Días de verano, p2
La balada de los dragones
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Días de Verano
parte 2
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Radamanthys se encontraba sentado en los jardines del colegio rumiando diferentes pensamientos en su cabeza bajo la sombra de un árbol. Se mente repasaba los hechos una y otra vez sin encontrar la razón detrás de todo; Kanon lo besó de la nada, aquello no lo vio venir causándole desconcierto en primera instancia reaccionando violentamente por una razón aún más personal: el joven aquel le robó su primer beso. Nadie lo había hecho hasta ese momento siendo aquello una inesperada experiencia que no sabía cómo lo hacía sentir y le causaba conflictos internos.
—¿Por qué lo hizo? —pensaba el chico sumergido en profundas cavilaciones al respecto— No hizo comentarios previos a eso, no hizo insinuaciones... solo me sujetó del brazo, me atrajo hacia él y eso fue todo.
Apenas Kanon se apartó un poco del chico, Radamanthys le lanzó un fuerte golpe al rostro para después huir de ahí tan rápido como le dieron las piernas. No sabía qué hacer, qué decir o cómo reaccionar; lo único que pasó por su mente fue alejarse de su acompañante lo más que podía. Luego de esa noche, no había recibido mensaje de Kanon así como él había evitado en lo posible escribirle.
A pesar de que moría por una buena explicación al respecto, no deseaba estar cerca del otro por el momento. El adolescente hizo memoria pensando, por un breve instante, que el universitario le parecía un hombre muy atractivo y llamativo, además de interesante, sin considerar abordarlo de otra forma. Sin embargo, ya estaba hecho, y nadie le devolvería esa primera vez.
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Kanon se encontraba en su habitación reflexionando un poco. Le había dado a Radamanthys días suficientes para reponerse de esa impresión así como él necesitaba tiempo para recuperarse del labio partido y la mejilla inflamada que le ocasionó el chico. Aún recordaba, con algo de ternura, su cara molesta cuando le robo el beso; la expresión confusa de su rostro aún permanecía grabada fuertemente en su memoria. Lo amaba aún más por eso, lo deseaba luego de esa noche: Radamanthys en sus brazos se le antojaba casi un sueño.
Se acercó al espejo analizando su labio notando que ya estaba todo bien así como el resto de su rostro, solo un poco inflamados sin embargo, al no ser nada de gravedad en seguida buscó el teléfono móvil observando que no había mensajes de él desde ese día así que, de nueva cuenta, Kanon tomo la iniciativa enviando un mensaje rápido a su objeto de deseo:
"Tenemos que hablar. Por favor responde"
El universitario se sentía en control de la situación sonriendo al enviar el mensaje. Seguramente Radamanthys continuaría enfadado o algo similar, solo necesitaba que se le bajara un poco la molestia e incomodidad. Aunque, a juzgar por cómo lo perforó como la mirada y cómo lo tomó por sorpresa, algo le confirmaba que ese había sido su primer beso. Kanon se tocó los labios suavemente deseando que así fuera: que le hubiera dado el primer beso. Si todo salía bien, no solo sería su primer beso, si no que sería él el protagonista de otras primeras veces.
—Eres un perverso Kanon —se dijo con culpa—, quizás esté pasando por algún conflicto o, peor aún, no quiera volver a verte... Es una posibilidad a fin de cuentas —revisó el móvil sin tener aun un mensaje de respuesta—. Solo bastara charlar al respecto y todo quedara resuelto.
Saga salió temprano esa mañana dispuesto a pasar varios días fuera junto a su pareja, Aioros, para fortuna de Kanon quien añoraba pasar un tiempo a solas con sus pensamientos y, quizás, podría gozar de la compañía de cierto rubio alto y apuesto. Aún tenía varios días para cumplir sus propósitos con el chico por lo que optó por no apresurarse a pesar de que añoraba su presencia y necesitaba que respondiera cuanto antes.
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Radamanthys leyó el mensaje sin saber qué pensar inicialmente. Dejó el teléfono en su habitación el resto del día mientras organizaba sus ideas, no estaba seguro si responder o no debatiéndose en esa decisión así como cuestionando sin cesar qué sucedería si respondiera, ¿Kanon aparecería de pronto y le robaría otro beso o algo más?
—Solo quiero que me explique el por qué —se dijo consternado—, ¿es que yo le gusto o algo asi? —se repetía frunciendo el ceño mientras intentaba encontrar la respuesta— ¿que pretendía demostrar?
El adolescente levantó la mirada observando los campos del colegio desiertos y en calma. Los pocos estudiantes que lo poblaban por esos días estaban dispersos en las instalaciones algunos en grupos y otros en soledad, así como él. En unos días más haría un pequeño viaje a la zona arqueológica de Atenas, algo que había deseado desde que visitó el país por primera vez y aquella desagradable experiencia amenazaba con arruinar su viaje. Debía aclararlo cuanto antes o sacarse a Kanon de la cabeza.
—También existe la posibilidad de que lo haya hecho para fanfarronear, para fastidiarme —el chico resopló tras pensar en esa opción, por mala que fuera.
¿Realmente Kanon sería esa clase de persona? Tal vez sí, se convenció, lo había acosado afuera del colegio hasta conseguir hablar con él y, casualmente, siempre andaba por los alrededores. Había cometido el error de creer que era su amigo adulto quedando demostrado que no era más que un sujeto rabo verde al que le gustaban los menores de edad.
—Minos me lo advirtió, debí escucharlo a él y Aiacos... —aquella conclusión le hizo sentirse peor, por un momento, se consideró amigo de ese hombre, creyó que lo había tomado por alguien maduro e interesante— Al final solo quería sacar ventaja de mi.
Lanzó un suspiro de resignación. Ya no podía cambiar lo ocurrido con el beso, pero sí que podría evitar que sucediera de nuevo. Algo en su interior le decía que Kanon estaría afuera cuando terminara el curso por ese día, bien podría ignorarlo y seguir su camino, no obstante sabía que el universitario era alguien insistente. Radamanthys se dejo caer en el césped contemplando el cielo azul y despejado sobre su cabeza determinando qué hacer en ese caso.
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Kanon llego a las puertas del campus esperando encontrar al chico pues no había recibido respuesta suya en todo el día. Apenas estas se abrieron, los pocos estudiantes salieron en grupos pequeños unos detrás de otros charlando alegres y riendo; el universitario se quedo donde estaba a la espera del rubio quien no aparecía. Así pasaron varios momentos sin que este se dejara ver por el camino hasta que, unos veinte minutos más tarde, el adolescente apareció de pronto charlando con otros dos chicos más bajitos que él.
El universitario no pensó gran cosa, debía tener amigos claro estaba, así que solo espero a que se despidiera de ellos para abordarlo.
Radamanthys se giro al percibir la presencia de Kanon, sus miradas se cruzaron por primera vez en varios días, sintiendo una especie de rabia e incomodidad. El rubio lo perforó con la mirada antes de continuar su camino andando con rapidez.
—¡Oye, espera! —Kanon fue detrás de él ya que ese gesto no se lo esperaba, sin embargo Radamanthys parecía no quererlo escuchar— ¡Detente!
—¡Vete de aqui Kanon! —le dijo molesto parando el paso abruptamente— ¿Qué quieres?
—Solo quiero hablar, no tienes que ponerte agresivo.
—¿Cómo dices eso? —los ojos dorados del adolescente brillaron cual oro al decir esto, estaban encendidos como hierro ardiente— Luego de...
—¿Luego de que...? Escucha, no hice nada malo, solo fue una muestra de atracción y afecto. En cambio tu, si que fuiste rudo conmigo
—¿Qué?
El rubio lo miró con estupefacción, ¿de verdad Kanon le decía esas cosas? Él lo besó sin su consentimiento y, además de eso, ¿le recalcó que su reacción fue violenta?
—¿Y cómo querías que reaccionara? —Radamanthys no cambió su expresión en ningún momento mientras que Kanon hacía un esfuerzo por mantener la calma, pues era el jovencito quien ahora parecía tener el control de la charla— Dime algo Kanon, ¿por qué lo hiciste?
—Pensé que eso estaba claro —respondió serio.
—Pues no lo es. ¡Quiero una explicación y después deseo que te marches!
—Espera, espera... te explicaré todo lo que quieras, pero no quisiera marcharme. Anda, vamos donde siempre y hablemos.
El rubio lo miro por un instante, en ese momento confirmó lo que ya sabía, que el otro no se iría así nada más. Sintió miedo por un momento, pero se repuso enseguida accediendo, esperaba que hubiera más personas en la cafetería que solían visitar, no deseaba estar a solas con él.
Solo había una mesa ocupada cuando entraron tomando asiento hasta el fondo. Esta vez el rubio no se sentó al lado de Kanon sino frente a él observándolo fijamente.
—¿Por qué lo hiciste? —preguntó Radamanthys en voz baja— No tenías derecho...
—Puede ser, pero, de haberte pedido permiso, te habrías negado ¿o no?
—No lo sé, debiste preguntarme y no tomarme por sorpresa. Fue injusto.
—Entiendo y... lo lamento —le dijo exactamente lo que quería escuchar con tal de que no se fuera ni se alejara de él—. Creí que te agradaría el detalle sorpresa.
—No es eso, es que no entiendo por qué. Uno besa a alguien que le gusta, que quiere o algo asi...
—Por lo visto no has besado a nadie antes —dijo triunfante tratando de no hacer mofa de la situación—, yo creo que es una forma de decirle a la otra persona que te gusta, que te atrae, sabes.
—¿Yo te gusto? —pregunto Radamanthys al fin sin relajar la postura y sin estar convencido de lo que escuchaba.
—¿Por qué lo dudas tanto? —Kanon comenzaba a desesperarse un poco de toda la resistencia que el adolescente mostraba, no obstante mantuvo la compostura mientras les servían algo de comer.
—Todo esto me parece tan raro... tan repentino —el rubio parecía relajarse poco a poco aunque eso no le quitaba la tensión ni la extrañeza.
—Entiendo. Escucha, no quiero que te apartes de mí o me hagas a un lado debido a esto. Me gustas y eso no lo puedo evitar. Podríamos conocernos un poco mejor y...
—¿Y qué sucederá cuando el curso de verano termine y deba volver a casa?
—Tratemos de no pensar en eso por ahora, ¿está bien?
Hicieron lo posible por cambiar el giro de la conversación. Por ejemplo, el rubio hizo mención de viajes programados sin entrar en detalles, las lecciones sobre historia clásica del lugar, un poco de idioma local. Algunos de esos temas no eran tan del interés del rubio, pero al estar ahí le daba la oportunidad de conocer algo fuera de su propio mundo.
—Solo no andes ligando chicos a mis espaldas eh... —Kanon lo dijo medio en broma guiñandole un ojo, cosa que hizo respingar al chico.
El comentario no le agrado a Radamanthys por diferentes razones y, una de ellas, era que no le gustaba que le impusieran cierto tipo de restricciones. Lo odiaba. Sus padres siempre eran estrictos y controladores cosa que lo volvía loco y, lo que menos deseaba era tener a otro haciendo lo mismo. Le molestó que Kanon lo dijera dispuesto a no prestar atención a esas palabras, dispuesto a no permitir que este se comportara como si fuera su tutor o algo parecido.
—Calma... solo bromeo —Kanon tuvo que arreglar el ligero malentendido al notar la expresión ensombrecida del chico—. Espero que lo pases bien en esos viajes. Todos los lugares a los que te llevaran por parte del colegio valdrán la pena.
No charlaron gran cosa posterior a eso saliendo de la cafetería al caer la noche. Kanon lo acompañó hasta el silencioso dormitorio donde lo sujeto levemente del brazo haciendo que el corazón del chico se acelerará pues, no estaba muy seguro, de cómo sucedería lo que venía después.
—Te mostraré cómo se hace sin prisas y con sentimiento.
Esta vez Kanon unió sus labios a los del rubio sin rodeos y saboreandolos lentamente. Ahora deseaba borrar esa mala impresión que su ímpetu dejó en los pasados días, quería darle una buena experiencia que reescribiera la anterior. Después de un momento se separaron y Kanon se despidió tratando de no poner más presión en el chico quien aun lo miraba confundido desde la entrada del dormitorio.
Radamanthys trataba de no pensar en nada concreto, solo sabía que aquello era su secreto, la aventura de verano de la que no debía saber nadie que le conociera; ni sus amigos, ni sus padres ni alguno de los chicos del colegio de verano. Nadie en absoluto. Con ese pensamiento se fue a la cama esa noche pues su viaje sería ya dentro de poco.
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Kanon estaba desesperado por tener noticias de Radamanthys, no sabía de él desde hacía días creyendo que el otro lo buscaría o algo parecido, pero nada ocurría. El gemelo se sentía como si el chico lo tuviera comiendo de la palma de su mano y totalmente fuera de su control. El joven del cabello cobalto se tocó los labios suavemente, aun sentía el sabor de su enamorado en él, aún percibía un leve aroma a loción que lo hacía desearle más y más.
Fue así que un mensaje llegó inesperadamente a su móvil sacádonlo de sus cavilaciones buscando el dispositivo con rapidez. Finalmente, el adolescente había dado señales de vida enviando una foto del lugar donde estaba así como una foto suya acompañado por dos o tres colegas quienes aparecían en la parte de atrás.
—No me parecía el tipo de chico que gusta de hacerse fotos, pero imagino que quería mostrarme el lugar donde está paseando.
Dejando de lado a los chicos del fondo, al impresionante paisaje arquitectónico de la Grecia antigua y los demás distractores, su chico rubio lucía de maravilla haciendo que Kanon se dejara llevar por sus ensoñaciones dispuesto a no esperar más, quería hacerlo suyo apenas lo viera añorando sentir su piel aun tersa y su cuerpo a medio camino de ser adulto.
—Está bien, que se divierta por ahora. Que, apenas vuelva, no le daré tregua —se dijo dibujando una sonrisa traviesa en sus labios.
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Ahora que Kanon sabía donde estaba el dormitorio no esperó más montando guardia una mañana de sábado aguardando que el chico apareciera por la puerta. Según sus cálculos, ya había vuelto del viaje escolar para ese entonces asi que se limitó a esperar pacientemente observando como este salia del dormitorio sin expresión aparente en el rostro.
—Sabia que estarías aqui —Radamanthys lo había anticipado la noche anterior no siendo una sorpresa, pero a la expectativa de los comentarios del hombre frente a él.
El adolescente quiso fastidiarlo un poco con esa foto que sabía le molestaría o eso esperaba, sin embargo no fue con la intención de hacerlo enfadar, solo una travesura de chicos tontos. Aunque Kanon aún no había hecho comentarios al respecto, lo adivinaba por su actitud silenciosa.
—Lo pasaste bien, ¿verdad? —dijo el gemelo de pronto observándolo de reojo tratando de hacerlo sentir culpable, cosa de la que el rubio se percató decidido a no caer en esa treta.
Sus padres solían hacer lo mismo con tanta frecuencia que ya se conocía ese método al derecho y al revés.
—De hecho si —respondió el rubio sin más y muy pendiente de los movimientos de Kanon.
—¿Crees que lo habrías pasado igual de haber ido conmigo? —de pronto Kanon se giro estrechándolo fuertemente en sus brazos— Sabes, te extrañe mucho. De hecho planeaba hacer algo especial el día de hoy.
—Lo sé, lo mencionaste por mensaje ayer —Radamanthys era malo con las demostraciones de afecto de ese tipo tratando de mantener la compostura—: Querías hacer algo interesante antes del almuerzo.
—Acompáñame a casa. Te mostraré mi apartamento.
—¿A tu casa...?
El adolescente no se esperaba ese avance haciendo lo posible por no dejarse intimidar sobre algo de lo que no estaba plenamente convencido en ese momento buscando como negarse o cambiar el plan.
—¿Crees que sea una buena idea?
—No veo por qué no. Anda, no haremos nada que no quieras.
—¿Qué?
Antes de ir al apartamento hicieron una escala rápida para comprar algo de almorzar mientras que el nerviosismo de Radamanthys iba en aumento; era muy sencillo en realidad, solo debía decirle "no quiero hacer eso" y sería suficiente, ¿no es así? El adolescente iba pensativo: ¿realmente sería tan malo llegar a ese punto con Kanon? Siempre tuvo la mente en sus actividades escolares y, al estudiar en un colegio de varones durante toda su vida académica, pues no se había cuestionado las relaciones románticas hasta ahora.
No se atormentaba analizando si estaba bien o mal que el universitario fuera hombre o mujer, solo sabía que seria una primera experiencia con alguien mayor que no dejaba de presionarlo y de estar pendiente de sus movimientos.
Y él no tenia idea de cómo comportarse o qué debía hacer al respecto.
El apartamento de Kanon se encontraba a medio camino entre la zona académica y Atenas, ubicado en un suburbio tranquilo. Cuando entraron no encontraron más que un silencio cómodo que era interrumpido regularmente por un reloj de pared que sonaba tic-tic-tic con fuerza un poco más allá, así como el corazón de Radamanthys latía con intensidad siendo esa la última oportunidad para negarse o continuar con eso. Solo tenía unos breves segundos.
—¿Estás bien?
—Si, solo que esto... —el rubio titubeaba, se dijo Kanon, era momento de brindarle confianza o se echaría para atrás.
—Escucha, te prometo que te trataré bien y no haremos nada que no quieras. Solo dame la oportunidad de mostrarte mis habilidades.
—¿Habilidades?
Entraron directo a la habitación del gemelo de cabello cobalto, la más iluminada de las dos. Su cama era amplia y se veía mullida. Todo estaba en orden y limpio. Kanon cerró las cortinas acercándose a su joven amante quien dio un respingo mientras su rostro se volvía color tomate.
—Yo... —Radamanthys entendió que no había modo ya de zafarse y, lo único que le quedaba, era afrontar la situación con valentía o como mejor se pudiera.
—Entiendo, no te preocupes. Seré amable.
Kanon lo besó y lo abrazó recorriendo su pecho adolescente, sin musculatura, y de ahí a su espalda la cual se arqueaba levemente como respuesta a su tacto. Asi logró sentir su corazón que latía furioso, clara confirmación de que esa era su primera vez y lo tenía solo para él. Gentilmente lo hizo sentarse en la cama sin dejar de abrazarlo y besarlo.
El adolescente no sabía muy bien que hacer y lo único que pasó por su cabeza fue imitar los movimientos de Kanon lo mejor posible sintiendo el cuerpo musculoso de este, su cabellera larga y alborotada, así como sus facciones que le parecían un tanto duras para su edad.
Acto seguido el gemelo tomó la mano del chico guiándola hacia abajo lo que hizo que el rostro de este se tornara rojo haciendo que se apenara y consternara.
—Se hace así... —le dijo con suavidad.
Kanon bajo la mano hasta la zona del pantalón del chico donde palpó suavemente la virilidad de su amante, el tamaño le parecía perfecto así como el cuerpo al que pertenecía tocándolo un poco más mientras el adolescente dejaba salir leves gemidos. Radamanthys sentía choques eléctricos por todo su cuerpo, estos lo hacían comportarse extraño; demasiado infantil, se dijo el rubio con molestia, en ese momento se encontraba en el territorio de su acompañante por lo que, intentó hacer su mejor esfuerzo ahora que estaban en ese punto de la velada.
La luz se filtraba por toda la habitación así como el ruido de la calle. El adolescente sintió que todas las personas de afuera estaban al tanto de lo que ocurría en el interior de ese apartamento, sentía que apenas pusiera un pie fuera de ahí, todos lo señalarían sin piedad. "Es mejor no pensar en eso", se dijo dejándose llevar otro poco.
La ropa cayó de un lado y el otro de la cama y, en cosa de breves instantes, los dos amantes estaban desnudos recostados uno al lado del otro. El gemelo se deleitaba tocando la piel adolescente y blanca como la leche, recorriendo los apenas visibles pectorales del chico hacía abajo. Su virilidad no era para despreciarse, el chiquillo era dueño de un miembro grande aunque no desproporcionado para su altura y complexión.
—Tendrá un cuerpo espectacular cuando sea mayor —pensó Kanon con picardía haciendo lo posible por complacer a su amante ya fuera con la boca o con la mano.
Sin embargo, al ser la primera vez del chico, tampoco quería que este terminara demasiado rápido por lo que debía pasar a la siguiente fase del acto cosa que el rubio observó con cierto desagrado: Kanon se colocaba detrás suyo sujetándole de las caderas.
—¿Qué? Pero... ¿por qué?
—Así funciona esto —respondió el gemelo con calma—, podemos tomar turnos, pero, antes de eso, debo mostrarse como se hacen las cosas.
—Entiendo, pero...
Radamanthys se quedó recostado boca abajo sobre la mullida cama que le invitaba a tomar una larga siesta aunque muy atento a los movimientos de Kanon. Le causaba algo de curiosidad lo que este planeaba hacer, un segundo después el universitario entraba en él haciendo gala de su destreza mientras el adolescente hacía su mejor esfuerzo por no quejarse ante semejante invasión.
—Eso duele... —dijo al fin aferrándose a la almohada como si eso pudiera prevenir el dolor.
—Solo, relájate y déjate llevar. Así será menos difícil.
Las embestidas no hicieron más que acrecentar el dolor nuevo y desconocido que le incomodaba. Kanon noto que este lo pasaba un poco mal durante el acto, así que se reclinó encima de él besando su cuello y su espalda, realmente no quería causarle incomodidad pese a que bien pudo haber tomado lo que quería y no complacerlo en absoluto.
La sesión duro un par de horas más en las que Kanon le mostró al escolar el arte de amar cambiando de posiciones por toda la habitación incluso colocando al chico encima suyo. Conforme el universitario llegaba al climax, embestía a su amante con más y más fuerza haciendo que este terminara primero y Kanon lo seguía un momento después.
Ambos se quedaron dormidos por un rato uno al lado del otro.
Radamanthys despertó antes que Kanon contemplando el techo de la habitación. Realmente la experiencia era dolorosa aunque nueva e interesante. Esa vivencia lo habia hecho avanzar un nivel de madurez, se dijo tontamente esbozando una sonrisa que nadie vería haciéndole sentir especial de alguna forma.
Kanon comenzó a despertar poco a poco notando la expresión soñadora de su amante.
—¿En que piensas?
—En la pizza que está en la mesa —dijo Radamanthys adrede, no deseaba compartir sus pensamientos en ese momento.
—Bien... —Kanon estaba algo decepcionado por la respuesta, le habría gustado escuchar algo como "pienso en ti", pero no podía pedir gran cosa a un chico de esa edad.
El fue tan inmaduro e insensible, como Radamanthys, cuando cursaba el bachillerato.
—Tienes razón, comamos algo antes de hacer otra cosa.
—Kanon —dijo el chico de pronto observándose fijamente—, quiero ser yo quien entre en ti esta vez.
—¿Qué dices?
—Quiero probar y saber lo que se siente —repitió seguro de sí mismo.
El joven del cabello cobalto lo miró extrañado, habría esperado ese comentario un poco más adelante, no obstante no deseaba darle el desaire al chico. Quería dejarlo conocer ese aspecto de la vida y que mejor que fuera él su maestro.
—Esta bien, comamos algo antes, ¿de acuerdo?
—Si.
Comieron y charlaron escuchando música amena. Radamanthys le narro su viaje escolar hablando animadamente del siguiente que pocos días de llevarse a cabo. La visita incluía algunas de las más importantes islas del país cosa que Kanon escuchó con algo de incomodidad, no quería que el chico se ausentara por tanto tiempo sin poderlo impedir. En realidad, si hacía un desplante por mínimo que fuera, haría que el muchacho se alejara de él o lo haría sentir mal. Tampoco quería algo así.
—Me alegro que visites todos estos lugares, espero que los disfrutes y me lleves posteriormente a ver todas esas cosas que viste.
—Claro...
En cuanto se sintieron más descansados volvieron a la habitación donde Kanon le enseñaría al rubio como entrar en una persona durante el acto sexual. Él le daría indicaciones precisas en como le gustaba que le dieran ese placer.
Poco a poco Radamanthys entendía lo que debía hacer ejecutándolo con precisión buscando aquella sensación que Kanon experimentó y lo volvió loco. El deseaba llegar a ese punto cuanto antes aunque debía ser paciente.
—Con calma —le dijo el gemelo desde abajo.
—Lo siento...
—No corras, todo a su debido tiempo, solo haz que el movimiento sea constante y disfrutalo.
El chico no se apresuró llevando todo con calma. Debía hacer las cosas bien, se dijo en su mente, jamás había penetrado a nadie ni nada, era la primera vez en todo sentido que experimentaba algo como eso. De igual forma, trató de imitar los movimientos y gestos de Kanon buscando su propia voz en ese sentido, lo beso en el cuello, deslizó la mano por la espalda del hombre palpando el sudor en su piel y el calor de esta bajo sus dedos.
—¿Cómo se siente, muchacho?
—Bien... se siente muy bien y agradable.
Ese ejercicio duró menos debido a que se trataba de un principiante con un hombre mucho más experimentado; sin embargo Radamanthys se sentía bien, se sentía distinto a otros estudiantes de su edad como si hubiera hecho algo que lo posicionaba en otro grupo diferente del grueso de los chicos que conocía.
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Saga iba por el camino rumbo a su apartamento algo fatigado luego de varios días acompañando a su pareja. No pudo avisar a Kanon que iba camino a casa, pero no importaba. Lo único que deseaba era tirarse en su cama y dormir el resto del día.
Noto que la cortina en la ventana de su hermano estaba corrida cosa que le resultó un tanto incómoda ya que, era casi un hecho, que este tenía compañía.
—Fabuloso... —resopló molesto sin dejar de subir la pesada maleta escalón por escalón hasta llegar al piso correspondiente.
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Radamanthys terminó de vestirse notando como Kanon lo miraba desde el marco de la puerta del baño.
—Pensé que haríamos algo más, además de esto, hoy —replicó el adolescente algo decepcionado.
—Imagino que quieres pasar el día con tus compañeros del curso y yo quedé agotado por este día. Acabaste conmigo y no puedo más —Kanon deseaba volver a la cama pues estaba por caer de sueño.
—Esta bien, ya nos veremos en otra ocasión.
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Saga estaba por sacar la llave listo para meterla en el picaporte cuando, de pronto, la puerta se abrió observando claramente como un jovencito muy alto, pero con rostro adolescente y sonrojado, salía del apartamento sin percatarse de la presencia de Saga yendo velozmente a la escalera opuesta dejando al gemelo impresionado.
Más aún al notar que Kanon, a medio vestir, salía a despedirlo desde la puerta cerrandola un instante después sin percatarse de la presencia de su hermano Saga quien continuaba estupefacto tratando de entender lo que acababa de ocurrir.
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Continuará...
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