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Capítulo 5: El Regreso a Casa

El Espíritu de la Navidad les dio la mano a Noelle y Eduardo y les guió de regreso a su propio tiempo. Mientras caminaban, Noelle y Eduardo reflexionaron sobre lo que habían aprendido en su aventura.

- Me alegra haber podido experimentar la Navidad en la época antigua -dijo Noelle.

Eduardo asintió con la cabeza.

- Sí, ha sido una experiencia muy especial -dijo-. Me ha hecho darme cuenta de lo importante que es compartir el amor y la generosidad con los demás durante la Navidad.

Noelle sonrió.

- Sí, es cierto -dijo-. La Navidad no es solo un día para regalar y recibir regalos, sino un tiempo para conectarse con los demás y compartir el amor y la generosidad.

El Espíritu de la Navidad sonrió.

- Me alegra que hayan entendido el verdadero significado de la Navidad -dijo-. Ahora, es hora de que regresen a casa y compartan lo que han aprendido con los demás.

Noelle y Eduardo asintieron con la cabeza y se despidieron del Espíritu de la Navidad. Luego, se encontraron de regreso en su propia casa, rodeados de la decoración navideña y el árbol de Navidad.

- ¡Es como si nunca nos hubiéramos ido! -exclamó Noelle.

Eduardo sonrió.

- Sí, es como si hubiéramos estado en un sueño -dijo-. Pero ahora, es hora de compartir lo que hemos aprendido con los demás.

Noelle asintió con la cabeza.

- Sí, es hora de compartir el amor y la generosidad con los demás -dijo-. ¡Vamos a hacer que esta Navidad sea la mejor de todas!

Y con eso, Noelle y Eduardo se abrazaron y se dispusieron a compartir el amor y la generosidad con los demás, haciendo que esta Navidad fuera la mejor de todas.

Mientras Noelle y Eduardo se preparaban para compartir el amor y la generosidad con los demás, escucharon un ruido en la puerta. Era Lila, la amiga que les había ayudado en su aventura.

- ¡Feliz Navidad! -exclamó Lila, sonriendo-. ¿Qué han estado haciendo?

Noelle y Eduardo se miraron entre sí y sonrieron.

- Hemos estado en una aventura -dijo Noelle-. Hemos viajado en el tiempo y hemos aprendido sobre el verdadero significado de la Navidad.

Lila se sorprendió.

- ¡Eso es increíble! -exclamó-. ¿Qué han aprendido?

Eduardo sonrió.

- Hemos aprendido que la Navidad no es solo un día para regalar y recibir regalos -dijo-. Es un tiempo para compartir el amor y la generosidad con los demás.

Lila asintió con la cabeza.

- Sí, es cierto -dijo-. La Navidad es un tiempo para conectarse con los demás y compartir el amor y la generosidad.

Noelle sonrió.

- ¡Vamos a hacer que esta Navidad sea la mejor de todas! -exclamó-. ¡Vamos a compartir el amor y la generosidad con los demás!

Lila se rió.

- ¡Eso es genial! -exclamó-. ¡Vamos a hacer que esta Navidad sea inolvidable!

Y con eso, Noelle, Eduardo y Lila se dispusieron a compartir el amor y la generosidad con los demás, haciendo que esta Navidad fuera la mejor de todas.

Pero justo cuando estaban a punto de salir, escucharon un ruido extraño. Era un sonido como de campanas, pero parecía que venían de todas direcciones.

- ¿Qué es eso? -preguntó Noelle, asustada.

Eduardo se encogió de hombros.

- No lo sé -dijo-. Pero creo que debemos investigar.

Noelle, Eduardo y Lila se acercaron a la ventana para ver qué era el ruido extraño. Cuando miraron afuera, vieron una procesión de personas vestidas con trajes navideños, llevando campanas y cantando villancicos.

- ¡Es una procesión navideña! -exclamó Noelle, emocionada.

Eduardo sonrió.

- Sí, es una tradición navideña muy especial -dijo.

Lila se rió.

- ¡Vamos a unirnos a la procesión! -exclamó.

Y con eso, Noelle, Eduardo y Lila salieron de la casa y se unieron a la procesión navideña. Cantaron villancicos y tocaron las campanas, disfrutando del espíritu navideño.

Mientras caminaban, Noelle se dio cuenta de que la procesión estaba llevándolos hacia un lugar muy especial.

- ¿Dónde vamos? -preguntó Noelle.

Eduardo se encogió de hombros.

- No lo sé -dijo-. Pero creo que es un lugar muy especial.

Lila sonrió.

- ¡Vamos a descubrirlo! -exclamó.

Y con eso, la procesión navideña llegó a un gran parque iluminado con luces navideñas. En el centro del parque, había un gran árbol de Navidad con un regalo mágico en la cima.

- ¡Es el árbol de Navidad más grande que he visto! -exclamó Noelle.

Eduardo sonrió.

- Sí, es un lugar muy especial -dijo.

Lila se rió.

- ¡Vamos a abrir el regalo mágico! -exclamó.

Noelle, Eduardo y Lila se acercaron al árbol de Navidad y miraron el regalo mágico con curiosidad. Era un regalo grande y envuelto en papel de seda rojo, con un lazo dorado en la parte superior.

- ¿Qué creen que hay dentro? -preguntó Lila, con los ojos brillantes de emoción.

Noelle se encogió de hombros.

- No lo sé -dijo-. Pero creo que es algo muy especial.

Eduardo sonrió.

- Solo hay una manera de saberlo -dijo-. ¡Vamos a abrirlo!

Y con eso, Noelle, Eduardo y Lila se dispusieron a abrir el regalo mágico. Desenvolvieron el papel de seda rojo y descubrieron que el regalo era un pequeño cofre de madera con una inscripción en la tapa.

- ¿Qué dice la inscripción? -preguntó Lila.

Noelle se acercó para leer la inscripción.

- Dice: "Para aquellos que creen en la magia de la Navidad" -dijo.

Eduardo sonrió.

- Creo que eso nos incluye a nosotros -dijo.

Y con eso, Noelle, Eduardo y Lila abrieron el cofre de madera y descubrieron que estaba lleno de pequeños regalos y sorpresas navideñas.

- ¡Es increíble! -exclamó Noelle.

Lila se rió.

- ¡Es la Navidad más mágica de todas! -exclamó.

Eduardo sonrió.

- Creo que esto es solo el comienzo -dijo-. ¡Vamos a hacer que esta Navidad sea inolvidable.

Noelle, Eduardo y Lila se pasaron el resto de la noche explorando el cofre de madera y disfrutando de los pequeños regalos y sorpresas navideñas que contenía. Había juguetes, dulces, y incluso un pequeño árbol de Navidad que se iluminaba con luces mágicas.

- Esto es increíble -dijo Noelle, mientras jugaba con un juguete navideño-. Me siento como si estuviera en un sueño.

Eduardo sonrió.

- Es la magia de la Navidad -dijo-. Es un tiempo para soñar y para creer en lo imposible.

Lila se rió.

- ¡Y es un tiempo para disfrutar de los pequeños placeres de la vida! -exclamó, mientras se comía un dulce navideño.

Mientras disfrutaban de los regalos y sorpresas navideñas, Noelle, Eduardo y Lila se dieron cuenta de que la noche estaba llegando a su fin.

- ¡Es hora de regresar a casa! -dijo Eduardo, mientras miraba el reloj.

Noelle se encogió de hombros.

- Me gustaría quedarme aquí para siempre -dijo-. Esto ha sido la mejor Navidad de mi vida.

Lila sonrió.

- Lo sé -dijo-. Pero debemos regresar a casa y compartir la magia de la Navidad con los demás.

Y con eso, Noelle, Eduardo y Lila se despidieron del cofre de madera y de la magia de la Navidad, y regresaron a sus hogares, listos para compartir la alegría y la generosidad de la temporada con los demás.

Pero justo cuando estaban a punto de llegar a sus hogares, escucharon un ruido extraño. Era un sonido como de campanas, pero parecía que venían de todas direcciones.

- ¿Qué es eso? -preguntó Noelle, asustada.

Eduardo se encogió de hombros.

- No lo sé -dijo-. Pero creo que debemos investigar.

CONTINUARÁ

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