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Departamento de Amarilis
Demetrio tocó el timbre y escuchó movimientos dentro del ambiente y pasos que se acercaban a la puerta para abrirle. Se la encontró con un bolso al hombro y el vestido dentro de una funda que sostenía de la percha que tenía echada al otro hombro.
—¿Necesitas ayuda?
—No, estoy bien. ¿Tiene todo ya? Llevo la agenda electrónica también, por las dudas.
—No la necesitarás hoy, solo veremos la película y luego tendremos la reunión, y después nos quedaremos en el hotel.
—Lo sé, pero bueno, mejor que la tenga.
—Como quieras entonces.
Ambos bajaron por el ascensor hacia el estacionamiento privado y caminaron hasta el coche de Demetrio que sería el que usarían hasta llegar al hotel, y de ahí otro vehículo los llevaría al lugar de la premiare.
—Creo que no tengo que decirte que te diviertas y disfrutes del evento. Es lo más importante, Amarilis.
—De acuerdo. Por el momento no estoy nerviosa, pero tampoco quiero meter la pata por alguna imprudencia de mi parte.
—No harás nada de eso, tranquila. Aun así, la mayoría sabe que no estás acostumbrada a este ambiente.
—Bruno me lo dijo... —admitió en un susurro.
—¿Decías algo?
—Nada... Bueno, sí. Bruno ayer me dijo que era más que factible que la prensa italiana supiera de mí.
—Exacto.
El hombre encendió el motor y salieron con rumbo al hotel donde los demás los estaban esperando.
—¿Quién paga las habitaciones?
—Depende de qué tan grande sea la productora, a veces ellos, otras veces yo. Esta vez fue la productora.
—Pero... la reserva fue hace bastante, ¿verdad?
—Así es.
—¿Y dónde me ha ubicado? —Quiso saber porque estaba muy intrigada—. Porque no creo que hubiera habitación disponible para alguien más, o eso creo yo.
—Tenía que decírtelo antes, pero compartirás la habitación con mi hermana, espero que no te moleste.
—Para nada, era más que obvio que debía compartir cuarto, más si me contrató a último momento.
—No te contraté a último momento —frunció el ceño estando un poco ofendido.
—Sí, pero a lo que iba es que usted tampoco sabía si me iba a querer para el puesto, yo llegué mucho después de las reservas de habitaciones.
—Eso es verdad.
—Por lo menos compartiré dormitorio con una mujer y no con usted. Me deja aliviada, porque... se vería un poco mal si hubiera sido lo contrario.
—Lo sé y tampoco había pensado en que la compartas conmigo, si quedaba una habitación disponible, te la hubiera reservado.
—Lo sé y se lo agradezco.
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Sofitel Roma Via Borghese
Pronto llegaron al hotel, era tan imponente que Amarilis abrió la boca por inercia y Demetrio sonrió cuando miró su perfil.
Avanzó y dio un giro para meterse en el estacionamiento del hotel. Cuando encontró un hueco, apagó el coche, se bajaron y tomaron sus cosas para entrar al hotel y subir al lobby.
Apenas se abrieron las puertas, salieron y ella miró hacia todas partes.
—Qué lujo —admitió caminando detrás de él y las personas que pasaban por sus lados los miraban con atención, sobre todo a él.
—Ven a mi lado, no te quedes atrás, no me gusta.
Dio ligeros pasitos y se puso a la par de él.
Al llegar a la recepción, llenaron la planilla, dando el hombre un nombre falso para que nadie sospechara que estaba allí.
—Tutto perfetto, signore Cabassi (Todo perfecto, señor Cabassi) —miró el registró y le sonrió—. Buena estadía a ambos.
—Grazie (Gracias) —le dijo ella con una sonrisa.
Enseguida subieron al piso de las habitaciones y caminaron hacia allí.
Dos voces femeninas se escucharon desde la entrada y con la puerta cerrada, eran italianas.
—No sé en qué estaba pensando tu hermano cuando te dijo que ibas a compartir el cuarto con esa que ni siquiera sabemos quién es. Ni nos consultó si nos agradaba para que sea su asistenta.
—Ay mamá, no seas exagerada. Demetrio es bien grande para decidir por sí solo.
—No siempre, ¿o te olvidas lo que pasó con la que nos presentó?
—Pero es su vida privada, no tienes porqué meterte —la joven se notaba alterada y cansada de discutir con su madre.
—Vayamos con Daniela y Gennaro.
—De acuerdo —le dijo incómoda.
El italiano se giró en sus talones y caminó tres habitaciones más para golpear la puerta. Enseguida los recibió Daniela con una sonrisa.
—¡Al fin llegan! —Le dio dos besos a cada uno y los abrazó para que pasaran al interior del cuarto.
—Voy a ver si mi familia necesita algo —contestó Demetrio y las dejó solas.
—¿Y Gennaro?
—Fue a buscar los trajes a la sastrería.
—¿Irán de esmoquin?
—No, de traje.
—Me parece bien, por lo menos no es tan importante como una entrega de premios.
—Las alfombras rojas de ese estilo son otra cosa, más glamorosas, esta lo es, pero hay una pequeña diferencia.
—Entiendo —respondió con una sonrisa.
Casi dos horas después cada persona se fue a la habitación que le correspondía estar, y fue el momento de que la hermana de Demetrio y ella se conocieran en persona, pero aún no conocía a los padres del actor.
—Ciao, mi chiamo Mellea (Hola, me llamo Mellea) —la joven le dio dos besos junto con una gran sonrisa.
—Ciao, io mi chiamo Amarilis (Hola, yo me llamo Amarilis) —le correspondió los dos besos con otra sonrisa también—. Solo parla italiano? (¿Hablas solo italiano?)
—No, anche spagnolo, il mio fratello mi ha detto che stai imparando l'italiano, brava (No, también español, mi hermano me ha dicho que estás aprendiendo el italiano, buena)—comentó con alegría.
—Certo, però non sono molto buona a parlare (Sí, pero no soy muy buena al hablarlo).
—Io ti capisco troppo bene (Yo te entiendo muy bien).
—Grazie mille (Muchas gracias).
—Però se volete, posso parlare spagnolo (Pero si quieres, puedo hablar español).
La joven apretó los ojos dos veces.
—Per favore, se non avete problema (Por favor, si no tienes problema).
—No, dai, non fa niente (No, vamos, no pasa nada). ¿Quieres elegir la cama? —Le sugirió y volvió a apretar los ojos.
—Me da lo mismo cualquiera de las dos —abrió un poco más los ojos ante la pregunta de la chica.
—Te cedo la cama del lado de la ventana, así aprecias la vista.
—Te lo agradezco —comentó y dejó sus cosas sobre la cama.
—Demetrio me dijo que eres argentina y que tienes una manera de hablar bastante diferente a la verdadera. ¿Cómo así? —Pestañeó varias veces.
—Ah, de eso —rio con algo de incomodidad—, es que, en mi país hablamos con nuestro propio idioma, es como un dialecto, en realidad creo que lo es —respondió un poco pensativa—, se llama rioplatense y no hablamos con los verbos y con algunos pronombres personales verdaderos, no como se los conoce globalmente.
—Creo entender. Por ejemplo, el pronombre personal, tú, ¿cómo le dicen ustedes?
—Vos... Lo mismo si tengo que decir, por ejemplo; sos, para mí es eso y para los demás representa eres.
—Mmm —su cara mostró curiosidad, entrecerró los ojos y llevó un dedo sobre sus labios pensando en lo que le estaba por decir—, es como si perderían la formalidad al hablar, algo así, ¿no?
—Es posible, pero creo que te lo estás confundiendo con el usted. Y ese sí es un pronombre personal formal, porque va ligado al verbo es. Aunque nosotros sí usamos ese verbo y el usted en ciertas ocasiones muy formales que merecen respeto.
—Ya voy entendiendo, en fin, si quieres hablarme en tu idioma creo que no me será tan complicado, a menos que me digas palabras muy de tu país.
—Trataré de no hacerlo —rio por la espontaneidad con que le había hablado la chica—. Y si lo hago en algún momento, te lo explicaré.
—Perfecto —sonrió con entusiasmo.
—Aunque no sé si deba hacerlo con el resto de las personas.
—Mmm, quizás no, pero conmigo sí puedes, y con mi hermano también —dijo dando saltitos de estar contenta.
—Daniela y Gennaro no tienen problema en que les hable con mi idioma.
—Me parece bien —dijo y dio palmaditas contra sus propias manos estando contenta.
Dos horas después, las chicas estaban siendo peinadas y maquilladas por cuatro personas.
Mellea parpadeaba con constancia y la maquilladora era muy paciente con ella, Amarilis la miraba intrigada, pero se mantuvo callada. Dejó que la terminaran de peinar con algo muy sencillo que había pedido, no se sentía cómoda si tenía que pedir algo más extravagante y optó por lo más simple, un semirecogido con unas pequeñas piedras que sostenían la unión entre mechón y mechón.
Apenas se fueron, las chicas quedaron solas otra vez y se vistieron.
—¿Me ayudas con la ropa? Por favor, se me dificulta un poco.
La joven la miró, pero no le cuestionó nada, solo le dijo que sí y la ayudó a vestirse.
—Te queda hermoso el vestido —le comentó Lis.
—Gracias, lo mismo digo —su amplia sonrisa fue genuina.
Cuando golpearon la puerta, fue Amarilis quien se acercó para preguntar quién era.
—Zinerva.
Abrió la puerta y se encontró con una mujer muy fina y esbelta, de unos cincuenta años y preciosa. Supo que era la madre de Mellea y Demetrio.
—¿Ya estás lista? —Pasó de largo y se concentró en su hija.
«Encantada yo también, señora», —pensó quedando desconcertada.
—Sí.
—Bien, porque ya nos vamos.
—Caaaazzoooo (Mierda) —fue su primera palabrota.
—Contrólate, Mellea —expresó su madre.
Amarilis quedó fuera de situación al ver a ambas conversar y sin entender muy bien de qué estaban hablando.
La chica inspiró y exhaló el aire de a poco, y así lo hizo un par de veces más. Su madre abrió la cartera de mano de su hija y sacó un frasquito de pastillas, de inmediato Amarilis le sirvió un vaso con agua mineral y se lo entregó a la mujer.
Zinerva la miró directa a los ojos y la argentina tragó saliva con dificultad cuando la miró con esos ojos, el mismo color de ojos que Demetrio y sintió miedo.
—Grazie (Gracias) —respondió con seriedad.
—Prego (De nada). Esco (Saldré) —anunció Lis y tomando su cartera de mano, salió del cuarto.
Prefirió dejarlas a solas antes que ser un mal tercio y esperó a los demás en el pasillo.
Decidió enviar un mensaje al grupo familiar.
¡Hola! ¿Cómo están? 😊
Bruni
¡Hola, nena! Acá todo bien, ¿y vos?
Por acá todo bien también,
pronto para ir a la premiare,
tengo unos nervios que tengo miedo
de que me den ganas de ir
al baño de repente
Bruni
🤣🤣
Reite, no sabes los nervios que tengo
Bruni
Quiero ver cómo estás, manda foto
Mami
Hola, mi amor. ¿Cómo estás?
Hola, mami. Estoy bien, ¿y ustedes?
Mami
Por acá todo bien también
Amarilis se hizo una selfie y detrás de ella apareció Demetrio asomándose desde uno de los hombros de la chica.
Bruni
¿Y el intruso ese? 🤣 🤣
La argentina giró la cabeza para mirarlo y se quedó de piedra porque ni siquiera había sentido que estaba a su lado.
—Señor Cabassi... —admitió sorprendida.
—Amarilis... —la nombró con una sonrisa.
—Pensé que estaba abajo o que todavía no estaba listo.
—Ninguna de las dos cosas —rio y apretó el ícono de la videollamada desde el celular de la chica.
—¡¿Qué hace?! —habló desesperada.
—Una videollamada con tu familia. Ciao! (¡Hola!) —Les dijo contento a Bruno y a Alba.
—¡Hola! —expresaron ambos del otro lado, alegres de verlo de nuevo.
—Nos estamos por ir con Amarilis a la premiare junto con mi familia, no se preocupen por ella, la cuidaré bien —les notificó y luego miró a la joven.
—Que se diviertan, besos —respondieron los dos y después de hablar unos minutos más, cortaron la videollamada.
—¿Por qué te quedaste en el pasillo sola?
—Su madre y su hermana necesitaban estar a solas.
Las dos mujeres salieron del dormitorio y el actor se acercó a su hermana para saber cómo se encontraba.
—Estoy nerviosa —le dijo a él mirándolo a los ojos.
—Estaré contigo, no te preocupes.
—Caaaa... Caaazzoooo —su modo de decir las malas palabras, eran algunas veces contraídas y otras tantas alargadas, y cada cierto tiempo pestañeaba con fuerza.
Lis no se metió en la situación porque creyó que no era quién para hacerlo.
—Amarilis —la llamó su jefe—, avísale a los demás que ya nos vamos, por favor.
—Claro —asintió con la cabeza.
Unos minutos después de que Demetrio les presentó a sus padres a su asistente personal, y que Zinerva tuvo que saludarla por compromiso, el actor entrelazó el brazo y la mano de su hermana con los suyos, y miró a la joven.
—Amarilis, ven a mi lado.
La muchacha observó a la madre de Demetrio y luego desvió la vista hacia él para acercarse y caminar a la par de ambos.
Los demás los siguieron por detrás, Amarilis miraba de reojo cómo su hermano la calmaba y le pareció un gesto muy tierno por su parte.
Dentro del coche que los llevaría al lugar del evento, se encontraban Mellea, él y Amarilis. Ellas dos en el asiento trasero y Demetrio como copiloto.
De a poco y preocupada como estaba por la situación que presenció, la argentina le preguntó a Mellea cómo se encontraba.
—Estoy mejor, gracias —le respondió con una sonrisa.
🎬🎬🎬
Roma, Italia
Cinema Europa
No les llevó mucho tiempo llegar al edificio, un edificio tan imponente que la chica agachó la cabeza para mirar hacia arriba. A partir de allí, los flashes comenzaron a dispararse.
Demetrio bajó y los saludó, abrió la puerta trasera ayudando a su hermana a bajar primero, y después a su asistente. Los tres recibieron fotos, pero el hombre se acercó a la prensa para hablar con ellos y posar para las cámaras.
—Caaazzoooo, cuánta gente hay —admitió Mellea nerviosa y arrastrando la mala palabra y pestañeando con fuerza varias veces.
Por una cosa rara a Amarilis le causó risa su manera de decirlo y se echó una risita.
—Merdaaaa, meeeerdaaaa, cuánta gente —repitió—, gente, mucha gente.
—Sí, la hay, pero tu hermano te cuida, no te pasará nada.
Pronto llegaron los demás y se bajaron, Gennaro se acercó a Amarilis para hablarle.
—Nosotros dos tenemos que entrar, para saber cómo marcha todo, ¿te parece?
—Me parece bien, lo que digas.
Ambos entraron sin mirar a nadie más, Mellea se quedó con sus padres y Daniela, mientras que Demetrio aún posaba para los medios de comunicación y saludaba a algunas fans. Con amabilidad se acercó a quienes estaban allí por él y por los demás actores, para sacarse fotos y firmar autógrafos.
A medida que el actor respondía a las preguntas, y compartía fotos con su familia y Daniela, dentro del edificio se encontraban Gennaro y Amarilis llegando a un acuerdo para poner la valla con cordón más alejada.
—Me parece que la valla tendrá que ir más alejada de la alfombra —acotó la chica y el organizador la miró perplejo.
—¿Por qué?
—Por temas de seguridad, si algún periodista quiere preguntar algo, el actor nombrado se acercará y podrá responder sin problemas, porque esa valla está demasiado cerca de los actores.
—Pero todos aquí son profesionales, nadie podrá intentar hacer algo.
—Habrá fans, nadie sabe cómo reaccionarán en un ambiente reducido.
—Tiene razón —comentó Gennaro—, no nos podemos arriesgar, porque el evento no solo es para el grupo que realizó la película, está abierto a quién quiera acercarse y verlos.
Amarilis no solo pensó en los demás, sino que también pensó en la hermana de Demetrio, se notaba que le tenía fobia a tanta gente en un mismo lugar.
—De acuerdo, diré que alejen la valla.
—Muchas gracias —le dijeron ambos.
Cuando el representante y la asistente se quedaron solos, fue el hombre quien le preguntó a la chica el porqué de la insistencia.
—¿Qué te hizo pensar en eso?
—Mellea, no sé lo que tiene y tampoco tengo porqué saberlo porque es un tema muy personal y yo soy una extraña, pero supuse que era mejor alejar a todos porque vi cómo de nerviosa se pone con mucha gente.
—Es la primera vez que veo una asistente preocupada por el familiar de un famoso que por el famoso mismo o por querer lucirse la persona misma en el evento.
—Pero el señor Cabassi no tenía asistentes, ¿o sí? —Lo miró con los ojos un poco más abiertos.
—No, eres la primera que tiene, lo digo por otros... Y espero que seas la única también, me gustó tu manera de ver el panorama.
—Te lo agradezco —sonrió con amabilidad.
Las puertas del edificio se abrieron y pasaron al interior la prensa, y luego todo el equipo junto con algunos familiares también.
Y a partir de allí empezaron las quejas.
demetrio.cabassi ¿Están preparados para la Alfombra Roja de la película "Buio"?
gio.9 ¡Todavía no me lo creo que voy a conocerte! ♥
danipezzi ¡Éxitos, querido! ♥
bria. Mamma mia! ¡Será un nuevo hit para ti, amor! ♥
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