
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Los días pasaron sin novedades, Saga saldría todo el día ya que tenía que atender otras cosas sin ánimos de echar un ojo a Kanon. Ya era un adulto, por todos los dioses. Su hermano se quedó en casa sintiéndose algo deprimido y sin saber cómo buscar al chico o cómo abordarlo para decirle lo que debía.
—Tal vez ya no debería hablarle o algo y dejar las cosas como están —la cabeza le dolía de tanto pensar.
Necesitaba desestresarse un poco así que, tras cerrar todas las ventanas, fue directo a una de sus gavetas a buscar un poco de hierba. Deseaba fumar por un buen rato esperando que el efecto aturdidor le despejara la mente.
No estaba seguro de cuánto tiempo llevaban tocando la puerta, podrían haber sido un par de minutos o más minutos. Kanon se levantó para atender sin asegurarse de que su aspecto fuera el mejor ni considero si estaba desnudo o vestido. Abrió la puerta con pereza sintiendo como se le iba el alma hasta el suelo al ver a Radamanthys plantado ahí mirándolo con impaciencia.
—Vaya, pensé que no atenderías.
—¿Qué haces aquí?
—Pensaba saludarte —dijo jovial aspirando un poco el aire a su alrededor— ¿estás fumando hierba o algo así? —preguntó el rubio con curiosidad.
—Eres muy joven para eso —dijo el gemelo tajante.
—¿Soy muy joven para qué? —Radamanthys respondió desafiante ingresando al apartamento.
Se sumergieron en una sesión de sexo, un poco más ardiente que la primera vez, por un buen rato y, apenas terminaron, se quedaron recostados un rato uno al lado del otro. Para esos momentos, Kanon ya no sabía cómo decirle a Radamanthys lo que debía decirle, así que mejor lo pasaron fumando un buen rato y riendo como si nada.
—Hacía tiempo que no fumaba así —dijo el chico de pronto.
—Eres joven para fumar estas cosas, no importa que no te agrade que te lo diga.
—Sé que soy joven, pero no demasiado para probar un poco de hierba de vez en cuando.
Habían pasado unas tres horas juntos hasta que comenzó a atardecer.
—Debo irme —dijo el chico tras vestirse por completo—. El curso ha llegado a su final y... tal vez debamos hablar de algo —Radamanthys traía buenas noticias, algo muy positivo e inesperado, le sucedió por esos días y sería una excelente oportunidad para mantener el contacto luego de que concluyera con su bachillerato.
El rubio había ganado una parte del premio Galard: casi cincuenta por ciento de beca para la universidad.
—Escucha —dijo Kanon de pronto sin dejarle continuar—, tenemos que hablar de algo como bien dices. He estado pensando y ha llegado el momento de despedirnos.
—¿Despedirnos?
—Claro tu curso de verano terminó y con este esta pequeña aventura que no nos llevara a nada.
—¿Qué? —Radamanthys escuchaba las palabras pero no le hacían sentido. Kanon le agradaba, no como novio ni nada por ahora, pero de verdad le agradaba.
Además, el futuro no estaba escrito.
—¿No habías dicho que te gustaba y no sé qué tanto más? —replicó el rubio muy molesto apretando los puños por ese repentino cambio de actitud.
—Era mentira —dijo el gemelo tratando de que no se le quebrara la voz dándole la espalda—, solo quería tu cuerpo por vanidad. ¿Cómo voy a enamorarme o algo de un niño como tú? Tienes una larga vida por delante y mucho que experimentar. Olvídate de mí y consigue a otro amante. Estarás bien, lo prometo.
—Kanon eres un... ¡eres un completo idiota!
La furia de Radamanthys hizo que perforará a Kanon con sus ojos brillantes, así como la expresión iracunda de su rostro desencajado no pasó desapercibida para este, quien retrocedió un par de pasos. De un salto, el adolescente se aproximó a él golpeando su rostro con tal fuerza que logró que el gemelo cayera de espaldas perdiendo el sentido por varios minutos.
El rubio salió del apartamento cerrando la puerta tras de sí, mientras que Saga volvía a casa por el otro lado justo cuando este cerraba la puerta. Desde su posición notó la expresión rabiosa del chico que enfatizaba sus rasgos afilados yendo con pasos veloces por el pasillo hasta la escalera opuesta.
—Creo que al final, Kanon hizo lo correcto, pero el chico quedará marcado de ahí en adelante —se dijo consternado.
Al entrar al apartamento, se percató que su hermano estaba, de nueva cuenta, a medio vestir luciendo un profundo golpe en la zona izquierda del rostro que le dejó, aparentemente, la nariz rota, el labio partido y el ojo hinchado.
—Veo que el muchacho te dejo hecho mierda, ¿verdad?
—¿Ya estarás contento? —respondió el gemelo amargamente desde el suelo— Vino sin invitación, no sabes cuánto había deseado eso, y lo estábamos pasando bien, pero debía hacer lo que dijiste, lo que era lo mejor para él y ahora me odiará por siempre.
—Estarás bien, Kanon. Lo prometo.
—Vete al infierno... ¡No volveré a hablar contigo, jamás!
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Radamanthys iba furioso por el camino sintiéndose traicionado y usado. ¿Cómo pudo ser tan tonto y dejarse engañar? No tenía sentimientos románticos por Kanon, pero la confianza de su amistad y cercanía se vio destrozada por su revelación salida de la nada. Curiosamente, confesó sus verdaderos sentimientos los últimos días de su estancia en Grecia.
¿Por qué no le dijo desde el inicio que todo era un juego de verano o algo así? Habría sido un juego justo al que Radamanthys se habría unido conociendo todos los pormenores.
—¡Es un maldito idiota!... La culpa es mía... —sus ojos brillaban cual acero ardiente odiándose por varios momentos.
Peor aún debía mantener esa experiencia en secreto, ahora moría de vergüenza por lo ocurrido y por como se dejó usar por un hombre mayor y malintencionado. Todos se lo advirtieron y él no quiso escuchar.
Llegó al dormitorio un momento después notando que una de las autoridades del colegio estaba en la puerta observandolo con interés.
—Estaba esperándote... —le dijo cordialmente cambiando la expresión de su rostro de una jovial a una de consternación— ¿qué es ese olor? —el orientador aspiro un poco el aroma del chico frente a él notando algo que, claramente, iba en contra de las reglas del colegio y de las condiciones para mantener la beca— Creo que tenemos un problema, Radamanthys.
—Eso parece...
Entraron al dormitorio encerrándose en la sala de estar pues debían hablar largo y tendido del prominente aroma a hierba de despedía el chico y las consecuencias que eso traería para él. Tardaron poco más de una hora en la que Radamanthys escuchó con calma palabra tras palabra, sintiéndose un poco mal aunque extrañado ante su actitud tan serena por la conclusión de la charla.
Subió a su habitación un momento después dibujando una sonrisa irónica en su rostro.
—Perdí la beca... —se dijo con sarcasmo— Justo mañana pensaba pedir una cita con el administrativo para declinarla y la perdí antes de eso. Quiere decir que, independiente de Kanon y sus confesiones estúpidas, iba a perder esa beca por haber fumado un poco de hierba no importando con quien.
Lanzó un largo suspiro analizando las cosas con calma.
Los dados de la vida eran caprichosos y no era su destino volver a Grecia a estudiar, por lo visto. Simplemente, lo vivido con aquel hombre fue una experiencia que prefería sepultar de ahí en adelante decidido a no volver a ese país jamás.
Se sentía afortunado porque, al menos, no lo hubieran corrido del dormitorio y las consecuencias hubieran sido menores al reconocer su culpa, mintió usando el fin de curso como excusa para fumar un poco y experimentar.
—El orientador fue condescendiente únicamente porque faltan como cuatro días para irnos de aquí. Mis padres vendrán a recogerme dentro de poco y todo debe verse normal. Ellos jamás deberán saber la verdad de lo que ocurrió estos días. Por fortuna, el profesor no les dirá nada al respecto, eso habría sido aún más humillante.
Kanon se iba al olvido por idiota y pervertido, se repitio furioso haciendo lo posible por convertirlo en su mantra buscando el movil colocado en el escritorio. Confirmo que no había mensajes de este aprovechando la oportunidad para bloquearlo y borrar su contacto.
Sus días de verano terminaban de forma inesperada y abrupta.
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Kanon dejó pasar un par de días observando su reflejo en el espejo esa mañana, se le veía mucho mejor ya no tan hinchado, el ojo había vuelto a su sitio y su labio también. Su boca se veía tres veces más grande debido a la inflamación, pero todo había vuelto a la normalidad por fortuna.
—Me bloqueó del mensajero móvil —se dijo con tristeza—. Lo perdi por culpa del idiota de Saga, jamás lo perdonaré por eso. Ahora que dije todas esas cosas, no tengo modo de recuperar su confianza. Enviar una carta no sirve pues en ese colegio, la academia Elysium, no tiene información de contacto por ninguna parte de los sitios web donde he buscado.
Se recargó en la fría ventana sintiéndose desesperanzado.
Más tarde, salió del apartamento rumbo al campus escolar con la vaga esperanza de verlo pasar por ahí siquiera notando que había una fila de automóviles estacionados. Clara muestra de que el curso de verano había terminado.
—Dijo que sus padres vendrían a buscarlo... Es mejor que me vaya de aquí.
Cruzó la calle a toda prisa quedándose en la misma banca donde hizo una foto al adolescente por primera vez. Pasaron varios minutos hasta que las puertas del colegio se abrieron, estos salieron en grupos acompañados por sus familias. Kanon no quitó la vista por un minuto esperando que Radamanthys saliera del colegio así fuera acompañado por su familia.
Pero nada sucedía y el rubio no se dejaba ver por ningún lado. Kanon esperó un poco más y nada. Finalmente, se puso de pie alejándose de ahí con pasos lentos. Un par de lágrimas se deslizaron por sus mejillas.
Radamanthys y su familia salieron varios minutos más tarde luego de que Kanon se marchara de ahí ya que el rubio presentía que ese hombre estaría afuera del colegio una vez más; decidido a hacer todo el tiempo posible, esperando que aquel se marchará, es que paseó a sus padres y hermana por el campus ofreciendo un recorrido más que detallado de los alrededores.
El rubio sintió un gran alivio cuando no lo vio por la calle al dejar el colegio Galard para siempre.
Pasaría mucho tiempo antes de reencontrarse.
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Continuará...
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