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Buenos Aires, Argentina
Ramos Mejía
Casa de té Amelie
Como todos los sábados Amarilis y Bruno se reunían en una cafetería diferente para tomar un café o lo que les apetecía de la carta del menú de bebidas calientes, esta vez fue algo distinto, habían decidido reunirse en una casita de té. No era solo beber una infusión, era el hecho de verse con esa persona querida por la otra.
—¿Y bien? ¿Me vas a contar qué te pasó? —cuestionó su amigo al observarla.
—Me despidió el estúpido de mi jefe —agachó la cabeza.
—¿Te fuiste de boca? —La miró sorprendido a los ojos.
—Ojalá hubiera sido eso, no, fue por otra cosa —se lamentó y hasta sintió algo de vergüenza por decírselo—, mis papás ni siquiera saben el porqué me despidió —comentó incómoda—, solo saben que redujeron el personal.
—¿Entonces? —Levantó una ceja mirándola.
—Intentó propasarse y le pegué una cachetada. Era más que obvio que no iba a quedarme más tiempo allí.
—Hiciste bien.
—Lo sé pero se me va a complicar conseguir trabajo de nuevo y más de algo que me gusta de verdad —bebió un sorbo de su té de rosas—. Más sabiendo que daba parte de mi sueldo para que mis papás pudieran pagar las cuotas del crédito que sacaron para remodelar la casa.
—No te aflijas, pronto encontrarás otro y mejor —le dijo tomando su mano libre.
—Y contame, ¿cómo va tu carrera laboral? Escuché que estás muy top —rio de buena manera—, me alegro mucho por eso.
—Sí, la carrera cada vez es más alta, sí te conté sobre el actor que estoy por entrevistar acá en Buenos Aires y que hablé con él algunas veces respondiendo sus historias o dejándole comentarios y mensajes sobre cosas que postea, ¿verdad?
—No me dijiste nada, sabés que de esas cosas yo paso.
—Bueno, ahora lo sabés —se rio ante la respuesta—, llega pasado mañana a Argentina porque quiere tomarse un descanso después de su última película que dentro de unas semanas se estrena.
—Bien, ¿y es americano?
—No, italiano, ahora te lo muestro —respondió buscando por su teléfono móvil—, es el actor del momento y el mejor cotizado, se rumorea que Hollywood lo quiere, y tiene ofertas muy buenas.
—Qué bien por él y qué bien por vos también, porque seguro que será un antes y un después en tu carrera.
—Supongo que lo será, no lo sé, lo que sí sé es que no siempre da entrevistas individuales y se me dio la oportunidad, así que la aproveché.
—Me parece perfecto.
—Este es... —le dijo y le dio vuelta el móvil para que su amiga lo mirara.
Amarilis casi se ahoga con el líquido caliente, ese hombre no podía ser real. Vio su nombre y luego al hombre nuevamente. Sin querer se le tiñeron las mejillas más de lo que ya las tenía.
—¿Es real?
—Obvio, mami —sonrió—, este espécimen es perfecto.
Amarilis rio casi a carcajadas cuando lo escuchó.
—Sos un tonto.
—¿A que te llamó la atención o no?
—Sí, no te lo puedo negar. Pero tiene una pinta de arrogante...
—Para nada, es muy amable y siempre me respondió con respeto.
—Menos mal... ¿Y pasado mañana mismo lo entrevistarás?
—No, al día siguiente.
—Demetrio Cabassi —pronunció la chica.
—Hasta su nombre completo es extravagante —emitió Bruno picándola aún más.
—Sí.
—¡Ya sé! —dijo efusivo—, ¿por qué no me acompañas a la entrevista? —sugirió haciéndole ojitos y dándole una sonrisa compradora.
—¿Estás loco? ¿Con qué excusa iría con vos? No puedo y aparte quedaría súper mal. El tipo te da la confianza de una entrevista a solas, no podés meter gente que no es de tu misma rama laboral.
—Habrá un camarógrafo y un fotógrafo también, y quizás una maquilladora, aunque esta última lo dudo —notificó con una mano en su barbilla y de forma pensativa.
—Como sea, no puedo ir, te agradezco que quieras invitarme pero me parece que quedaría mal.
—Puedo hacerte pasar por mi colega o por una estudiante de Comunicación que me dejaron a cargo para explicarle algunos detalles.
—Tu imaginación no tiene fin, Bruno —rio a carcajadas.
—A mí no me cuesta mucho hacer eso pero si no querés, está bien —sorbió de su té de frutos rojos.
—En serio, no —negó con la cabeza también antes de beber otro sorbo de su té de rosas.
—Ya que no estás más empleada y tenés tiempo libre, qué mejor que pasarte el día con tu mejor amigo —la observó por el borde de la taza mientras sorbía.
—No —dijo con firmeza.
Bruno le hizo un puchero.
—Ya Bruno, otro día la pasaremos juntos, ahora que decís que no estoy más empleada... Tendré tiempo de sobra hasta que no sepa qué hacer con mi vida.
—Yo te lo soluciono súper fácil si querés.
—Conozco tus ganas de meterme en algo tuyo —admitió y él le mostró los dientes riéndose de manera comprometedora.
—Saquémonos una foto como todos los sábados —sugirió él con otra intención.
—Está bien —asintió.
Bruno se levantó de la silla y se sentó al lado de su amiga, la abrazó por los hombros y se tomaron una foto muy sonrientes, y otra donde ella lo abrazaba por delante del cuello y tocando su mejilla.
Pronto volvió a su sitio y este la subió al instante a su cuenta de instagram donde puso las simples palabras de "Hermana de la vida" junto con un corazón.
Amarilis se lo pensó mejor y le pidió que la borrara.
—Mejor borralas, es tu perfil de trabajo.
—No es mi perfil de trabajo, es un mix y si lo fuese las postearía igual, subo lo que quiero, nadie se tiene por qué ofender porque suba un par de fotos con alguien que considero mi hermana. De todas maneras, no es la primera vez que subo tu linda carita a mi perfil de instagram —le sonrió sin mostrarle los dientes.
Mientras Bruno miraba y daba likes a otros perfiles a los que seguía, le llegaron varias notificaciones incluyendo una del actor.
—No tenés idea de quien me acaba de dar un like —emitió contento.
—¿Quién?
—Demetrio Cabassi.
La chica escupió el líquido contra la ventana que daba a su lado y abrió los ojos viendo el desastre que había hecho. Tomó varias servilletas de papel y con disimulo limpió el vidrio mojado.
—¿Cómo se le ocurre dar un like? —cuestionó mientras terminaba de limpiar y miraba a su alrededor por si alguien la observaba también.
—Ay nena, que un like no se le niega a nadie —rio.
—Obvio que no pero es medio raro.
—El señor es curioso como un oso —comentó Bruno risueño y ella terminó riéndose de nuevo.
—¿Y cómo vas con ese bombón que tenés por novio?
—Muy bien, el mes que viene cumplimos dos años de pareja y estamos viendo para ir a vivir juntos —dijo muy entusiasmado.
—Brindemos por eso —expresó su amiga con una sonrisa y acercó su taza para que él la chocara también.
Una hora después de las dos que pasaron, se despidieron en la entrada de la casa de Amarilis donde fue Bruno quien la llevó hasta allí.
🎬🎬🎬
Alvear Palace Hotel
Bruno había llegado muy puntual a la entrevista junto con el camarógrafo y el fotógrafo, se acomodaron en un área de la suite del actor cuando este los recibió con amabilidad, una sonrisa y estrechando las manos. A pesar de la seriedad que Demetrio dejaba ver ante los demás, les ofreció para beber y comer pero los tres rechazaron su ofrecimiento. El actor hablaba español e inglés, aparte de su idioma original, el italiano, y no fue complicado entenderlo cuando le preguntó a Bruno si prefería que tuviera un saco o no para la entrevista.
—Como te sientas más cómodo. No te impondré nada porque ya es demasiado que hayas aceptado que te haga la entrevista.
—Nos va a venir bien a los cuatro, ¿no te parece?
—Sí, eso creo —asintió con la cabeza también.
Cuando estuvo todo preparado, Demetrio se sentó en la silla de estilo francés cruzando las piernas y esperó por el periodista para dar comienzo a la entrevista que grabarían. Las fotos se las sacaron luego de la misma, la cual duró una hora.
Bruno aprovechó el desmonte de cámaras para llamar a su amiga, quien se encontraba en las calles dejando curriculums en algunas empresas y hasta en estudios jurídicos, ya no le importaba mucho qué trabajo iba a tener con tal de tener un sueldo.
—¿Cómo estás?
—Bien, dejando cartas de presentación, ¿y vos? ¿Ya terminaste?
—Estoy casi en eso. ¿Todavía nadie te llamó para entrevistarte?
—No, seguiré recorriendo. ¿Cómo fue la entrevista?
—Excelente.
—Me alegro —sonrió—. Deberíamos vernos a mitad de semana para celebrarlo, ¿no te parece?
—Sí, me parece —rio y se dio vuelta para mirar a los tres hombres.
Dos de ellos estaban guardando los aparatos y el actor escribía en un papel. Demetrio levantó la nota y se acercó a Bruno para que la leyera, este levantó las cejas sorprendido y activó el altavoz.
El papel era bastante claro "Escuché la pregunta que le hiciste, lo siento. ¿Quién es? ¿Busca trabajo?"
—¿Qué son esos ruidos? ¿Me pusiste el altavoz, Bruno? —preguntó incómoda.
Al actor le había gustado su voz.
—Están haciendo mucho ruido porque están acomodando todo lo que sacaron para la entrevista.
—Hola —acotó el europeo y ella se quedó en silencio.
—Bruno, te mato, me dijiste que no estaba en el altavoz —emitió sorprendida.
—Jamás te lo negué. Creo que hay alguien que quiere hacerte una entrevista —admitió leyendo otra nota del actor en donde le pedía conocerla.
—Eh... me parece que no.
Fue Demetrio quien intervino en la conversación mientras que Bruno despedía al camarógrafo y al fotógrafo.
—Buenas tardes, en verdad necesito conseguir a alguien que quiera trabajar y por lo poco que escuché, tú estás sin uno.
Amarilis quedó callada.
—¿Puedo conocerte en una cena? Si te parece demasiado, estará tu amigo también.
Bruno quedó desconcertado pero no dijo nada.
—¿Por qué querría conocerme? El actor más cotizado y famoso, ¿qué tendría que querer conocer de alguien como yo?
—Veo que estás bien informada —miró al periodista—. Necesitas un trabajo y yo necesito a alguien.
—Dudo mucho que pueda servirle de algo.
—¿Por qué no dejas que yo decida eso y no tú?
—Acepta la cena y ya después verás —acotó Bruno.
—Estoy bien segura que lo hiciste a propósito, cuando nos veamos tú y yo arreglaremos cuentas, Brunito —dijo irritada.
Demetrio arqueó una ceja y sonrió de lado ante el desparpajo de la chica.
—Te espero a las ocho de la noche en el restaurante del hotel Alvear Palace.
—De acuerdo.
Bruno cortó la llamada y la joven más cabreada se puso.
Ahora estaba metida en una cena a la cual no quería asistir y todo por el sinvergüenza de su mejor amigo.
Dentro de la suite, el actor quiso saber un poco más sobre ella.
—¿Es tu hermana?
—Es mi mejor amiga.
—Parece que se llevan bien hasta el punto de hablarte así como escuché.
—Así es, la adoro.
—¿Es la chica de la foto? —Levantó las cejas y se lo preguntó al recordar las palabras que le había dedicado el hombre en las fotos de su perfil.
—Sí. En fin, me retiro, te agradezco mucho que hayas aceptado la entrevista, cuando esté hecha la edición, te avisaré y te enviaré una copia. La subiré a mi canal de YouTube y a mi perfil de Instagram, las fotos las subiré en el perfil también, y ambas cosas también en mi blog personal.
—De acuerdo, gracias a ti por tu amabilidad. Nos vemos en la cena.
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