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Departamento de Amarilis

El celular de la chica sonó fuerte y ella se despertó de sopetón sentándose en la cama y buscándolo aun estando adormilada, se enredó los pies con el sostén y forcejeó para desenredarse cuando al lograrlo cayó al piso. Se puso de rodillas acercándose al borde de la cama y agarró el aparato para contestarle la llamada a Demetrio.

—¿Hola?

—¿Sigues durmiendo? Son las ocho.

—La puta madre —emitió en susurros—, me quedé dormida y obviamente me olvidé de poner la alarma. Lo siento, haré rápido, a las nueve le tocaré la puerta.

—No necesitas correr tanto para ser puntual.

—Me paga para ser puntual en mi trabajo.

—Te pago para que disfrutes también. Haz tranquila, nos vemos después.

—De acuerdo, gracias.

Amarilis cortó la llamada y bostezó, se puso de pie y fue arreglándose de a poco. Para cuando estaba lista, se preparó una cápsula de café con leche de la cafetera eléctrica, que tomó de pie junto con un biscotti y luego agarró el abrigo y la cartera.

Golpeó la puerta de su vecino y este le abrió regalándole una sonrisa junto con unos buenos días.


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Ya dentro del auto, Demetrio metió la mano en el bolsillo de su abrigo de gabardina y le entregó dos bombones envueltos en papel metálico.

—¿Bombones? —preguntó sorprendida mirándolo.

—¿Te gustan los bombones?

—Mucho.

—Son tuyos, pruébalos.

—¿Usted ya comió?

—Sí, los compro seguido.

La joven agarró ambos y con tranquilidad fue comiendo de a uno.

—Qué ricura, ¿pistacho?

—Sí. Tiene buen sabor, ¿verdad?

—Demasiado bueno. —Admitió y sacó del papel el otro—. Mmm qué delicia. ¿Tiramisù?

—Así es.

—Nunca comí unos bombones tan ricos y que sus sabores sean tan intensos. Muchas gracias.

—Me alegro de que te hayan gustado mucho.

Demetrio le sonrió y Amarilis creyó hacerle cosquillitas el estómago.

—Me dijo Gennaro que la campaña de hoy está casi a las afueras de Roma, así que nos iremos ahora para no llegar tarde.

—Perfecto, pondré música —le mostró el pendrive.

—Me parece bien.

—¿Eres variada para escuchar música?

—Sí. ¿Y usted?

—También, aunque me inclino para las canciones italianas.

—Algo normal supongo.

La primera canción que él eligió fue Crush de Mandy Moore. Y Amarilis quedó petrificada. Si hubiera pensado mal de él estaría creída que le estaba tirando los perros como tantas veces le decía Fausto.

—Me hace acordar mucho a mi adolescencia —sonrió con alegría.

La argentina la cantó en silencio, solo moviendo los labios y él hizo lo mismo. Sin que se lo dijera, Demetrio le había dado una indirecta con la canción. Luego de aquella, le siguieron muchas otras variadas entre ellas, italianas, americanas, latinas hasta que llegaron al estudio para grabar la campaña y sacar algunas fotos.

A la chica le entregaron una silla para que se sentara cada vez que quería y le ofrecieron que se acercara a la mesa de alimentos y bebidas cuando quisiera, fue el actor quien le pidió que le trajera un café mientras la miraba de arriba hacia abajo, llevaba tacos altos, jeans ajustados, una blusa y un blazer ajustado al cuerpo, ladeó la cabeza por inercia al quedarse embobado con su caminar. Ella se acercó a él con el vaso descartable y se lo entregó en las manos.

—Gracias.

—No hay de qué.

—¿Podrías acercarte unos minutos? —Le preguntó el fotógrafo a Amarilis.

—Sí —le dijo y lo acompañó a un rincón.

—He sacado una buena tirada de fotos, tendrías que elegir las que irán a su perfil y otras para las publicidades de banners gigantes.

—De acuerdo. Las elijo y se las hago ver, si me da el okey ya las podrías apartar.

—Perfecto.

La asistente tuvo el privilegio de ver ella primero las fotos de Demetrio y quedó hipnotizada por el rostro. La cámara lo amaba.

—Me gustan mucho desde la número 111 a la 121, todas me gustan la verdad, pero creo que esas son buenas para agrandarlas y que él las tenga también.

—Me parece bien, te espero para saber qué decisión toma.

Amarilis giró en sus talones y le llevó a su jefe las diez fotos ya reveladas que ella había elegido.

—Le he elegido diez fotos para su perfil y para que puedan usarlas para la campaña, pero obviamente usted tiene la última palabra.

—Muéstrame.

Por unos minutos ellos quedaron en silencio hasta que el hombre habló de nuevo.

—Me gustan mucho, creo que habría elegido las mismas también.

—Si quiere le puedo decir al fotógrafo que le haga un mini book con las demás fotos para que las tenga también.

—Me parece bien, es buena idea.

—Bien entonces, ya le digo al fotógrafo que se quedó con estas —le mostró el pilón de fotos.

Alrededor de las cinco de la tarde los dos salieron del estudio y no faltaron los fans que se amontonaron a la entrada del lugar para sacarse fotos y que les firme autógrafos.

Cinco minutos después estaban de camino a la ciudad.

—Tienes buen ojo para elegir las fotos.

—Gracias, Bruno me agudizó los ojos —rio ante su propio comentario.

—Pero hay que reconocer que questa bella faccia è unica (esta bella cara es única) —rio ante su propio halago refiriéndose a su cara.

—Vaya, vaya, el señor Cabassi es egocéntrico.

Ambos se rieron.

Esta vez él puso la radio para escuchar un poco las noticias y alguna que otra cosa de espectáculos. Coincidió en que estaban hablando de Demetrio y el rechazo del nuevo papel que había obtenido porque su asistente había sido maltratada por uno de los productores. Entre los locutores discutían que parecía que había algo entre ellos dos porque la química que tenían la noche del estreno traspasaba toda lógica.

—Si supieran cómo me conoció y lo que hice sin conocerlo —comentó divertida para cortar la incomodidad del ambiente.

El hombre estalló de la risa para distender el clima de lo que habían escuchado de los locutores.

Amarilis apretó un poquito más el pedal del acelerador porque quería llegar cuanto antes al departamento y estar tranquila, y sola porque solo el hecho de estar viéndolo casi veinticuatro horas y todos los días, la estaba poniendo nerviosa cada vez que lo tenía cerca.

En media hora llegaron al edificio y cada uno entró a su hogar. Ella suspiró de alivio cuando se vio sola y colgó la cartera, y el blazer.

Se sentó en el banco de la isla y decidió hacer una videollamada con su mamá.


¡Hola, mami! ¿Cómo estás?


Mami

¡Hola, Lis! Nosotros estamos bien, ¿y vos?


Estoy bien también


Mami

Te veo rara, ¿qué tenés? ¿En serio estás bien?


Sí, estoy bien.

Un poco cansada nada más —le sonrió.


Mami

Lis, ¿estás comiendo bien?


Sí, como bien, no

te preocupes, ¿y papá?


Mami

Vino a almorzar y se fue hace un rato.

¿Cómo te trata el señor Cabassi?


Muy bien, demasiado bien por

ser su asistente personal


Mami

El señor es muy amable,

lo supe desde que se apareció en casa

y se quedó a tomar un café conmigo

para esperarte —le sonrió encantada.


Amarilis se quedó en silencio y su madre intuyó lo que intentaba decirle en aquella videollamada.


Mami

Me gustaría que me digas porqué

llamaste en verdad, Lis.

Te conozco, sos mi hija,

como para decirte que me llamaste

para algo que te pasó,

para algo lindo que te pasó


Creo que —se miró las uñas y la miró—,

me gusta —admitió tragando

saliva con dificultad.


Mami

¿Demetrio? —Abrió más los ojos.


Lis asintió con la cabeza y su madre pegó un gritito de alegría.


Mami

No sabés la alegría que me da escucharlo, Lis


No me puede gustar


Mami

No seas tonta, ¿por qué no podría gustarte?


Porque no, porque es mi jefe,

porque es una locura, porque es muy

pronto para algo así, algo que ni

siquiera sé si él gusta de mí


Mami

Bueno, Fausto y Bruno dicen

que está enganchado con vos,

y vos no le prestas atención


Mamá... Es millonario, famoso,

todas las mujeres lo adoran,

puede tener a la que quiera

para pasar la noche, incluso una

por noche puede tener, jamás se

fijaría en su asistente personal


Mami

Vos no sabés qué gustos tiene,

podés opinar de manera propia,

pero no podés opinar sobre

los gustos de la otra persona


Yo no soy de creer en esos flechazos,

y lo único que tuve con el sexo opuesto

fue una desagradable pose de mano

en mi muslo de mi exjefe


Mami

Pero Demetrio no es tu exjefe,

y no me parece tan descabellado lo

que estás sintiendo, se están viendo

desde días antes de tu cumpleaños,

y eso fue casi a finales de abril


Quizás tenga solo un deslumbramiento

por él y nada más. Estos días que pasaron la verdad

que fueron abrumadores, y falta una sesión

de fotos y una reunión para esta semana


Mami

Mi amor, si te gusta vas a tener

que aceptarlo, y a partir de ahora

empezá a ver las señales de él, digo...

Si crees que gusta de vos también


¿Te enumero las cosas que me dio e hizo que

yo creí que algo había pero que me hice

la tarada porque me pareció un poco raro de él?

Me dejó una canasta de flores cuando entré

la primera vez al departamento,

me dejó el refrigerador lleno de alimentos y

las alacenas también, me defendió de ese productor,

hoy me dio dos bombones de los que él

compra para que los pruebe, puso una canción

que por un instante me acordé de lo que estos dos

tarados siempre me dicen de él,

que me está tirando los perros.

Me trata bien, me deja elegir las cosas,

me da un lugar para mostrarme, por ejemplo,

en el estreno, algo que creo yo solo se debe

mostrar con su familia,

junto con el representante y su esposa


Mami

Bueno, voy a decir algo...

Te está tirando los perros

—su madre estalló de la risa.


Amarilis sintió los ojos arder porque tenía muchas ganas de llorar, y no pudo contenerse más.


Mami

Lis... Amarilis, escuchame,

no tendrías que llorar por darte

cuenta de que te gusta Demetrio


No puede gustarme...

No, no vine para esto


Mami

Te va a sonar cursi,

pero el cuerpo y el corazón

saben cuándo es el momento

correcto para que una persona te guste


No me va a servir mucho si él no

gusta ni un poco de mí.

Es hombre y famosísimo,

él no va a quedarse quieto para esperarme


Mami

Nadie dice que te tenga que esperar

mientras se siguen conociendo y

no sean pareja, es normal que vaya picando

de una flor a la otra hasta

decidirse por la indicada —sonrió.


La chica inspiró y soltó el aire sintiéndose más tranquila y relajada al hablar con su madre. En verdad necesitaba aquella charla de madre e hija.


Gracias por la conversación,

la necesitaba de verdad.

Solo me queda esperar a que él

en algún momento me diga algo

o ver alguna señal, aunque

si la veo no me atrevo

a decirle algo por miedo.

Igual, esto no está bien


Mami

Preciosa, deja que las cosas fluyan y relajate,

que si pasa algo, no sería malo


¿Me estás insinuando que no

te importaría que me acueste con él?

—Quedó de piedra y con los ojos bien abiertos.


Mami

Bueno, no tan así, no hace mucho

que se conocen, está bien que te guste,

pero de ahí a acostarte con él si surge en

un momento en que Demetrio te pueda

decir algo, y... La verdad que no me gustaría.

A ver, sé que estamos en tiempos

muy modernos y todo eso,

pero creo que hay un momento para

cada cosa, si tu papá y yo te dejamos

viajar y que seas independiente es

porque confiamos en vos, y sabemos cómo sos,

y tenemos confianza en quien te contrató también,

sinceramente que te acuestes con alguien a los

veintitrés no sería nada raro, lo raro es

que apenas lo conoces y te acuestes


Sí, te entiendo y no haría eso,

primero porque no me van esas cosas y segundo

porque sé que soy cagona con esas cosas, digo...

No vivo en un táper, pero me da miedo ese tema


Mami

Al principio es normal que te sientas así,

pero con el tiempo te acostumbras.

La verdad es que me encantaría que

Demetrio guste de vos también, pero bueno,

no podemos pretender que haya algo.

Lis, solo queremos que te sientas bien y

cómoda con la vida que estás haciendo allá, nada más


Lo sé, mamá, pero los extraño también


Mami

Nosotros a vos también,

pero hay que esperar a las vacaciones

de verano de Europa para que

pueda darte vacaciones, si te las da


O pueden venir ustedes también,

papá puede dejar de trabajar por un par de semanas,

les pago los pasajes y se quedan conmigo

en el departamento, no sería mala idea, ¿no?


Mami

Después hablamos de eso,

lo importante es que la

pases bien vos en donde estás


Y la estoy pasando bien


Mami

Me alegro escuchar eso,

bueno, mi amor, te dejo tranquila.

Hablamos otro día, pero nos

seguiremos mensajeando.

Un beso grande,

te quiero mucho —le tiró varios besos.


Yo a ustedes también los quiero mucho.

Un besote —le dijo tirándole besos también.


Amarilis cortó la videollamada y se puso de pie para prepararse algo para cenar e irse a dormir, no sin antes subir a su perfil una foto de recuerdo junto a Bruno.

unicaregina Si lo extrañas tanto, ¿¡por qué no vuelves de donde vienes, RAMERA!?

gio.9 ¡Tú eres una RAMERA! Quizás eres una envidiosa que solo sabe insultar a una chica que no te ha hecho nada, ¡vete de aquí estúpida!

romano_ Hermosa foto ♥

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