18: Primer beso
✨CAPÍTULO LARGO✨
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Beomgyu sintió sus hombros un poco más relajados al final del día. Había resuelto en clase una duda sobre unas ecuaciones que había llevado como tarea y no había podido hacer, por suerte el profesor estuvo dispuesto a explicarle y no lo regañó. Los exámenes iniciaban el lunes, y el realmente debía ponerse a estudiar.
Tomó su libro de historia, que correspondía a la materia de su primer examen y cerró su casillero, pero se sorprendió de ver a alguien apoyado en el casillero de al lado.
—¿Va bien el experimento?—Preguntó Kang Taehyun.
Beomgyu lo miró asustado y enfadado. Empujó al alfa para ponerse a caminar rápidamente hacia su auto.
—Oye, era solo una pregunta, no tendrías noviecito ahora si no fuera por mi después de todo.—Taehyun había comenzado a seguirlo.
—¡Cállate!—Le dijo Beomgyu volteando y viendo a sus lados.—Él podría escucharte en cualquier momento, ¿cómo es que tú...?
—O sea que no has dicho que su linda relación es parte de una apuesta que termina en menos de tres semanas.—El alfa se cruzó de brazos.—Auch, le dolerá cuando se entere, pero bueno es lo que planeamos, ¿no?
Beomgyu negó con cabeza.
—No... se acabó, no seré parte de esto. Terminé.
—¿Terminar? Beomgyu tú ya ganaste.—Rió Taehyun.—El tonto está completamente enamorado, solo asegúrate de llevarlo al baile, la banda en vivo canceló y necesitamos entretenimiento.—Le guiñó un ojo al omega enfurecido y siguió su camino.
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Beomgyu estaba nervioso.
No era propio de él ponerse nervioso por una pequeña salida, pero realmente quería agradarle a la mamá de Yeonjun y ni siquiera tenía claro el por qué. Había comprado una botella del vino favorito de su madre para llevar a la cena. Y a Yeonjun... le había comprado un regalo un poco menos ostentoso.
Se sonrojó pensando en lo mucho que había divagado sobre que comprarle.
No era el regalo más sentimental, pero era algo funcional, pensó que Yeonjun prefería lo último.
Además, no se podía sacar de la cabeza lo que ese maldito alfa le había dicho.
Él realmente ya no quería tener nada que ver con esa maldita apuesta, pero sabía que debía decírselo a Yeonjun. Tal vez el alfa entendería y se reirían de ello.
Si, tal vez eso pasaría.
El sonido del timbre de su casa lo distrajo de sus pensamientos. Extraño, sus padres no llegarían todavía y el no esperaba a nadie ese mismo día.
Bajó las escaleras rápidamente, pues aún no había pensado en que ponerse esa noche y estaba un poco apurado.
Su casa contaba con cámaras en todas las puertas y un pequeño monitor justo al lado de la puerta principal.
—¿Sunoo?—Preguntó para si mismo, confundido de ver a su compañero de clase detrás de su puerta.
Abrió, pensando que tal vez había olvidado algo en clase.
Sunoo estaba ahí parado, luciendo tímido.
—Hola.—Saludó suavemente el omega. Beomgyu levantó las cejas.
—¿Olvidé algo en clase?—Pregunto al ver que Sunoo no traía nada consigo.
—¿Qué? No, yo solo venía a...—Sunoo se aclaró la garganta con nerviosismo.—Venía a ver si querías tomar un café o algo.
—¿Me estás invitando a mi?—Beomgyu preguntó genuinamente sorprendido.—Ni siquiera te caigo bien.
Sunoo se sonrojó hasta las orejas.
—Eso no cierto, yo...—Suspiró.—En realidad quería disculparme y decir que no tuve nada que ver con lo que pasó en la fiesta, pero debería haberlo visto venir y detenido.
—No pasa nada.—Dijo Beomgyu en voz baja.
—Si pasa, estuvo mal y Huening Kai fue demasiado lejos—Bajó la cabeza.—Solo quiero decirte que lo siento.
Beomgyu lo pensó.
Él realmente no necesitaba disculparse por nadie más, por algo que no había sido su culpa, pero le parecía que estaba siendo sincero.
—Acepto tus disculpas.—Dijo encogiéndose de hombros.—No tengo ningún problema contigo, Sunoo.
—Gracias.—Dijo con una sonrisa.
—Y te aceptaría el café, pero estoy un poco apurado.—Admitió.
—¿Vas a algún lado?—Preguntó, y Beomgyu lo miró, un poco inseguro de decir la verdad.—Es decir, no tienes que contarme...
—Está bien.—Se decidió al final.—Es el cumpleaños de Yeonjun.
Sunoo no pudo contener la mueca que se formó en su rostro, pero enseguida notó que Beomgyu hablaba en serio.
—Oh.
—¿Algún problema?
—¿Confías en ese alfa?—Preguntó, genuinamente.—Se dicen tantas cosas sobre él...
—No deberías confiar en esos rumores, él es diferente.—Beomgyu se recostó en el marco de la puerta.—Es completamente distinto a lo que dicen. Él es... amable, y real.
El omega frente a él se sorprendió de lo que escuchaba y de la mirada dulce en los ojos de Beomgyu.
—Me alegro por ti, de verdad.—Beomgyu no sabía que responder, solo sonrío un poco.—Te gusta, ¿verdad?—Sunoo cubrió su boca con sus manos.—Perdona, estoy siendo entrometido.
Beomgyu tragó saliva.
¿Le gustaba?
—Somos amigos.
—Claro, lo siento.—Dijo rápidamente.—¿Y dices que va a festejar su cumpleaños hoy?
—Si, aún no sé qué ponerme.
—Te verás lindo de cualquier forma.
Entonces Beomgyu se fijó en el atuendo de Sunoo.
Traía una camisa oversize de color lavanda, unos pantalones de lino color crema y unas zapatillas deportivas muy bonitas. El siempre vestía casual, pero bonito.
—¿Quieres ayudarme?
—¿En qué?
—A ver qué usar.—Los ojos de Sunoo se iluminaron.
—¡Si!
—Pasa.—Dijo Beomgyu abriendo la puerta por completo y apartándose para dejar pasar al omega.
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Le temblaban las piernas cuando toco el timbre de la pequeña casa de Yeonjun. Beomgyu estaba de verdad muy nervioso, sus manos sudaban un poco.
Si tan solo supiera que el alfa estaba igual o peor.
Se encontraba en el comedor, acomodando por millonésima vez los cubiertos en la mesa.
—Yeonjun, ya deja eso, parecería que tienes TOC o algo así.—Dijo su madre golpeando suavemente su mano.—¿Por qué estás tan nervioso?
—No lo sé, es que yo...—El timbre sonó.
Y un segundo después de congelarse, Yeonjun miró a su madre y salió corriendo hacia la puerta.
Exhalando profundamente, tomó el picaporte.
Tal vez aún no sea él, pensó.
Abrió la puerta, y detrás de ella estaba un muy sonrojado Beomgyu.
—Hola.—Sonrió el omega con inquietud.
Lo primero que Yeonjun notó fueron sus labios.
Beomgyu tenía alguna especia de brillo labial claro que hacía sus labios verse más esponjosos y apetecibles de lo usual, llevaba puesto un conjunto casi completamente blanco, excepto por el chaleco de lana de color crema, se veía sumamente bonito. Tenía dos bolsas de regalo en sus manos.
—Te dije que no hacía falta que compres nada.—Pero su voz había sonado suave. Tampoco podía contener su sonrisa.
Beomgyu lo miró con un adorable puchero.
—No es todo para ti, traje este vino para tú madre.—Señaló la bolsa.
—Pasa.—Se apartó de la puerta.
Beomgyu se adentró a la casa, y en seguida Jisoo se hizo presente. Ella llevaba un lindo vestido de verano color rojo, Beomgyu también notó que era increíblemente joven y guapa para tener un hijo de 18 años.
—Debes ser Beomgyu.—Dijo ella con emoción.—He oído mucho sobre ti.—Ella lo atrajo inmediatamente a un pequeño abrazo, sorprendiendo al omega, pero terminó antes de que pudiera reaccionar.
—Espero que cosas buenas, señora Choi.—Dijo Beomgyu.—Gracias por invitarme.
—Oh, mírate, eres adorable.—Le dijo ella con cariño.—Llámame Jisoo, por favor.
—Suficiente mamá. Vas a asustar a Beomgyu.—Dijo Yeonjun.—Vamos a la sala.
—Jisoo, te traje esto, espero que te guste el vino.—Dijo Beomgyu entregándole la bolsa.
—Oh, me encanta dijo ella.–Tomando la bolsa.—Es muy atento de tu parte, Beomgyu, gracias.
—Y este es para ti.—Le entregó a Yeonjun la otra bolsa.–Feliz cumpleaños.
Yeonjun abrió de inmediato el paquete, rasgando la bolsa.
Se encontró con una empaque de plástico, que envolvía unos guantes de cuero. Miró a Beomgyu con curiosidad.
—Son para la moto.—Aclaró.
Yeonjun se sintió conmovido. Beomgyu había notado que los guantes de lana que usaba estaban gastados. Estos se veían de cuero de verdad y eran muy impresionantes.
—Wow, gracias, no me esperaba nada así.—Admitió.
—No hay de que.—Dijo Beomgyu.
Yeonjun parpadeó.
Ambos estaban actuando de forma incómoda.
—Ven, vamos al sofá.—Le dijo tomando su muñeca y haciendo que Beomgyu se sorprenda.
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Unos minutos después ya se encontraban en la mesa, pues a penas se habían sentado el resto de los invitados habían decidido aparecer.
Estaban presentes Jungkook, Soyeon, Yeji, y su amiga Ryujin.
Beomgyu reconoció a los primeros dos de sus idas al taller, pero esa noche Soyeon estaba muy hermosa, y la forma en la que había saludado al alfa con dos besos en el cachete habían hecho a su estómago darse vuelta.
No comprendía sus propios sentimientos. No eran ingenuo como para pensar que no sentía celos, pero se negaba a aceptar lo que eso significaba.
También estaba el hecho de que las palabras de Taehyun seguían grabadas en su cabeza.
Y se preguntaba, mirando a Yeonjun interactuar de forma tan sencilla con su familia, ¿por qué había aceptado esa maldita apuesta?
El no merecía estar ahí.
No merecía estar allí sentado viéndolos reír en la cena.
—Hey, ¿estás bien?—Preguntó Yeonjun mientras ayudaba a recoger los platos, pues Beomgyu tenía la mirada en blanco mirando a ningún lugar en particular.
—¿Qué? Si.—Se dio cuenta de lo que estaba haciendo. La cena había estado deliciosa, si madre había preparado pasta casera.—Lo siento.
—Solo quiero saber si estás bien.—Yeonjun tomó el plato de Beomgyu, el cual estaba vacío.
—Déjame ayudarte con eso.—Se levantó de golpe, ocasionando que la mesa se tambalee y cayera el vaso de vidrio que estaba en el borde. El ruido hizo que todos los presentes miraran.—Mierda, lo siento.—Beomgyu se agachó para recoger los pedazos, pero Yeonjun fue más rápido y tomó al omega del brazo.
—Espera, no, no quiero que te cortes.
—Déjame alzarlo es mi culpa.—Beomgyu sentía mucha pena.
—Oh, no te preocupes, cariño, es solo un vaso.—Dijo Jisoo—Yeonjun, ¿por qué no le enseñas a Beomgyu el patio trasero mientras yo lo recojo?
Beomgyu negó, pero Yeonjun lo tomó de la mano.
—Si, ven.
Y al que Yeonjun lo miraba con preocupación, Beomgyu accedió.
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La casa de Yeonjun no era muy grande, pero tenía una bonita sala, un comedor, una sala de lavado y un baño en la primera planta, así como un patio trasero con el césped bien cortado desde donde se podían ver muy claramente las estrellas en la noche.
—¿Se puede saber que está mal?
—Tu familia es muy bonita.—Él caminó hacia el medio del patio.—No recuerdo la última vez que mi madre hizo una comida casera para mi.
—Beomgyu, estás actuando un poco raro.—Dijo Yeonjun siguiéndolo.—¿Puedes decirme que está mal?—Pregunto una vez más.
El omega no respondió, tenía la cabeza agachada.
—¿Beomgyu?—Yeonjun, con delicadeza tomó al omega del mentón.
Se sorprendió al ver sus ojos cristalizados.
—¿Estás llorando?
—Tenía razón sobre mi.—Dijo dejando salir más lágrimas.—Dijiste que yo era superficial y mimado y... vacío. Tenías razón.
Yeonjun sintió el peso de sus propias palabras quemarle el corazón.
—Escúchame, Beomgyu.—Dijo tomando el rostro de Beomgyu con ambas manos.—No eres superficial, ni mimado, mucho menos vacío, eres increíble. Yo estaba equivocado, Beomgyu.
—No sabes de lo que hablas.—Le dijo Beomgyu negando.—Yeonjun limpió suavemente las lagrimas de su rostro.
—Si lo sé.
Entonces junto sus labios con los del omega.
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