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Trentino Alto-Adigio
Val di Sole
El actor y su asistente salieron hacia el festival luego de haber desayunado, ya que debían estar al mediodía para la presentación en la que Demetrio estaba invitado. Ya cuando llegaron y se bajaron del auto él le habló:
—Te queda bien todo lo que te pusiste.
—Muchas gracias, la verdad es que no sabía qué ponerme y pensé que algo así iría bien, aunque creo que la vincha me hace ver un poco ridícula.
—No, para nada, te queda bien incluso la vincha, ¿me dejas sacarte una foto?
—No, por favor, no. No porque no quiera, sino porque no quiero que suba fotos de mí en su perfil de Instagram.
—Te saco una foto, pero no la subo.
—¿Y para qué la querría tener usted si no va a subirla?
—Tengo fotos en mi móvil de gente amiga, no sería extraño que te tenga a ti también.
—De acuerdo, puede.
Demetrio activó la cámara y ella sacó la lengua cuando sacó la foto.
—Una con cara linda, no así que me sacas la lengua.
—Ok —rio.
La chica se puso seria para la foto y sonrió levemente.
—Así me gusta más.
Amarilis rio y luego caminaron hacia el evento. Fueron recibidos por el organizador y los invitaron a ser parte del festival luego de que lo anunciaran y Demetrio hablara un poco dándoles las gracias por la invitación.
Hubo degustaciones de toda clase de manzanas y elaboradas de todas las maneras posibles, vinos, espumantes, caramelizadas, ácidas, en pasteles y mucho más. Hubo bailes típicos también, en donde el actor bailó con el grupo y sacó a bailar con los demás a su asistente, se divirtieron, se rieron, Demetrio se sacó fotos con el público, con Amarilis a pesar de que ella se negó varias veces, la chica también sacó fotos y las fue subiendo a sus historias para que los demás vieran el festival.
Al regresar al hotel en donde fue el turno del actor conducir, ella le comentó sobre el pago.
—¿Cómo le han pagado entonces si no pidió plata?
—Con algunas cosas que elaboraron, no siempre pongo un pago monetario. Gennaro me deja elegir en ese sentido, porque obtengo la ganancia monetaria con las series y las películas que hago.
—Entiendo. Y en este festival fue por alimentos.
—Exacto, no todo, lo que podían contribuir, pero tal parece que nos dieron más de lo que Gennaro y yo habíamos previsto, y hay para que tú tengas también.
—Gracias, pero usted se lo ganó. Yo llegué mucho después de esta presentación ya programada.
—No importa, te daré algo de lo que me dieron.
—Como usted lo prefiera entonces.
Demetrio iba en el carril que le correspondía estar y conducía con precaución por ser una ruta sinuosa y con poca iluminación eléctrica, hasta que un coche se pasó al carril del lado de ellos y casi los embiste de frente de no ser porque el actor dio un giro hacia el lado boscoso en donde el auto fue a chocar contra un árbol haciendo que los airbags se abrieran. De no ser por los cinturones de seguridad a Amarilis casi la desnuca la bolsa y él no sufrió nada, solo el impacto del airbag, pero cerró los ojos cuando vio el impacto.
La joven se sintió mareada cuando de a poco abrió los ojos, y fue bajando la bolsa hacia el piso del auto.
—Amarilis, ¿te encuentras bien?
—Sí, estoy un poco mareada —se mantuvo contra el respaldo de la cabeza para que el mareo se le pasara.
—Voy a llamar al hotel para que nos envíe una ambulancia.
—Estoy bien, ¿usted cómo se encuentra?
—Bien, solo con el polvo del airbag encima. ¿Puedes moverte?
—Creo que sí.
—Deja que salga del coche y te ayudo a salir. No te muevas.
Demetrio salió y encendió el móvil para captar señal, y avisar al hotel que necesitaban un coche con urgencia. El conserje le dijo que por lo menos iba a tardar media hora en llegar.
—De acuerdo, nosotros mientras tanto intentaremos caminar por la banquina para que nos vea.
—Está bien.
Cortó la llamada y él le abrió la puerta del copiloto.
—Vamos que te ayudo a salir, caminaremos despacio, quizás un buen tramo hasta que el chofer del hotel nos vea.
—Está bien.
Con lentitud Amarilis fue ayudada por Demetrio sacándola del auto sujetada de las manos y él le iba preguntando cómo se encontraba.
—Estoy bien, no me estoy mareando tanto, pero me duele un costado del torso. ¿Qué haremos con lo que hay en el baúl del auto?
—No te preocupes por eso ahora, Amarilis. Mañana se verá.
—¿Cómo iremos hasta Florencia?
—No iremos.
—¿Cómo que no? —Frunció el ceño quedándose perpleja al escuchar su respuesta—. No tengo nada, solo me siento un poco mareada y un golpe, nada más.
—Amarilis, no insistas, cuando lleguemos, llamaré a Gennaro para que cancele la presentación.
—Por favor no. No quiero que se enteren mis papás. Si se lo dice a Gennaro, se enterará Bruno y sé cómo es Bruno. No puede tenerse un pedo.
Demetrio se carcajeó ante la respuesta de la chica, era tan sincera, espontánea, directa y que no le importaba la manera en cómo hablaba cuando estaba con él que más le gustaba. Alguien así quería para él.
La argentina se dio cuenta de lo que había dicho y no pudo evitar reírse también, y se rio de manera estruendosa, pero de inmediato se quejó de dolor llevándose la mano al costado.
—¿Te parece que tenemos que ir a Florencia sintiéndote así? —apostilló con seriedad.
—Sí, me parece, señor Cabassi, hay gente que solo va para verlo a usted y el festival quizás ni le interesa. ¿No se pone a pensar eso?
—La verdad es que no, yo voy porque me gusta ir a las presentaciones y eventos, conocer gente y para tener más trabajos, y obviamente para que las fans no se decepcionen.
—Bueno, ahí lo tiene, usted mismo me lo acaba de decir.
—Pero esto es otra cosa, Amarilis, sufrimos un accidente —insistió con algo de malhumor.
—Si hubiera sido al revés sí habría cancelado, llamaba a su representante y listo, pero esto es secundario, la figura pública es usted, no yo —dijo seria.
—Amarilis eres mi responsabilidad también. Les di mi palabra a tus padres que te cuidaría.
—Haga de cuenta que no nos pasó nada y listo. Nadie avisa a nadie y seguiremos todo como lo habíamos planeado. Punto. Me tomaré una pastilla para los dolores y ya está.
Él no le dijo nada, caminaron con lentitud por la banquina, ella iba más lento por el dolor del costado, varias veces se lo sujetaba con la mano porque creía que de ese modo no sentía molestias.
—Ven, no puedes caminar, te veo cómo caminas y sin chistar me dejarás que te levante.
—¿Levantarme adónde? —cuestionó perpleja quedándose parada y viendo cómo él la alzaba en sus brazos.
—Esto es inadecuado, señor Cabassi.
—Para de chistar, nadie nos ve y si lo hacen, vamos a decirles la verdad, ¿o quieres mentir? Si quieres mentir, yo no tengo problema.
La voz de Demetrio sonó en un susurro que solo ella escuchó cuando emitió las últimas palabras, Amarilis trago saliva con dificultad y quedó callada aceptando que la llevara a upa hasta que el auto del hotel los viera.
—Si te sujetas de mi cuello no pasará nada. Y sería bueno que ya me trataras con informalidad, ¿no? Eso de señor Cabassi me parece ridículo, que me digas Demetrio o Demi no significará que me estés faltando el respeto o cambiará algo entre nosotros.
La chica quedó un poco cortada, pero se dio cuenta que en un momento como aquel eran tontas las formalidades y estaba dispuesta a llamarlo por su nombre, a pesar de que lo encontraba un poco intimidante.
—De acuerdo, Demetrio.
La voz de la muchacha pronunciando su nombre, le hizo cosquillas en el estómago del actor.
Amarilis se sintió protegida por aquellos brazos que la sostenían como si ella no pesaba nada.
—¿No te peso?
—Para nada, eres como una pluma.
La chica solo pensaba en que quería que el auto apareciera enseguida para no tener que sentirse así cuando estaba con él.
Como si el chofer la hubiera escuchado, el coche del hotel encendió las balizas viéndolos en la banquina, y ellos caminaron hacia el vehículo, la bajó y la ayudó a meterse en el asiento trasero, le cerró la puerta y él bordeó la parte trasera del coche para meterse del otro lado.
—¿Te sientes bien?
—Sí, gracias.
El chofer viró el coche y regresaron al hotel.
No estaban muy lejos del establecimiento, y cuando llegaron volvió a hacer lo mismo, la ayudó a bajar del auto y la levantó en brazos.
—No hace falta que me sigas levantando en brazos, puedo caminar.
—Sin chistar, Amarilis, dejarás que te ayude hasta mañana, dependiendo de cómo te encuentres.
Al entrar, se acercó a la conserjería para pedir un médico para la señorita.
—Sufrimos un accidente, y necesito que un médico la revise, tiene un dolor en el costado de su torso.
—Enseguida lo llamo, ¿no quisiera que lo revise a usted también?
—No, yo me encuentro bien, gracias.
—De acuerdo, los médicos suelen tardar de una hora a dos horas.
—Está bien, lo esperaremos. Muchas gracias.
Demetrio entró al elevador con Amarilis en brazos y cuando llegaron al piso, se encontraron a Flaviana.
—Te estaba llamando y queriendo saber dónde te habías metido —gritó como una loca.
—¿Cómo obtuviste mi número? —Los ojos del hombre eran dos llamas de furia.
—Tu madre me lo dio.
—Cuando no mi madre, debí suponerlo. Mira Flaviana, no estoy para tus juegos y tus estupideces, tengo un asunto importante que atender como para que me jodas con tus tonterías —le habló mal.
—Claro, tu asunto importante es la puta de tu asistente, ¿no? —contestó con rabia y burla.
Demetrio bajó a la chica y la enfrentó.
—No me cabrees más de lo cabreado que ya estoy, cierra ese pico que tienes y me dejas de joder —su seriedad fue con total frialdad.
El actor sacó la tarjeta magnética, abrió la puerta y sostuvo de la cintura a la joven para entrar al cuarto, cerrando la puerta en sus narices.
La llevó a la habitación de ella y la sentó en el borde de la cama, Amarilis se sacó el calzado sin dificultad ya que eran zuecos y fue él que se ofreció a sacarle el blazer con lentitud por miedo a que sintiera dolor.
—No tengo intenciones de desnudarte.
—Lo sé, no te preocupes, que tampoco es que me vas a ver la ropa interior —cada vez que abría la boca decía una huevada tras otra y procuró mantenerse callada.
—Ay Amarilis, es terrible la contusión que tienes —admitió mirando el costado—. Tienes rojo desde la mejilla hasta el cuello y después un gran moretón en el costado donde están las costillas.
—Espero que no estén fracturadas.
—¿Sientes algo más aparte del dolor del costado?
—No, el mareo va y viene, pero de a ratos, no es constante y el costado es lo único que me duele.
—Por lo menos no hay fracturas o eso parece. No sabemos cuánto va a tardar el médico, ¿por qué no te das una ducha para que te sientas mejor?
—De acuerdo.
El hombre salió del dormitorio y cerró la puerta. Ella se puso de pie de a poco y fue desvistiéndose entre los dolores que sentía cada vez que se movía. Buscó ropa cómoda, ropa interior y entró al baño para ducharse y cuando salió se tomó un ibuprofeno que había llevado en el viaje.
Una hora y media después, el médico la revisó y le recetó analgésicos para el dolor, porque más que un golpe no tenía y que evitara movimientos bruscos.
Demetrio le dio las gracias al doctor y le pagó la cita.
—No tenías que pagarle, traje efectivo conmigo.
—No me costó nada.
—No, ya lo creo que no, pero esa no era la idea.
—¿Te gustaría cenar aquí o prefieres el restaurante?
—La vista del restaurante me gusta, si querés podemos ir, me puedo mover, aparte me tomé un ibuprofeno antes de que viniera el médico. Traje un arsenal de medicamentos conmigo por las dudas.
—¿Qué medicamentos te trajiste? —La miró perplejo.
—Para el dolor de estómago, dolor muscular, para los vómitos, para el dolor de cabeza y algunos otros más.
—Eres una farmacia ambulante —rio casi a carcajadas.
—Más o menos —rio ella también.
Ambos se fueron hacia el restaurante para sentarse cerca del ventanal y regalarles una preciosa vista nocturna.
—Qué inconsciente el tipo en manejar del carril contrario —pensó Amarilis en voz alta mientras miraba hacia el paisaje.
—La verdad que sí, ese tipo o estaba borracho o se quedó dormido por un momento porque otra cosa no me explico, menos mal que no pasó algo más grave —notificó el hombre.
—Por suerte no.
El teléfono móvil de Demetrio sonó y este lo atendió porque era su padre.
—Hola, papá. ¿Cómo estás?
—Al fin contestas hijo. Nos tienes muy preocupados, tu madre está desesperada porque no le respondías sus llamadas.
—No he podido, tuve un inconveniente con el móvil.
—¿Está todo bien?
—Sí, está todo bien.
—Flaviana le dijo a tu madre que te vio desalineado y con polvo en el pelo, y en la ropa.
El actor revoleó los ojos y se mordió el labio inferior.
—Tuve un accidente, pero estoy bien.
—¿Cuándo? ¿En qué momento? —dijo muy preocupado.
—Cuando volvíamos del evento, se cruzó de carril un coche y cuando lo esquivé fuimos a parar contra un árbol.
—¿Cómo se encuentra la chica?
—Ella está bien, pero con una gran contusión en un costado del torso y la mejilla roja del impacto del airbag.
—Menos mal que no fue peor, me alegro de que estén bien.
—Gracias, papá. Avísale a los demás.
—Sí, lo haré, no te preocupes. ¿Qué harán luego?
—Iremos a Florencia, tengo otro evento, Amarilis insistió. Yo creo que debería cancelar, pero me lo negó.
—Si te encuentras bien, no tienes porqué cancelar.
—Yo estoy perfecto, el tema es ella, pero no quiere que cancele, así que le haré caso.
—De acuerdo —rio un poco—, ¿quieres que me encargue del coche?
—No te preocupes, arreglaré desde aquí un servicio para que lo lleve hasta Roma y luego lo enviaré a arreglar.
—Está bien, entonces. Saludos.
—Gracias, saludos a todos.
Ya dentro del dormitorio, cada uno entró al suyo dándose las buenas noches.
Amarilis se metió en la cama y desde ahí posteó una foto del paisaje de ese día.
Y lo mismo hizo Demetrio, sobre todo agradeciendo la invitación al evento y obviamente sin mencionar el accidente que tuvieron porque no tenía intenciones de hacerlo público, por un tema para no preocupar a los padres de su asistente personal.
unicaregina Fotógrafa.... boeh jajajaja, ¡solo es una idiota!
gio.9 ¡Hermosa fotografía, querida! ♥
danipezzi ¡Qué foto magnífica! ♥
demetrio.cabassi La maravilla de Trentino. Muchas gracias Val di Sole por la invitación a la Fiesta de la Manzana
unicaregina La puta también acá comenta
gio.9 Pero termina con esta estupidez, yo sé quien eres, eres la estúpida que no ha pensado nunca de cambiar el hashtag de su propio perfil jajajajaja, flavianaok, la única reina es Amarilis, ella es la diosa romana y tú la ramera jajajajaja
gio.9 ¡Qué hermoso paisaje, Demi! ♥
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