2: Quimica entre nosotros
A Beomgyu le gustaba arreglarse.
O al menos le gustaba los cumplidos que le gente le daba cuando lo hacía.
Cuando bajo las escaleras para desayunar su madre se encontraba vestida para ir a trabajar, con un traje de dos piezas, la falda de tubo le llegaba a las rodillas.
Beomgyu pensaba que ella era hermosa, siempre lo había pensado.
—Cariño.—Dijo su madre besando su cabello.—Mírate, estás precioso. Mi lindo hijo.—Lo halago.—Siempre supe que serías el niño más lindo cuando crecías.
Beomgyu río.
—No creo que sea para tanto, mamá.
—Si, yo tenía razón, por supuesto ahora eres casi un adulto.—Su mamá sonaba un poco orgullosa.—¿Algún alfa baboso intentando cortejar a mi pequeño?
Beomgyu hizo una mueca.
—¿Qué escuchó de alfas babosos?—Su padre entró a la cocina vistiendo también ropa de oficina.
—Le preguntaba a Beomgyu si algún alfa estaba intentando cortejarlo.
Su padre frunció el ceño.
—Bueno, pues ya sería hora.
—¡Papá!
—¿Qué? Tú madre y yo estábamos casados a los 19, tú tienes casi 18.
—Son tiempos distintos, cariño.—Hablo su madre.
—Por supuesto, solía ser menos complicado antes.
Beomgyu se mordió el interior de la mejilla.
Antes cuando los omegas no tenían elección.
Amaba a sus padres, de verdad. Pero no lo entendían mucho mejor de lo que sus compañeros lo hacían.
****
Beomgyu sabia exactamente como era sentirse solo, aunque estuviera rodeado de personas.
Se preguntó si Yeonjun se sentiría igual, comiendo su almuerzo con auriculares puestos, sentado en una mesa solo sin dejar que nadie se acerque.
Si iba a conquistarlo, primero tenía que estudiarlo.
Por el contrario de lo que la gente pensará de él, el no era natural con nada.
Cada expresión, cada sonrisa "tímida", su vestimenta, maquillaje, cabello, todo estaba fríamente calculado. Su apariencia siempre había servido para el como un medio para un fin.
¿Bajar completamente la guardia?
Jamás.
Así que, no dejaría que Choi Yeonjun lo tomara por sorpresa.
La cosa era que, el chico verdaderamente era un misterio.
Nadie parecía saber realmente porque había ido a parar a una correccional, ni quien era la omega que había embarazado. O la fuente de otro montón de cosas locas que se decían sobre él.
Alguien había dicho que había golpeado a un profesor, lo cual Beomgyu no creía porque no había forma de que lo estuvieran dejando volver a la escuela después de eso.
Yeonjun almorzaba lo mismo todos los días. Arroz, verduras, carne.
El menú más barato de la cafetería.
Usaba las mismas botas desgastadas casi siempre.
No hablaba con nadie.
¿Quién eres, Choi Yeonjun?
¿Que clase de persona no tenía ni un solo amigo?
Especialmente un alfa hombre y joven, quien estaba en la cima de la jerarquía social.
Beomgyu lo averiguaría.
****
Fue más tarde ese mismo día que una oportunidad le cayó en las manos como si fuera una bendición de los dioses.
Yeonjun entraba al laboratorio de química y todos los presentes empezaban a murmurar.
—Lamentablemente tendrás que hacer el examen solo.—Escucho el profesor.—Me gusta tener el examen final práctico en parejas pero todos los alumnos están emparejados.
Técnicamente, no Beomgyu.
Beomgyu y dos omegas más habían hecho equipo, eran tres trabajando en una estación ya que ninguno de ellos tenía compañero. Ni Soobin ni nadie que conociera estaba en su clase de química, y como Beomgyu nunca había sido el mejor haciendo amigos se había quedado atascado allí.
—Profesor.—Beomgyu alzó la mano.
El maestro miró hacia él.
Y también lo hizo Yeonjun.
—¿Si, Beomgyu?
—Yo estoy libre.—Miró hacia los dos omegas que habían sido sus compatriotas desde inicio de semestre.—Creo que Niki y Jungwoon están mejor sin mi, hacen buen equipo.—Les dedico una pequeña sonrisa, a la cual el par no reaccionó.
Que malhumorados, pensó Beomgyu.
El profesor de química no pudo ocultar su sorpresa ante tal oferta. Por supuesto, no estaba en contra de las reglas que un omega hiciera equipo con un alfa, esas reglas que alguna vez regulaban la escuela se habían vetado hace mucho tiempo por ser obsoletas, pero aún así había pocas ocasiones en las que los omegas no elegían estar con otros omegas.
Y fue más extraño para los alumnos.
¿Acaso ese bonito omega había perdido la cabeza?
¿Tenía Beomgyu deseos de morir?
—¿Estás seguro?
—Si, completamente.
El profesor miró entonces al alfa, que no apartaba los ojos del omega castaño.
—Ambos pueden tomar asiento en la última estación, entonces.—Dijo el profesor.
Pero Yeonjun no se movió.
Sus ojos seguían clavados en Beomgyu, mientras el omega había decidido no dejarse intimidar así que sostuvo su mirada, hasta que el alfa empezó a caminar hacia él.
Por un momento, Beomgyu pensó que iba a gritarle o algo así, pero solo lo rozo levemente su brazo cuando lo pasó de largo.
El castaño tragó saliva.
Y maldijo a Huening Kai por haberlo puesto a prueba.
Mudo sus cosas de lugar mientras el profesor explicaba la clase puramente teórica del día.
Por el resto del tiempo, Yeonjun no le dirigió la palabra ni miró en su dirección, pero le doy a Beomgyu la oportunidad de estudiarlo más de cerca.
Para su sorpresa, Yeonjun anotaba minuciosamente todo lo que el profesor señala, y hojeaba su libro en busca de lo que se estaba leyendo en clase.
Según Beomgyu, su imagen no iba acorde con la de un buen estudiante, pero tal vez estaba equivocado.
Yeonjun estaba usando las misma botas gastadas que le había visto el otro día, pero ese día llevaba una camiseta negra y jeans azules. Siempre vestía de forma sencilla e igualmente se veía intimidante.
Su cabello negro estaba un poco crecido de más, a veces Yeonjun tenía que quitarlo de su frente para poder ver bien, pero al contrario de lo que pensaría, se veía sedoso y suave, como si pudiera pasar sus manos por el. Su rostro concentrado era atractivo pero distante.
Era casi como si Beomgyu no estuviera allí.
Y se preguntó que había hecho para que el alfa de pronto lo ignorara.
Si, su misión sería más difícil de lo que esperaba.
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