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4. Días de verano, p1

La balada de los dragones

4

Días de Verano

parte 1

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Kanon estaba frente a la ventana de su habitación de dormitorio universitario absorto en sus pensamientos, terminaba de empacar su pertenencias sin dejar de mirar su teléfono móvil por sexta vez esa hora. Ya habían pasado varios días sin tener noticias del adolescente rubio sintiéndose sumamente desanimado y consternado por ese silencio.

Por más que recordaba que el rubio le comentó la imposibilidad de comunicarse pues, como bien dijo, no se encontraba en un sitio con suficiente alcance de red telefónica, el universitario descartaba dicha explicación automáticamente. Kanon investigó a fondo la ubicación de la escuela donde estudiaba, la cual se encontraba en alguna ciudad de Europa central cuya infraestructura y ubicación imposibilitaba las comunicaciones la mayor parte del tiempo.

Lo sabía de sobra pese a no querer quitar el dedo del renglón.

—Vaya... —se dijo algo molesto guardando el teléfono en su bolsillo terminando de empacar mientras arrojaba prenda tras prenda en la maleta— El tiempo va demasiado lento, ojala los días volaran más rápido.

La fiesta de graduación no fue la gran cosa ni lo que Kanon esperaba. Si, se divirtió y lo pasó bastante bien, pero nada del otro mundo ya que su mente se hallaba lejos de ahí rememorando los pocos días que pudo convivir con Radamanthys antes de que este se marchara para no saber de él.

En cuanto logró cerrar su pesada y mal empacada maleta, emprendió el camino rumbo a la pequeña casa que compartía con su hermano gemelo con quien se reunió en la estación del autobús que los sacaría del área del campus universitario.

—Se acabó la escuela por fin —comentó el gemelo mayor, Saga, reacomodandose en su asiento—. Quiero descansar estos meses antes de pensar en buscar empleo o algo por el estilo.

—Yo igual...

—Kanon, dedicarás el verano estudiando para esos exámenes que debes presentar a destiempo. Debiste esforzarte más, así no perderías tu tiempo de vacaciones en la escuela y podrías hacer algo que te gusta mucho como haraganear.

—No importa, sabes. Ya descansare cuando haya tiempo —respondió sin dar más importancia.

La gran ventaja de pasar su tiempo en la universidad durante Julio, es que podría ver al objeto de su interés quien estaría tomando el curso de verano en el colegio Galard en cosa de unas dos semanas más o menos. Aunque Radamanthys no hubiera dado señales de vida, esperaba verlo por el campus esos días y reanudar su contacto y trato. Solo tenía que ser paciente y las cosas sucederían solas.

—Si, debo mantener la calma y disfrutar lo que sea que venga. El estará aqui dentro de poco —tratando de no pensar en eso nuevamente, durmió un buen rato hasta llegar a su ciudad dejando a Saga con sus pensamientos y sus propios asuntos.

Al menos lo intentaba sin embargo, comenzaba a desesperarse un poco.

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Los días transcurrieron normales para Radamanthys quien terminó el ciclo escolar preparándose para volver a casa por una semana más o menos a tratar de descansar mientras iniciaba el curso de verano.

Para esos momentos Kanon había salido de su mente por completo ya que sus exámenes finales, entrega de proyectos de fin de curso y otros, lo tuvieron con la mente abstraída puesto que debía ponerse al corriente con varias materias y demás terminando el año académico exitosamente.

La ceremonia de cierre fue el momento culminante y apenas los decanos Hypnos y Thanatos terminaron el ritual de clausura del curso, el cuerpo estudiantil comenzó a salir de las inmediaciones del colegio rumbo al transporte que los llevaría hasta la estación del tren más próxima. Así los oscuros cielos que rodeaban la academia, se dispersaron permitiendo que la luz del sol de verano los hiciera sacarse la chaqueta y suéter debido al inesperado calor.

—¿Asi que irás al curso de verano en Grecia? —decía Minos solicitando una bebida al carrito de servicio del tren mientras sus dos amigos compraban un par de golosinas.

—Si —respondió Radamanthys encogiéndose de hombros—, estaré allá todo el mes. Mis padres me alcanzarán a inicios de agosto ya que quieren visitar Atenas y otros sitios.

—Me habría encantado ir —intervino Aiacos algo desanimado—, pero viajaremos muy lejos este verano. ¿También irás a Grecia, Minos?

—No. Mi familia quiere que vuelva a casa a pasar las vacaciones. No consideré ir a Grecia porque quiero descansar y no estudiar más.

Los tres charlaron alegremente sobre sus planes el resto del viaje, en el bonito y clásico tren, hasta su destino donde abordarían el transporte rumbo al aeropuerto dirigiéndose a sus respectivos hogares en tres vuelos distintos.

Fue así que, una vez ya a bordo del avión, Radamanthys se topó con el número de Kanon recordando al universitario por primera vez en todos esos días. Pensó en enviarle un mensaje apenas pudiera para saludarlo y preguntar que tal iba todo.

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Días después

Kanon recibió un mensaje del chico que le interesaba haciéndole sonreír aquella mañana de verano. En ese mensaje le confirmaba que estaba en casa con su familia y, en cosa de una semana, estaría de vuelta en Atenas para el curso de verano. El chico del cabello cobalto se apresuró a dejar todo lo que estaba haciendo para responder cuanto antes, expresó su deseo de verle pronto por allá para mostrarle el campus universitario así como lugares interesantes recibiendo algunas respuestas entusiastas, pero breves.

—Creeme que hay tanto que ver que un mes no alcanzaría —fue lo último que escribió esperando una respuesta que tardaría poco más de una hora en llegar impacientandose.

El rubio respondió brevemente más tarde sin añadir gran cosa. Esas pocas palabras hicieron que la mente de Kanon comenzara a maquilar como acercarse más a él aprovechando su estadía y ahora que sabía que el jovencito no estaría cerca de sus amigos, no debería haber obstáculos para dar algún otro paso y conocerlo más y, tal vez...

—No quisiera pensar en eso por ahora, me gusta mucho y creo que volvernos cercanos y convivir será bueno. El futuro es incierto en este momento —se auto convencía constantemente evitando llevar su mente a parajes más oscuros e inhóspitos.

Lo cierto era que el bachiller tenía una especie de magnetismo que no había sentido hasta ahora y del cual parecía no estar consciente, no obstante el universitario estaba al tanto de dicha atracción dejándose llevar por ella. Radamanthys era ignorante de esa fuerza que atraía a Kanon sin que este pudiera resistirse o evitarlo, era la víctima de los poderes del rubio adolescente.

—No puedo esperar para verlo dentro de poco. De sentir esa magia interna suya y deleitarme hasta la saciedad —sacó el móvil mirando por varios minutos aquellas fotos culposas que le hizo en su momento.

Faltaban menos días para esos momentos. Se dejó caer en su cama sonriente tratando de reponerse cual relámpago en cuanto escuchó que Saga llamaba a la puerta. Este le avisó que saldría con su pareja y que volvería más tarde recibiendo una incipiente respuesta por parte de su gemelo menor, a Kanon le daba igual aunque prefería que Saga no estuviera cerca ya que podría disfrutar del hogar de ambos a solas.

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Radamanthys llegó al mismo dormitorio que ocupara durante la semana del evento escolar encontrándolo tal cual lo dejo. Su buena ubicación así como la bonita vista al mar que tenía, lo hacian un lugar muy acogedor esa tarde de julio, el rubio abrió la ventana recargándose un momento en el alféizar de la ventana.

No era la primera vez que veía una bonita costa pues, la casa de sus padres tenía una ubicación más o menos similar en su ciudad natal, dejando que el aire salado le diera en el rostro. Ese día sería libre, no había actividades programadas aún pensando que podría quedar con su amigo universitario para tomar el almuerzo, si es que aquel estaba disponible y no le importunaba la inesperada invitación. Sacó el móvil del bolsillo redactando un mensaje rápidamente cuya respuesta llego en cosa de segundos quedando sorprendido.

Kanon esperaba una invitación así, prácticamente, desde que el chico se marchó confirmando que estaba disponible y no había problema. Tomarían el almuerzo en la cafetería de siempre y, ya de ahí, darían algún paseo en la periferia. Ni tardo ni perezoso, el universitario de cabellos cobalto se levantó de un salto del sofá metiéndose en la ducha en cosa de segundos. Debía llegar cuanto antes a la estación del autobús para un viaje muy corto hasta la zona del campus. Radamanthys lo buscaba encontrando esa iniciativa de su parte sumamente deliciosa, una vez más manifestaba su poder interior sin estar consciente de ello.

Tal hechizo hizo que Kanon eligiera una camisa ligeramente justa que resaltaba su musculatura y no lucía vulgar o atrevido. Deseaba llamar la atención del chico y que este le mirara con los mismos ojos que él.

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El rubio aprovechó el tiempo en que su acompañante apareciera para descansar por un momento y ducharse luego de un viaje tan largo acudiendo al lugar de la cita varios minutos después.

La zona del dormitorio que tenía asignado, el edificio del este, estaba destinado a los visitantes que llegaban año con año, ya fuera al evento deportivo o a los cursos de verano, era de lo más minimalista y con poca decoración ya que los estudiantes que lo ocupaban eran temporales la mayor parte del tiempo. La calle sobre la que estaba localizado era la misma que lo llevaba a la cafetería y al campus académico teniendo todo cerca y al alcance de la mano.

Los jardines frontales lo hacian ver menos austero y desolado pese a la fachada con motivos clásicos y la estatua de Atena que decoraba una bonita fuente lateral.

Radamanthys se puso en marcha un rato después de que Kanon le confirmara que también estaba en camino y llegaría más tarde. Finalmente, ambos se encontraron frente al lugar acordado intercambiando un saludo que al bachiller le pareció extrañamente afectuoso dejándolo sin saber cómo reaccionar.

—¡Me da tanto gusto verte! —Kanon estuvo a punto de abrazarlo conteniendose al instante pues, pese a todo, debía mantenerse casual y no dejarse llevar por la magia del chico— ¿Qué tal el viaje de regreso?

—No lo sé realmente, dormí las cuatro horas de vuelo.

Entraron tomando asiento uno al lado del otro en una mesa circular ubicada frente a la ventana. Kanon se saco la chaqueta ligera oportunamente notando que Radamanthys lo miraba de reojo notando la sorpresa en sus ojos; además observó con claridad un ligero rubor en sus mejillas lozanas. El rubio hacia lo posible por mirar hacia otro sitio, por apartar la mirada del cuerpo hipnótico y escultural del universitario sin conseguirlo del todo.

El rubor en su rostro era tan evidente que prefirió levantar el menú hasta la altura de sus ojos rogando que su amigo no se percatara. No obstante Kanon noto todo esto sintiendo orgullo y alegría pues, era justo, lo que pretendía provocar en su acompañante. Aunque eso no impedía que el joven de cabello cobalto mirara al chico con el mismo interés, de hecho fingió de forma torpe que la chaqueta se iba al suelo rozando su brazo ligeramente con el del chico.

Radamanthys sintió algo extraño al percibir el roce del brazo de Kanon contra el suyo, de su piel contra la suya siendo esa la primera vez que algo asi le sucedía. Nadie a su alrededor le había hecho un gesto como ese, estaba rodeado por chicos que solían ser bruscos la mayor parte del tiempo sin embargo, los movimientos de Kanon le eran totalmente nuevos.

—Disculpa, se cayo la chaqueta y, cuentame, normalmente que haces durante las vacaciones: sales con tu familia, con tus amigos —inquirió Kanon notando como tenia el control total de la situación al notar al adolescente algo nervioso.

—Si... —Radamanthys trató de componerse pues no deseaba que Kanon pensara que era un inmaduro que no sabía articular palabra alguna o no sabía conducirse delante de alguien mayor que él— Normalmente lo paso en casa, a veces familiares nos visitan y otras acudo a eventos que organizan los chicos de mi edad que viven alrededor.

—¿Chicos de tu edad, eh? —eso le incomodó un poco, pero era normal hasta cierto punto, Radamanthys era apuesto para su edad, asi que sería extraño que no tuviera admiradores aqui y allá— Y dime, ¿tienes alguna novia o novio o algún queber? —le guiño un ojo como si estuviera hablando con un amigo cercano haciendo que el rubio se turbara más.

—Pues... no. El año pasado intenté salir con una vecina que me invitó a su fiesta de cumpleaños, pero no resultó.

—Son cosas que pasan.

Charlaron un poco más mientras Kanon observaba sus cambiantes expresiones adolescentes, sus ojos dorados vivarachos que parecían ser más grandes y como sujetaba la lata de soda con un poco de aprehensión clara señal de su nerviosismo. El universitario se percató que la magia que el chico exudaba estaba latente solo que este no la había explotado en su totalidad. Algo dentro de Radamanthys aún dormía: su capacidad de enamorarse era terreno inexplorado.

En un momento durante la conversación, un grupo de chicos paso por fuera del local saludando al rubio con efusividad mientras este devolvía el saludo sonriente.

Aquello incomodó a Kanon pues, además del saludo, el adolescente se puso de pie charlando con los otros por un par de segundos. En ese instante, el universitario sintió la imperiosa necesidad de hacerlo suyo, de marcar su territorio sobre el cuerpo larguirucho y delgado de piel blanca del adolescente. No podía impedir que se relacionara con otros de su edad, pero sí que supiera quien era dueño de su magnético poder.

Kanon cambió la expresión de su rostro apenas este volvió tomando asiento a su lado reanudando la charla.

—Asi que aún no les confirman si saldrán a pasear a una de las tantas islas del país.

—No, pero estaremos en el colegio mediodía nada más, lo que nos dará oportunidad de hacer otras cosas, puesto que nos piden que visitemos lugares por nuestra cuenta o con algún profesor disponible.

—Estupendo —se dijo Kanon bebiendo un poco de soda fría—, yo podría llevarte a diferentes sitios en Atenas que seguro te gustarán.

—Suena genial.

Para esos momentos, Radamanthys ya estaba más en control de si mismo notando como no podía apartar la mirada de Kanon. Apenas este se puso de pie para ordenar algo más de comer, se percató de lo tonificado del resto de su cuerpo, era un poco más alto que él para esos momentos y sus dimensiones eran del doble de tamaño del chico.

Era la primera vez que observaba a alguien de esa forma, nadie que conociera habia llamado su atención como el hombre frente a él. Se lo pasaba rodeado de otros chicos el resto del año dentro del internado, pero no había conocido a nadie como Kanon.

O, al menos, a nadie a quien pudiera recordar.

Una vez que terminaron el almuerzo, salieron a caminar por los alrededores el resto del día. Kanon lo llevo a conocer el campus universitario, aprovechando que debía tomar nota de unas fechas importantes para su exámenes pendientes, tratando de aderezar el recorrido con anécdotas divertidas e historias de sus años como estudiante. Radamanthys lo escuchaba con interés mientras analizaba el panorama a su alrededor.

Sin duda todo era nuevo para él incluyendo la compañía que se tornaba más y más fascinante. Para esos momentos, Kanon le parecía alguien muy alivianado y accesible además de buena onda sorprendiendole que tuviera interés en pasear con un chico de bachillerato, así como él.

—¿Te gustaría conocer la torre más alta del campus? —preguntó el universitario de pronto.

—Sí claro.

Dicho lugar era en realidad la torre Star Hill, desde donde se tenía una vista espectacular de la ciudad y los alrededores; además de que, por las noches, las estrellas se veían tan cerca como si se pudieran tocar. Radamanthys corrió sin importarle nada desde la entrada del ascensor hasta el balcón más cercano sujetándose con fuerza para no caer. Abrió mucho sus ojos para ver todo a su alrededor sacando el móvil tratando de captar lo más posible en fotos.

Kanon se colocó a su lado observandolo embelesado, de verdad que su espíritu juvenil destilaba en cada poro de su ser contagiándole semejante entusiasmo por las cosas nuevas.

—Este lugar tiene una vista fantástica de noche, deberías verlo.

—¿De verdad?

—Si, hay permiso para subir acá un par de horas y mirar las estrellas. Los telescopios están por allá. No sé usarlos muy bien, pero ¿qué piensas de que vengamos un par de horas y paso a dejarte al dormitorio? —comentó de pronto notando como ya tenía su oportunidad de oro justo ahí mismo.

—¿Qué tan tarde sería?

Como era verano anochecía mucho más tarde que de costumbre, Kanon se dio cuenta de que tendría que ser alrededor de las nueve de la noche para que valiera la pena la visita. Lo propuso al rubio quien parecía hacer cuentas en su cabeza por unos largos momentos. Radamanthys quería visitar ese lugar así fuera un poco tarde por lo que pensó un poco antes de responder, ese día era libre, se suponía que no habría tantas reglas por lo que comentaron los chicos quienes lo saludaron en la cafetería.

—Tiene que ser hoy —dijo rápidamente—, hoy no tendré problemas, pero mañana si.

—Perfecto, cuanto antes mejor.

Recorrieron un poco más el lugar, sobre todo, la zona donde estaban los telescopios mientras el rubio explicaba que sabía cómo usar uno a la perfección; Kanon lo contempló muy interesado en sus palabras sin desviar la mirada en ningún momento.

—Se imparten clases de astronomía en el colegio así como una explicación detallada del uso de estos aparatos; como funcionan las lentes, como buscar una estrella o planeta así como a interpretar lo que nos dice su posición.

—Vaya... creo que hubiera preferido tener esa clase de asignatura en vez de religión.

Rieron un poco saliendo de la universidad para recorrer el alrededor hasta que comenzara a caer la noche, lo cual ocurrió algunas horas después en las que los tonos naranjas del cielo les decían que era momento de volver a la torre Star Hill.

No eran los únicos ahí ya que otros chicos estaban colocados un poco más allá sin lograr molestarse entre los varios grupos. Radamanthys tomó su lugar delante del telescopio dando una explicación casi profesional buscando algo en el cielo nocturno.

—Mira esto —le dijo de pronto mientras Kanon se aproximaba al ocular—, ¿ves esa estrella?

—La veo... es la primera vez que alguien me muestra una —su entusiasmo por la pequeña cátedra iba en aumento así como su interés por el jovencito.

Estuvieron en Star Hill un par de horas notando que otros grupos de chicos comenzaban a dispersarse y retirarse de ahí. Antes de abandonar el lugar, Kanon sujeto a Radamanthys del brazo lo que hizo que el chico lo mirara sorprendido sintiendo como el universitario lo jalaba rápidamente hacia él robándole un beso.

Robándole su primer beso.

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Continuará...

*Notas: Yo sé que ya quieren leer escenas nsfw cuanto antes jaja, pero hay que desarrollar esto un poco antes de llegar allá. Por otro lado, me gustaría agradecerles sus lecturas y comentarios. Con este capítulo cierro el año 2023, les deseo unas excelentes navidades y mis mejores deseos para estas fechas. 🙂

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