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Narrador:
Al día siguiente, las chicas estaban despiertas, Peach estaba preparando el desayuno, mientras las otras recogían el tiradero que dejaron ayer.
Peach, al terminar de hacer el desayuno se va hacia donde estaban Daisy y Rosalina, al llegar les avisa que ya.
Peach: Chicas, ya está el desayuno.
Daisy: Que bueno, ya me moría de hambre.
Peach: Bueno, vayamos a la cocina.
Narrador:
Las tres caminan a la cocina, al llegar, se sientan y empiezan a platicar. Todas estaban muy contentas, con chistes y contando sus anécdotas estaban pasándola de maravilla.
Cuando acabaron de comer, las tres limpiaron la cocina, una vez terminada, Peach también les ayudó a recoger el resto del castillo.
Tardaron varias horas recogiendo y limpiando, ya que el castillo era muy grande y era algo que varias personas deberían ocuparse para limpiarlo. Cuando terminaron, quedaron exhaustas y se sentaron en un sillón que estaba en el cuarto de invitados.
Peach: Que cansado.
Daisy: Ni me lo digas.
Rosalina: Que bueno que el espacio no requiere una limpieza como tal.
Peach: No me quiero imaginar cuanto trabajo deberían de tener los Lumas.
Rosalina: Lo sé.
Daisy: Peach, quiero hablar de algo serio.
Peach: ¿Qué pasó?
Daisy: ¿Recuerdas la llamada de ayer que imitaste mi voz?
Peach: Sí.
Daisy: ¿Qué te dijo?
Peach: Me iba a contar algo, pero lo interrumpí...
Daisy: ¿Crees que sea eso?
Peach: ¿Qué también te ama? Creo que sí...
Daisy: Por favor, ayúdame a declararme a Luigi.
Peach: Rosalina, ¿me ayudas?
Rosalina: Claro.
Peach: Okay, iremos a la casa de Mario y Luigi.
Daisy: ¿Y luego?
Peach: Rosalina, ya sabes que hacer.
Rosalina: Me voy, ya saben a qué, regreso al rato para el espectáculo.
Daisy: Gracias.
Peach: Ahora toca mi parte, vayamos en busca de un regalo.
Narrador:
Peach y Daisy se salieron del castillo en busca de un regalo, pasaron por varios mercados en los que habían Toads atendiendo.
Fueron a varias tiendas, pero Daisy no encontraba el regalo perfecto para Luigi.
Daisy: No encuentro el regalo perfecto para él...
Peach: No te desanimes, todavía no hemos ido a la tienda de lujo.
Daisy: ¡Cierto! Es la que siempre encuentras algo.
Peach: Pues vayamos.
Narrador:
Siguieron caminando, Daisy ignoraba las otras tiendas ya que sabía que no habría nada perfecto.
Después de rato, llegaron, un Toad las guio por la puerta, luego, se quedaron observando todos los pasillos, era gigante la tienda. Pasaron por el lugar de ropa, una galería, tienda videojuegos, al llegar a la florería a Peach se le ocurrió algo.
Peach: De una vez que estamos aquí, se me ocurrió algo.
Daisy: ¿Qué?
Peach: ¿Qué pasa si compramos una margarita y la acompañamos con un listón verde, obvio, todo esto junto al regalo?
Daisy: Me gusta la idea.
Peach: Pues vayamos por una margarita.
Narrador:
Las chicas fueron pasillo por pasillo en la florería, buscaron entre una gran variedad de flores, hasta que encontraron la margarita.
Peach: Ahí está.
Daisy: Tomémosla y la pagamos.
Narrador:
Las chicas se fueron al cajero, era un Toad un poco viejo, pero estaba con su mayor disposición de atenderlas.
Toad: Hola.
Peach: Venimos a comprar esta margarita.
Toad: Serían veintitrés monedas.
Peach: Tome. (Le da las monedas al Toad).
Toad: Adiós princesas. (Al terminar de decir la frase las dos se retiraron).
Peach: Bien, ya tenemos la flor, ahora solo falta el listón verde y el regalo.
Daisy: Creo que ya encontré uno para él.
Peach: Vayamos.
Narrador:
Las dos chicas se dirigieron a la tienda que estaba a lado del de objetos de limpieza, al llegar, Daisy toma un pequeño frasco que brillaba en la oscuridad y tenía forma de un fantasma.
Peach: Así que le traerás eso, está bonito.
Daisy: Gracias, me ha contado varias veces sus aventuras por mansiones y un hotel que me agradó la idea de traerle algo simbólico a ellas...
Peach: Ya veo, vayamos a pagarlo.
Daisy: Sí, vamos.
Narrador:
Las chicas pagaron el regalo, luego compraron el listón verde, al terminar las compras, regresaron al castillo a envolver el regalo y prepararlo lo mejor que pudieran. Daisy escribió una pequeña nota para Luigi.
Cuando terminaron, se quedaron esperando un rato a que Rosalina llegara. Después de esperar unos mitos llegó con el observatorio. Después se estaciona fuera del castillo.
Rosalina: Hola chicas, ¿ya están listas?
Peach: Sí.
Daisy: Vayamos.
Las tres se subieron al observatorio, Rosalina se estaba yendo a la casa de Mario y Luigi. Daisy estaba un poco nerviosa en el camino, ya que, no estaba tan segura si Luigi respondería con un sí.
Peach la intentaba tranquilizar un poco diciéndole cosas que la motivaran, Rosalina estaba controlando el observatorio lo mejor que podía, al pasar un rato pequeño, llegaron a la casa de Mario y Luigi. Rosalina tocó la puerta de la casa, después, Luigi la abrió.
Rosalina: Hola.
Luigi: Hola.
Rosalina: Tenemos un viaje importante que hacer por el cosmos, ¿quieres acompañarnos?
Luigi: Sí, pero, ¿qué hay de Mario y los gatos?
Rosalina: Pueden venir con nosotros, pero no se tarden, recuerda que ir al cosmos no es algo rápido.
Luigi: Sí.
Narrador:
Cuando Luigi se fue avisarles a los otros, Rosalina volteó hacia las chicas y levantó la mano con el pulgar hacia arriba, indicando que todo iba según el plan. Después, Luigi salió con Mario, Peach Felina, Rosalina Felina y Mario Felino.
Luigi: Ya.
Rosalina: Síganme, el viaje es de suma importancia, no quiero que se lo pierdan.
Narrador:
Siguieron a Rosalina hacia el observatorio, al llegar, notaron que estaban las demás chicas, las saludaron, Rosalina se quedó un rato para después irse y despegar el observatorio. Cuando empezó a moverse, todos se quedaron sentados, el observatorio avanzó un poco lento al principio, pero después avanzó rápido.
Ahora ya estaban saliendo del planeta y se estaban dirigiendo al espacio, donde ocurrirá el gran evento de Daisy, un nuevo desafío venía en camino junto con una nueva aventura. La nave ya había entrado al espacio, era hora de la verdad sobre lo de Daisy.
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