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5: Asi se siente un corazón roto

Beomgyu no tenía idea de donde vivía Yeonjun, ni tampoco era cómo que de averiguarlo podría simplemente presentarse en su casa.

Esperar para interactuar con el cada jueves en clase tampoco era una opción, en su segunda clase Yeonjun había hecho cómo que no existía, y cómo fue una clase escrita ni siquiera tuvieron que interactuar.

Él no tenía idea mucha idea de autos a parte de lo básico, sus padres pagaban el mantenimiento mensual de su auto y jamás había tenido mayores problemas con el, pero ahora debía encontrar una forma de tenerlos.

No era tan difícil imaginarse que un clavo grande haría el trabajo de pinchar una de sus ruedas, así que con toda la intención del mundo dejo un clavo que había robado que había robado de una caja de herramientas que había encontrado en el garage de su casa en el camino de su auto, y lo pisó.

Ups.

Condujo hasta el taller del que había visto a Yeonjun salir, se preguntó si el pensaría que era tonto por no saber cambiar una rueda, pero no le importó.

El volante de su auto se había vuelto más pesado mientras conducía, así que supo que había tenido éxito.

Con total intención se estacionó enfrente al "Taller de reparaciones Jeon".

La primera vez, se había dado cuenta de que había un pequeño timbre en la muralla, así que lo tocó.

El lugar lucía tan desordenado cómo la primera vez, nadie había barrido las hojas del árbol que caían, solo seguían acumulándose ahí sin que a nadie le importara.

Escuchó la puerta principal abrirse y sintió su nerviosismo aumentar.

Pero no fue Yeonjun quien abrió.

Era la chica que había visto antes.

Estaba vez estaba vestida con unos simples pantalones deportivos y una camiseta, era domingo por lo que tenía sentido que no estuviera producida, pero Beomgyu la resintió al notar que igualmente seguía siendo bonita.

La chica caminó hasta el portón bajo color gris y le preguntó:—¿Puedo ayudarte?

—Uhm, mi auto acaba de descomponerse y vi el cartel, me preguntaba si habría algún mecánico trabajando, se que es domingo pero es una emergencia.—Ella lo observó y luego pasó la mirada a su auto.

—Mi hermano no trabaja los domingos, tal vez te cobre el doble.—Beomgyu resopló.

—El dinero no es problema, solo quiero llegar a casa.—Ella asintió.

—Ya vuelvo.

Ella se dio la vuelta y volvió a entrar. Se dio cuenta de que probablemente vivía allí, en esa casa descuidada.

Beomgyu esperó impaciente, pero otra persona no tardó en salir. Esta vez era un hombre.

Y claramente un alfa.

Tenía que ser varios años mayor que el, en sus entrados 20, también era muy musculoso y estaba lleno de tatuajes. Se acercó al portón y lo abrió de inmediato diciendo:—¿Qué tal? Me llamo Jungkook.

Beomgyu se sonrojó. Era muy atractivo.

—Soy Beomgyu.

—Bueno, Beomgyu, ¿qué fue lo que le pasó a tu auto?

—El volante está duro, creo que tal vez una de mis ruedas esta desinflada.

El hombre asintió.

—Le echare un vistazo, ¿está bien?—Paso al lado suyo y se dirigió directamente al auto. Beomgyu simplemente asintió.

El hombre estaba vestido casualmente, pero seguía siendo atractivo y tenía un piercing en el labio. Tenía un aspecto peligroso, pero una voz y actitud amable.

Cuando se inclinó en la rueda izquierda de adelante, ubico el problema.

—Si, está rueda está desinflada.—Se puso en cuclillas para inspeccionar mejor el problema.—Pisaste un clavo, podría quitarla y arreglarla pero me llevaría un rato, ¿tienes una rueda de repuesto?

—Si, en el baúl.—Respondió Beomgyu.

—Bien, solo voy a cambiarla entonces. Iré por mis herramientas.—El omega asintió.

El alfa nuevamente se adentró en la casa y Beomgyu sintió que sus palmas sudaban.

Yeonjun ni siquiera estaba ahí, ¿acaso estaba perdiendo el tiempo?

Observo cómo el atractivo alfa cambió rápidamente su rueda y le puso la de repuesto. No le tomó ni 10 minutos hacer todo el proceso.

—¿Cuánto te debo?—Preguntó Beomgyu sin mucha emoción. El alfa estaba arrastrando la rueda pinchada hacia el portón, paró justo enfrente a Beomgyu.

—Puedo arreglar esta para ti si me esperas.

—Estoy un poco apurado.—Respondió. No era cierto, solo quería irse ya a casa.

—Puedes pasar a buscarla mañana, es importante contar con una rueda de reserva para situaciones de emergencia, y seguro no querrás gastar mucho más dinero en una nueva.

En realidad no me importa.

Pero no era del todo cierto, si bien sus padres lo consentían tampoco eran exactamente ricos, seguramente se enojarían si la nueva rueda era cara.

—Pasaré por ella mañana.—El alfa sonrió.

—La tendré lista, y no me debes nada si me das tu número.

Beomgyu se sorprendió mucho por un momento, luego se sonrojó por completo ante la sonrisa coqueta del alfa.

—Y-yo, aún estoy en la escuela. Pero...

La sonrisa se borró.

—Serán 7 mil wones, estará lista mañana en la tarde. Puedes pagar mañana.

Beomgyu contuvo la necesidad de reír nerviosamente, era obvio que ya no estaba interesado.

—Puedo pagarte ahora, y lamento decepcionarte.—Dijo sacando su billetera. El alfa lo miró atentamente.

—Lamento haberme sobrepasado... no puedo creer que seas menor, ¿eres menor?

—Tengo 17.—Sacó el dinero que el alfa había pedido y un poco más.

—Oh, Dios, la edad de mi hermana menor.—Río, aceptando los billetes que el omega le pasaba, de inmediato se dio cuenta de que era más del precio estándar.

—Quédate con el cambio, lamento haberte molestado un domingo.—El alfa volvió a sonreír.

—De nada, Beomgyu, cuando tengas 21 pasa por aquí otra vez y podría volver a pedir tu número.—El omega rio.

—Entonces podría aceptar, Jungkook. Gracias, te veré mañana.







******








Había dormido con una sonrisa esa noche, después de mucho tiempo.

No es que exactamente le había gustado Jungkook, no lo conocía, pero no le hacía daño a su autoestima saber que un alfa tan atractivo y mayor había querido coquetearle.

Además, su reacción al saber su edad había sido divertida, y lo respetaba por haber retrocedido cuando se dio cuenta.

Al día siguiente estuvo distraído en sus clases. Últimamente le costaba mucho prestar atención, habían demasiadas cosas en su mente. La última campana anunciando el final del día lo hizo sentir aliviado.

Recordó que tenía que recoger su rueda, y se hubiese sentido tonto de nuevo de no ser porque probablemente ver a Jungkook le levantaría el ánimo. Probablemente nunca saldría con él, pero el alfa era amable.

Su madre lo mataría si supiera, sin embargo.

Fue al baño, pues se había aguantado toda la clase ya que ese profesor nunca dejaba salir a nadie.

La mayoría de la gente se apuraba a salir, así que estaría casi vacío.

—...¡Ah!

Beomgyu se quedó quieto en la entrada. Y escuchó algo golpear una de las puertas de los cubículos.

Unos susurros que no llegó a entender, pero había estado seguro de que eso era un gemido.

¿Quién demonios estaba lo suficientemente loco cómo para masturbarse en el baño del colegio?

¿O era más de una persona?

¿Habría dos tontos lo suficientemente valientes cómo para tener sexo donde cualquier podría describirlos?

Bueno, era cierto que la mayoría se había ido o se estaba yendo, pero aún así era arriesgado.

No quiso quedarse a averiguar.

Las ganas de ir al baño se le habían pasado completamente, pero aún tenía que ir a dejar algunos de sus libros a su casillero. Por un momento se sintió tan desorientado por lo que había escuchado que camino unos pasos hasta darse cuenta de que estaba yendo en la dirección incorrecta.

Frustrado consigo mismo, se dio la vuelta.

Y Huening Kai estaba saliendo del baño en el que había estado antes. Abrió los ojos con sorpresa, el omega se recostó en la pared, sin prisa por irse.

Entonces Soobin salió del mismo baño.

Y camino hasta Huening Kai, toco su hombro suavemente y el omega lo siguió caminando.

Beomgyu no pudo moverse.

Tenía que ser un error.

Tenía que haber escuchado mal.

Seguramente Soobin había entrado justo antes de que el se volteará. Si, seguramente era eso. Pero no podía ser tan tonto cómo para creerse eso realmente.

Ellos dos se habían alejado, no lo habían visto. Caminaban hacia la salida principal y Beomgyu pudo ver cómo después de unos metros se daban la mano.

Las náuseas se habían acumulado en su estómago.

Iba a vomitar.

Iba a vomitar.

Las lágrimas invadieron su rostro.

Estaba parado en medio de un pasillo vacío y sus manos temblaban aún sosteniendo sus libros.

El horrible nudo en su garganta apretaba se apretaba dolosamente. Su pecho se sentía pesado.

¿Así se sentía un corazón roto?

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